Intervención en la Cátedra Pío Tamayo – 29-01-2018
“De El Junquito a las presidenciales ANC: ¿La misma línea masacrante-asesina?”
La Masacre del Junquito y
las elecciones
Por Luis Manuel Aguana
Muchas gracias a la Cátedra Pio
Tamayo por la oportunidad de participar de nuevo en la discusión de temas de
especial trascendencia para Venezuela como lo es ciertamente este caso
gravísimo que toca muchas dimensiones del problema que enfrentamos en el país.
Escribí a
los días siguientes de la masacre una nota donde manifestaba que el caso de
Oscar Pérez no ha sido todavía evaluado en su justa dimensión, no solo por sus
implicaciones para el régimen por la violación de los derechos humanos de
aquellos que fueron masacrados en presencia todo el mundo a través de las redes
sociales, sino por su trascendencia en la política actual, las reacciones
militares, así como en la reafirmación del carácter forajido del Estado que
conduce Nicolás Maduro. Creo que el régimen ha desestimado las implicaciones de
este vil asesinato, despachándolo como cualquiera de los que ha cometido desde
el año 2002, siendo este muy diferente.
Pero ese
relato ya lo esbozó el Prof. Blanco Muñoz en su extenso y explicativo artículo
“De la Masacre del Junquito a la Masacre Electoral” (http://historiactual.blogspot.com/2018/01/de-la-masacre-de-el-junquito-la-masacre.html).
Muchas preguntas que aparentemente apuntan a un escandaloso mensaje abierto y amenazante
del régimen a la sociedad en su conjunto, que comprueba todo lo que hemos visto
en las calles cuando lanzan a los colectivos a agredir a las marchas, pero que
a la vez demuestra su sorprendente debilidad y propias contradicciones.
Sin
embargo en lo personal no creo que este trágico episodio sea la consecuencia de
un frío cálculo de aumento de la agresión en contra de la sociedad a fin de
lograr su dominación final. No me mal interpreten. Ciertamente lo que pasó en
el Junquito fue una masacre al estilo de las ya utilizadas por otros gobiernos
en el pasado como indica el Prof. Blanco Muñoz, pero a diferencia de ellos, a
mi juicio esta responde a un descomunal desorden del régimen y sus líneas de
jerarquía indefinidas.
Las
posiciones de poder en Venezuela fueron repartidas antes del fallecimiento de
Hugo Chávez entre los dos delfines del Galáctico: Diosdado Cabello y Nicolás
Maduro. Para que Cabello aceptara que Maduro se quedara como heredero en la
Presidencia pidió como precio a PDVSA, el SENIAT y las Fuerzas Armadas. Las
joyas de la corona pues. De allí que a partir de la muerte de Chávez, el país
se convirtiera en un saco de gatos con rumbo desconocido sin un jefe único. Las
intrigas, las ordenes y contraordenes, los funcionarios traidores a una u otra
corriente han hecho de un gobierno que de por si es malo en uno descomunalmente
peor. Y sumamente peligroso para los venezolanos. Y eso hizo implosión en 15 de
enero con el asesinato de Oscar Pérez. A ambas corrientes las une solo el
instinto de supervivencia.
Consultando
en estos días con gente que sabe de inteligencia militar y me dicen que Oscar
Pérez hizo todo lo contrario a lo que se hace cuando se pretenden realizar
operaciones de comando con expectativas de éxito: era mediático, no se dedicó a
lo que realmente hacen los grupos irregulares armados como el caso colombiano,
razón por la cual nadie lo tomo realmente en serio. Resultado: fue localizado y
muerto por un régimen que está en crisis de pánico. Esa fue su tragedia. Sin
embargo estaba en contacto con muchos cuadros activos de las Fuerzas Armadas y
eso tiene al régimen en un alto grado de alerta y peligrosidad.
¿Cómo se
conecta esto con el tema electoral? Claramente el régimen huyo hacia delante,
cubriendo la masacre con un llamado a elecciones desde la inconstitucional
constituyente. Sabe que no es posible sostener este estado de cosas por mucho
más tiempo sin hacer algo. Y ese algo es el carnaval electoral, acompañado por
una oposición marioneta entregada y fácilmente comprable. Pero como a todo mal
cirquero le crecieron los enanos.
La
comunidad internacional rechazó de inmediato ese llamado a todas luces
fraudulento. Por todas las razones esbozadas desde hace tiempo por este
escribidor y un grupo de destacados venezolanos, el CNE es una trampa técnica a
la que la oposición concurre sin condiciones. El resultado: perderán de nuevo,
así traigan a Donald Trump como candidato. Es un completo sinsentido ir a
elecciones con una Constituyente oficialista en funciones, eso sin hablar de
ausencia de condiciones mínimas.
¿La
salida? Cerrar filas en contra de ese proceso electoral, dejando solo al
régimen. En Venezuela se acabaron las elecciones tal y como las conocíamos.
Ahora lo que resta es convocarnos en una solución que presione por una salida del
régimen desde adentro y desde afuera del país, que no les permita la
gobernabilidad hasta que acepten contarse de una manera auténtica, entendiendo
por contarse una Consulta Popular con preguntas concertadas, sin el CNE y al
estilo del, 16J pero esta vez con consecuencias.
¿Qué será
difícil? ¡Claro que será difícil! Pero el juego tendrá ahora que ser otro que
involucre la resistencia civil no violenta en cualquiera de sus manifestaciones
desde todos los sectores de la sociedad. La otra salida es la huida del país o
la resistencia hasta alcanzar ese objetivo con el riesgo de perecer en el
intento. Total, la muerte ya la estamos contemplando todos los días quienes decidimos
enfrentar el problema en el país, sea por hambre, delincuencia, enfermedades o
la misma violencia del régimen. Entonces que cada cual decida lo que quiere
hacer…
Muchas
gracias…
Caracas,
30 de Enero de 2018
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana