Por Luis Manuel Aguana
Estoy aprendiendo a no indignarme cuando todavía me salen que estamos
en el discurso de la “anti política”. Que no queremos a los partidos, que
nuestro mensaje aleja a los venezolanos
a incursionar en los partidos.
¿Pero saben qué? Me canse de decir que no es así. Que es todo lo
contrario. Que los partidos son importantes para la democracia en tanto que
comprendan bien su rol en ella. Pero eso es lo que no alcanzan a comprender.
Creen que quienes desde la sociedad civil no partidista les hacemos criticas
tratamos de destruirlos. ¿Qué le vamos a hacer?
Los partidos deben comenzar a aterrizar en los tiempos en que vivimos.
Hacer política ya no es más el coto cerrado de los partidos políticos. Eso dejo
de ser así hace mucho tiempo. Ahora hacen política muchísimos actores, y aquellos
que lo hacen de manera "profesional", como se dice de aquellos que “viven
de eso”, deberán constantemente reacomodarse a las nuevas realidades. Con las
redes sociales se añaden cada vez mas participantes, lo que enriquece el tema y
lo mejora con el tiempo, pero a su vez lo hace sumamente más complejo.
Si consideramos como verdaderas las cifras de Datanalisis en su
encuesta Nacional Ómnibus Septiembre-Octubre 2014, la identificación partidista
de la población llega al 37,5% (entre oposición y gobierno). Esto deja en
positivo un campo de una riqueza inigualable para todo aquel que tenga algo que
decir en relación a la política y lo
diga con la convicción y la seriedad debidas.
Las impresionantes intervenciones de la politóloga guatemalteca Gloria
Álvarez son un ejemplo de lo anterior. Ya la política no es el coto de caza
privado de los políticos profesionales. La tecnología de las redes sociales la
puso en el tapete y posiblemente nadie haya explicado con mayor claridad los
males ocasionados por los populismos en Latinoamérica.
Y lo más interesante del caso es que no es explicado por un viejo académico
o un político profesional de esos que abundan en estas tierras azotadas por ese
mal endémico, sino por una jovencita politóloga que tiene una extraordinaria
claridad de pensamiento y una llegada difícilmente vista en un político latinoamericano.
¿Y cómo descubrimos a ese fenómeno? Por un videíto de menos de 12
minutos que se hizo viral en las redes sociales de una conferencia de jóvenes
en España (ver Gloria Álvarez –Parlamento Iberoamericano de la Juventud https://youtu.be/xkYEXS16dZA). Quizá
ese caso deba ser analizado con más detalle porque este será uno de los primeros
que veremos como resultado del fenómeno globalizador de la tecnología y las
redes sociales aplicadas al campo político.
En un muy reciente extraordinario estudio auspiciado por la Fundación
Telefónica de España titulado “Transformación digital y móvil de la
comunicación política”, su autor, Antonio Gutiérrez-Rubí profundiza en
las interioridades de este fascinante fenómeno de cómo la política se está
quedando detrás del carro de la historia (ver estudio completo en https://tinyurl.com/23fuxzwk) en muchos aspectos fundamentales, de los cuales destaco a continuación dos muy
importantes.
Desde la perspectiva del ciudadano
Gutiérrez-Rubí destaca: “Las herramientas
tecnológicas, como instrumento de la actual sociedad en red, posibilitan a los
ciudadanos una organización ágil y eficaz, más allá de las fórmulas
tradicionales. Sin duda, el actual escenario de crisis política ha acentuado la
aceleración de estos movimientos sociales, que reorganizan la estructura de
poder. Los ciudadanos organizados son capaces de influir en la agenda
política y obligan a los medios de comunicación de masas a escuchar la voz de
la calle. Hablamos de una nueva ciudadanía digital, de nuevos actores sociales
que irrumpen en el panorama mediático y en la construcción de esa agenda
pública, con la inusitada fuerza, legitimidad y visibilidad de un fenómeno
creciente, el de la política vigilada.” (Gutiérrez-Rubí, pág. 63-64) (Subrayado
nuestro).
Entonces hay que decirles-más bien gritarles-, a estos dinosaurios de la
política venezolana que desde hace mucho tiempo la política de los próximos años
estará en manos de una masa que no es de ninguna manera pasiva y que generará
las pautas para la formulación de las políticas más convenientes para su
bienestar. Que las tendencias son claras y que se están presentando
manifestaciones fehacientes de ello como lo vimos en el caso de Gloria Álvarez.
Que aquello de la “anti política” quedó en el pasado y ahora lo que hay es
ciudadanos empoderados de una fuerza inusitada que se hace sentir a través de los
nuevos medios y que se puede medir.
Y desde la perspectiva de las
organizaciones políticas destaca: “El ADN
de nuestros partidos es claramente refractario para nuestra actual sociedad y
para el nuevo modelo económico basado en el conocimiento y la sostenibilidad.
Los partidos se sienten cómodos en la cultura analógica, pero la sociedad es
digital —y móvil—. Aún priman las estructuras verticales y centralizadas, en
contraste con las nuevas redes horizontales y descentralizadas que se imponen
en la ciencia, la economía, la empresa... Su orden es jerárquico y su
nervio es la fidelidad, justo lo contrario de una sociedad que reconoce la
autoritas y la independencia y autonomía como valores que reconfiguran los
atributos del poder. La mayoría de la comunicación de los partidos, incluso
a través de la Red y a través de los dispositivos móviles, se reduce a la
repetición de consignas y a la instrumentalización y colonización de los nuevos
espacios en las redes sociales, y los ciudadanos sienten una alergia profunda
al seguidismo acrítico y aprecian la creatividad y la autonomía como nutrientes
indispensables de la nueva política.” (Gutiérrez-Rubí, pág. 67-68) (Subrayado nuestro).
Las tendencias claramente indican descentralización y autonomía
política. Las actuales organizaciones políticas deberán adaptarse a una nueva
realidad de horizontalidad y descentralización para poder acercarse a las
grandes mayorías. Entender esta nueva manera de ver la política y su
acercamiento a la gente es el reto de cualquiera que pretenda moverse en el campo
político en cualquiera de sus facetas. Ya no se acepta ser seguidor acrítico de
un partido, como lo indica el estudio. De hecho ya se confrontan y se discuten
las ideas a la velocidad de un click.
Poco a poco las personas empiezan a ser conscientes de su nueva
personalidad política y son capaces de responder desde el anonimato. Poco a
poco empieza a despertarse ese Poder Originario que solo le pertenece a la
persona humana en democracia, que no es manipulable y que ya descubrió las novedosas
vías posibles para su manifestación. Estas nuevas realidades cambiaran el curso
de la historia de Venezuela.
Caracas,
24 de Junio de 2015
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana