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miércoles, 22 de febrero de 2017

Bases Constituyentes

Por Luis Manuel Aguana

El nombre fue sugerido por uno de los más respetables juristas venezolanos, quien al leer nuestra primera versión del documento “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio”, sentenció que eso representaba más que unas meras reglas para la elección de constituyentes para una Asamblea Nacional Constituyente, rebautizando el documento de trabajo, que antes llevaba el nombre de Bases Comiciales. Eso fue hace más de tres años. Así de largo ha sido el camino recorrido.

La primera versión de las Bases Constituyentes de la Alianza Nacional Constituyente se hizo pública durante su lanzamiento en el Colegio de Ingenieros de Venezuela el día 17 de Marzo de 2016 (http://ancoficial.blogspot.com/2016/03/lanzamiento-de-la-alianza-nacional.html). La siguiente versión se publicó el 12 de junio de 2016, y la que estuvo publicada hasta ayer correspondió a la versión del 12 de Noviembre de 2016. Se ha venido ajustando en base a las diferentes opiniones fundamentadas de muchos factores políticos y sociales del país en la medida que hemos avanzado en el proceso. Las Bases no están escritas en piedra.

Desde anoche publicamos en nuestro blog en la red, de fecha 21 de febrero de 2017, una nueva actualización más ajustada a las observaciones realizadas a las primeras versiones de la Alianza, que deseo comentar más allá de su contenido -porque las pueden ustedes mismos leer- sino en su significado en el proceso en el que nos hemos empeñado un importante número de venezolanos (pueden descargar el documento desde http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).

Pero, ¿por qué comentar este documento ahora y no antes? Porque las personas, que poco a poco han venido enterándose del proceso Constituyente de carácter Originario que estamos impulsando, están cayendo en cuenta de la importancia que este proceso tiene en el desenvolvimiento del problema político en donde estamos metidos en Venezuela y las razones que tenemos para proponerles esta ruta de acción a los venezolanos.

Lo primero que debo decir es que este es un documento inédito. Puede sonar presuntuoso pero posiblemente nunca antes en el mundo moderno nadie haya propuesto nada semejante. Tal vez el antecedente más cercano sea cuando en 1789 el eclesiástico y político francés Emmanuel Joseph Sieyès, propuso su tesis del Tercer Estado en el que indicaba que este se constituía como la “una nación completa y que no necesita a los otros dos estados: el clero y la nobleza” (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Tercer_Estado). Veamos:

 “Cuando finalmente los Estados Generales de Francia se reunieron en Versalles el 5 de mayo de 1789 y se originaron las disputas respecto al tema de las votaciones, los miembros del Tercer Estado debieron verificar sus propias credenciales, comenzando a hacerlo el 28 de mayo y finalizando el 17 de junio, cuando los miembros del Tercer Estado se declararon como únicos integrantes de la Asamblea Nacional: ésta no representaría a las clases pudientes sino al pueblo en sí. La primera medida de la Asamblea fue votar la «Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano»….Ya el 27 de junio, los representantes de la monarquía se dieron por vencidos, y por esa fecha el Rey mandó reunir grandes contingentes de tropas militares que comenzaron a llegar a París y Versalles. Los mensajes de apoyo a la Asamblea llovieron desde París y otras ciudades. El 9 de julio la Asamblea se nombró a sí misma «Asamblea Nacional Constituyente».” (ver https://es.wikipedia.org/wiki/Revoluci%C3%B3n_francesa).

El pueblo pasó por encima de sus gobernantes –la monarquía- y se constituyeron en Asamblea Nacional Constituyente, con sus propias reglas de actuación. Nadie se paseó allí por la idea de que las reglas según las cuales se constituiría esa Asamblea Constituyente debían pasar por los poderes constituidos para poder deliberar y tomar decisiones respecto a qué hacer con el país. Eso era como que si se le hubiera preguntado al Rey que hacer para salir de él. De allí en adelante es un hecho sin discusión en el mundo que la categoría “pueblo” está por encima de aquellos que gobiernan pues estos devienen su poder precisamente de la Soberanía Popular.

El documento del que estamos hablando aquí y proponemos al pueblo venezolano tiene ese antecedente histórico, según el cual los Poderes Constituidos del Estado deben subrogarse al Poder Constituyente Originario –esto es, al Pueblo- y a sus propias reglas de actuación. Para algunos esto suena escandaloso, pero para sorpresa de muchos ese principio fundamental está contenido en el Artículo 347 de nuestra Constitución de 1999.

Las Bases Constituyentes constituyen el “aterrizaje” de nuestro Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente, la manera estructurada de hacerlo posible. No se puede soñar un nuevo país sin decir cómo se puede hacer realidad. Se han interpuesto innumerables obstáculos, no solo aquellos que devienen de la actual realidad política venezolana sino de la natural resistencia al cambio de aquellos que siempre han vivido de hacer mal las cosas. Muchos factores en contra de una propuesta que le abriría cauce a la creatividad de nuestro pueblo para resolver sus problemas. Pero hemos sido persistentes.

¿De qué se trata este documento? Con base a nuestro derecho a la participación política consagrado en la Constitución, un grupo de venezolanos redactamos un manifiesto para la historia denominado Bases Constituyentes, donde aquellos que lo suscriban -denominados Activadores- nos constituimos en todo el país en Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario (JAPCOs), cuya misión tiene tres objetivos fundamentales: 1) Recoger las manifestaciones de voluntad del 15% del Registro civil y Electoral en todo el país (Artículo 348); 2) Alcanzado y superado ese mínimo del 15% constitucional, proceder a convocar a un Proceso Constituyente de carácter Originario; 3) Estar en la disposición de defender la voluntad del pueblo de convocar a una Asamblea Nacional Constituyente por encima de cualquier desconocimiento que haga el Poder Constituido al Poder Constituyente Originario.

Esa Asamblea Nacional Constituyente tendrá todos los poderes para proceder a destituir, si así lo considerara conveniente y necesario a los intereses del país, a todos o algunos de los Poderes Constituidos, procediendo en tal caso a instalar un Gobierno de Transición hasta culminar la redacción de un nuevo texto constitucional para luego convocar nuevas elecciones.

Las reglas para llevar a cabo ese proceso, están contenidas en ese documento, incluyendo cómo y quiénes lo conducirán, estableciendo los parámetros para la elección de aquellos que participarán como constituyentes en esa Asamblea Nacional Constituyente.  ¿De dónde sale la legitimidad de aquellos a quienes les toque conducir el proceso de acuerdo a esas Bases Constituyentes? Del mismo pueblo quien con su firma da su autorización para iniciar el proceso, con las reglas que ese mismo pueblo convocante aprueba a través de la Planilla de Recolección de Firmas, esto es, las Bases Constituyentes. Quien no las desee aprobar (están publicadas desde ya casi un año) está en su perfecto derecho de no firmarlas, pero de ser aprobarlas por un mínimo del 15%, del Registro Civil y Electoral, Venezuela debe entrar a un proceso de elección constituyente conducido por el Poder Originario, con esas Bases Constituyentes, tal y cual está establecido en la Carta Magna.

Dado el carácter novedoso de este proceso, y aun cuando la estructura fundamental sobre la cual está construida la propuesta no ha variado –Poder Constituyente sobre Poder Constituido- si han variado algunos aspectos relacionados con el detalle del cómo realizarlo en la redacción del documento desde su comienzo, siempre respetando el principio democrático y de representación proporcional. Es un dicho muy conocido “el diablo está en los detalles”, y permanentemente aparecen nuevas observaciones.

Pero eso no nos ha detenido en el proceso de la conformación de las Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario a nivel nacional. No es fácil conciliar la práctica –el levantamiento de las firmas- con el detalle de la implementación ya que nunca terminaríamos de arrancar. Esto nos lleva a estar ajustando el documento aun cuando haya firmas en proceso, y a explicar muy bien y permanentemente a los venezolanos las actualizaciones que hagamos de la implantación, y es por ello que las JAPCOs deben estar muy bien formadas e informadas de cada paso que de la Alianza para mantener actualizados a su vez a todos los que ya hayan firmado, en aras de garantizar la transparencia de todo el proceso constituyente originario.

“¿Dónde iremos a buscar modelos?  La América Española es original. Original han de ser sus instituciones y su Gobierno. Y originales lo medios de fundar unas y otro. O inventamos o erramos…” decía el Maestro Simón Rodríguez. Somos seres humanos y podemos equivocarnos y seguramente lo hemos hecho en este proceso. Sin embargo, de este gravísimo problema que tenemos los venezolanos solo saldremos con soluciones originales. Si alguien tiene alguna otra solución, bienvenida sea y la queremos conocer. Pero que su solución no sea destruir lo que hemos concebido, sin proponer otro camino que podamos seguir los venezolanos. Y lo menos que pedimos es que se nos muestre algo de la profundidad y seriedad con la que estamos planteando estas Bases Constituyentes, de una manera pública y abierta.

Desde la Alianza Nacional Constituyente creemos que esta es la vía constitucional, pacífica, democrática y participativa, muy concreta para recorrer el camino de lograr la libertad en Venezuela. Conlleva riesgos, esfuerzo, trabajo, costos de una manera continuada y permanente, en el desarrollo de una estrategia hasta conseguir el éxito. No es una manifestación espasmódica que pretenda salir en un día del régimen. Es un plan serio para reconstruir Venezuela, donde las movilizaciones tendrán su momento justo y serán para defender el principio universal de que es la Soberanía Popular la única que decide el destino de un país, incluyendo quitar y poner gobiernos, nadie más. Luego de tanta decepción, los venezolanos no nos merecemos menos que eso…

Caracas, 22 de Febrero de 2017

Twitter:@laguana

martes, 29 de noviembre de 2016

Cambio Constituyente

Por Luis Manuel Aguana

“Bienaventurados los que tienen el valor de cambiar
 porque de ellos será el reino de la libertad”
Carlos Alberto Montaner

Qué difícil es hablar de cambio en Venezuela. Pareciera que somos un pueblo conservador cuando hemos históricamente demostrado haber sido agentes de cambio para otras naciones. La gente te dice: “mejor deja las cosas como están, ya resolveremos”. Y así nos pasamos años y años en lo mismo, y por supuesto con los mismos resultados. Esto tiene especial importancia cuando se trata de introducir cambios políticos. La gente se acostumbra a una manera de ser en la política, lo que hace que difícilmente al plantearse cambios fundamentales esta los tienda a rechazar, por más que les expliques que no puedes continuar haciendo lo mismo.

Tenía que pasar un intento de golpe de Estado en 1992 para que la gente entendiera que el camino que llevaba Venezuela no era el correcto y que era necesario cambiar. Chávez tuvo ese efecto “renovador” en esa Venezuela acostumbrada en el facilismo de una renta a darle el voto a uno de los dos partidos que se repartían el poder, alternándolo cada 5 años. Eso cambió en 1993 cuando la gente se cansó de esos dos partidos que a juicio de las mayorías no resolvían sus problemas, y le dio su voto a un disidente de esos partidos, que reunió unas “chiripas” (nombre dado a las minorías que se consideraban excluidas), y luego en 1998 tampoco confió en esos dos partidos y caímos en las manos del golpista de 1992, con las consecuencias que estamos sufriendo 18 años después.

 Es bueno hacer esos recordatorios, en especial para las nuevas generaciones que ahora solo leen cosas en las redes sociales. No son particularmente meticulosos en escarbar nuestra historia contemporánea. Mi sobrino treintañero me decía en estos días: “tío para que guardar libros si todo está en Internet”, sentencia que me aterrorizó particularmente porque esta lucha por el cambio no es para nosotros los viejos sino para ellos.

¿Y que se nos ofrece como solución a estos 18 años de tragedia? Ni más ni menos que volver al mismo sistema que teníamos cuando la gente obstinada voto por Rafael Caldera y sus “chiripas” en 1993 y por Chávez en 1998. No es cuento, es la realidad. Eso es lo que nos están proponiendo. ¿Y quienes lo proponen? Pues aquellos que no conocen otro sistema. El liderazgo rancio de la mayoría de partidos que ustedes ya conocen de la MUD. Si volvemos a lo mismo de antes de 1998, y peor aún, con los mismos actores, tendremos a otro Chávez en nuestro futuro próximo, como el día sigue a la noche, así cambiemos mil veces a Nicolás Maduro. Y eso es lo que hay que entender, y entenderlo bien.

Un sistema que en 1998 boqueaba por corrupción, instituciones débiles, amiguismos, nepotismo, negociaciones, pobreza, excluidos, etc., etc., etc., todo aquello por lo que se le dio a Chávez el poder en 1998 y que el Galáctico ofreció resolver con una Constituyente, se agravó exponencialmente porque un resentido social llegó prometiendo venganza. Con razón a nosotros que ofrecemos una medicina similar –una Constituyente-, pero con una aproximación completamente diferente, no nos quieren ni oír. Y tienen razón, no solo por aquello del dicho “quien es picado de culebra le tiene miedo al bejuco”, sino porque luego de esa picada los venezolanos deben exigir las explicaciones que no le exigieron antes a Chávez, acerca de una Constituyente como instrumento de cambio. Lo importante es que nosotros si podemos explicarlo, a diferencia del Galáctico que engaño a todo el mundo manipulando las aspiraciones de cambio de la sociedad venezolana.

Cuando Chávez ofrece la salida constituyente en 1998, en el fondo lo que estaba proponiendo era cambio. Cambiar toda la basura de lo que posteriormente él mismo  llamó 4ta República, e instaurar un nuevo sistema. Y la gente lo compró sin más porque eso era lo que estaba clamando. Y lo compró sin un papelito que dijera que significaba eso de “Constituyente”. Las explicaciones vinieron después con una nueva Constitución llena de errores, que desmontó la representación federal de los Estados, más centralista que la anterior y dándole todo el Poder al Presidente de la República, más aun del que ya se tenía en el texto de 1961. Una banda de piratas rompió lo que estaba bien hecho y lo sustituyó por algo contrahecho. El resultado, casi 20 años después, lo pueden ver en la mesa de comer de todos los venezolanos. La solución no puede ser volver al pasado. Hay que volverlo a hacer todo…

Partiendo de la premisa anterior, surgen entonces muchas interrogantes. ¿Cómo empezamos?  ¿Qué se hará? ¿Cómo se hará? ¿Quiénes lo harán? ¿A partir de qué momento se hará? Comenzando por la última pregunta, el momento es ahora. Si los venezolanos se dejan convencer que lo que había antes de 1998 era mejor que esto, volverán a sufrirlo. No era mejor, era de menor intensidad que es muy diferente. Había menos corrupción, pero la había; había menos militarismo, pero lo había; había menos pobreza, pero la había; había menos corrupción judicial, pero la había (incluso esto puede ser discutible); había menos delincuencia y asesinatos, pero los había; la salud pública funcionaba mejor que ahora pero igualmente no funcionaba; y así sucesivamente. Y quienes detentaban el poder se aprovechaban menos de él, pero se aprovechaban. Lo que hay ahora no es más que lo que había antes de 1998, pero aumentado en un factor inimaginable.

Y aunque antes de 1998 había más comida y producción, no era porque el sistema lo permitiera, al contrario. Los empresarios se quejaron amargamente de la suspensión de las garantías económicas secuestradas por todos los gobiernos democráticos, lo que permitía que cada grupo político hiciera su propio negocio estando en el gobierno. Lo que hizo Chávez fue “un quítate tú para ponerme yo”, creando su propio circulo de riqueza –boliburguesía como la llaman-, y excluyendo a quienes lo hacían tradicionalmente para los partidos del anterior estatus. Yo no quiero volver a eso. Quiero algo muchísimo mejor que eso.

El hecho que Chávez indicara en 1998, en su ignorancia del tema, que una Constituyente era una salida a esos graves problemas que presentaba el país en ese entonces, no significa que estuviera equivocado. Lo que significa es que interpretó correctamente el sentimiento cambio expresado por la gran masa de ese entonces, fabricando su propio sistema hasta que se murió. Solo que el sistema que fabricó basado en una peor versión –si es que eso es posible- del castrocomunismo cubano, es inviable en nuestro país.

Nos resta a nosotros, los venezolanos que sobrevivimos a esta versión del infierno en la tierra, cambiarlo a una completamente opuesta, entendiendo que lo que funcionaba antes no es la respuesta, sino una cosa completamente nueva, con nuevos actores y una nueva propuesta al país. De allí que debamos utilizar nuestra máxima creatividad y disposición de cambio.

¿Cómo empezamos? Recogiendo un mínimo de 15% de manifestaciones de voluntad establecido en el Artículo 348 constitucional para convocar al Poder Constituyente Originario; ¿Qué se hará? Una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario que deberá discutir un nuevo Pacto Social entre todos los venezolanos y producir un nuevo texto constitucional basado en una Propuesta de País que proponga a los venezolanos una estructura política e institucional completamente diferente a la que tenemos ahora y la que teníamos antes de 1998 para reconstruir al país. Nosotros tenemos una y se llama Proyecto País Venezuela Reconciliada vía Constituyente (verla en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDR29KUFBDQ0JPa2c/edit?usp=gmail). Esperamos ver que los factores políticos presenten la suya y la discutamos; ¿Cómo se hará? Mediante la participación de todos los venezolanos de buena voluntad que suscriban el documento “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio” (ver http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html); ¿Quiénes lo harán? Los venezolanos. Nadie vendrá a hacerlo por nosotros...

Caracas, 29 de Noviembre de 2016

Twitter:@laguana

martes, 22 de noviembre de 2016

Una propuesta de carácter político

Por Luis Manuel Aguana

Ciertamente me sorprendió oír una intervención de Henry Ramos Allup en la Asamblea Nacional al momento de defender la propuesta de adelanto de elecciones, y la respuesta del régimen, indicando que eso no estaba en la Constitución. La respuesta de Ramos Allup fue contundente: “¡Idiotas, claro que no está! ¡Es una propuesta de carácter político!” (oír la intervención de HRA en la AN el 16 de Noviembre de 2016, min 13:06, en https://youtu.be/oPl-ynfgQ24). Es sorprendente ver a nuestros políticos profesionales decir cosas que son irrebatibles al régimen sin percatarse que también las están diciendo para el resto del país.

Eso es precisamente lo que es la propuesta de la Alianza Nacional Constituyente contenida en nuestro documento “Bases Constituyentes, Propuesta de los Ciudadanos para la Reconciliación y el Cambio”, una propuesta de carácter político (ver documento en http://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html), con la diferencia que el mecanismo supraconstitucional propuesto de la creación de un Consejo Nacional Constituyente y un Tribunal Electoral Constituyente, que aunque tampoco están en la Constitución, si lo está el Poder Originario que los crea. De esa manera el pueblo decide como y en qué forma contarse prescindiendo de los poderes constituidos, incluyendo al CNE secuestrado por el régimen.

No han sido pocas las discusiones que hemos sostenido con los profesionales del Derecho en relación a este tema. Y al final terminamos con las palabras de Henry Ramos Allup, claro está, sin la palabra ofensiva: es una propuesta de carácter político para salir del entrampamiento que nos tiene el régimen al secuestrar todas las salidas constitucionales, pero legitimada por los cuatro costados, por el Poder Originario que en una manifestación de voluntad plena, firma en una Planilla de Recolección de Firmas una autorización para que se lleve a cabo y se instrumente tal y como se describe en el documento propuesto.

Asimismo tampoco ha sido fácil explicar el por qué esta propuesta no tendrá el mismo destino que el Referendo Revocatorio o el resto de las llamadas salidas constitucionales planteadas en el seno de la MUD. Y esto es porque es una solución supraconstitucional planteada desde el seno mismo de la sociedad venezolana, que ejerciendo su Derecho Humano a la participación política lo ejerce por encima de los Poderes Constituidos del Estado. En otras palabras, es lo que bien podría llamarse una insurrección civil constitucional, que se contrapone a los Poderes Constituidos del Estado que se han salido del cauce de la Constitución. O para decirlo de una manera clara: es el perfeccionamiento de la ejecución del Artículo 350 pero pasando antes por los Artículos 2, 5, 19, 22, 39, 40, 62, 70, 347, 348, y 349.

De allí que haya sido difícil explicar que si bien es una propuesta de carácter político, está profundamente sustentada en nuestro ordenamiento constitucional vigente que le da poder real de actuación a las personas para decidir qué hacer con un régimen que se niega a cumplir con su deber de proteger a los venezolanos, y que actuando en modo contrario, los ha secuestrado pidiendo rescate por su liberación.

Y como las respuestas no nacen de nuestra actual y maltrecha estructura vigente de partidos opositores, quienes lamentablemente han corrido con la misma suerte de distorsión estructural a la que ha llegado el país, llegando a negociar en una Mesa de Diálogo la permanencia del régimen a pesar de haber recibido un mandato claro de hacer todo lo contrario el 6D-2015, entonces algunos venezolanos creemos que debe darse un cambio que trascienda a lo simple, haciendo uso de elementos que nos da nuestra “tradición republicana, a su lucha por la independencia, la paz y la libertad” y nuestra propia Carta Magna.

No es la primera vez que comento desde esta tribuna que para resolver la grave situación que padecemos, debemos salir de los 9 puntos del cuadro y unirlos todos desde afuera, aludiendo a ese viejo acertijo que se resuelve solo viendo las cosas desde una perspectiva amplia. En otras palabras, para resolverlo tienes que salirte del cuadro para poder ver la solución (ver http://pensamientocreativo.org/unir-nueve-puntos/). Esta pequeña lección nos enseña que “muchas veces las soluciones están más allá de los límites que nuestra mente, tan mal enseñada desde la infancia, se fija sin razón.”.

Siguiendo este principio, nos salimos del actual cuadro político-institucional y volviendo a las raíces de nuestra institucionalidad, resolvemos el acertijo convocando al Poder Originario del Pueblo –que no está en el cuadro-, y cuyas bases están claramente establecidas en nuestra Constitución. Muchos nos han indicado que “eso no se puede hacer” preguntando que le impediría al régimen ignorar, o peor aún, perseguir esta iniciativa. Y de nuevo la respuesta es clara: lo mismo que lo sustenta, las Fuerzas Armadas.

Y aquí la discusión se pone muy interesante, porque nos lleva al origen mismo del porque existe el último bastión de la obediencia. ¿Quién al final obliga al cumplimento de la ley, que no es otra cosa que la manera civilizada de vivir sin anarquía? Solo una respuesta: la fuerza. Pero la fuerza institucional puesta al servicio de quien es su legítimo dueño que no es otro que Poder Civil que emana del pueblo a través de su Soberanía.

De un interesante trabajo en relación a la subordinación  de los militares a los civiles extraemos lo siguiente que ilustra el punto: “A mediados del siglo XX, Samuel Huntington presentó en su El Soldado y el Estado, un clásico controversial para la reflexión acerca del control civil de los militares…Él parte de una conjetura elemental: un gobierno democrático debe arbitrar el control civil sobre sus militares, y su tesis situó en la agenda política el control sobre quienes detentan el monopolito de la fuerza pública…El concepto de democracia implica que los gobernantes son los representantes legítimos del pueblo y que es el pueblo quién tiene el poder supremo. Por consiguiente, ningún sector del Estado puede estar excluido de su control…” (Control Civil de las Fuerzas Armadas, R. J. Cajina, G.F. Castro y L. Tibiletti (Coordinadores), Pág.27,

Entonces, quienes impulsamos la tesis del Proyecto País Venezuela vía Constituyente desde la Alianza Nacional Constituyente (http://ancoficial.blogspot.com/), sustentamos que la acción militar debe darse en el contexto de su obediencia debida al poder civil, expresada en los mecanismos de participación ciudadana establecidos en la Constitución, sin desestimar de ninguna manera la existencia de otras vías de actuación propias que puedan ejercer los venezolanos, como por ejemplo el restablecimiento de la vigencia efectiva de la Constitución por todo ciudadano investido o no de autoridad (Art. 333), ante el evidente resquebrajamiento institucional debido a la permanente acción del régimen de inobservancia de la Constitución.

De esta manera, nuestro planteamiento se basa en que una vez que el pueblo se exprese activamente a través de los mecanismos de participación previstos constitucionalmente, ese mismo pueblo soberano le exija con prueba en mano y legitimidad a quienes son el último bastión, obedecer y apoyar la convocatoria del Constituyente para rehacer la institucionalidad del Estado destruida. Ello tiene un efecto político indiscutible, imposible de ignorar nacional e internacionalmente, y con el poder de cambiar gobiernos.

Tal vez nosotros no tengamos en este momento la tribuna ni la atención (algunos lo llaman “spotlight”) para llegarle a todo el mundo, como en efecto lo hace Henry Ramos Allup desde la Asamblea Nacional, pero definitivamente no dejo de envidiarle el gusto de tenerla para poder igualmente decir de la misma manera impertinente, no solo al régimen, sino a la oposición oficial: “¡Idiotas, claro que no está! ¡Es una propuesta de carácter político!”…

Caracas, 22 de Noviembre de 2016

Twitter:@laguana