Por Luis Manuel Aguana
Hace como 30 años nos decía en clase mi
profesor de Negociación Internacional el Dr. Carlos Guerón, que usted no se
podía sentar a negociar acerca de Dios con el Ayatolah Komeini. Simplemente no
solo era estúpido, sino completamente inútil. Algo semejante nos está pasando
en esas “negociaciones” con el régimen y la Comunidad Internacional fungiendo
de intermediaria porque desea que en Venezuela retorne la paz y la tranquilidad
entre los venezolanos.
Pero léase bien. Una cosa es la paz que necesita
que tengamos nuestros amigos afuera y otra muy diferente puede ser la que
necesitemos aquí los venezolanos. Y en esto deseo ser muy preciso como un
bisturí. Si Venezuela estuviera en una situación que no afectara a nuestros
vecinos del continente, esto es, la gente no se estuviera yendo en masa o
pudiéramos pagar sin problemas nuestros compromisos, aquí puede haber un
cementerio y todo el mundo afuera estaría tranquilo. Pero los que estaríamos
jodidos seriamos nosotros.
Y volviendo al Ayatolah Komeini, ¿puede
alguien discutir con un comunista la revolución bolchevique, el asalto al
Cuartel Moncada o que los imperialistas no asesinaron a Salvador Allende? ¿Debemos
negociar con narcotraficantes y terroristas? ¿Podríamos negociar con quienes
acabaron con nuestro país como langostas y que acepten eso, y se vayan en paz?
Seamos serios.
Nuestros amigos de la Comunidad Internacional
manejan intereses muy respetables como todo el mundo, pero hay un trecho entre
aceptar la paz de los cementerios y la paz que surge de la libertad y la
democracia. Por supuesto que hay matices. Por un lado vemos del lado de la
segunda paz, la paz verdadera, a Luis Almagro en la OEA y por el otro al
comodín del régimen José Luis Rodríguez Zapatero, esperando que el resto de los
venezolanos aceptemos, como ya aceptaron Florido y Borges, la paz de los
cementerios.
Que lo entiendan bien nuestros estimados
amigos del mundo: lo único negociable con Nicolás Maduro y sus mil ladrones son
los términos de su salida del gobierno. Y eso no significa, como lo han querido
hacer ver los que se entregaron -por no decir vendieron-, que nos matemos en un
conflicto civil, ni una intervención extranjera o aceptar un fraude
constituyente.
No es posible que los diputados Luis Florido
y Julio Borges en representación de sus partidos negocien lo
innegociable que no es otra cosa que la voluntad de 7,6 millones de venezolanos
que el 16J les dimos un mandato preciso que decidieron traicionar. No tienen ni
el derecho ni la legitimidad para hacerlo porque los venezolanos les dijimos
precisamente lo contrario. Es por eso que nace Soy Venezuela porque alguien
debe asumir esa actitud en defensa de aquellos que democráticamente nos
contamos el 16J y porque los venezolanos no necesitamos que alguien nos
empodere para hacerlo porque la democracia y la libertad no necesitan
investiduras para ser defendidas.
Ante la pregunta de la Comunidad
Internacional ¿y cuáles son las opciones? Pues las hay. El 28 de Octubre la
Alianza Nacional Constituyente propuso al mundo un camino para transitar, que
pasa por que de nuevo se les consulte a los venezolanos acerca de su destino titulado:
“La
solución reside en el pueblo soberano” (ver http://ancoficial.blogspot.com/2017/10/la-solucion-reside-en-el-pueblo-soberano.html)
con una carta dirigida a los diputados de la Asamblea Nacional (ver http://ancoficial.blogspot.com/2017/11/carta-la-asamblea-nacional-06-11-2017.html) Trataré de explicar brevemente en qué
consiste ese camino.
Es sencillo de entender. El camino comienza
por la convocatoria por parte de la Asamblea Nacional, por mayoría simple de
sus integrantes, a un Referendo Consultivo basado en el Artículo 71
Constitucional por Materias de Especial Trascendencia Nacional en los términos
que a continuación se indican:
1) ¿Aprueba o no
que los venezolanos concertemos un verdadero proceso de reencuentro y
reconciliación nacional, que garantice en paz, la transformación y refundación
del país, y evite una confrontación dolorosa entre hermanos con graves e
irreparables consecuencias?
En el mismo espíritu del proceso de paz
colombiano, se le consultaría al pueblo venezolano acerca del término de un
conflicto de baja intensidad al que han sido sometidos los venezolanos por el
discurso de separación y odio iniciado por Hugo Chávez Frías y que nos partió
en dos como sociedad. Este proceso de reconciliación, reencuentro,
transformación y reconstrucción debe ser llevado a cabo en el marco de un
escenario donde estén legítimamente representadas todas las tendencias y
sectores del país. A nuestro juicio esa es la definición de un proceso constituyente
originario en el marco de un grave estado de confrontación política, con una Asamblea
Nacional Constituyente como escenario.
2) ¿Aprueba o no declarar disuelta la Asamblea Nacional
Constituyente convocada por el gobierno y revocar y declarar nulas todas sus
decisiones?
Por más que la Asamblea Nacional Constituyente de
Maduro haya sido convocada inconstitucionalmente y sea fraudulenta de origen, porque
por vía de “noticia criminis” nos
enteramos que el CNE le metió no menos de un millón de votos fantasmas para que
pareciera que los venezolanos votamos por ese fraude, si existieron venezolanos
que asistieron legítimamente a votar en ese proceso, a los cuales no se les
puede ignorar desestimando su voto y participación a ese proceso. Y aunque el
TSJL (TSJ Legítimo) que sesiona fuera de Venezuela haya sentenciado a favor de
la eliminación de esa Asamblea Nacional Constituyente ilegal e
inconstitucional, solamente el pueblo de Venezuela puede decidir confirmar esa
disolución de la Asamblea Constituyente fraudulenta y declarar nulos sus actos,
para que no existan dudas de nadie –oficialistas, opositores y la Comunidad
Internacional- dentro y fuera de Venezuela, que esa es la decisión inamovible de
la mayoría y debe ser acatada.
3) ¿Aprueba o no que el pueblo de Venezuela como depositario
del poder constituyente originario, tenga la iniciativa y convoque a una
legitima Asamblea Nacional Constituyente por Iniciativa Popular con Bases Comiciales,
que incorporan proporcionalmente, la más amplia
representación ciudadana y el
principio de la universalidad del voto?
En caso positivo firmar la Planilla de Recolección de Firmas adjunta.
Léase bien, NO le estamos pidiendo al pueblo
que apoye una constituyente. Le estamos consultando al pueblo, como debe ser, si
la quiere o no, que son dos cosas muy diferentes. Y en caso de que la quiera,
entonces que firme la Planilla de Recolección de firmas y apruebe unas Bases
Comiciales que presentaremos, que garanticen la representación proporcional, la
participación de todos los sectores de la vida nacional y el principio de la
universalidad del voto. Porque si bien es cierto que el pueblo es uno de los
que puede tomar la iniciativa del convocar al Constituyente de acuerdo con el
Artículo 348 constitucional, este debe alcanzar el mínimo del 15% para que se
realice esa consulta constituyente que se hace en este mismo acto. Nosotros en
la Alianza Nacional Constituyente abogaremos por convencer a los venezolanos,
como lo hemos hecho en los últimos tres años en nuestros recorridos por todo el
país, porque consideramos que es necesaria una reforma estructural
constitucional que nos lleve a la materialización de un Estado Federal
Descentralizado y a la discusión de un nuevo país post-petrolero.
4) Aprueba o no que una legitima Asamblea
Nacional Constituyente Originaria,
nombre un Gobierno de Transición de Unidad Nacional y la Renovación de
los Poderes Públicos en acatamiento al mandato
de la Consulta Popular del 16 de Julio?
Esta
es la materialización de pregunta No 3 de la Consulta Popular del 16J. Y es
sumamente importante porque en este caso ya no sería el mandato que ignoró
abiertamente la Asamblea Nacional sino un mandato del pueblo a los ciudadanos Constituyentes
electos desde una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, por lo cual ese
cuerpo no estaría disponiendo por si solo de los Poderes Públicos, como ya lo
está haciendo Maduro con la espuria constituyente fraudulenta, sino por mandato
expreso del Pueblo Depositario de la Soberanía en un Referendo Consultivo, lo
que le daría la máxima legitimidad a ese gobierno de transición.
Estas 4 preguntas resuelven tres asuntos
fundamentales: a) la desviación del régimen que convocó sin autorización del
pueblo a una Constituyente y todos sus actos inconstitucionales; b) la instalación
inmediata de un Gobierno de Unión Nacional con la renovación de todos los
Poderes Públicos, como se le ordenara a la Asamblea Nacional el 16J; y c) la
discusión del país entre todos en un gran dialogo reconciliador de los
venezolanos y para los venezolanos, en paz y democracia.
¿Por qué pedimos que este Referendo
Consultivo sea tramitado inicialmente por el CNE?
Porque ese es el Poder Electoral y es la obligación legal y constitucional
de la Asamblea Nacional nombrarlo de manera autónoma y que le de garantías a
todos los venezolanos para efectuar Elecciones Autenticas de acuerdo a los
estándares internacionales. Aquí no nos detendremos acerca del porqué no lo
están haciendo. Es nuestro deber solicitarlo como corresponde y lo hemos hecho
tanto en el Comunicado “La solución reside en el pueblo soberano”
y la carta dirigida a la Asamblea Nacional el 6 de Noviembre. Pero si no lo
hacen, desde la Alianza Nacional Constituyente informaremos al país cuales
serán los pasos que continuarán a partir de ese momento.
Esa es la ruta, no otra. Esas 4 preguntas
definirán el destino de Venezuela, y de acuerdo con ellas la propuesta es que
sea el bravo pueblo, el del himno, el que termine solucionando su propia grave
situación, no aquellos quienes la ocasionaron en 1998, que en su mayoría son
los mismos que nos están vendiendo en República Dominicana. Si ese bravo pueblo
lo hizo en el pasado en 1811 pasando por una guerra donde puso los muertos, lo volverá
a hacer ahora porque desde hace tiempo los está poniendo de la misma manera.
Caracas, 23 de Noviembre de 2017
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana