Por Luis Manuel Aguana
Existe
un permanente dilema entre el pensamiento y la acción: “Muchos muchachos piensan que se tumba a
Gómez, después de beber unos tragos, buscando camorra a un policía y
apareciendo en la Plaza Bolívar al grito de “Abajo la tiranía”….”. Así se
expresaba Mariano Picón Salas en los debates universitarios con su paisano y amigo
merideño Alberto Adriani, exponiendo desde un principio su parecer en relación
a ir una acción sin pensar primero. ¿Les suena conocido? (Mariano Picón Salas,
Buscando el camino https://youtu.be/SFdkkxQfWGU).
Tal vez sea audaz de mi parte decir que ese dilema hizo
durar la dictadura de Gómez los 27 años que duró, pero si estoy seguro que tuvo
mucho que ver la permanente discusión muy venezolana, entre aquellos que
insistían en actuar sin analizar y los menos que indicaban todo lo contrario:
educarse para pensar, pensar y luego actuar. Se inscribía Picón Salas en estos
últimos, muy pocos por cierto, en una Venezuela rural llena de montoneras y
caudillos, cuyas charreteras eran ganadas a punta de acción.
Y no crean que la situación haya cambiado mucho en pleno
Siglo XXI. Tal vez la modernidad haya escondido esa faceta del venezolano de
disparar primero y averiguar después. Siempre sale. La muestra más patética la
tenemos con la elección de un golpista en 1998, cuando los venezolanos, sin
pensar, reventamos al sistema de partidos y lo elegimos Presidente, reivindicando
lo venezolano de la acción primero y confiando en que “un militar arreglaría
esto”. Pues no, lo estropeó muchísimo más.
Mariano Picón Salas reclama al venezolano pensante. Aquel
que le da valor a la educación y la cultura como la única salida de nuestros
países para salir adelante. La apreciación política que hace al momento de
salir electo Rómulo Gallegos como Presidente de la República, revela su
posición acerca de que es lo que debe ir primero en el interminable debate
entre la fuerza de la razón y la razón de la fuerza: “Gallegos se nos trueca en símbolo viviente en que la inteligencia y la
justicia acaban por prevalecer en el combate moral de las sociedades contra las
fuerzas desatadas del atropello y de la tiranía”.
Es por eso que respalda un Plan pensado para la
transformación del país realizado por Rómulo Betancourt: “He pasado varios días con el Plan de Barranquilla, y a pesar de mi
desconfianza metódica de los documentos revolucionarios por primera vez he
encontrado allí una tentativa clara y realista de la política
venezolana…Nuestro problema es hacer un país moderno de esa tierra de
doctorcitos, malos poetas e historiadores epopéyicos….”.
Decía en una nota pasada (ver Del Plan de Barranquilla al
Proyecto País Venezuela en http://ticsddhh.blogspot.com/2015/02/del-plan-de-barranquilla-al-proyecto.html)
que ese plan ha marcado a Venezuela hasta el presente, y que aunque este fuera de
corte comunista, elaborado por unos jóvenes dominados en ese entonces por esa
ideología, llegaron con esas ideas en la cabeza al poder 30 años después y
lograron ser firmantes de una nueva Constitución. No en vano pensar y ejecutar,
así sea para el largo plazo, paga y paga muy bien.
Al decir de Ramón J Velásquez: “es de Mariano Picón la idea, que luego hace suya los programas de
Betancourt, en cada aldea venezolana una escuela, en cada pueblo venezolano un
liceo, y en las capitales de los Estados, Institutos Pedagógicos para formar
profesores…”. Educación, educación y más educación. Y así se hizo. Rómulo
Betancourt respaldó como el político inteligente que fue, el pensamiento de
Mariano Picón Salas. Mucho nos hubiéramos ahorrado de la tragedia venezolana
del presente si los actuales políticos hubieran seguido las recomendaciones de
la gente pensante.
“Picón Salas no solo
declara su adhesión al Plan de Barranquilla: va mas allá y le propone a
Betancourt la realización de un acelerado proceso educacional para crear en
Venezuela un Nuevo Tipo de Hombre. La batalla modernizadora, en su opinión,
debía iniciar una nueva clase que se debía formar con el maestro, con el
profesor; clase que debía ser preparada con una educación moderna de base
económica” (1).
Fuera de toda la experiencia política y diplomática que le
distinguió toda su vida, nuestro énfasis en Mariano Picón Salas es en su faceta
intelectual, el escritor insigne, fundador
de la Facultad de Filosofía y Letras en el momento de la construcción de la
Ciudad Universitaria de la UCV en 1945. “Mariano
Picón Salas tiene la osadía de crear una Facultad de Humanidades cuando el
pensamiento dominante clama por la formación de técnicos…”. Luego de ver la
entrevista de Moisés Naim a Fareed Zakaria, relatada en mi anterior nota (ver
En defensa de la humanidades http://ticsddhh.blogspot.com/2015/11/en-defensa-de-las-humanidades.html)
casi me convenzo que Zakaria saco su tesis del rescate de las humanidades de
nuestro Mariano Picón Salas. Necesitamos con urgencia escuelas donde se enseñe
a pensar en Venezuela. Hoy no es un lujo, es una necesidad.
La obra de Picón Salas es de alcance universal. Hay que
recordar que fue Miembro de la Academia de la Historia de Venezuela, Colombia y
Argentina, y de la Real Academia de la Historia de España, clase de distinciones
rara vez vistas en algún compatriota. En 1954 recibe el Premio Nacional de
Literatura que comparte con Arturo Uslar Pietri. Ese mismo año es mencionado
como candidato al Premio Nobel de Literatura.
Del video magistral reseñado en
esta nota resaltamos su propio sentir: “He
hecho lo que pude en una vida que los 20 años soñé sedentaria y se pobló de
accidentes. Tampoco la literatura, suma consolación en los días malos, fue mi
exclusivo oficio. He sido profesor con cariño por su cátedra. Funcionario un
poco indisciplinado, y de petulantes iniciativas que a veces incomodaban a los
jefes. Diplomático eventual y periodista, sobre todo he tenido una profesión, mis compatriotas y contemporáneos saben
en qué estriba esa profesión de llamarse venezolano. Es decir, de actuar y
pensar en un país en tormentoso y contradictorio proceso de crecimiento.
Un país que todavía está descubriendo ríos y riquezas geográficas que parece entra al futuro con un pánico
y una utopía no muy diversa a la de aquellos primeros exploradores que
penetraban en las selvas de América…” (Subrayado nuestro).
En otras palabras un venezolano de profesión, con un profundo amor por
este país que requiere que sus hijos piensen y actúen el medio de un “tormentoso
y contradictorio proceso de crecimiento”. Que puedan guiarlo, en una suerte de jornada
de exploración de su propia grandeza, a ese futuro que está por descubrirse. Estoy
seguro que tenemos esos venezolanos pensantes, que señalarán pronto la ruta,
como lo hicieran esos primeros exploradores de América, adentrándose en la
peligrosa selva que ya se nos presenta al frente como un hecho inevitable…
Caracas,
17 de Noviembre de 2015
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
(1) De la Educación, Las Ciencias Sociales y La
Filosofía, Eduardo Rodríguez, compilador pág. 267-268 en http://goo.gl/pGll5J.