Por Luis Manuel Aguana
Poco a poco
todos los venezolanos se están convenciendo que Venezuela tendrá que terminar
más temprano que tarde en un proceso Constituyente. Y no porque sea, como dice
la MUD, el último reducto que esgrimió si las demás “salidas” no funcionaban,
sino como la solución racional al caos que nos está arrollando, producto de una
cadena de errores que lleva muchísimo más que los 17 años del
castro-chavismo-madurismo.
Como bien indicaba Jacques
Donnedieu de Vabres, en su obra L'Etat
(París, 1971, p. 20), estamos en un momento en el que requerimos de un
nuevo proceso Constituyente: “…Una
Constitución aparece así progresivamente como una barrera al abuso del poder y
como una manera organizada de excluir ciertas formas o ciertos temas de
cuestionamiento al Poder. La elaboración de una Constitución es un rito
pacificador que acaba con las revoluciones y pacifica los tumultos para los
pueblos que se someten a ella. Es también símbolo de independencia”.
De acuerdo a esto último, los
venezolanos debemos entrar a ese rito pacificador con urgencia. Reconciliarnos
mediante un proceso constituyente, discutir un nuevo país, una nueva forma de
Estado y de hacer política, que deberá traducirse en un nuevo texto
constitucional. No volver a las prácticas del pasado que dieron lugar a esta
degeneración en el estado de cosas.
De allí que los venezolanos
debamos tener mucho cuidado con cual Constituyente vamos terminar, habida
cuenta que desde ya los factores políticos están comenzando a hablar de
constituyente como la última carta, visto que el régimen ha trancado todas las
posibles salidas constitucionales.
Nuestro planteamiento se basa
en un Proyecto para la reconstrucción del país (ver http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/)
que no se hace coyunturalmente porque haya una situación que amerite un cambio
de gobierno ahora, sino porque si no discutimos y creamos un nuevo Pacto Social
volveremos a caer en la misma situación que produjo al fenómeno de Hugo Chávez
y el chavismo.
Y hay factores de la
oposición oficial venezolana que no están interesados en generar ese nuevo
Pacto, algunos por interés de volver a las andadas previas a 1998, y otros que
por ingenuidad o inexperiencia política creen que con simplemente salir del
castro-chavismo-madurismo, sin generar los seguros constitucionales necesarios,
la experiencia fatídica de estos años no se repetirá. Que se miren en el espejo
de Nicaragua.
Los partidos, al ver de cerca
que no hay otra opción que llamar al Constituyente, se abocarán a recoger el
15% del Registro Civil y Electoral, y efectivamente recogerán las firmas
necesarias, tal y como ya lo hicieron para la reciente convocatoria al
Revocatorio. ¿Y qué harán luego? ¿Llevarlas al CNE? ¿O le pedirán a ese Poder
Constituido que les reglamente el llamado al Poder Constituyente Originario?
Tremendo dilema…Caerán en lo mismo que cayó Voluntad Popular en el llamado a
recoger firmas para una Constituyente en el año 2014 (ver Réquiem para unas
Bases Comiciales, en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/09/requiem-para-unas-bases-comiciales.html)
cuando el CNE les trancó la puerta.
Desde la Alianza Nacional
Constituyente (ver http://ancoficial.blogspot.com/)
le hemos planteado al país una ruta de convocatoria al Poder Constituyente
Originario. Se la hemos planteado también a los partidos, pero fundamentalmente
a la sociedad civil de Venezuela. No es una vía fácil porque amerita la
inclusión de los sectores no partidistas para que se incorporen a un
planteamiento inédito y defiendan las banderas de la descentralización y
autonomía federal de los Estados y Municipios frente al poder central.
Que sean los mismos
representantes auténticos de las comunidades quienes las representen como constituyentistas
y sus propios intereses locales, frente a los que usualmente colocan los
partidos políticos, impuestos por una línea nacional. Hay que evitar que los
partidos políticos hagan lo mismo con
los constituyentistas a una posible Asamblea Nacional Constituyente, que lo que
hicieron con los Diputados el 6D en la Asamblea Nacional. Sería una tragedia
que en esa nueva Constituyente que se logre después de tanto esfuerzo, los
constituyentistas no sean autónomos ni representen el sentir real de sus
comunidades, respondiendo a “líneas de partido” como usualmente ha ocurrido en
Venezuela.
Una Constitución no se puede ni
se debe hacer solo con los partidos. Quiero compartir con ustedes un párrafo
del discurso del Estadista peruano Víctor Raúl Haya de la Torre, como
Presidente del Congreso Constituyente del Perú en 1978: “Una Constituyente no legisla para un partido, ni para un sector, sino
para todo el pueblo y debe procurar la concordancia constructiva de
aspiraciones fundamentales. Debe estar guiada, además, por un sentido y una
proyección de futuro. No legislamos para hoy ni para el inmediato mañana. La
Constitución, si tenemos la sabiduría de concebirla realistamente,
apropiadamente, debe tener vigencia para varias generaciones” (ver Discurso
inaugural de la Asamblea Constituyente en Perú, 1978 / Víctor Raúl Haya de la
Torre
Es por eso que si la
Constituyente es rehén de los partidos, sin la participación ciudadana, no
tendremos nunca los cambios que requiere el país para que esa nueva
Constitución sea el verdadero reflejo de las aspiraciones del pueblo
venezolano, porque quedaría en manos de los jefes políticos de los partidos y
no en las manos de los representantes legítimos del pueblo. Entonces necesitamos
una Constituyente distinta a la que hemos tenido en el pasado, no cualquier
Constituyente.
Por eso la Alianza Nacional
Constituyente hace grandes esfuerzos en sensibilizar a la población que no solo
los partidos deben participar, sino también vastos sectores de la sociedad
civil en igual proporción, para construir entre todos el nuevo país, como se
propone en las “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la
Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html),
poniéndose al frente de cualquier pretensión que impida que se logre la
representatividad real de los Estados en esa Asamblea Nacional Constituyente, a
la que llegaremos más temprano que tarde.
Una Constituyente manejada
por los jefes políticos no cambiara la forma de Estado de Venezuela, sino que
reproducirá el modelo unitario que hemos tenido hasta ahora, donde los Estados
seguirán siendo el coto cerrado de un centralismo avasallante del que se han
aprovechado durante tantos años. Los venezolanos tenemos aquí un verdadero
reto: participar en el cambio político que reclaman todas las regiones del
país.
La Alianza Nacional
Constituyente viene entonces como una respuesta para lograr una Constituyente
que rompa el paradigma de las múltiples constituciones que ha tenido el país,
que solo ha reproducido un modelo que hasta ahora nos ha traído pobreza y
división. No queremos cualquier Constituyente del pasado, queremos una
Constituyente que nos ponga en el camino del futuro, una que tenga vigencia
para varias generaciones, como decía Haya de la Torre. Ese es el reto que hemos
asumido…
Caracas, 16 de Mayo de 2016
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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