Por Luis Manuel Aguana
Esa frase del historiador Rafael Arraíz Lucca en la entrevista de
Roberto Giusti el pasado domingo 30-11-2014 en El Universal (ver Horizontes,
entrevista a Rafael Arraíz Lucca http://m.eluniversal.com/nacional-y-politica/141130/cuando-elegimos-al-presidente-lo-hacemos-por-un-emperador)
me llamó poderosamente la atención. En efecto, nuestros Presidentes no han sido
constructores de modelos sino luchadores políticos, y en consecuencia, no han
estado allí para cambiar nada sino para acceder al Poder. Y en el caso de
Caldera, como indica Arraíz Lucca, eso le sirvió a el como dirigente político
pero no al país.
Esa frase toca el mero centro de nuestra discusión en el Proyecto País
Venezuela (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/).
No estamos impulsando "un programa de gobierno" sino el cambio de las
estructuras fundamentales sobre las cuales descansan las Instituciones del
Estado, que de acuerdo a nuestro análisis y criterio no aguantan más, y
generarán decepción y pobreza futura a los venezolanos si estas no son cambiadas,
aun cuando los comunistas se vayan.
Paradójicamente Hugo Chávez si percibió el desmoronamiento del modelo
imperante y lo aprovechó para comenzar a sentar las bases de un nuevo modelo,
un Estado comunista donde él y su “nomenklatura” gobernarían para siempre. Eso
hace al Comandante Eterno el último Constructor de Modelos de Venezuela, aunque
eso no signifique que finalmente tenga éxito desde la tumba, así sus herederos
hayan avanzado bastante en esa dirección.
Es por eso que aunque no nos guste, Chávez si entendió la necesidad de
cambiar de raíz el modelo y, de acuerdo con algunas investigaciones realizadas,
ya tenía perfectamente concebido a cual. Nos mintió llamándolo al inicio
"la tercera vía", semejante a la del ex Primer Ministro británico Tony
Blair, incluso indicando que nunca seria comunista. Pero todos vimos al final
cual era la realidad de sus intenciones.
Todavía los demócratas no les ha caído la locha el concepto del cambio
del modelo. Creen ingenuamente (o tal vez los ingenuos somos nosotros) que el
problema es de "gerencia", de "mala administración", o “no
aplicación” de la Constitución vigente, afirmando que cambiando al
administrador se resuelve el problema, sin ver que el edificio se les está
cayendo encima. Nadie nota- o quiere notar-, que el edificio esta inhabitable,
las cañerías están abiertas, con la porquería rodando por la sala y las
escaleras, con las paredes destruidas y el techo cayendo sobre nuestras cabezas,
pero insisten que cambiando al administrador viviremos mejor. Incluso buscan al
que más simpatía genera y habla más bonito frente a las cámaras.
Cuando en 1811 el primer constructor de modelos venezolano, Francisco
de Miranda, establece, junto con otros pioneros, el modelo federal de gobierno
en nuestra primera Constitución, siguiendo el mismo esquema establecido en la Carta
Magna de los Estados Unidos de América, cometieron el error de creer que podía
ser aplicable en ese momento histórico a un país como el nuestro.
Y como era de esperar, las cabras, que siempre tiran para el monte,
terminaron imponiéndose en una ola de interminables gobiernos militares
fuertemente centralizados. Miranda y el resto de nuestros fundadores sabían
cual era el mejor modelo y lo escribieron en nuestra primera Constitución.
Incluso el Libertador así lo confesó en el Manifiesto de Cartagena de diciembre
de 1812 cuando indicó “El sistema
federal, bien sea el más perfecto y más capaz de proporcionar la felicidad
humana en sociedad, es, no obstante, el más opuesto a los intereses de nuestros
recientes estados…”, ratificando de esa manera no una oposición hacia el
sistema en sí, sino a su aplicación a nuestros Estados de reciente creación en
ese entonces.
Pero han pasado más de 200 años, y el sistema federal ha evolucionado
en los países donde se ha aplicado, proporcionando calidades de vida muchísimo
mayores de las que jamás hayamos tenido nosotros. Sin embargo, no somos
ingenuos al pensar que desterraremos con el cambio de un papel dos siglos de
caudillismo y presidencialismo, pero es imperativo comenzar. Por eso bien decía
el historiador Arraíz Lucca que cuando elegimos al Presidente lo hacemos por un
emperador. Y desde 1999 con la nueva Constitución, no solo lo hacemos por un
Emperador, sino por un Rey, un Dictador, un Mandamás, todo mezclado, siendo
esto lo más alejado de la expresión civilizada de un gobernante que debe ser
controlado por los ciudadanos que lo eligen.
Se hace un imperativo histórico romper ese paradigma centralizador y
realizar un cambio hacia un sistema donde efectivamente el poder se acerque al
ciudadano, repartiéndolo a cada nivel del Estado, haciendo un viraje de 180
grados del poder de uno hacia el poder de muchos. Eso trae como consecuencia un
sistema de controles diferente y la limitación drástica de lo que pueden hacer
nuestros gobernantes con los recursos que son de todos.
Y dentro de ese imperativo nos encontramos también en una encrucijada
histórica. “O inventamos o erramos”, indicaba el Maestro Simón Rodríguez. Nunca
antes esas palabras cobraron más significado que ahora. Aquellos que nos
indican que es una locura cambiar el modelo porque en nuestra sangre corren 200
años de caudillismo civil y militar, es la misma expresión, conservando las
distancias ,de aquellos que decían que era imposible que una persona de color
llegara a la Presidencia de Suráfrica y Mandela lo logró. Las cosas pueden
cambiar aunque se vean muy difíciles…
Nos toca parir nuevos Constructores de Modelos. No es solamente
sugerir sino construir e implementar un nuevo modelo político para el país porque
el que tenemos ya falleció antes que apareciera por primera vez el Comandante
Eterno. Desde el Proyecto País Venezuela estamos planteando uno y eso es solo
el comienzo. Y para discutirlo proponemos la convocatoria a una Asamblea
Nacional Constituyente. Y aquellos que crean que todo termina allí, están muy
equivocados. Será más bien el comienzo de una nueva etapa donde todos los
venezolanos aprenderemos de la nada a ser los nuevos constructores de un mejor
país. La vida nos enseña que esa es la única manera en que las personas y los
países se hacen adultos y desarrollados.
Caracas,
1 de Diciembre de 2014
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana