Por Luis Manuel Aguana
Es muy difícil separar el comportamiento del verdadero
sentimiento opositor de los venezolanos que se manifestó mayoritariamente el 1S
en las calles, y que desea un cambio constitucional, pacifico y electoral al
desastre que nos azota, y su dirección política, ante un régimen que no cree en
elecciones, ni en la manifestación
palpable de esa mayoría en las calles.
Es por esa razón que si uno se pronuncia en relación al
comportamiento de la dirigencia opositora durante el 1S pareciera que se
intentara empañar la gigantesca presencia del pueblo en las calles. Por eso lo
primero que debo señalar es que no existe relación alguna entre una cosa y la
otra. El hecho que la gente se haya volcado masivamente a las calles, no a
acompañar consignas, sino a manifestar un rechazo rotundo al régimen castro-chavista-madurista,
no guarda relación alguna con la calidad de la dirigencia política que convocó
ese evento.
Es por eso que 6D la población voto masivamente sin distingo
de partido ni de color político por la única tarjeta que ofreció salir del
régimen inmediatamente. El 1S la gente salió a la calle en la misma proporción del
6D, a exigir lo mismo: un cambio inmediato de la situación política del país.
Dos fechas diferentes buscando de su liderazgo el mismo resultado. Pero de
nuevo, la gente volvió a sentirse decepcionada de sus conductores, al esperar
un desenvolvimiento diferente de los hechos ese día.
En el fondo creo que la decepción radica en que algunos
esperaban un nuevo 11A-2002. Ciertamente se anunció que la marcha sería mayor que
la de aquel histórico día pero no se dijo que habría los mismos resultados. Eso
fue una esperanza de la gente. Y tal vez con esa aspiración en el fondo, la
marcha siguió las pautas y no hubo confrontación ni violación de los límites
establecidos. El descontento se volcó a las calles pero sin que nadie buscara
salidas “fast-track”, como era la esperanza de algunos.
Sin embargo, como en el 6D, de nuevo la oposición oficial
ganó las indulgencias con el escapulario ajeno del descontento popular, y otra
vez la gente se quedó esperando más de aquellos que conducen los destinos
opositores.
A las 2pm y aun sin haber arribado todos los convocados a la
gran “Toma de Caracas”, la dirigencia de la MUD cerró el acto, mandando de
nuevo a la gente a “tocar cacerolas” y “bailar salsa”, dejando a la población
con los crespos hechos esperando más. Otra vez la gente se retiró frustrada con
un nuevo programa de citas de calle anunciado, que incorpora -esta vez sí-
movilizaciones en las principales ciudades del país.
En otras palabras, la MUD se vistió como Superman, primero
los pantalones y después los interiores. Convocaron primero a la gente del
interior a una gran marcha en Caracas, -que al final no atendieron porque no
pudieron entrar- y después al resto del país. Las regiones siempre de último en
las prioridades políticas, cuando son ellas las que están llevando la peor
parte de esta crisis humanitaria.
La MUD perdió una extraordinaria oportunidad de encarar al
régimen y roncar la mayoría en las calles amenazando con no salir de ellas
hasta que dejaran entrar a Caracas a la gente del interior, que hizo esfuerzos
sobrehumanos y extraordinarios para llegar a la capital, enfrentando toda clase
de atropellos y violencia de las hordas armadas del régimen, incluyendo el
hostigamiento a los manifestantes y el asesinato de un joven dirigente
político. Esa fue una actitud desconsiderada que olvida de nuevo a los
venezolanos del interior que creyeron en su mensaje; y muy propio de aquellos
que se negaron a marchar al CNE en Caracas aquel lamentable 17A-2013 y que
todavía pareciera que siguen el guión del régimen.
Se demostró en las calles lo que ya sabíamos el 6D pero con
mayor contundencia y actualidad presencial. Somos mayoría. Pero ¿qué hará la
oposición oficial con eso? ¿Qué está dispuesta a hacer? Esa es la frustración
que se sintió en las calles el 1S. Tener la certeza de que somos mayoría y no
poder cambiar el estado de cosas es muy frustrante, lo que hace más grande la
responsabilidad de quienes tienen el compromiso de dirigir esa mayoría.
En atención a esa mayoría que antes se expresó el 6D,
algunos hemos solicitado que la Asamblea Nacional destituya al Presidente de la
República. Hemos indicado que tienen suficientes bases para eso y no lo han
hecho. Esa fue la primera frustración. La frustración de ayer no fue tanto que
no se desbordaran los ánimos y se cayera el gobierno como el 2002, sino que la
dirigencia opositora no haya hecho nada para hacer valer esa mayoría de alguna
manera.
Pudieron hacer una vigilia hasta el otro día a la espera de
la gente que llegaba a Caracas del interior, por los muertos de la violencia
del régimen y los presos políticos, como lo sugirió Diego Arria. Pudieron hacer
mil cosas, la gente estaba allí. ¿Por qué seguir obedientemente el guión de un
régimen que previo a la marcha encarceló y violó los derechos humanos de dirigentes
de la oposición, y todavía amedrenta a la población por manifestarse en contra
de ellos? Esa tal vez es la mansedumbre que se le reclamó a la dirigencia política
el 1S. Esperamos que esa actitud cambie radicalmente en los próximos encuentros
dadas las amenazas del Ilegitimo el 1S.
Pero ahora los retos de la oposición oficial se incrementan
significativamente. La gente elevó la apuesta porque de alguna manera la MUD se
jugó a Rosalinda el 1S. Después de esa manifestación es imposible ir para
atrás. La gente espera masivamente el Referendo Revocatorio este año y así lo
demostró en las calles. ¿Qué les dirán cuando el régimen de Tiby los desengañe?
¿Qué tendremos elecciones de Gobernadores en lugar de Revocatorio? Vayan buscándose
otra excusa.
A partir del 1S no se puede abandonar las calles e ir “in crecendo” el sentir de un pueblo que
quiere cambios inmediatos porque así lo demostraron quienes mayoritariamente
marcharon ese día. Si la oposición oficial no se pone a la altura de eso se
verá rebasada. La agenda de presencia en las calles comenzando en el interior
es un buen inicio pero debe terminar con la salida de Maduro de Miraflores en
un futuro cierto y previsible, así no sea en un día, ni con una réplica del 11A-2002.
A la MUD le corre el reloj del 2016. No es suficiente con ganar
indulgencias con escapulario ajeno. Tienen que probar que esa estrategia de “demostración”
de algo que no les pertenece, y que ya conocemos desde el 6D, tendrá resultados
concretos este año. Para ello les ofrecemos sin cargo alguno que asuman nuestro
ofrecimiento “Tres Días Dos Firmas para el Cambio” (http://ancoficial.blogspot.com/2016/08/tres-dias-dos-firmas-para-el-cambio.html)
para el inicio de un proceso Constituyente.
Esa fuerza que se demostrara el 6D y ahora el 1S, no es de
ellos, es del Soberano pueblo de Venezuela. Solo si lo entienden así, la marcha
del 1S y las que vengan después tendrán sentido. De otra manera los venezolanos
veremos siempre los mismos resultados, con un régimen que se prolongará indefinidamente
y con una oposición que le sigue el juego manteniendo sus propios intereses. De
ser así tendríamos que darles la razón a aquellos que esperaban que el 1S-2016 se
convirtiera en otro11A-2002…
Caracas, 2 de Septiembre de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana