Por Luis Manuel Aguana
Dedicado al movimiento estudiantil y en especial a
los valientes estudiantes encadenados frente a la Embajada de Cuba
Desde el 12 de febrero
de 1814 cuando José Félix Rivas y los estudiantes del Seminario y la
Universidad de Caracas confrontaron el ejército español en La Victoria, los
estudiantes venezolanos han tenido un papel decisivo en las luchas que se han
dado por la recuperación de las libertades en Venezuela. La sangre de los
jóvenes venezolanos siempre se ha derramado en este país por los ideales de
libertad y soberanía.
La juventud es la
época en la cual el ser humano siente con mayor intensidad esa necesidad de
justicia y es por eso que no sin razón, son los jóvenes quienes primero salen a
dar sus vidas por ideales supremos. Sin embargo también esa inocencia que tiene
la juventud es aprovechada por factores inescrupulosos.
Un ejemplo de ello fue
que muchos de nuestros jóvenes universitarios de los años 60 murieron en una
guerra fratricida iniciada desde Cuba por Fidel Castro en su intento de
introducir su modelo comunista a Venezuela a través de la insurrección armada.
Allí murieron jóvenes guerrilleros venezolanos y jóvenes soldados, en una
confrontación que la historia contemporánea comprobó que solo fue útil a
aquellos que pretenden manejar nuestro país desde Cuba y a aquellos que desde
el gobierno pretenden completar su labor.
Quienes corrieron
armados al cerro de El Bachiller fueron en primer lugar los jóvenes universitarios, ideologizados por agentes venezolanos y cubanos, algunos de
los cuales aun viven y hacen política, e incluso nos piden los votos y
manipulan elecciones. Aquellos que saben de política venezolana conocen
perfectamente a quienes me refiero porque están vivitos y coleando.
Es por esa razón que la
pureza de la juventud hay que preservarla. Es muy fácil para ellos caer en una
manipulación externa si no se tienen claramente establecidos el porqué y el
para qué de cualquier lucha que exponga la vida de lo más valioso que tiene
este país que son nuestros jóvenes.
¿Porque los dirigentes
políticos que se fueron a retratar con los jóvenes encadenados en la OEA y
ahora en la sede diplomática de Cuba, no se encadenaron también con ellos? Si
bien es cierto que el movimiento estudiantil tiene su propia manera de
manifestar su desacuerdo general contra este estado de cosas, también es cierto
que la dirigencia de la oposición “formal” debe también asumir su papel de
confrontación real a esa misma situación que revela el movimiento estudiantil.
Ellos no viven en un país distinto.
Sin embargo se puede
notar de lejos que lo que piden los estudiantes no forma parte de un conjunto
de estrategias y acciones de la oposición “formal” y que incluso les parece
“molesta” la forma de protesta elegida por los estudiantes para revelar al
mundo un estado de cosas a todas luces manifiesto en el país. Imagino que
también los llamarán radicales pero da mucho “caché” político tomarse la foto
con quienes si ponen sus castañas en el fuego.
Los partidos políticos
de todos los colores, usaron al movimiento estudiantil y luego lo desecharon
cual papel sanitario después del 7-O. ¿Quiénes fueron los que formaron parte de
la mayoría de la maquinaria electoral del Comando Venezuela y se quedaron
embarcados esperando que el candidato defendiera al menos la dignidad? ¡LOS
ESTUDIANTES! Sin embargo, ¿quiénes fueron los que se pusieron al frente en
diciembre de 2007 para evitar que el gobierno nos cambiara la Constitución?
¡LOS ESTUDIANTES!... Les debemos mucho a los estudiantes…
A la oposición
“formal” no le gusta ver a un movimiento estudiantil fuerte e independiente.
Cuando ven liderazgos salidores allí, los deslumbran con posiciones partidistas
e incluso con puestos políticos de importancia. Muchos de estos muchachos
alumbrados por esos ofrecimientos abandonaron sus posiciones beligerantes en el
movimiento estudiantil y se dedicaron a hacer política partidista, compitiendo
con los viejos caimanes de los partidos (¿recuerdan como los dibujaba Zapata?) quienes
si saben cómo se “manejan las cosas allí” y conocen también dónde poner
zancadillas. El resultado: castrar lo inocente, lo que tiene luz propia, y que por
alguna obscura razón no se deja evolucionar en algo que podría ser más grande y
más trascendental que las trapisondas de los actuales partidos. Eso lo saben
ellos. Pero los muchachos son mucho más que eso.
La llamada Generación
del 28 creció y se desarrolló en algo transformador de la sociedad venezolana sin
la intervención de nadie interesado. Fueron estrellas en cada cosa que
quisieron hacer con sus vidas. Dejaron cada uno una profunda huella para el
beneficio de todos los venezolanos. Eso es lo que hay que dejar que florezca y
se desarrolle, sin intervenciones ni obscuras agendas.
El papel de quienes ya
tenemos el sol en la espalda es apoyarlos y mostrarles, como estudiantes que
son, nuestra experiencia. Pero son ellos quienes deben interpretar el momento
de acuerdo al mundo que desean construir. Que descubran las cosas y las cambien
con la energía transformadora de la juventud. Este país necesita mucho de esa
energía que cambie este estado de cosas.
Este es un momento
único en la historia contemporánea de Venezuela. Tenemos un invasor que se
encuentra en el país debido a la traición de quienes se vendieron en 1998 como
la solución a nuestros grandes problemas. En ese año la mayoría o tal vez todos
esos muchachos que están encadenados en la sede diplomática cubana eran solo unos
niños, inocentes de toda esta basura que nos pasa. Incuso algunos, si no todos,
no habían nacido siquiera cuando el innombrable dejó su “Por ahora” en la mente
de los venezolanos, como una amenaza que se concreta con la invasión de una
dictadura anciana.
¡Qué vivan los
estudiantes! como un recordatorio permanente para los viejos cuya responsabilidad
se hace evidente e ineludible. ¡Qué vivan los estudiantes! cuando lo más
valioso de nuestro país les recuerda a quienes con su silencio no quieren
afrontar la verdad de un miserable colaboracionismo con el gobierno por no
desprenderse de las prebendas que les da una simbiosis vergonzosa. ¡Qué vivan
los estudiantes! porque ellos son la conciencia imposible de acallar. ¡Qué
vivan los estudiantes! porque ellos son siempre la sangre que termina regando
el árbol de la libertad. ¡Qué vivan los estudiantes!
Caracas, 16 de Febrero
de 2013.
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
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