Por Luis Manuel Aguana
Interesante debate el que se
plantea en el país cuando se aborda el álgido tema de la necesidad de un
Gobierno de Transición, y más aun cuando se toca cuanto tiempo deberá estar en
funciones ese supuesto gobierno, en especial sin decir el cómo llegaremos a
el.
Sin excepción, todas las
“oposiciones”–como diría el Prof. Agustín Blanco Muñoz- del país hablan de qué
se hará durante esa transición pero nadie dice cómo llegaremos a ella, mas allá
de esperar la famosa “explosión social” que no llega, con la intervención de
los militares para restituir la vigencia de la constitución. La clase política
venezolana tiene mucha experiencia en decir que harán cuando estén mandando
pero ninguna cuando se trata de meterle cabeza a cómo salir constitucionalmente
de una dictadura.
Lo cierto es que no existen
propuestas serias que ofrecerle al país desde la acera política opositora que
conduzcan efectivamente a la salida del régimen, que no sea esa ruta electoral
fraudulenta de la MUD y su nuevo disfraz; o la de aquellos que esperan que esto
se termine de caer solo, aspirando ver una Junta Cívico-Militar protagonizando
una transición encabezada por un militar, muy probablemente surgido de las
filas del chavismo, porque son ellos los que tienen el control de las Fuerzas
Armadas. Ahora resulta ser que la otra solución opositora pasa por poner a la
cabeza a quienes han atropellado inmisericordemente los Derechos Humanos de los
venezolanos. Dirán que así es la política…
Siendo esto así, posiblemente para
el político opositor clásico, la lucha por el poder político para llegar a una
presunta próxima “República” se reduciría a identificar quien o quienes están
mas avanzados en el conspire militar, cuadrando un puesto en esa Junta que se
forme. Y de nuevo comenzaría otra vuelta en el interminable ciclo que ha sido
la historia política de Venezuela.
En resumen, mientras una parte del
país político está tratando de llevar al país al matadero electoral, la otra
parte que no está de acuerdo no tiene más oferta que esperar a que se
desarrollen los acontecimientos, incluso empujando en algunos casos a que estos
se materialicen en una Junta Cívico-Militar, apostando a que esto se caiga lo
más pronto posible, dejando entrever que cuando esto ocurra las fuerzas
políticas deberán reagruparse en una suerte de nueva ecuación de poder.
Entonces, así están planteadas las
cosas hasta ahora en el sector opositor: unos buscando llevarnos a votar sin
explicarnos cómo resolvemos el gravísimo problema de una Asamblea Constituyente
que hará lo que le de la gana con lo que pase antes y después de esas
“elecciones”; y otros, que si bien es cierto niegan la salida electoral
fraudulenta, no terminan de explicarnos como se llegará a esa cacareada
transición que no sea esperando un alzamiento militar. Desde mi punto de vista
no se cual de las dos es peor.
Del primer grupo opositor puedo
esperar cualquier cosa, porque están apostando a convivir con el régimen,
incluso si “ganan” –o los dejan “ganar”- esas elecciones, porque están
tolerando ir a un acto electoral convocado por una Constituyente
inconstitucional no reconocida mundialmente. Pero del segundo grupo debemos
reflexionar con mucho más cuidado.
Hay una máxima gerencial que indica
que no hacer nada es una decisión. Si la oposición política que rechaza el
llamado a elecciones decide “esperar” a que algo pase está definitivamente
muerta. No basta con decirle a la gente que lo que viene el 20 de Mayo, o para
cuando el régimen decida hacer esas elecciones, es un fraude con todas las de
la ley, y que sus resultados serán rechazados por todo el mundo. Es necesario
dirigir las acciones y proponer caminos concretos que sean seguidos por un
pueblo ávido de conducción política.
Si lo que esa oposición está
esperando es que esto se caiga solo porque el país no aguanta más, y por eso
deben intervenir las Fuerzas Armadas, específicamente el chavismo militar del 4F porque son ellos los
que controlan los cuarteles, difícilmente los venezolanos tendremos garantías
de que lo que vendrá después será mejor. Tendremos efectivamente la esperanza
de un cambio para un mejor futuro porque Maduro se fue, pero solamente eso, la
esperanza, no la garantía.
¿Porque estamos insistiendo en una
solución donde sea el pueblo el que decida? Porque desde la sociedad civil no
podemos quedarnos de brazos cruzados esperando que algo pase. Nosotros somos
los dolientes de este monumental desastre y no podemos seguir esperando más. El
planteamiento de una Consulta Popular que exprese con claridad la ruta a
seguir, no deja grieta sin sellar.
Primero, la podemos convocar en
cualquier momento y sus efectos deben ser acatados. Segundo, decide el
desmontaje del régimen y sus instituciones inconstitucionales, de las manos de quienes
somos los depositarios de la soberanía. Tercero, ordena como debe ser designado
un Gobierno de Transición, garantizando su legitimidad de origen. Y por último,
y tal vez lo más importante, garantiza y ordena que ese cambio de gobierno sea
decidido entre todas las fuerzas políticas desde el seno de unos constituyentes
legítimamente electos en una Asamblea Nacional Constituyente de carácter
Originario.
¿Por qué las fuerzas políticas
desestiman este camino e incluso lo sabotean? Porque nadie –y en especial los
militares o ninguna de estas figuras que se disputan públicamente el poder
político- tendría el control de ese Gobierno de Transición, solo el pueblo a
través de sus representantes legítimamente electos en una Constituyente
Originaria.
Si los
venezolanos decidimos en una Consulta Popular la solución que se le debe dar a
esta crisis, el acatamiento de los militares, sin importar si son chavistas del
4F, maduristas del Alto Mando militar, institucionales, o indiferentes, tienen
la obligación de acatar ese mandato directo, en obediencia debida
al Poder Civil del pueblo venezolano. Si seguimos esperando que la situación se
siga agravando sin hacer nada, estaremos escogiendo la transición que vendrá.
Ahora, escoja usted su transición. Yo decidí la que quiero para Venezuela…
Caracas,
19 de Marzo de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana