Por Luis Manuel Aguana
El 16J el pueblo habló de una manera categórica. En una de
las jornadas de protesta cívica más importantes del mundo, una población
ansiosa de libertad condujo un proceso complejo sin la participación de la
autoridad electoral constituida. Eso nos deja varias lecciones muy importantes
para el próximo futuro, y de las cuales solo comentaré cuatro de ellas.
Miles de venezolanos expresaron de manera pacífica, democrática
y constitucional su voluntad. De los resultados oficiales de los Rectores Garantes
del proceso, con el 95% de las papeletas escrutadas, un total de 7.186.170 venezolanos,
tanto en Venezuela como en el exterior, se expresaron contundentemente en
relación a las preguntas formuladas: 1) 6.387.854 venezolanos no quieren la
constituyente fraudulenta de Maduro; 2) 6.393.048 venezolanos desean que las
Fuerzas Armadas respalden y defiendan con las armas de la República la voluntad
soberana del pueblo venezolano; y 3) 6.384.607 venezolanos quieren elecciones
generales y un gobierno de Unidad Nacional (ver “Resultados Consulta Popular en
Venezuela - La constituyente No va. Julio 17 de 2017” en https://youtu.be/eBCbj13kYY4). Por más
que el régimen y sus deslegitimados voceros desconozcan la expresión masiva del
pueblo venezolano, el sol no se puede tapar con un dedo.
De allí la primera lección: habiéndose expresado el pueblo
de manera tan categórica solo le resta a la Asamblea Nacional actuar en consecuencia
con esa consulta, que para ella si es obligante. Y no es que no lo haya sido
antes. Bien pudieron tomar las decisiones que ahora están obligados a tomar, pero
con la diferencia de un respaldo político incontestable de la población. Esto
es, proceder a desconocer al régimen de Maduro antes del 30 de Julio, cancelar
esa constituyente fraudulenta y proceder a nombrar un Gobierno de Unidad
Nacional que convoque a elecciones generales.
La instauración de ese Gobierno de Unidad Nacional así como
la fecha de nuevas elecciones dependerán de los acuerdos políticos de las
fuerzas que intervengan, incluyendo factores de las Fuerzas Armadas.
Si, los militares. La AN difícilmente podrá imponer un nuevo gobierno sin el
pronunciamiento a favor de eso de los militares. ¿Lo tienen? Deberían tenerlo
si, de acuerdo a la consulta, el pueblo les ordena a los militares acatar las
decisiones del Soberano, de acuerdo a la pregunta No. 2. Pero eso es el deber
ser. Ese será el primer escollo con el que se encontrará la Asamblea Nacional si
se pretende sustituir al régimen de Maduro.
Entonces para que Maduro entregue, los militares deberán en
primer lugar reconocer los resultados de la Consulta Popular realizada. Pero
como sabemos que el liderazgo opositor no actúa bajo el raciocinio de un plan,
sino a lo Eudomar Santos “como vaya viniendo, vamos viendo”, es previsible que
nos encontremos con un enfrentamiento en lo inmediato con violencia incluida. Y
es allí donde intervienen los factores externos actuando como intermediarios.
Y aquí viene entonces la segunda lección: Maduro y su banda delincuencial
sabe que no es posible la continuación de su gobierno y venderá bien cara su
salida, conjuntamente con los militares que le apoyan. De allí que será
obligado un canal de comunicación con el secuestrador para que diga cuáles son
sus términos. Esa comunicación si no ha comenzado ya, deberá comenzar a la
brevedad posible so pena de seguir con nuestra juventud muerta en las calles.
Algunos dirán, “¡NO! se tienen que quedar presos para que
respondan por sus crímenes”. Y recuerden que así igualmente ocurrió en aquellas
horas interminables del 11 de abril de 2002, donde Chávez pedía una maleta de dólares
y un avión con sus familiares y allegados para irse a Cuba. No hubo
entendimiento y esas horas fueron fatales, al punto que terminó regresando para
destruir a quienes lo habían defenestrado, y también a quienes lo habían
rescatado, con el Gral. Baduel a la cabeza. Esa posición nos ha costado 15 años
más de destrucción masiva del país, que fue más grande que la maleta de dólares
o la cabeza de Chávez.
Entonces aquí viene la tercera lección: si ese es el caso
que se presenta, espero que aquellos a quienes les toque decidir esa situación
otra vez (y gracias a Dios no me encuentro en esa posición) decidan pensarlo con
la cabeza. Y esto no necesariamente quiere decir que la justicia no se aplicará,
sino incluyan en su matriz de decisión algunas variables adicionales que pongan
por delante las vidas de los venezolanos que se salvarían si los secuestradores
desalojan el poder.
Pero el cuento no acaba allí. Y aunque me adelante en la
apreciación política, al abandonar Maduro y su banda delincuencial el poder, el
panorama de destrucción que se descubrirá será devastador, mucho más allá de lo
que vemos ahora a simple vista. Razón por la cual se requerirá, no solo mucho
tiempo de recuperación de lo destruido, sino de reconstrucción del tejido
institucional perdido. Y los venezolanos hemos demostrado culturalmente que no
somos un dechado de paciencia, por lo que es sumamente importante que desde
ahora mismo se echen las bases para que en la próxima edición de un nuevo gobierno
nacido del voto popular, Venezuela cuente con los mecanismos constitucionales
necesarios para que no pueda ser posible el regreso de lo que con tanta sangre
ha costado salir, so pena de volverlo a vivir en un futuro cercano.
Y de allí viene la siguiente lección, que a mi juicio es la más
importante: desde ahora mismo y concurrentemente, el nuevo diseño de un
Gobierno de Unidad Nacional deberá necesariamente incluir un capítulo
enteramente dedicado a discutir entre las fuerzas democráticas la mejor manera de
un regreso efectivo de la institucionalidad constitucional perdida.
Se deberían tener respuestas, por ejemplo, a preguntas tan
trascendentales como estas antes que vuelva a elegirse otro Presidente de la
República: ¿Debería seguir existiendo una Sala Constitucional que se alce con
el país, independientemente del Presidente que se elija? ¿Debería el Presidente
de la República disponer de todo el poder para decidir el solo los ascensos
militares? ¿Debería el Presidente y el resto de los cargos de elección popular reelegirse
indefinidamente? ¿Debería el Presidente decidir el Vicepresidente? ¿Es
suficiente una sola vuelta para cualquier elección a cargos de elección popular?
¿Deberían salir sancionadas las leyes sin la aprobación de un Senado, que es la
representación legítima de todos los Estados?
Estas y muchas otras preguntas deberían ser resueltas antes
de elegir otro Presidente. De otra manera tengan por seguro que el que resulte
ser Presidente luego de ese Gobierno de Unidad Nacional no podrá resolver la magnitud
del desastre que heredemos de los delincuentes que tarde o temprano
tendrán que desalojar el poder. Y esto traerá como consecuencia que volvamos a
lo mismo de lo que estamos tratando de salir. En otras palabras, no
es solo que Maduro se vaya, sino que hay que asegurar que otro como el o peor no
vuelva.
Es posible que le sea difícil a la oposición asimilar estas
lecciones pero intentaremos que lo hagan. Por lo pronto entendieron que había
que consultar al pueblo venezolano, cosa que habían rechazado hasta que tuvieron
el agua al cuello, creyendo que podían “ganar” participando en el fraude
constituyente de Maduro con el CNE (y créanme que fue así). Recapacitaron e
hicieron la consulta popular sin el CNE. Creo que ahora que se reconoció que
estrategias que involucren acciones que incluyan masiva y pacíficamente a la
población son mucho más efectivas que aquellas que la expongan a que la maten.
Si no se abandona ese camino saldremos con bien de esta tragedia.
Caracas,
17 de Julio de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana