Por Luis Manuel Aguana
En
realidad esta era la nota que iba a publicar cuando se atravesó la MUD con lo
del 333 y el 350. Tuve que apartarla por considerar prioritario publicar mi
anterior nota (http://ticsddhh.blogspot.com/2017/06/y-como-nos-comemos-el-333-y-el-350.html)
y aportar para crear opinión en relación a ese tema porque, aunque ustedes no
lo crean, aun existe mucha confusión, en especial en aquellos que tienen la
responsabilidad de indicarnos el camino. Y cuando ellos por flojera o
incompetencia -más de lo segundo que de lo primero, salpicado con mucho de
colaboracionismo- deciden en favor de lo que grita la galería, este barco donde
vamos todos va directo al precipicio. Y eso es lo que creo que también nos está
pasando con el caso de la Fiscal Luisa Ortega Díaz.
La
primera impresión que tuvimos todos cuando la Fiscal declaró la ruptura del
hilo constitucional con las famosas sentencias 155 y 156 de la Sala
Inconstitucional del TSJ, fue que era una trampa del régimen. Pero en la medida
que fueron pasando los días y los pronunciamientos adicionales del Ministerio
Público, se fue poco a poco develando otra cosa que podría cambiar el curso político
del país.
Es
claro que la Fiscal no está descubriendo el agua tibia con las irregularidades
de este régimen delincuente, en especial cuando la titular de la acción penal
anda suelta por su cuenta, con todos los años de mora que solo puede tener un régimen
que se ha enriquecido a costa del hambre y la muerte de los venezolanos. ¿Cuántos
secretos y expedientes tendrá Luisa Ortega Díaz por cada alto funcionario del
régimen en las gavetas de su escritorio? Eso me hace recordar el caso del
primer Director del FBI norteamericano, J Edgar Hoover, quien sabía los secretos
a todos los políticos de Estados Unidos, lo que lo hacía un hombre muy poderoso
y sumamente peligroso. Este sorpresivo
giro de la gestión de la Fiscal tiene un indudable objetivo político que el
régimen difícilmente le va a tolerar. Pero es un riesgo que vale la pena correr
si en ello se juega el Poder.
Luisa
Ortega Díaz parece ser la cabeza visible de un movimiento que esta “rescatando”
las banderas olvidadas -pero no muertas- de lo que pudiéramos denominar el “chavismo
originario”, algo que en algún momento se calificó como el “chavismo sin Chávez”,
que está aprovechando una oportunidad única que les está dando el régimen para
reagruparse alrededor de una bandera: la defensa del “legado” del Comandante
Eterno y Galáctico Hugo Chávez Frías, la Constitución de 1999. Como
extraordinario beneficio colateral están obteniendo el apoyo de la ciudadanía
opositora que se niega a vivir en comunismo, esto es, prácticamente todo el país.
En una
jugada política muy audaz, la Fiscal coloca al régimen contra las cuerdas
favoreciendo las posturas opositoras, causando que la MUD apoye su reciente “conversión”,
lo que la transforma de la noche a la mañana en un factor político aglutinante
de los dos polos que se disputan el poder en contra del régimen, poniendo sobre
la mesa a su favor algo que la oposición oficial no tiene: el apoyo de factores
militares afectos al chavismo originario “cuatrofebrerista”.
Esta
movida está dejando sin piso político a los presuntos precandidatos opositores,
quienes muy a su pesar no les ha quedado otra que apoyar las acciones de esta
funcionaria, que en la práctica es la responsable directa de todos los presos políticos
que existen en el país, en especial el primero de ellos, Leopoldo López.
Pero también
le ha dado nombre al “chavismo originario”, quienes se encontraban en vías de
extinción frente a los talibanes castristas del régimen, adoradores de Cuba, y
cuya existencia terminaría con la eventual aprobación de una nueva
constitución.
Esta
división en las filas del PSUV en la práctica aumenta la oposición a las
pretensiones del régimen de aprobar una nueva constitución pero también crea una
situación inesperada: la viabilidad de una transición conjunta
oposición-chavismo que saque fuera del juego a Maduro y a los castrocomunistas,
con un interés de negociación común: la preservación de la Constitución de
1999.
En la
coyuntura tan desesperada en que se halla el país, nos encontramos en la
situación absurda de que es preferible defender lo indefendible, que es una
constitución que hace inviable el desarrollo como lo es la de 1999, sostenida
por aquellos que nos llevaron al caos del chavismo en 1998, aliados con quienes
lo protagonizaron, para salir de la delincuencia organizada que tiene secuestrado
el gobierno y todas las instituciones del Estado. En otras palabras, decidir
entre el menor de los dos males.
Ante el
cuadro dramático que nos dibuja Evan Ellis, profesor del Instituto de
Estudios Estratégicos (SSI) del Army War College de Estados Unidos,
especializado en la investigación del acontecer latinoamericano, en reciente
entrevista con Deutsche Welle, “lo que
ocurre en Venezuela no es una cuestión de política o de relaciones
internacionales, sino un golpe del crimen organizado de gran escala: un grupo
de criminales ha tomado control del Estado y asaltado su tesorería.” (ver http://m.dw.com/es/evan-ellis-venezuela-es-pasar-hambre-o-luchar/a-38722778),
al parecer tendremos que transitar por caminos que nunca hubiéramos considerado
posible (recuerden esta frase que he mencionado antes en el blog: “politics makes strange bedfellows”).
Los próximos días serán cruciales para la definición del
rumbo político del país. No queda duda que Ellis tiene razón al indicar en esa
entrevista que la “gobernanza y el orden
globales exigen que, independientemente de lo que pase, los funcionarios del
Ejecutivo de Maduro sean procesados judicialmente con toda la dureza de la ley
por haber saqueado las arcas del Estado, por haber violado los derechos humanos
de su población y por haber pisoteado la Constitución Nacional.”. No se van
a ir lisos pero tampoco sin llevarse a mucha gente por el medio. Es por eso que
la Fiscal jugará un papel tan importante como lo jugó Vladimiro Montesinos en la
salida de Alberto Fujimori del Perú.
Soy de
la idea de sostener –por ahora- la constitución de 1999 en aras de la salida
del crimen organizado que nos desgobierna, pero de ninguna manera a que esta sea
la plataforma que sostenga un nuevo “establishment” de poder entre lo viejo
cuarto-quinto-republicano y una nueva República. Esa nueva plataforma nos tocará
construirla a los venezolanos después que despertemos de esta pesadilla.
Caracas,
22 de Junio de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana