miércoles, 29 de octubre de 2014

Pánico Constituyente



Por Luis Manuel Aguana

Así estarán las cosas por los lados de la oposición oficial que a falta de argumentos sustanciales que oponer al llamado a una Asamblea Nacional Constituyente, recurren al expediente del miedo para evitar que la gente comprenda el significado de ese llamado para reunificar al país. Muchos años de trabajar conjuntamente con el régimen hacen que sus métodos terminen siendo los mismos. Es por eso que hay que oponer, como al régimen, la misma “contra”, lo que prueba una vez más la tesis que siempre hemos sostenido de que son la misma cosa–o tal vez peor- de la que hay que salir para recuperar la democracia en Venezuela.

En efecto, en la última pieza “anti-constituyente” que nos brinda Carlos Raúl Hernández, defensor a ultranza de las elecciones con “este CNE” (ver La habitación del pánico en http://www.eluniversal.com/opinion/141026/la-habitacion-del-panico) en El Universal del domingo pasado, se indica: “A ningún político democrático que sepa lo que hace, se le ocurre entregar el poder absoluto, omnímodo, a 150 fulanos sometidos a pasiones e intereses, mayorías y aplanadoras, a un partido dominante y finalmente a la voluntad de un hombre..”.

De acuerdo a este particular criterio debemos suponer que Andrés Eloy Blanco en 1946, Presidente de la Asamblea Constituyente de ese año, era un “fulano” sometido a pasiones e intereses, cuyo partido dominante, Acción Democrática, usó su aplanadora para establecer por primera vez la elección libre directa y universal, estableciendo por primera vez en una constitución venezolana el voto femenino, el de los analfabetas y mayores de 18 años” (ver Constitución de Venezuela de 1947 http://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Venezuela_de_1947).

Esta particular manera de atemorizar a los venezolanos para evitar el cambio estructural que debemos dar y que políticos de la talla de entonces si comprendieron a cabalidad, al parecer es un nuevo enfoque que están ensayando los enemigos del proceso constituyente. No es el argumento banal “hemos tenido 26 Constituciones” o “las constituyentes vienen luego que somos gobierno”. No, va más allá, porque resulta altamente engañoso y tóxico ya que intenta utilizar tácticas muy en sintonía con las que usa el régimen para disuadir a los venezolanos de movilizarse para producir un cambio.

Estadistas como Rómulo Betancourt si comprendieron que solo gracias a la convocatoria de un pueblo convencido de la necesidad de cambios trascendentales era posible un vuelco en positivo de nuestro desarrollo como pueblo. Gracias a Dios que este analista no escribía en aquel entonces en El Universal, porque si fuera por él Venezuela no contaría ahora con el voto universal directo y secreto, ni obviamente con el voto femenino.

Asimismo el analista pone al país en la circunstancia de tener pánico por anticipado a la voluntad popular, indicando que la Constituyente no es más que una suerte de “monstruosidad jurídica”, que “consagra que unas decenas de galfaros están por encima de la ley, libres de controles institucionales y con facultades para cambiarlo todo: la vía pacífica al totalitarismo.”

Esos a quien el Sr. Hernández califica de “galfaros” son nada más y nada menos que los constituyentistas electos por el pueblo para representarlos en una ANC, ¿qué tal? Y aunque esta expresión no está en el DRAE (no es extraño, tampoco estaba “frauduleros” del mismo autor) denota en buen venezolano a una persona capaz de realizar las peores acciones al margen de la ley. Además del insulto por adelantado a esos representantes populares, sentencia de una manera aviesa que todas las Constituyentes serán como la que estableció Hugo Chávez en 1999, sin explicar porqué esa Constituyente resultó de esa manera y las circunstancias que precisamente condujeron a ese totalitarismo por la vía pacífica que aduce.

Tampoco se pasea por las Bases Comiciales que impuso el vencedor de 1998, que reventaron el principio de Representación Proporcional, y que nadie dijo nada, incluyéndolo a él, notable vocero de la vieja oposición de entonces, dejando  escapar irresponsablemente este detalle que distorsionó el balance de esa Asamblea.

Resulta que ahora, de acuerdo a este análisis, el CNE es bueno para ganar unas Parlamentarias y es malo para ir a una Constituyente: El exorcismo real es en 2015, y lo otro es la necia propuesta de embarcarse en trifulcas durante dos años si al CNE le da la gana, recolección válida de firmas -¿quién las conseguirá?- elección de los constituyentes y referéndum aprobatorio”. Por eso es que hay que decirle claramente al pueblo de Venezuela que EL CNE ES MALO PARA LAS DOS COSAS y es por eso que estamos invocando al Poder Originario del Pueblo Depositario de la Soberanía (Art. 5 y 347 de la CRBV) mediante un mecanismo que no incluye a los poderes constituidos penetrados por cubanos y que dudo mucho que el autor de esta nota comprenda a cabalidad.

Insultar a quienes proponemos la vía Constituyente con el calificativo de “burros” no es más que una debilidad chavista de quien se le acabaron los argumentos y recurren al expediente del miedo. Eso es lo que hacen en los portales del régimen y en cientos de mensajes de Twitter sin aportar ni un solo justificativo válido y discutible en contra de la convocatoria del Soberano para la reconstrucción y reconciliación del país, más allá de difundir pánico para llevar de nuevo al país a otro matadero electoral y atemorizar a la población indicando que repetiremos la historia Constituyente de 1999. Algo debe haber aprendido este noble pueblo venezolano en estos años, comenzando por identificar a quienes verdaderamente lo estafaron, tanto en el gobierno como en la oposición.

Notas como la del Sr. Hernández el domingo pasado en El Universal, no hacen más que confirmar la labor conjunta que realiza el régimen con la oposición oficial electoralista que lo mantiene. El problema de fondo no es evitar que ocurra la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente-cosa que tarde o temprano ocurrirá inevitablemente-, sino usar ese ataque para justificar la existencia misma de una oposición oficial que ya no convoca a nadie y que desea seguir mamando de la teta electoral, prometiendo que esta vez si van a trabajar. Ojalá que en esta oportunidad los Diputados recién electos a la Asamblea Nacional del 2015 no salgan corriendo a la búsqueda de nominaciones para Alcaldías y Gobernaciones.

Debo indicarle al articulista que no es preciso “incinerar el artículo” que permite convocar al Soberano. Chávez lo hizo sin que existiera esa previsión en la Constitución de 1961. La convocatoria de un pueblo para cambiar su historia no tiene por qué estar escrita en ningún lado, es un Derecho Humano inherente a todas las personas conscientes de sus derechos. Y si algo tiene esta “Carta abominablemente escrita” de 1999 y herencia del Eterno, es el reconocimiento de ese Derecho Humano, el cual usaremos en toda su extensión a pesar del miedo que nos quieran infundir el gobierno y su oposición oficial desde una habitación; y que como todas las cosas del régimen, pretenden que lo tengamos nosotros cuando en realidad es todo lo contrario: ese pánico a una Constituyente como que lo tienen ellos…

Caracas, 29 de Octubre de 2014

Twitter:@laguana

lunes, 27 de octubre de 2014

Diferencias Constituyentes

Por Luis Manuel Aguana

Las primeras preguntas que hace la gente en nuestros foros, así como los entrevistadores de los medios cuando nos ponen un micrófono por delante, es siempre la misma: ¿En qué se diferencia su planteamiento de Constituyente con el que hace Voluntad Popular? ¿Por qué no están trabajando juntos? Muchas preguntas se han suscitado porque al observar el planteamiento del Proyecto País Venezuela, inmediatamente perciben que lo que ha salido hasta ahora a la calle es diferente. Y lo es...

En primer lugar, lo que VP llama el cambio del modelo político, no es lo mismo que nosotros llamamos de la misma forma. El tema no está en cambiar a los comunistas por demócratas -aunque eso sea una consecuencia-, sino el cambio de las estructuras políticas anquilosadas que hicieron crisis y provocaron, en primer lugar, la aparición de Chávez en 1992 y que terminaron de colapsar en 1998 con su elección como Presidente de la República. Estas estructuras políticas siguen presentes, lo que hace que cambiar un Presidente de la República por otro no haga ninguna diferencia para la solución de nuestros problemas como país. Eso responde de pasada por qué una renuncia o un revocatorio del Presidente no resuelven el problema.

Chávez no fue más que la consecuencia de un modelo de gobernar que se agotó en Venezuela a finales de los años 90 y que no era capaz de resolver los cada vez mayores problemas de una población que buscaba desesperadamente una solución. La respuesta del electorado fue votar por una tercera opción al bipartidismo existente que empeoró exponencialmente los problemas, al punto que el sistema fue víctima del cáncer del comunismo castrista. Y la gente todavía espera una solución que no ha llegado.

Cuando decimos que hay que cambiar el modelo político, no es solo para sacarnos de encima el cáncer del comunismo cubano, sino para establecer un modelo ajustado a nuestra realidad y que nos ayude a solucionar los graves problemas de los venezolanos, poniéndonos en la vía correcta del desarrollo. Y es que ese modelo político que contemplamos ahora no es más que la deformación grotesca de lo que había en 1998, que lamentablemente nunca llegó a evolucionar, debido a las torpezas y la corrupción de nuestra vieja clase política. Como resultado, el modelo devino en un caos que es lo que sufrimos ahora. Eso fue lo que produjo a Chávez, ni más ni menos.

Ahora nos encontramos en una confusión tal, que si no hacemos las cosas de manera correcta, vamos a empeorar significativamente nuestros males. Necesitamos gente con visión política -con P grande- y gran inclinación hacia el beneficio de la comunidad ante el beneficio propio, no oportunistas que busquen el poder porque ven en esta crisis una oportunidad de oro para conseguirlo. Pero lamentablemente, la política venezolana está llena de malandros encubiertos. Nadie sabe quién es quién y no hay nadie en quien confiar. No en vano una gran parte del electorado desconfía de una oposición que está llena de la gente que creó al engendro chavista-comunista y ahora pretenden regresar a responsabilidades de gobierno disfrazados de "demócratas". Un mar de confusión pues.

A la primera pregunta, contestamos que en el Proyecto País Venezuela buscamos un proceso constituyente para Reconstituir al Estado, estableciendo un nuevo sistema que corrija no solo las desviaciones producidas por los comunistas, sino que evolucione hacia mecanismos constitucionales que eviten que vuelva a aparecer un "salvador de la patria", como ocurrió en 1992. Y nuestra propuesta es el Estado Federal Descentralizado.

Esto hay que explicarlo muchísimas veces. A la pregunta del por qué no estamos trabajando junto a VP, la respuesta es que sí lo estamos haciendo, demostrado en el hecho mismo que ambos estamos impulsando esa solución para el país. Los militantes de ese partido en el interior, son los primeros que quieren entender qué significa ese proceso y debaten activamente con nosotros esa solución. Creemos que la Constituyente no es un coto cerrado de ninguna parcialidad política, porque ese esfuerzo que están haciendo no tendrá éxito si no estamos unidos todos, AÚN CUANDO LOGREN RECOLECTAR TODAS LAS FIRMAS!. ¿Y por qué es así?

Porque el tema de fondo no es que hagamos una nueva Constitución. ESO ES LO DE MENOS. La Constitución no es más que la resultante, el papel escrito del acuerdo de convivencia política entre todos los factores de un país, donde se resuelvan las diferencias pacíficamente. Y mientras en el acuerdo estén representados la mayor cantidad posible de protagonistas, incluyendo a la representación chavista electa en comicios transparentes, más durará. Esta es, y tiene que ser, una propuesta que apunta a despolarizar al país.

Si lo hace una sola parte de la sociedad - un partido político, como ocurrió en 1999-, no será más que un papel inservible y el país será tan estable como un volcán en actividad: nunca se sabe cuándo hará erupción. Eso nos pasó en 1999 y no podemos caer de nuevo en el mismo error (aún cuando lo de 1999 fue deliberado, no un error). Chávez hizo SU Constitución con un ardid tramposo y la inestabilidad nos llevó a la crisis del 2002. Al no resolverse un pacto de convivencia social real entre todos los venezolanos, aún continuamos con un país dividido e inestable. Necesitamos RECONSTITUIRNOS  como nación ante el derrumbe institucional, político y moral de Venezuela, de allí el llamado del Proyecto País Venezuela Reconciliada y el llamado de otros como Leopoldo López y su partido para un nuevo proceso Constituyente.

Vale decir que si predicamos la solución Constituyente como el mecanismo idóneo e incluyente para reconciliarnos, mal podremos dejar de lado a todo el mundo y recoger firmas mientras no se ha convencido al país nacional en su totalidad, y al ciudadano común en un esfuerzo previo, por más que estemos apurados de que no terminen de destruir al país.

Nuestra postura antes de recoger la primera firma era, y sigue siendo, incluir a la mayor cantidad de factores en toda Venezuela, CONVENCIENDO  a la gente de esa solución y por qué se necesita. Teniendo CONTENIDO que discutir con la gente. Debatiendo el Poder Originario y el Proyecto en foros, charlas, encuentros, Asambleas de Ciudadanos, con los vecinos y sus dirigentes en los barrios populares en todas las regiones. El equipo del Proyecto País Venezuela se ha estado moviendo en todo el país para esos encuentros, distribuyendo los libros del Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (que pueden bajarse gratis de nuestro blog http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). No es una tarea fácil, sin embargo es indispensable. Tenemos tiempo pero a la vez no lo tenemos.

Pero tal vez lo más importante y una diferencia fundamental de nuestro planteamiento es que el Proyecto País es la respuesta al por qué si cambiamos el sistema y la organización del Estado establecido en la Constitución de 1999, en concordancia con un proyecto de un profundo sentido descentralizador, estaremos llegándole a la solución de los problemas de la gente, provocando el cambio esperado de abajo hacia arriba. Mientras más avanzamos, más se convence la gente. Después de eso ya no será un problema de recoger firmas sino del ejercicio de nuestra soberanía.

Caracas, 27 de Octubre de 2014

Twitter:@laguana

Nota: Mi agradecimiento al Sr. Oswaldo Aguirre quien generosamente realizó correcciones ortográficas al texto original publicado, muy pertinentes para un escribidor en permanente aprendizaje del idioma castellano...

sábado, 18 de octubre de 2014

Constituyente, sociedad civil y partidos políticos


Por Luis Manuel Aguana

Intervención en el Foro Constituyente promovido por el partido Seguimos Hacia Carabobo, Auditorio del Colegio Médico del Estado Carabobo, Valencia, 18 de Octubre de 2014

Luego del lanzamiento de un proceso de recolección de firmas para la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, promovida por un partido político, muchos se han preguntado, y nos lo han hecho saber, cual es el rol que jugaremos de ahora en adelante aquellos que formamos parte de la sociedad civil y que igualmente hemos pero desde muchos años antes, intentado convencer a los venezolanos que ese es el camino civil correcto para enfrentar el estado de cosas generado por un régimen que ha desconocido la Constitución.

Lo primero que debemos considerar aquí antes de entrar a discutir el fondo del problema es el rol que juegan la sociedad civil y los partidos en este complejo marco situacional que hace que la opinión pública se confunda cuando ambas capas de la sociedad tienen un mismo objetivo pero aparentemente con diferente fin.

Eduardo Colmenares Finol, en su ensayo “La Sociedad Civil y el Liderazgo Político Moderno” hace una composición de lugar del rol de ambos en la sociedad: “El principal objetivo de un partido político moderno debe ser lograr un nivel de sintonía o un vinculo adecuado con la sociedad civil, con el fin de interpretar el concepto de bienestar que esa sociedad desea y de esta manera ayudarla en su proceso de maduración, en especial, en su etapa inicial de despegue desde la inmadurez política. En otras palabras, la definición moderna de los partidos políticos sería “instituciones éticas” que sirven en la intermediación entre la sociedad civil y el estado, hasta lograr un nivel de conducta política de modo que sea la propia sociedad civil la que determine el liderazgo que la conduzca a su bienestar. (1) (Subrayado nuestro)

En otras palabras, los partidos y su liderazgo no les queda otra que ser intérpretes cabales de la sociedad civil, siendo ésta la que al final determinará cuál es el liderazgo correcto de esos partidos que la conducirá a mejores estadios de bienestar. Lamentablemente eso no es lo que sucede en Venezuela. Los partidos se han convertido en imponedores de los lineamientos que al final se concretan en realidades que definen el destino del país.

Colmenares Finol incluye un ejemplo de esa afirmación cuando los partidos desvían su objetivo principal: Los partidos “también se pervierten cuando su principal objetivo es obtener el poder del estado, desvinculado de la sociedad, fragmentando de esta forma, las bases morales de la política en sí. En este caso los partidos, a través de sus lideres electos democráticamente, rompen el equilibrio que debe existir entre la sociedad civil, el proyecto político y los líderes”. Y más allá señala una consecuencia que ya hemos escuchado muchas veces: “este tipo de partidos considera a la sociedad civil organizada como una amenaza en lugar de un aliado, carecen de sensibilidad o no saben cómo percibir su presencia…”.

James Madison (1751-1836), considerado el Padre de la Constitución norteamericana, indicaba en el Federalista No 10 que las causas del espíritu de facción (que en el fondo no es otra cosa que la obtención del poder por los partidos en una democracia) “no pueden suprimirse y que el mal solo puede evitarse teniendo a raya sus efectos” (ver El Federalista en http://goo.gl/LsgP8x). Y la manera de contener esos efectos- que no es otra cosa que el abuso del poder-, es desarrollar una sociedad civil fuerte e independiente. ¿Y quien debe desarrollar esa sociedad civil fuerte e independiente? Aparentemente en Venezuela nos la tenemos que agenciar nosotros mismos, peleando por espacios que lamentablemente los partidos políticos están lejos de entender que deben darle a los ciudadanos.

Habiendo establecido esto, debemos indicar una vez más que no somos una amenaza para ningún partido político. La sociedad civil es la que debe inspirar el orden de prioridad de los partidos. La cosa es al revés, no son ellos los que imponen adonde va la sociedad, son ellos los que deben ser los intérpretes de nuestra voluntad. Somos nosotros los que indicamos que es lo que queremos y ellos establecer las estrategias para hacer realidad nuestros reclamos y solicitudes, porque si no, tal como lo indica Colmenares Finol en su obra, están incurriendo en una desviación.

El Proyecto País Venezuela es un producto de la sociedad civil venezolana. Su objetivo principal es la transformación del Estado a través de una discusión que solo puede darse a través de una Asamblea Nacional Constituyente. No es el objetivo principal del Proyecto, aunque esto resulte como una consecuencia del proceso, el cambio de los poderes públicos que en la actualidad están secuestrados en Venezuela por los representantes de un país comunista.

El objetivo principal del Proyecto es asignarle a los Estados de toda Venezuela competencias constitucionales y legislativas, amplias e integrales en materia política, judicial, electoral, tributaria, administrativa y educativa, con el fin de hacer llegar el poder a los ciudadanos y sean estos los protagonistas de su propio desarrollo, estableciendo una verdadera Constitución Federal para la República de Venezuela. A esto lo hemos llamado La Rebelión de las Regiones.

La diferencia de hacer esto de esta forma y no de la otra manera planteada, es que se evitaría volver al modelo de país de poder centralizado y desbalanceado que hizo crisis en 1998, originando todo este desastre que amenaza con llevarnos aceleradamente al comunismo. La idea es volver la cara hacia un nuevo modelo de desarrollo, quitándonos a la vez el yugo de una tiranía. Es darle una esperanza al país de que si puede haber crecimiento económico, y desarrollo social y político cuando se le dan a las fuerzas sociales en todo el país el poder económico y político para desarrollarse. ES UNA ALTERNATIVA que plantearle al país frente a un Plan de la Patria comunista, no una simple promesa que los partidos lo harán mejor después de salir de esto, solamente porque ellos lo dicen.

Todos al final buscamos lo mismo, la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente. Si ponemos la carreta detrás de los caballos, como debe ser, de manera natural, comprendiendo el rol de cada uno, nos aseguraremos que ambos, sociedad civil y partidos políticos, llegaremos más rápido a ese objetivo. Es por eso que Venezuela nos necesita a todos…

Valencia, 18 de Octubre de 2014

Twitter:@laguana

(1)     Eduardo Colmenares Finol, La Sociedad Civil y el Liderazgo Político Moderno, Agosto 2008, ISBN 980-12-1974-2, San Cristóbal, Estado Táchira, Venezuela.