Por Luis Manuel Aguana
El revuelo internacional causado
por el caso del antiguo empleado de la Agencia Central de Inteligencia (CIA) y
de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA-National Security Agency) de los
Estados Unidos y su periplo internacional solicitando asilo político, ha tapado
en realidad el fondo del problema, al punto que si este gobierno pirata lo
entendiera de verdad, no se hubiera metido en ese avispero que va mas allá de
la comprensión de Maduro y sus 40 ladrones.
Edward Snowden es considerado por
algunos-incluyéndome-, como un “whistle-blower” o en cristiano, un delator de
ilegalidades corporativas. Siendo contratista de la NSA, en una categoría de
altísima seguridad, Snowden decidió hacer público a través del Washington Post
y The Guardian, dos de las publicaciones más importantes del mundo, documentos
secretos que revelan nada menos que la NSA y el FBI (Federal Bureau of
Investigations) tienen conexión directa a los servidores centrales de las nueve
principales compañías de Internet de los Estados Unidos, extrayendo de ellos
audios, video-chats, fotografías, correos electrónicos, documentos y registros
de conexión que le permiten a los analistas de los servicios de seguridad
norteamericanos y de sus asociados internacionales hacer seguimiento a
objetivos de seguridad. Este programa, hasta ahora secreto, lleva el nombre
código PRISM (ver información completa en http://www.washingtonpost.com/investigations/us-intelligence-mining-data-from-nine-us-internet-companies-in-broad-secret-program/2013/06/06/3a0c0da8-cebf-11e2-8845-d970ccb04497_story.html).
Snowden
delata que la NSA y el FBI recolectan datos directamente desde los servidores
de Microsoft, Yahoo, Google, Facebook,
PalTalk, AOL, Skype, YouTube y Apple. Datos como direcciones de correo
electrónico, quien llama o le escribe a quien, ubicación (donde estuvieron),
duración y lugar de las llamadas de millones de personas, norteamericanos y
extranjeros. Esa “metadata” permite
al gobierno norteamericano hacer seguimiento a los movimientos de las personas
durante cualquier periodo de tiempo y construir un panorama detallado de quien
se comunica con quien y en donde (ver What We Don't Know About Spying on
Citizens: Scarier Than What We Know en http://m.theatlantic.com/politics/print/2013/06/what-we-dont-know-about-spying-on-citizens-scarier-than-what-we-know/276607/).
Pero esto no es nuevo. Lo nuevo es
que ahora es certificado, público, notorio y comunicacional, revelando lo que
verdaderamente está pasando en la red de redes. El mayor porcentaje de la información
que circula por la Internet pasa por los Estados Unidos (ver esquema PRISM en http://www.washingtonpost.com/wp-srv/special/politics/prism-collection-documents/)
y no hay absolutamente ninguna regulación internacional que lo ampare. De
hecho, los más desamparados somos los ciudadanos no-norteamericanos, o sea los
que vivimos fuera de los Estados Unidos.
Tal vez los ciudadanos
norteamericanos puedan solicitar, a la luz de esta realidad denunciada por Snowden,
un cambio en las regulaciones y se protejan ellos. ¿Pero el resto del mundo?
¿Quién no tiene una cuenta de Gmail? ¿Quién no usa Skype, Facebook o Google?
Todos esos servicios los disfrutamos desde la comodidad de nuestros hogares
pero residen en un país diferente y sin leyes nacionales que los regulen.
Algunos podrán decir, “¿pero a mí
que me importa eso? yo no soy un terrorista”. Es verdad, sin embargo alguien
que usted no conoce le tiene una Espada de Damocles en su cabeza y la usará en
su contra el día menos pensado, al ser poseedor o tener el control de SUS
DATOS. ¿Quién sabe si el día de mañana cualquiera de esos servicios decide
poner sus datos al mejor postor? De hecho ya lo está haciendo Facebook (ver La
Verdad de Facebook en http://actividadentrerios.blogspot.com/2008/12/la-verdad-de-facebook-por-el-periodista.html).
Estos son los escenarios que deberemos profundizar aquellos que nos hemos dado
a la tarea de estudiar las interioridades del problema de la privacidad en un
mundo interconectado.
Pero volvamos a Snowden. A
diferencia del personaje de Tom Cruise en Misión Imposible, Snowden actuó como
el antiespía. En lugar de espiar o buscar datos del enemigo para su país, hizo
todo lo contrario. Los datos de seguridad su país los reveló al mundo,
independientemente que ello pueda ser considerado por algunos como una delación
de ilegalidad (“whistle-blow”) pero si considerado como un delito de seguridad
nacional por el gobierno norteamericano.
El caso Snowden es tan grave para
Estados Unidos que de reformarse las leyes de ese país para no permitir lo que
denunció este antiespía, la NSA y el resto de los servicios de seguridad
interna deberán inventarse una manera diferente, y al costo que sea, para
alcanzar a realizar lo que en estos momentos les provee PRISM para la lucha
antiterrorista. Y eso es un problema mayúsculo para el gobierno de Obama.
Los niveles de importancia que
tiene el hecho que sean los Estados Unidos el país poseedor de la tecnología de
esas 9 compañías principales de Internet les da la primacía en el manejo de la
información a escala planetaria, y la NSA puede virtualmente hacerle
seguimiento a cualquier persona que tenga una cuenta de correos en TODO EL
MUNDO.
Si trasladamos el caso Snowden a
nuestro entorno domestico, ¿se dan cuenta porqué los norteamericanos saben más
de nosotros que nosotros mismos? Imagino que la NSA debe haber leído las
cuentas de correo de TODO EL GOBIERNO Y DE LA OPOSICION TAMBIEN. Es así como
los norteamericanos estaban en conocimiento de la enfermedad de Chávez, su
convalecencia y su muerte, salvo que los chavistas usaran palomas mensajeras
para comunicarse.
El caso de Edward Snowden no es
más que un alerta a los ciudadanos que indica claramente la tendencia de los
gobiernos a utilizar los datos de la gente, en especial aquellos que tienen
amenazas a lo que ellos consideran su seguridad nacional. En el caso de los
Estados Unidos, un país con un sistema legal independiente de su gobierno, seguramente
habrá una evolución hacia la protección ciudadana.
Pero igualmente nos dice y le dice
a todo el mundo que cuando los gobiernos pueden usar los datos de las personas para
protegerse, EFECTIVAMENTE LOS USAN. Y los venezolanos estamos completamente desprotegidos
en eso. La falta de una Ley de Protección de Datos Personales y su
institucionalidad correspondiente, nos habla muchísimo de la poca importancia
que otorga un régimen autoritario a este problema. El caso Snowden puso al
descubierto la desprotección de los datos en su país y a nivel mundial.
Con el altísimo nivel de
vigilancia que ejercen las autoridades norteamericanas alrededor del mundo a través
de este sofisticado mecanismo de tecnología de información, más le valdría a
Snowden entregarse y pelear su caso de “whistle-blower” en los tribunales norteamericanos
e intentar al menos un cambio en la legislación de protección de las personas
en su mismo patio, en virtud de la débil posición de su gobierno ante la
opinión pública de ese país y que todo el planeta tiene los ojos puestos en su
caso. Nunca se podrá esconder de este sofisticado “Big Brother” salvo que
regrese en una máquina del tiempo al Siglo XIX.
Cometer la estupidez de aceptar un
“asilo” con los delincuentes que manejan el gobierno venezolano, cubano o nicaragüense
solo le pondría las cosas más difíciles al fugitivo, poniendo incluso en riesgo
su vida, dado el profundo nivel de información técnica que debe manejar, situación
que sería inaceptable para las agencias de seguridad de los países implicados
en PRISM. Es por eso que la disposición de “proteger” a Snowden de la persecución
de su país no solo revela la contradicción sino la ignorancia extrema de
quienes nos desgobiernan acerca del fondo de los problemas que afectan el verdadero
balance del poder mundial.
Caracas,
10 de Julio de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana