domingo, 26 de marzo de 2023

El Vito, Venezuela y los toros

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Lo terrible de las luchas largas es que poco a poco se van llevando a los mejores y más experimentados luchadores, precisamente porque son los más viejos y curtidos, y que pueden indicar cuál es el mejor camino. Esta lucha por el rescate de nuestras libertades es amarga, porque quienes las disfrutamos en mayor o menor medida durante 40 años somos los más viejos; y en nuestro afán por recuperarlas, en nuestra mayoría, nos toca hacerlo al final de nuestras vidas, y en eso la naturaleza no perdona a nadie.

Si los viejos no logramos a tiempo traspasar esa conciencia de historia viva de lucha libertaria a los más jóvenes, en esa misma medida se aleja la posibilidad de obtenerla, y ellos tendrán que repetir los errores que los más viejos cometimos para recuperarla, cayendo irremediablemente en un círculo vicioso que alarga el sufrimiento de las generaciones.

Digo todo esto porque en el pasar de los años he visto irse a un significativo número de venezolanos, quienes por su edad y experiencia, cada uno en su campo, aporto su grano de arena a la Venezuela que intentamos ahora recuperar. Ese fue el caso de Víctor José López, mejor conocido por sus amigos y colegas del periodismo como “El Vito”, quien nos dejó solos para seguir con esta lucha que se hace interminable.

Conocí a El Vito, en el Gran Café de Sabana Grande al inicio de nuestro proyecto Constituyente. Es curioso que haya sido allí, un Café donde se han sentado en el pasado otros soñadores a pensar las grandes ideas que han ocurrido en este país. Él aportó lo que todo proyecto de esta naturaleza necesitaba, una experiencia única en comunicación social necesaria para su presentación en sociedad. El Vito cofundó con nosotros la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, siendo al final de sus días Directivo honorario de nuestra organización.

Fueron incontables las reuniones donde El Vito participó con nosotros para buscar la mejor manera de comunicarle este proyecto a Venezuela inicialmente. Siendo la autoridad que era y maestro consumado en el periodismo, El Vito nunca presumió de su condición, lo que lo enaltecía en su condición humana y don de gentes, cosa reconocida por todos quienes le conocieron y trataron.

Además de sus inquietudes políticas, El Vito fue reconocido internacionalmente por su condición de periodista especializado en tauromaquia, siendo imposible conocer al personaje sin explorar su faceta pasional por la fiesta taurina, tanto que lo llevó a ser, a mi juicio, el autor más importante del país en ese tema, con sólidas obras publicadas como “Memoria de Arena”, “El Toreo en Venezuela”, “Solera brava, el toro de lidia venezolano”, sin contar con una biografía del más grande torero venezolano, César Girón. El Vito fue justamente reconocido con el Premio Nacional de Periodismo, el Premio Monseñor Pellín de Cultura, y el Premio Municipal de Literatura.

Siempre me pregunté –y le pregunté- la razón del porqué un personaje con un perfil pacífico y de soñador político como el de El Vito le agradara tanto la actividad taurina. De allí que me obsequiara una de sus obras para comprender mejor esa fiesta y en particular su desarrollo en nuestro país, “El toreo en Venezuela”. A mí siempre me pareció una cosa violenta, pero al leerlo en su obra e indagar un poco más en la confrontación existente entre aquellos que buscan su desaparición y aquellos que como él la defendían, encontré algo que tal vez me pudo descifrar un poco más este personaje excepcional, que pudo conectar su pasión por los toros con la lucha con un régimen criminal salvaje.

La fiesta del toro es el escenario que enfrenta al hombre con la bestia y el triunfo inevitable del hombre sobre ella. Va más allá de una diversión, y algunos como El Vito  hasta la consideran un arte. Al retomar con la desaparición de El Vito las notas que leí e indague en su oportunidad acerca de ese tema, me “cae la locha”, con el perdón póstumo que me pueda dispensar mi querido amigo El Vito, que eso es precisamente lo que tenemos en Venezuela. Una gran plaza de toros donde todos somos los toreros enfrentados a una bestia única que no hemos podido descifrar por ser malos toreros, al punto de confundir un toro con un Nú, como decía Oscar Yanes (ver Estado Mayor de Oposición “Oscar Yanes”, en https://ticsddhh.blogspot.com/2013/10/estado-mayor-de-oposicion-oscar-yanez.html).

La tauromaquia en España nace en el Siglo XII y “fue el nombre dado a las obras o libros que tratan y recopilan las diferentes técnicas de torear, donde se desarrollan además las reglas del toreo en forma de manual para ser leído por los toreros”… “La primera Tauromaquia conocida fue la conocida como la Cartilla de Osuna (Cartilla, en que se proponen las reglas, para torear a caballo, y practicar este valeroso, noble exercicio, con toda destreza) publicada en 1726” (ver Tauromaquia, en https://es.wikipedia.org/wiki/Tauromaquia#Cartilla_de_Osuna).

Es muy interesante lo que al comienzo de esos tiempos definían los primeros de esta disciplina, lo que debía saber un torero para enfrentarse con la bestia: “En esta Cartilla de Osuna se define lo que es el toreo de alguna manera. El toreo es un acto varonil, dice. Varonil porque tiene una serie de cualidades que entonces los ilustrados achacaban evidentemente al sexo masculino, como pudiera ser el valor, el arrojo, la agilidad, el desenfado. Es un espectáculo público también, nos cuenta la Cartilla de Osuna, es decir, sirve para distraer al público en general, dice, la melancolía natural, añade esta cartilla de Osuna. El acto se basa en el valor, pero no solo en ello, sino también en la técnica, basada en unos conocimientos previos absolutamente imprescindibles que el autor plasma a reglón seguido en forma de reglas…” (ver Las primeras Tauromaquias a pie/XX Aula de Tauromaquia, en https://www.youtube.com/watch?v=zyda--US5Mg, min 8:00) (resaltado nuestro).

En otras palabras, visto desde esa perspectiva, el toreo es el arte de enfrentarse con una bestia y salir vivo del intento. Sin conocer las reglas y sin valor no se le puede enfrentar, y menos aún sin arrojo, agilidad y desenfado, atributos que no acabamos de reunir juntos, a pesar de ser el ABC de un arte que data del Siglo XII.

Pero la cosa es más compleja todavía. El tema ha sido abordado por los intelectuales más importantes de habla hispana, y es un tema sobre el que aún debaten en el mundo, más allá del superficial y obvio trato que se debe tener con los animales. Don Juan Lamarca López, Presidente del Círculo Taurino Amigos de la Dinastía Bienvenida, publica un artículo en la Academia de Mérida donde destaca el peso específico de la tauromaquia en la cultura hispánica:

“Como es sabido la tauromaquia siempre ha generado un auténtico problema intelectual y Ortega y Gasset trata de armonizar corrientes haciendo una interpretación analítica y filosófica sobre la importancia de lo taurómaco en España y los efectos que han tenido los toros sobre la cultura y la vida cotidiana española: “en efecto, es un hecho de evidencia arrolladora que durante generaciones y generaciones fue, tal vez, esa fiesta la cosa que ha hecho más felices a mayor número de españoles….“Las corridas de toros no solo son una realidad de primer orden en la historia de España, sino que, cuando se le presta atención y se hace actuar sobre ella la razón histórica, lleva a descubrir un hecho, hasta ahora arcano, de importancia tal que no se puede hacer la historia de España sin la comprensión de ese espectáculo..” Dicha llana y  lisamente: Que el que quiera saber cómo está España que vaya a ver una corrida de toros” (ver La intelectualidad y los Toros, por Don Juan Lamarca López, en https://blogacademiademerida.org.ve/la-intelectualidad-y-los-toros/).

 

Y no se puede hacer historia de España sin incluir a sus colonias, de las que nacimos todos, herederos de esa cultura. Esto es, a nosotros mismos. Intentar comprender la pérdida de El Vito en la Venezuela actual, pasa por entender que se fue alguien capaz de comprender esta búsqueda intelectual, única en su tipo. Esa es la calidad de quienes se nos están yendo en este profundo enfrentamiento donde la bestia nos está ganando.

Lamento decirte mi querido amigo El Vito, donde quiera que estés, que tardíamente por fin comprendí tu amor por los toros, aunque todavía me debata en ese futuro, que deja las tradiciones más profundas en el pasado, pero que intenta dibujar algo mejor para todos, sin todavía conseguirlo. Con este ínfimo homenaje a tus dos pasiones de vida, Venezuela y los toros, te devuelvo, porque te las mereces más que yo, las palabras que me obsequiaste en la dedicatoria al regalarme tu libro: “Infatigable como luchador, brillante en tu condición de Maestro en las doctrinas…”. Hasta siempre tú, Maestro…

Caracas, 26 de Marzo de 2023

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martes, 21 de marzo de 2023

“Donald” El Aissami

Por Luis Manuel Aguana

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La cantidad de dinero que el régimen que Hugo Chávez Frías y Nicolás Maduro Moros ha manejado y desfalcado de las cuentas de los venezolanos nunca se podrá conocer hasta que sean expulsados los delincuentes que manejan el poder en Venezuela, y se produzca, como en toda administración privada o pública que se respete, una profunda auditoría y se establezcan las responsabilidades plenas que correspondan.

Nunca fue más verdadera que ahora la frase del expresidente venezolano Raimundo Andueza Palacios (1846-1900) quien dijo, y cito: "El Tesoro Nacional es como el río Guaire, todo el mundo tiene derecho a meter su pichagua, lo que se discute es el tamaño". La palabra “pichagua”, muy venezolana, es un derivado de la famosa “totuma” o “tapara” indígena utilizada para recoger agua o plato para comer.

Según esta manera de concebir el tesoro público, todos los venezolanos tenemos el derecho, según Andueza, a meterle la mano a los dineros públicos, y lo que se que se discute es el tamaño del recipiente, porque el río Guaire daba agua suficiente para todos. La pregunta era quien tenía más derecho que otro para beber más. La respuesta: el que tuviera la pichagua más grande. Y ese generalmente es el que tiene el poder. Y esto último, en especial, los miles de ladrones de esta cueva de Ali Babá en que han convertido a Venezuela, se lo han tomado muy en serio.

Pero el asunto ha llegado a tal extremo que los ladrones dejaron seco el río, y ni siquiera el Presidente Andueza, autor de la tristemente célebre frase, jamás pudo imaginarse que llegaran al extremo de hacerlo, y al secarlo, los ladrones comenzarían a robarse entre sí.

El escándalo del régimen en torno al desvío de 3.000 millones de dólares de las cuentas provenientes de la venta de petróleo, denominados en criptomonedas, utilizadas por el régimen para desviar las sanciones financieras dispuestas por el gobierno de los Estados Unidos en contra de la PDVSA rojo-rojita, es un caso interesante de analizar, desde varias perspectivas, que denotan la fractura de la estructura de poder que existe en Venezuela y de la cual somos víctimas desde hace más de 23 años.

De acuerdo a la versión oficial, la Superintendencia Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas, a cargo de un funcionario de nombre Joselit Ramírez, fue descubierta en una operación de desvío de fondos “para no aparecer en las cuentas oficiales del gobierno venezolano”. En consecuencia, “Joselit Ramírez fue detenido por la Policía Nacional Anticorrupción tras la emisión de una solicitud de encauzamiento judicial contra "una serie de ciudadanos y ciudadanas que podrían estar incursos en graves hechos de corrupción administrativa y malversación de fondos…". (ver Destituyen y Arrestan a Joselit Ramírez, Máxima Autoridad de Criptomonedas en Venezuela, en https://decrypt.co/es/123951/destituyen-joselit-ramirez-criptomonedas-sunacript-venezuela).

Lo más interesante de esto es que extraoficialmente las noticias que corren en las redes sociales es que el ahora ex Superintendente Nacional de Criptoactivos y Actividades Conexas está muy vinculado con Tareck El Aissami, Vicepresidente Sectorial de Economía y actual Ministro del Poder Popular de Petróleo.

Y la pregunta que se hicieron todos fue si este funcionario de nivel medio era capaz de realizar ese desvío de fondos por su cuenta, sin la anuencia de alguien de mayor nivel político como Tareck El Aissami, quien a su vez fuera su superior durante su gestión en la Vicepresidencia Ejecutiva de la República, cuando Ramírez se desempeñaba como su Director General, cargo de extrema confianza. Y la respuesta es la obvia: NO. Y de allí que El Aissami renunciara a su posición como Ministro de Petróleo (ver Venezuela: Nicolás Maduro acepta la renuncia de Tareck El Aissami, en https://www.dw.com/es/venezuela-nicol%C3%A1s-maduro-acepta-la-renuncia-de-tareck-el-aissami/a-65055225).

Pero, ¿y los reales? Bien gracias, desaparecidos. Y ese es el destino que probablemente tenga todo el dinero que venga por esa misma vía a las arcas del régimen, ya que las criptomonedas no tienen absolutamente ningún respaldo bancario, y desaparecen con facilidad producto de fraudes informáticos y la acción de hackers especializados, más aún si se opera entre mafias. De allí que sea extremadamente débil la estructura sobre la que se basa el financiamiento del régimen a partir este tipo de activos, usados para escapar de las sanciones, y en especial desde que Rusia está en guerra con Ucrania y muchas de sus cuentas importantes residían en bancos rusos y fueron congeladas.

La red de las cuentas en monederos de criptomonedas del régimen ha sido comprometida con este robo mil millonario, con lo cual no sería nada extraño que sigamos viendo nuevas detenciones, pero que difícilmente restituirán los fondos que en realidad son de los venezolanos. Habrán sido traspasados a infinidad de monederos virtuales del ciberespacio de la banda de ladrones que han asaltado el Tesoro Nacional, actualizando de esta manera novedosa la célebre pichagua de Andueza Palacios.

Pero lo más triste de esta situación y lo que me deja en absoluto asombro es que los venezolanos hayamos perdido con la corrupción del castro-chavismo-madurismo la misma noción magnitud del robo que se nos sigue haciendo desde las alturas del poder.

Algunos ya han mencionado que la cantidad de dólares que originó la persecución a lo interno del régimen es una minucia en comparación a lo que se han llevado en 23 años, y eso es verdad. Pero en este sentido deseo señalar que si Tareck El Aissami está a la cabeza de esta conspiración que se llevó 3.000 millones de dólares, entonces es titular de la misma fortuna aproximada que posee Donald Trump, el billonario expresidente de los Estados Unidos, calculada a finales 2022, en 3.200 millones de dólares, según la Revista Forbes (ver Fortuna neta de Donald Trump a finales 2022, según Forbes, en https://www.forbes.com/profile/donald-trump/?sh=4164da4e47bd).

Si una persona como Donald Trump tiene el poder que tiene en los EEUU con esa fortuna para llegar de nuevo a la presidencia de ese país, ¿qué podríamos decir de alguien que tenga ese mismo dinero en Venezuela? No solo podrá comprar una posición, como la Presidencia de la República, sino sacar del camino selectivamente a quienes se lo deseen impedir.

Este personaje a quien acusan de llevarse una fortuna semejante a la de Donald Trump, y al que desde ya podríamos llamar sin lugar a dudas, “Donald” El Aissami, en el año 2017 era señalado por el Director Ejecutivo del Centro de Seguridad para una Sociedad Libre y Segura, Joseph Humire, como el responsable de Hezbolá en Venezuela,  indicando en ese momento que: “… a través de su labor como ministro de Interior y Justicia de Venezuela entre 2008 y 2012, Aissami convirtió al país sudamericano en un Estado patrocinador de "cobertura y encubrimiento de operativos de Oriente Medio" al establecer un sistema de inmigración que permite a los militantes de Hezbolá viajar con identidades oficiales venezolanas. Como ministro del Interior, el presidente encargó a Aissami el diseño de "un esquema de inmigración con Cuba, con Irán y otros países de Oriente Medio" para poder canalizar drogas, individuos y dinero "de ida y vuelta a Oriente Medio", dijo el experto. Y añadió: "Fue capaz de crear identidades para individuos de Líbano, de Siria, de Irak y de otros lugares de Oriente Medio -en gran medida lugares donde opera Hezbolá- y fue capaz de darles presencia en Venezuela cuando en muchos casos estos individuos ni siquiera visitaron Venezuela." (ver El vicepresidente venezolano "dirige el país", vinculado a Hezbolá y capo de la droga, en https://www.breitbart.com/national-security/2018/04/20/expert-venezuela-hezbollah-linked-drug-kingpin-vice-president-runs-the-country/).

De acuerdo con el analista internacional Carlos Alberto Montaner, El Aissami fue imposición del entonces Presidente de Irán Hassan Rouani en su visita oficial, en una versión según la cual ese país financiaría el desastre de Maduro a cambio de que este personaje estuviera en la línea de sucesión de poder en Venezuela, por supuesto al cuido de los intereses de Irán en nuestro país (ver Maduro huye hacia delante de la mano de Tareck El Aissami, en https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/carlos-alberto-montaner/article124976799.html).

Entonces no es solo que “Donald” El Aissami haya obtenido el dinero necesario, como lo podrán haber obtenido el resto de los que lamentablemente detentan el poder, sino que además internacionalmente se tenga la sospecha de que es el agente de un país que está prácticamente en guerra con los EEUU, interesado en ponerle las manos a Venezuela. No es un asunto de solo corrupción, sino de geopolítica y de seguridad regional.

El hecho que nadie parece notar, es que a esos niveles ningún actor de peso da un paso de esa envergadura como apropiarse de una fortuna semejante sin un propósito superior y respaldado firmemente. Y no es solo que el régimen esté implosionando y sus cabezas se estén robando entre sí, sino que el juego sea quien tiene las condiciones de quedarse en pie después de una lucha como la que ha comenzado. Alguien como “Donald” El Aissami después de esa fortuna las tiene. Ojalá que los venezolanos tengan eso en cuenta, para su información y fines consiguientes…

Caracas, 21 de Marzo de 2023

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miércoles, 15 de marzo de 2023

Primarias de calle

Por Luis Manuel Aguana

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Hace casi una década, en agosto de 2013, mi estimado profesor y amigo, Agustín Blanco Muñoz, de la Cátedra Pío Tamayo de la UCV, introdujo el concepto “Constituyente de calle”, tratando de significar la necesaria participación popular que debía tener este instrumento, lo más alejado posible de la institucionalidad corrupta del régimen a través de su CNE, trasladando su ejecución a la sociedad civil organizada.

Lamentablemente, a pesar de las múltiples explicaciones que dimos posteriormente, que era el mismo pueblo soberano el que debía decidir sin intermediarios el destino de la Nación a través de un proceso Constituyente Originario, es todavía la hora que los venezolanos hemos quedado estacionados en la manera tradicional, seleccionando el candidato opositor a través de un sistema de primarias, para dirimir el poder en Venezuela en elecciones presidenciales, en contra de una tiranía que ha dicho un sinnúmero de veces que no abandonará el poder bajo ningún concepto, y menos en elecciones.

Y como el poder en Venezuela, desde su creación como Nación, lo define quien controla el Poder Ejecutivo, esto es, el Presidente de la República, cualquier solución alternativa para dirimir la situación política del país, y más sorprendente aún, aquella que invoca directamente a la Soberanía Popular a través de sus representantes legítimos, ha sido rechazada consistentemente por aquellos que se dicen demócratas.

Sin embargo, caracterización “de calle” de hace una década sigue sugiriendo que sea el mismo pueblo el que decida. Y eso es lo que terminará sucediendo en Venezuela, de una forma u otra, como lo veremos a continuación.

El embudo que se le está imponiendo a los venezolanos a través de unas primarias en las condiciones deplorables que presentan los partidos opositores, donde participará solo una pequeña minoría que todavía se siente representada por ellos, despreciados como están por el resto de los venezolanos debido al descalabro que han incurrido que incluye colaboracionismo abierto, traición a los intereses de los venezolanos y corrupción generalizada, generará un candidato “opositor” a semejanza de esa minoría y que dirá “representar” al resto del país que rechaza justificadamente a la llamada Plataforma Unitaria que organizó ese proceso. Eso es un despropósito que debemos rechazar todos aquellos que desde ya no nos sentimos representados por ninguno que participe en ese circo.

Y ustedes dirán, ¿y entonces? ¿Cómo encontraremos al abanderado que participe con el régimen en unas elecciones que con seguridad estarán arregladas a su favor? De nuevo, lo decidirá el pueblo venezolano. ¿Y por qué? Porque si los venezolanos participan en ese proceso de primarias, de allí saldría un candidato opositor que le dará a Nicolás Maduro Moros los argumentos necesarios para encarar a la Comunidad Internacional y afirmar públicamente que esa elección presidencial es legítima porque participó una representación auténtica de la oposición, a pesar de lo intrínsecamente minoritario de ese resultado. De allí que el pueblo decidiría el curso de los acontecimientos con su participación o no en las primarias.

Si, por el contrario, el pueblo venezolano NO participa en esas primarias, en concordancia con lo que efectivamente está sucediendo en Venezuela, en relación con la nula representación que esa oposición oficial ostenta de los venezolanos, el candidato que salga de esas primarias no tendría de hecho el respaldo necesario de la mayoría del pueblo opositor, y le haría un flaco servicio al país si insiste en contender en contra del régimen en una elección presidencial, que al ser efectivamente fraudulentas, no tendría el respaldo necesario para cobrar un eventual triunfo.

Entonces el pueblo si tiene algo que decir en lo que está por suceder en Venezuela, y de allí que desde aquí asome el concepto de “primarias de calle”, que así como en su momento lo esgrimimos para la Constituyente, aplica perfectamente a la situación política que actualmente vive el país.

Hasta ahora no existe en la realidad ninguna persona que en la práctica encarne el sentimiento mayoritario de los venezolanos para desplazar al régimen, incluyendo los candidatos a los que las encuestas atribuyen la mayoría en las primarias. Ese personaje, que todavía no aparece, deberá salir a la palestra pública lo antes posible e irse decantando con el resto de los participantes, en una suerte de “primarias de calle”, que definirán el respaldo mayoritario necesario del pueblo opositor y que se apreciará de manera inmediata. Y al notarse esa situación indiscutible, el resto de los contendores deberán deponer sus aspiraciones a favor de él.

Esa sería la verdadera primaria opositora que decidirá el contendor del régimen, al contar con el apoyo palpable de la población en las calles, y no una primaria de los cascarones vacíos que todavía pretenden representarnos.

Pero la historia no termina allí. El régimen no es mocho y todavía hace falta llegar. Un candidato de las características descritas debe tener la suficiente estatura específica y experiencia comprobada de vida ética, personal, profesional y de Estado, capaz de llamar la atención a la Comunidad Internacional, que ya que ha decidido que Venezuela debe salir de su problema político a través de un proceso electoral presidencial, deberá mostrarse en consecuencia a favor, no solo en palabras sino en hechos de que todos los venezolanos puedan participar sin las limitaciones que imponga el régimen de Nicolás Maduro Moros.

Ese candidato presidencial deberá competir a sabiendas de que el régimen trampeará los resultados, y tendrá la obligación de esbozar un plan de qué hacer cuando la evidencia de un fraude sea un hecho. En otras palabras, el candidato no competiría por los votos de los venezolanos -que de hecho ya los tiene desde antes de la campaña porque nadie quiere el continuismo del régimen- sino porque esos votos se hagan realmente efectivos. Nótese que aquí cambia radicalmente, y desde ahora, el perfil que ese candidato debe tener. Esto es, no puede ser cualquiera. Estamos buscando una persona cuyo perfil se define de acuerdo al objetivo que pretendemos alcanzar, de adelante hacia atrás, si queremos que esa campaña sea exitosa para los venezolanos.

Si los venezolanos logramos encontrar ese personaje, capaz de inspirar hasta el fondo los sentimientos de cambio y recuperación de esta Nación, no habrá fuerza posible que detenga a la mayoría de los venezolanos que deseamos un cambio en la situación del país, con la persona adecuada al frente. De esta manera equilibraríamos esta lucha desigual que ha traído la desgracia al noble pueblo de Venezuela…

Caracas, 15 de Marzo de 2023

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viernes, 10 de marzo de 2023

El camino de una elección presidencial

Por Luis Manuel Aguana

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Si hay algo en que los factores políticos venezolanos han coincidido en relación con la tesis Constituyente, es que efectivamente es necesario efectuar un cambio, una reforma del texto constitucional para reparar de algún modo, y sin especificar qué, lo que había dañado el castro-chavismo-madurismo, de nuestra institucionalidad con la Constitución de 1999. Cuando quienes iniciamos ANCO abordábamos la discusión del tema con cualquiera de esos factores, siempre recibíamos la misma respuesta: la constituyente debe realizarse, pero después.

Siempre estuvieron antes las aspiraciones de poder, los egos de la dirigencia política, los partidos y sus estrategias para lograr “espacios” políticos para competir mejor –electoralmente hablando- con el régimen. Y eso no ha variado ni un milímetro desde que se comenzó esta cruzada Constituyente desde hace muchos años. El problema, para ellos, no estaba en establecer un nuevo Pacto entre gobernantes y gobernados y resolver la crisis política lo antes posible, sino quien estaba en el poder para definir ese Pacto.

Desde la sociedad civil intentamos cambiar ese concepto, que está no solo arraigado en los partidos y sus dirigentes, sino en el mismo meollo del ideario político del venezolano. Cuando le preguntas a cualquier venezolano cuál es su idea de cómo cambiar las cosas terribles que han pasado en Venezuela, la respuesta sin pensar es “hay que cambiar al gobierno”. Lo que refuerza la idea que el problema es una cuestión de conducción y no de estructura, cuando lo segundo define a lo primero.

Cualquier persona que llegue a ocupar la Presidencia de la República en el actual estado de cosas institucional de Venezuela, podría perfectamente hacer lo mismo que hacía Hugo Chávez, como crear ministerios desde un programa de televisión, porque él se fabricó para sí mismo esa estructura, de la misma manera que decidió acabar por su cuenta y sin pasar por ningún control legislativo, la separación de Venezuela de la Comunidad Andina de Naciones, creando un caos económico monumental en dos países de manera simultánea.

Entonces el problema no es solo de conducción política, sino de la estructura institucional que encuentre el siguiente al mando, que no es otra cosa que el marco que definirá su actuación política. Siempre hemos argumentado que un marco completamente distorsionado como el que existe en Venezuela no es ni será de ninguna manera la estructura sólida y estable que requiere el próximo mandatario del país en el caos político que acompañará la caída de los delincuentes que ahora detentan el poder en Venezuela.

Pero como será imposible tener esa nueva estructura institucional al momento en que las cosas cambien, habrá que construir una nueva a partir del mismo instante en que la situación de un giro, lo que podría ocurrir en cualquier momento en Venezuela. Lo ideal sería que ya existiera, esto es, que se lograra cambiar la situación del país antes y, sin necesidad de llegar a un proceso electoral, y convenciéramos al mundo que Venezuela necesita un proceso arbitrado por la Comunidad Internacional para elegir a una Asamblea Nacional Constituyente Originaria, con unas Bases Comiciales aprobadas por el pueblo venezolano, como fórmula única y unificadora del país.

Sin embargo, con el transcurrir de los años, la situación política prevaleciente en el país nos demuestra sin lugar a dudas que es mucho más probable que ocurra una elección presidencial antes de una convocatoria Constituyente, en un país que siempre ha buscado permanentemente que alguien lo salve. Y no es que me guste esa realidad, pero ESA ES LA REALIDAD EXISTENTE y en la medida que la neguemos nunca hallaremos la salida a este laberinto.

La clase política ha sesgado la actuación de los venezolanos al punto de impedirle   encontrar otras salidas diferentes, proponiendo permanentemente salvadores de la patria que ellos puedan controlar desde sus partidos, ofreciéndoselos al pueblo como la solución de todos sus males, a través del sistema electoral, aunque este sea controlado por el régimen. No hemos podido romper ese círculo vicioso, que se repite interminablemente una y otra vez. Y mientras tanto, el país se desangra por todas partes y cada vez de manera más pronunciada. ¿Cómo se rompe esa trampa que nos tiene deprimidos y derrotados?

La última propuesta de los partidos políticos de la oposición, con el fin de seguir medrando en nuestra credibilidad, es escoger entre todos ellos en un proceso de primarias, al menos malo de un pequeño universo que aun los tolera, y que según todas las encuestas difícilmente pasa de un 20% de los venezolanos. Esto nos deja aproximadamente un 80% que, o bien, no irá a votar o votará en contra de ellos en unas elecciones que saben que amañará el régimen, que nunca ha ocultado sus intenciones de no entregar el poder por la vía electoral.

¿Dónde nos deja todo eso? Que las primarias elegirán a un perdedor previamente acordado, proveniente de un proceso auspiciado y controlado por esa clase política aborrecida por la población, y sobre el cual el régimen tendrá un control para que acepte el resultado de las máquinas de su CNE.

Basado en una realidad esperada de un “triunfo” del régimen sobre cualquier candidato que salga de esas primarias, ¿cuál debería ser la actitud de CUALQUIER movimiento político que vaya a esas elecciones y que realmente desee encarar al régimen en su fraude seguro, y exigir lo que ni Rosales en el 2006, ni Capriles en el 2012 y 2013 exigieron? Conseguir a alguien que logre aglutinar ese 80% que encarne el sentimiento de rechazo de Venezuela a estos 23 años de concubinato entre el régimen y su oposición.

Claramente, el régimen tratará de impedir cualquier candidatura que no esté encuadrada en sus planes, fuera del candidato acordado con la oposición oficial en las primarias. Y la misma oposición se rasgará las vestiduras, vociferando que otra candidatura opositora fuera de la escogida en primarias sería divisionista. Pero ¿divisionista de qué? ¿De una oposición entregada? Con ese candidato, que ya de por sí es minoritario, no se estaría dividiendo nada, porque el grueso de la población estaría todavía buscando opciones.

Es allí entonces donde se construiría la verdadera candidatura de la oposición, medida en las calles y en la opinión pública opositora para esas elecciones, capaz de movilizar y poner a Venezuela en la misma situación de exaltación política que se tuvo cuando Henrique Capriles en el 2013 nos mandó a tocar cacerolas y bailar salsa. En otras palabras, no estaríamos buscando en esa campaña presidencial al candidato que “gane” las elecciones con el CNE del régimen, porque este claramente no ganará.

Lo que buscaríamos sería al candidato(a) que sea capaz de enfrentar y movilizar el 80% del país opositor y se plante de una manera firme frente a ese fraude que desde ahora cocina el régimen y sus socios internacionales. Y lo que pase luego que lo definan las fuerzas que deciden el poder, ante la mirada atenta de la Comunidad Internacional. Eso es lo que estaría planteado en el país si se elige el camino de una elección presidencial, como ya lo eligieron por nosotros los políticos y la Comunidad Internacional, existiendo una solución óptima, Constitucional y Constituyente.

A partir de allí, sea quien sea el que logre desplazar cívicamente el actual estado de cosas, luego sortear con éxito esa situación de borde, tendrá necesariamente que encabezar un gobierno de transición e inmediatamente convocar al Constituyente para garantizar que exista una estructura institucional viable a largo plazo para los próximos gobernantes del país, dándole estabilidad a Venezuela, y evitando la repetición de la desgracia de 23 años ocurrida en el país, experiencia que lamentablemente ya están viviendo algunos países hermanos de Latinoamérica, donde han regresado los mismos gobernantes que los destruyeron, por haber cometido el error de no desmontar de inmediato la madeja institucional corrupta que los sostuvo en el poder.

ANCO en su nueva condición de movimiento político continuará vigilante de la evolución de este proceso político en el país y actuará conforme al interés de convocar a los venezolanos a la brevedad posible para que sea el pueblo venezolano el que decida su destino. Asimismo, seguiremos trabajando en la organización y formación de sus cuadros regionales en todo el país, en el conocimiento pleno del proyecto que le hemos planteado a Venezuela, El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela (texto en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html),   y estar preparados para el momento que se convoque, más temprano que tarde, el proceso Constituyente por la vía que determine la realidad política del país. Ese es el objetivo que nos hemos trazado como organización política a partir de este momento, al servicio de un cambio profundo en la manera de hacer política, para un desarrollo armónico de Venezuela y sus nuevas generaciones.

Caracas, 10 de Marzo de 2023

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martes, 7 de marzo de 2023

ANCO, movimiento político

Por Luis Manuel Aguana

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El reciente pronunciamiento de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, informándole a los venezolanos su transformación en un movimiento político, con todo lo que ello implica, es de una profunda significación para todos aquellos quienes hemos formado parte de este movimiento desde su fundación desde el seno de la sociedad civil (ver Comunicado ANCO, Sin renovación institucional integral, Venezuela permanecerá en ruinas, en https://ancoficial.blogspot.com/2023/03/comunicado-anco-sin-renovacion-integral.html).

Siempre impulsamos la lucha de la sociedad civil con la idea rectora de ser contralores civiles de primera fila de las actuaciones de aquellos que se dicen nuestros representantes políticos y participar en la vida política del país, presentando propuestas concretas para que estas sean tomadas en cuenta por aquellos a los que les hemos dado el poder de nuestra representación política, ejercidos desde los poderes públicos.

Muchas veces he señalado desde esta tribuna, que desde la aprobación popular de la Constitución de 1999, el Artículo 5 Constitucional nos dio a los venezolanos el derecho de ejercer de manera directa nuestra soberanía a través de los mecanismos previstos en la Constitución y en las leyes, en especial el Artículo 70, a través del cual la sociedad civil organizada puede convocarse y participar directamente en “…la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular, la revocación del mandato, las iniciativas legislativa, constitucional y constituyente, el cabildo abierto y la asamblea de ciudadanos y ciudadanas cuyas decisiones serán de carácter vinculante…” (Art. 70, CRBV 1999).

Directamente significa SIN LA INTERVENCIÓN DE LOS PODERES PÚBLICOS: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público…” (Art. 5, CRBV 1999). Sin embargo, este derecho único y constitucional ha sido constantemente mediatizado y conculcado en estos 23 años por el régimen, a pesar de las múltiples actuaciones que ha tenido la sociedad civil, impidiendo entre otras cosas que el pueblo expresara democráticamente y de manera directa su rechazo a esta forma de gobierno y sus ejecutores.

ANCO se sustentó en ese derecho definido en la Constitución vigente, como sociedad civil, al punto de ser participante protagónico de dos consultas populares cuyos mandatos siguen pendientes de ejecución, y ha sido principal impulsadora de la iniciativa constituyente, que a nuestro juicio sería la manera ideal de resolver pacifica, equitativa y constitucionalmente la crisis política que atraviesa el país.

Lamentablemente, esta solución ha sido desechada de manera pertinaz por los actores políticos que en mala hora detentan la representación opositora del país, porque atenta contra los intereses de más de 60 años de una clase política que se niega a cambiar, a pesar de la destrucción de la que ha sido objeto el país a manos de unos criminales.

Aun teniendo el derecho como sociedad civil de participar en la vida política del país porque así nos lo garantiza la Constitución, ANCO ha decidido seguir intentando cristalizar su proyecto de cambio estructural en las relaciones de poder del país, que le entregue al ciudadano común el poder de manejar su calidad de vida, incursionando ahora en el terreno de la representación política y el ejercicio del poder, única vía que entienden quienes nos han negado como simples ciudadanos el derecho a la participación política, y buscar en su momento el voto de los venezolanos para hacerlo realidad.

Al organizarnos como movimiento político y presentar nuestro proyecto El Gran Cambio, Una propuesta para la Refundación de Venezuela (ver texto completo en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html) a la consideración del país, no ya como ciudadanos organizados de la sociedad civil sino como la propuesta de un equipo consolidado de reformadores con una nueva visión política y territorial de una Venezuela libre del futuro, que no buscan otra cosa que hacer realidad un proyecto común que ofrecerle al pueblo venezolano, más allá de personalidades individuales, con un profundo sentido de justicia y de respeto a los Derechos Humanos. Difícilmente se encontrará un proyecto de cambio estructural de la vida política, económica, social y territorial del país en ninguna de las ofertas políticas que se han presentado al pueblo venezolano.

Tal vez el significado de estas palabras pueda cobrar mayor sentido al escuchar la disertación de la Dra. Adela Cortina, creadora del término “aporofobia” (fobia a los pobres) y catedrática de Ética Política de la Universidad de Valencia, España, el 15 de enero de 2020, en una conferencia titulada “Construir una Democracia auténtica” para el alumnado de La Nau Gran de la Universidad de Valencia, que recomiendo que vean completa (ver Adela Cortina, Construir una democracia auténtica y política, en https://youtu.be/45E_r3IdSco), y de la cual extraigo lo siguiente de su extraordinaria exposición:

“Es una verdadera confusión ideológica la de tratar de decir que el individualismo es la base de la vida social. NO ES VERDAD. Somos personas en relación, somos personas en vínculo relacionadas unos con otros, y nos reconocimos como personas porque otros nos reconocen como personas.

Por lo tanto el pueblo tendría que ser un conjunto de personas que se saben en relación, que se saben en vínculo, y que saben que tienen que tener por lo menos unos cuantos proyectos comunes, lo que yo llamaría unos mínimos de justicia que tenemos que tratar de conseguir en conjunto. Porque si esos mínimos de justicia no existen, entonces no hay proyecto común, y entonces no hay pueblo, sino masa de individuos que pueden funcionar más o menos emotivamente o agregativamente, pero que no tienen ningún tipo de proyecto común.

¿Y cuál sería el proyecto común? Pues yo creo que muy claro en una sociedad democrática. ¿Cuál tendría que ser el proyecto común? Recuerdo que tiene que ser un proyecto de justicia y no de felicidad, la felicidad es personal. La vida buena es un proyecto personal. Uno tiene que decidir qué proyecto de vida buena quiere, y comentarlo con sus personas queridas y con sus otros significativos para que le aconsejen y se aconsejen porque la vida la hacemos inter-subjetivamente pero cada uno tiene que tener su proyecto de vida personal.

Sin embargo hay una dimensión, que es la dimensión de justicia, que es la dimensión de la política y la dimensión de la ciudad, y en ese sentido si tenemos que encontrar en cada uno de los países un mínimo de justicia en los que tenemos que estar de acuerdo porque si no, no tenemos ningún proyecto común. ¿Y cuáles son esos mínimos de justicia? Pues podemos hablarlos, pero creo que de entrada es elemental que son los Derechos Civiles y Políticos, los Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Eso como mínimo….

…Yo hablé en un libro que se titulaba “Ética mínima”, lo digo siempre, en el año 86,  había gente que decía, claro dice que es una ética mínima porque como estamos tan mal pues por lo menos unos mínimos. No, no. Ética mínima quiere decir, que no se puede caer por debajo de esos derechos sin caer en INHUMANIDAD, porque son mínimos de justicia. ¡Esa es tarea de la política! De la política nacional y de la política internacional. Y esa es la manera, construyendo una sociedad en paz, porque la paz se construye desde la justicia. No se puede hablar de una sociedad en paz si no hay una justicia básica” (resaltado nuestro).

Pues bien, proponemos al pueblo venezolano un proyecto común, El Gran Cambio, con un mínimo de justicia, establecido en los Derechos Civiles y Políticos, y Derechos Económicos, Sociales y Culturales de los venezolanos, y que hay que garantizar, porque esa es en realidad la tarea que debe tener LA POLÍTICA en cualquier país. En Venezuela se perdió en todos los partidos la noción del ejercicio de la política y la esencia del para qué es, más allá de promover candidatos a todos los niveles, distorsionándose tanto su actuación, al punto de convertirse en un tradicional “quítate tú para ponerme yo” hueco, de ejercer el poder para provecho personal, sin ninguna propuesta más allá de la cara de sus candidatos.

Este proyecto común debe ser entendido, desarrollado e implementado en cada Estado de Venezuela, de acuerdo con su idiosincrasia y potencialidad regional, por los ciudadanos, en pleno ejercicio de su Soberanía. Y en este sentido, el movimiento político que inicia ANCO funcionará como moderador y catalizador de ese cambio, que discurrirá en la medida que los ciudadanos nos den el poder político para realizarlo.

Esa es la diferencia entre un grupo de la sociedad civil organizada que propone un proyecto sin la certeza de su realización porque no está allí para el ejercicio del poder, y un movimiento político con representación concreta dispuesto a llevarlo a cabo con el respaldo de los ciudadanos, entendiendo el ejercicio de la política como el instrumento mediante el cual se administra el poder como servicio al ciudadano y no para ser servido. A eso debemos llegar, y es el siguiente nivel que la sociedad civil como un todo deberá escalar para el adecentamiento del ejercicio de la política en Venezuela.

Caracas, 7 de Marzo de 2023

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Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 1 de marzo de 2023

Con CNE no se necesitan primarias

Por Luis Manuel Aguana

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Es difícil demostrar al mundo una situación cuando los conceptos básicos se imponen sobre las realidades. Por ejemplo, ¿quién podría desde el exterior tan siquiera discutir que unas elecciones puedan resolver una disputa por el poder en cualquier país? Nadie. De allí que la Comunidad Internacional haya decidido desde la Declaración Conjunta de los EEUU, la Unión Europea y Canadá, del 25 de junio de 2021, que, “La solución pacífica a esta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos en las cuales participen todos los actores interesados. Un proceso de negociación integral, con plazos concretos, debería posibilitar el restablecimiento de las instituciones del país y permitir que todos los venezolanos puedan expresarse políticamente por medio de elecciones locales, parlamentarias y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes (ver Declaración EEUU-UE-Canadá: Declaración conjunta sobre Venezuela, en https://www.state.gov/translations/spanish/ee-uu-ue-canada-declaracion-conjunta-sobre-venezuela/) (resaltado nuestro).

Hemos insistido desde hace mucho que de esta declaración se desprende que estos países, en conjunto con la dirigencia política opositora, ya han decidido por los venezolanos, que unas “elecciones locales, parlamentarias y presidenciales creíbles, inclusivas y transparentes” con Nicolás Maduro Moros ejerciendo ilegítimamente el poder en Venezuela, posibilitarían “el restablecimiento de las instituciones del país”. Aunque estemos en desacuerdo con esa posición, lamentablemente es la realidad que afrontamos en Venezuela.

Y con base a estas premisas, al parecer escritas en piedra, ha girado todo el quehacer político venezolano desde ese momento, al punto que independientemente que el régimen se haya parado de la mesa de negociaciones en México, vamos rumbo, indefectiblemente, a un proceso electoral con el régimen, en las mismas o peores condiciones que se han tenido siempre con un Poder Electoral secuestrado.

En atención a eso, la oposición política, que ha traicionado en repetidas ocasiones a los venezolanos, nos ha impuesto -de nuevo- como fórmula para la escogencia del candidato opositor un proceso de “elecciones primarias”, alrededor del cual han girado los partidos, pensando que igualmente los venezolanos, como borregos sin capacidad de discernimiento, supuestamente votaremos para ir a inmolarnos en el altar del CNE en las elecciones presidenciales que el régimen convoque.

Pero como siempre, y gracias a Dios, una cosa es la que piensa el burro y otra quien lo monta, como dice el sabio refrán popular. A pesar de toda la masiva campaña de información desatada por los partidos y sus anclas tradicionales, para que la gente vaya a votar por los bates quebrados de los partidos en esas primarias, algunos de los cuales ya fueron candidatos presidenciales que le entregaron descaradamente las elecciones al castro-chavismo-madurismo en estos últimos 20 años, la gente se resiste a ir a votar en las primarias, y menos aún si a esa Comisión de Primarias se le ocurre meter al CNE en el proceso.

En efecto, el más reciente Informe Público (CATI) de la Encuestadora Meganálisis de febrero de 2023, claramente nos indica que sobre el “71,1% que piensan que con el chavismo y Maduro Venezuela no tiene futuro ni esperanzas”, el 83,7% cree que las elecciones primarias se deben realizar “sin la presencia del CNE”. Y de ese 83,7%, el 96,2% NO IRIA A VOTAR si el CNE está presente con sus máquinas (ver Estudio CATI Verdad Venezuela Febrero 2023, https://twitter.com/Meganalisis/status/1628599897153851392).

Pero lo peor no es tal vez eso, de los identificados como adversos al chavismo (71,1%) se les preguntó: “De los siguientes posibles candidatos en las elecciones primarias de oposición, ¿Por cuál votaría usted?”, el 32,8% no votaría por ninguno. En otras palabras, el candidato saldría del 38,3% de un universo del 71,1%. ¿Creen ustedes que esa es la fuerza necesaria para vencer, como se requiere, abrumadoramente, al castro-chavismo-madurismo en una pelea donde se iría con las manos atadas y con un contrincante armado hasta los dientes? ¡Por Dios!

Si la Comunidad Internacional nos ha dicho que reconocerá a quien salga de esa elección presidencial en el 2024 o antes, ¿no creen ustedes que ese método de escoger candidato para enfrentarle al régimen debería ser distinto? Ya el solo hecho de que el mecanismo escogido haga énfasis, en su mayoría, en quienes de una u otra manera son rechazados mayoritariamente por el pueblo opositor, en buena lógica quien salga de allí ya lleva las de perder.

Incluso, quien aparece de primero en esa encuesta, María Corina Machado, quien ha insistido en que no se medirá en primarias si aparece el CNE para contar los votos, solo lleva el 16,7%, lo que es una cifra pírrica de lo que se requiere para vencer en una elección a estos delincuentes que tienen al CNE de su parte. Entonces, el  mecanismo de primarias en las actuales condiciones del país, se termina transformando en la herramienta ideal para que de allí salga un candidato que se amolde a los deseos del régimen de entregar la elección, como ya lo hicieron antes Manuel Rosales y Henrique Capriles, ya que la Comisión de Primarias va en ruta directa de entregar al CNE el conteo de los votos opositores.

Y ustedes me preguntarán, ¿y cuál es el problema? ¿Acaso no son necesarias unas primarias para dirimir un candidato que poner frente al régimen, si tenemos que igualmente ir a unas elecciones presidenciales? Y la respuesta no es tan obvia como la pregunta.

Un proceso como ese se justificaba en una Venezuela opositora como la existente en el 2012, y aun así el régimen con su CNE y TSJ persiguieron a la Comisión de Primarias, y a su Presidente de entonces, la Dra. Teresa Albanes, para que se le entregaran los cuadernos de votación, para así comenzar con otra lista de Tascón de los electores opositores.

En las actuales circunstancias políticas del país, cualquiera que salga de un proceso de primarias apadrinado por el CNE del régimen, podría ser retado por cualquier otra opción que aparezca, que no se preste a esa manipulación, aglutinando el sentimiento de cambio nacional de esa mayoría que no se come ese circo. Y eso difícilmente podría ser considerado como una “división de la oposición”, porque un candidato originado de unas primarias como esas no representaría a la gran mayoría de venezolanos conscientes, que dejaron bien atrás su condición de borregos que van al matadero electoral guiados por los partidos.

De esa forma, se decidiría verdaderamente y en la propia arena política, cuál será el candidato con las mejores credenciales, que unifique el sentimiento opositor para enfrentar al régimen, capaz de terminar el trabajo que no hicieron ni Rosales ni Capriles, dando la pelea definitiva que finalmente defenderá el país opositor. Esa sería la única manera en que los venezolanos se animen a ir de nuevo a otra contienda con el régimen. De otra forma, esa elección presidencial será una copia al carbón de lo que ya hemos vivido, y para eso no se necesitan primarias….

Caracas, 1 de Marzo de 2023

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