Por Luis Manuel Aguana
Cuando tengas
dudas regresa a los principios…Volví a recordar esa piedra filosofal del
pensamiento al conversar con profesores muy estudiados en el área legal y
política en relación al tema constituyente, al estos tratar de explicarnos que
“era imposible realizar una constituyente de acuerdo a la actual normativa”.
Recordé la máxima, no porque yo tuviera dudas en relación al tema que nos ocupa,
sino porque sentí con qué facilidad los eruditos se meten tanto en la norma que
olvidan los principios que las fundamentan. Y no es porque no los conozcan,
sino porque los consideran irrelevantes.
Eso no
me dejo en paz. ¿Por qué a personas de un altísimo nivel de interpretación
política y jurídica había que explicarles, en primer lugar, que una norma
electoral, a todas luces injusta y distorsionada por un gobierno delincuente,
había que imponerle el poder supremo de la soberanía del pueblo, no solo para
cambiarla sino para restituir lo que es fin último de cualquier pueblo en todos
los tiempos, que es la búsqueda permanente de la justicia y la libertad? ¿No es
acaso la norma una consecuencia de eso, y cuando esta deja de ser lo que debe y
tiene que ser, deja como consecuencia de constituirse en norma y debe ser ignorada?
Esa es precisamente la razón de las luchas libertarias de la humanidad en todas
las épocas.
Mucho
de lo que ha sucedido en Venezuela en los últimos años es que esos principios
fundamentales se han olvidado. O peor aún, los que deben orientarlos, que son
quienes más han estudiado la materia, insisten en enterrarnos en la norma
injusta y decir que “es imposible convocar al Soberano” porque la norma
pervertida no lo permite. ¿Cómo podríamos aceptar como buena la normativa del
CNE, no solo para elegir una Constituyente sino para elegir a cualquier
autoridad en nuestro país? ¿Cómo todavía se nos argumenta en contra de convocar
al Soberano depositario de la Soberanía pensando que vamos a subrogar su
manifestación de voluntad a órganos pervertidos? La nuestra es una lucha de y por
principios fundamentales.
Cuando
insistimos en convocar al depositario de la Soberanía, no es solo porque
podemos hacerlo porque la Constitución nos lo permite, sino porque el momento
del país así lo exige. Y no menos importante, no es para que esa manifestación
de voluntades sea “contabilizada” o “reglamentada” por delincuentes. Es para
demostrarle al mundo, aquí y afuera, que el país entero, no solo el mínimo
establecido en la Constitución, desea que haya un cambio fundamental en el
rumbo que le imprimió al país un resentido social que en mala hora resultó
electo Presidente de la República en 1998.
Y si
aún así, demostrando con las voluntades en la mano que el Pueblo Soberano tiene
el derecho de solicitar a viva voz la convocatoria a una Asamblea Nacional
Constituyente con las reglas justas y transparentes que este mismo se dé, a
pesar de lo que digan unos delincuentes, el régimen impide este reclamo de la
única manera que puede hacerlo, con la fuerza, entonces habremos acabado con esta
especie de pseudo democracia de papel donde la oposición oficial insiste en
elecciones para enderezar un árbol constitucional que nació torcido,
entendiendo de una buena vez que hay que sembrar otro completamente diferente.
Y esto
me lleva de nuevo a los principios. En una extraordinaria y magistral
conferencia dictada en la Universidad Francisco Marroquín de Guatemala por José
Piñera, quien fuera ex ministro de Trabajo y Previsión Social de Chile y
responsable de la reforma al sistema de pensiones de ese país, titulada “Los Padres Fundadores de los
Estados Unidos de América y lecciones para América Latina” (les sugiero encarecidamente a
todos dedicar una hora de su tiempo para verla en http://newmedia.ufm.edu/pinerapadresfundadores,
o leer la transcripción en mi blog en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/09/los-padres-fundadores-de-los-estados.html),
se nos muestra como una democracia de pantalones largos como la norteamericana,
ha perdurado y crecido fuerte en el tiempo, precisamente porque está construida
sobre sólidos principios.
Indicaba
Piñera, que en su universidad le “habían
enseñado muy buena economía, pero no me habían dado el marco
global de principios y valores de una sociedad libre. Y descubrí
que el gran secreto del éxito de Estados Unidos es que había tenido una
generación de hombres extraordinarios; los que los norteamericanos llaman
los padres fundadores o Founding Fathers.”. Y llega a la conclusión que “el secreto del éxito de los Estados Unidos es que esta generación
de hombres estableció estos principios desde ya en dos documentos claves
que son: la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la
Constitución de los Estados Unidos.”.
Los principales Padres Fundadores a los que se refiere José
Piñera son Thomas Jefferson (1743-1826), John Adams
(1735-1826), James Madison (1751-1836) George Washington (1732-1799), Alexander
Hamilton (1755-1804) y Benjamín Franklin (1706-1790). No pretendo aquí darles
el resumen de esta conferencia que sugiero que vean o lean completamente. Solo
deseo establecer que ninguna democracia puede sobrevivir si no existen
principios que la sostengan.
Y para muestra un botón de algo que me impacto de esta
conferencia: “si yo le tuviera que recomendar a
alguien estudiar ciencia política,
y no tuviera más que dos minutos, yo le diría: "lea el preámbulo de la
declaración de independencia de los Estados Unidos", porque en
un párrafo está la esencia de una teoría de gobierno, en un párrafo. Y le
leo ese párrafo y se lo voy a explicar. Es el párrafo en que la
declaración dice lo siguiente: "Sostenemos que estas verdades son
evidentes en sí mismas. Que todos los hombres son creados
iguales. Que su Creador los ha dotado de ciertos derechos
inalienables; Que entre estos derechos se encuentran la vida, la libertad
y la búsqueda de la felicidad" (y, aquí viene algo clave),
"Y que para asegurar
esos derechos, los hombres instituyen gobiernos entre ellos, los
cuales derivan sus poderes de los ciudadanos".
Bueno. En este párrafo está el principio básico de la democracia.”. (Subrayado nuestro)
Lean bien: los poderes de los gobiernos derivan de SUS
CIUDADANOS. De nosotros. Esa teoría está contenida en el Artículo 347 de la
Constitución venezolana. Thomas Jefferson, autor de la Declaración de la
Independencia norteamericana estableció ese principio fundamental de la
democracia. Eso sigue siendo una bomba atómica ahora en cualquier país, como dice
Piñera lo fue en 1776 en Norteamérica.
Entonces, después de leer esto, ¿todavía creen ustedes que
un organismo controlado por un país extranjero como el CNE debe dictar y normar
para decidir si somos o no los que somos para cambiar el futuro de los
venezolanos? Bueno, aquellos que todavía lo crean, regresen a los principios…
Caracas,
19 de Septiembre de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana