viernes, 24 de septiembre de 2021

El factor Colombia

Por Luis Manuel Aguana

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El retorno de la democracia a Venezuela es fundamental y cualquier acuerdo que consolide la dictadura será una tragedia continental que solo fomentará el éxodo y la miseria”. Así se expresó el Presidente de Colombia Iván Duque en relación al dialogo que se realiza en México entre la usurpación y la oposición oficial (ver Twit de Iván Duque, en https://twitter.com/IvanDuque/status/1435205148461129729).

¿Y quién es el receptor mayoritario de ese éxodo y miseria? Adivinaron bien: Colombia. Ese mensaje del Presidente Duque hace solo dos semanas puso de relieve la importancia que reviste el problema venezolano para los colombianos, y que a mi juicio adelanto la intención de comprar un ticket para participar como actor interesado en cualquier iniciativa en la dirección que resuelva el problema de los venezolanos.

Y no es que Colombia haya estado políticamente ausente de nuestro problema – todo lo contrario- sino que en la medida que el problema venezolano se ha ido agravando, como apuntan los primeros resultados de esa negociación que reveló que no fue más que una oportunidad que no desperdició el régimen de Maduro para arrodillar a la oposición oficial a reconocer su gobierno ilegítimo, se hace más evidente que actores internacionales directamente afectados por la crisis venezolana deberán tener una presencia cada vez más activa en su solución. La declaración mencionada del Presidente Duque apunta en esa dirección.

Pero si con la declaración mencionada el Presidente Duque dejó claro el interés de los colombianos en una pronta solución del problema venezolano, su discurso en la Asamblea General de la ONU, lo puso en evidencia: “Los diálogos entre el gobierno interino de Venezuela que encarna la resistencia democrática y la narco dictadura, si bien dan algunas esperanzas, no nos permite ser ingenuos pues el único desenlace efectivo de ese encuentro es la convocatoria cuanto antes de una elección Presidencial, libre, transparente y con una minuciosa observación internacional. Cualquier salida que perpetúe el oprobio dictatorial y le permita al régimen ganar tiempo agudizará el mayor desastre humanitario que conozca nuestro continente. El fin de la dictadura es el único camino viable para el bienestar del pueblo venezolano. Debe ser sobre todo el propósito de la acción internacional” (ver Noticiero Digital,  intervención del Presidente Iván Duque en la Asamblea General de la ONU, en https://www.instagram.com/reel/CUFuP_6h6fS/?utm_medium=copy_link).

Bien podría decirse que el Presidente Duque habló en representación del sentimiento general del pueblo venezolano en la Asamblea General de la ONU. Sin embargo, el Presidente de Colombia repitió lo que infinidad de veces han dicho en la Comunidad Internacional y se ha repetido como una verdad goebbeliana, una mentira repetida mil veces: que una elección Presidencial libre, transparente y verificable internacionalmente, es una solución al problema venezolano. Desde aquí deseo sacar de su error, no solo al Presidente Duque, sino a todos aquellos factores que nacional e internacionalmente creen que solo sacando a Maduro del poder a través de ese método pacifico, electoral y constitucional resolveremos la gravísima situación política de Venezuela.

Y esto lo hemos repetido mucho desde esta tribuna en la red y desde el seno de la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO: la institucionalidad venezolana está completamente destruida, y la cosa deforme y distorsionada que existe en la actualidad debe ser sustituida antes de intentar una nueva elección Presidencial. Todos y cada uno de los Poderes Públicos venezolanos, no solo el Poder Ejecutivo, que se encuentra usurpado por Maduro, y respaldado por un Alto Mando Militar felón, deben ser removidos para iniciar el restablecimiento constitucional de la República.

No se puede hacer una elección presidencial libre, transparente y con una minuciosa observación internacional como lo indicó el Presidente Duque, si no contamos con un Tribunal Supremo de Justicia libre de jueces comprados con dinero del narcotráfico que maneja a su discreción el régimen de Nicolás Maduro Moros, así como no se puede hacer una elección libre, justa y verificable sin antes contar con un Poder Electoral previamente depurado, robusto, transparente y libre de fraude. La Sentencia del Tribunal Supremo de Justicia legítimo del 13 de junio de 2018 declaró “NULO E INAPLICABLE el uso del sistema automatizado de votación y escrutinio que actualmente existe en Venezuela para la elección de los cargos de representación popular de los poderes públicos, así como para la celebración de los referendos…”; y asimismo ordenó “…la DEPURACION Y ACTUALIZACION del Registro Nacional Electoral, debiéndose efectuar las debidas correcciones sobre la identidad de cada ciudadano venezolano o extranjero habilitado para ejercer el voto, así como el diseño e implementación de un sistema de votación y escrutinio fundamentalmente manual…” (ver Sentencia en TSJ Legítimo declara Nulo el Uso del Voto Automatizado para Elecciones en Venezuela, en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html). Estas previsiones no se han hecho realidad y ni siquiera se han discutido en el seno de la oposición venezolana que negocia en México, ni es del conocimiento pleno de la Comunidad Internacional. Es hora de cambiar esa ecuación.

De manera que para salir del grave problema que tenemos en Venezuela debemos convocar a la fuente de todos los poderes y la legalidad, que no es otro que el pueblo soberano. Esto está previsto plenamente en nuestro ordenamiento constitucional y se llama Asamblea Nacional Constituyente Originaria. Son los delegados del pueblo de los 4 rincones del país quienes deben ser convocados y electos a través de un proceso libre y transparente con auxilio de la Comunidad Internacional, para disponer de los poderes Públicos y ordenar la realización de unas elecciones Presidenciales y Parlamentarias a los fines de restablecer el orden constitucional del país. Ese sería el cuerpo llamado a destituir a quienes usurpan los Poderes Públicos de manera ilegitima y designar un Gobierno de Transición que organice esas elecciones y se haga cargo del Poder Ejecutivo hasta que esas elecciones se produzcan. Cualquier proceso de negociación planteado desde el exterior debería apuntar a una elección Constituyente, NO a una elección Presidencial

Esa sería la verdadera ruta para regresar a Venezuela a su cauce legítimo, restableciéndose el orden constitucional. Elegir a medias a un Presidente de la República sin resolver antes el grave problema institucional que padece la República, sería la receta perfecta para un estrepitoso fracaso, porque no solo se constituiría en un suicidio político frente al régimen, sino que agravaría aun más la situación de los venezolanos porque el resto de los poderes corruptos del régimen se encargarían de hacer fracasar cualquier iniciativa de restauración de la República.

Una consecuencia inmediata de un paso tan trascendental como ese, al rehacer el entramado institucional del país, sería examinar a fondo la relación con nuestro principal vecino, Colombia, y todo lo que ello implica en el camino de recobrar nuestra seguridad económica y política. Será necesario abordar una discusión seria y detallada en una Asamblea Nacional Constituyente Originaria nuestra relación política, económica, social y comercial con Colombia, el relanzamiento del comercio binacional destruido por Hugo Chávez Frías al arruinar en el año 2006 la Comunidad Andina de Naciones (CAN) (ver La salida venezolana de la CAN y sus repercusiones sobre la integración regional http://www.realinstitutoelcano.org/wps/portal/rielcano_es/contenido?WCM_GLOBAL_CONTEXT=/elcano/elcano_es/zonas_es/dt28-2006), donde Colombia y Venezuela se llevaban la mayor parte, así como la normalización de la situación de nuestras fronteras frente a los grupos irregulares que protegen el narcotráfico. Todo eso y mucho más hacen que el retraso en resolver la usurpación del régimen de Maduro se haya convertido ahora en un problema de nuestros dos países.

La estrecha relación de hermandad y cercanía de nuestros Estados fronterizos con los Departamentos correspondientes en Colombia, es un activo fundamental que debemos aprovechar quienes hacemos lucha activa frente a la tiranía para el bienestar de ambas naciones. Tenemos demasiadas cosas en común que estamos perdiendo ambos países al no resolverse el problema político de Venezuela, lo que hace a la Colombia democrática nuestro principal aliado en la lucha en contra del régimen de Nicolás Maduro Moros.

Y así como hemos solicitado la presencia de una representación calificada de la sociedad civil venezolana en cualquier proceso de negociación arbitrado por la Comunidad Internacional, creemos que igualmente Colombia tiene un puesto merecido tanto como nosotros, como dolientes de la tiranía de Nicolás Maduro Moros. Las declaraciones del Presidente Duque al abogar por una solución en Venezuela es solo el comienzo para que el factor que significa Colombia pueda cambiar la ecuación política en Venezuela.

Caracas, 24 de Septiembre de 2021

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martes, 21 de septiembre de 2021

La hora 25 de Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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Siempre he pensado que las cosas importantes se pueden decir en pocas palabras, en especial cuando no se puede perder tiempo porque los problemas son más que agobiantes y sobre todo muy complejos. Hay que leer y escuchar mucho e intercambiar ideas para buscar soluciones. Aprender de experiencias de quienes las tienen porque si hay algo que se ha demostrado es que nadie es poseedor de la verdad, y reconocer que no se tienen todas las piezas del rompecabezas, y para completarlas requerimos del concurso de otros. En la Venezuela opositora nadie tiene todas las piezas del rompecabezas titulado “salir del régimen”.

Igualmente siempre he considerado que para iniciar un camino para medianamente intentar resolver cualquier problema, su formulación inicial debe ser lo más exacta posible porque si no se hacen las preguntas correctas, definitivamente las respuestas serán irremediablemente equivocadas. Y esto hay que hacerlo cada vez que se inicie un camino.

Inicio esta nota con esas reflexiones despertadas por la intervención del ex Presidente Jamil Mahuad en un reciente seminario al que fui invitado, titulado “Gobernanza Global y Crecimiento en Libertad”, extraordinaria iniciativa de Miami Dade College, el Instituto Atlántico de Gobierno, la Escuela de Gobierno Benjamín Franklin, la Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA), American Museum of the Cuban Diáspora, con la participación estelar del ex Presidente del Gobierno español, José María Aznar, el ex Presidente de Ecuador, Jamil Mahuad y el ex Presidente de Uruguay, Luis Alberto Lacalle.

Aunque todos los temas tocados en los tres días del seminario fueron de una importancia fundamental, me centro en el que más representa una estaca clavada en el corazón del venezolano común, que no es otro que el de la violación de sus Derechos Humanos desde la perspectiva de un ex presidente de gobierno, y cuya perspectiva precisamente ha dado pie a un juicio en la Corte Penal Internacional al usurpador Nicolás Maduro y su corte delincuencial.

A mi juicio la reflexión en pocas palabras del ex Presidente Jamil Mahuad justamente da en el centro del problema de Derechos Humanos venezolano: “…Registramos una trayectoria de mengua constante, pues hemos pasado de una época en que los gobiernos se empeñaban en combatir el narcotráfico y el terrorismo, a otra en que algunos gobiernos decidieron ignorar esos problemas. Hacerse de la vista gorda y mirar hacia otro lado desenfocando su atención de los Derechos Humanos. Peor aún, luego aparecieron gobiernos que se convirtieron en socios y patrocinadores del crimen organizado, hasta llegar a los varios narco Estados de hoy en que los gobiernos de países se han convertido en narcotraficantes, en el que los narcotraficantes se han convertido en gobiernos de ciertos países, que utilizan los códigos, las estructuras y los modus operandi de las mafias para ejercer el poder político de gobierno. Y ya sabemos cuál es el valor que ese tipo de comportamientos asignan a los valores y a los Derechos Humanos”.

Y ustedes me dirán “¡Pero eso ya lo sabíamos! ¡Son unos delincuentes!”. Sin embargo algo que ya nosotros sabemos desde hace rato porque somos víctimas directas de ese proceso degenerativo, ya es un tema abordado seriamente en el mundo político global: “Menos del 20% de los países del mundo actual son gobernados por democracias plenas. ¿Cómo jugar con las reglas del juego democrático limpio en países controlados por gobiernos autoritarios y totalitarios que no creen en esas reglas y que no respetan los Derechos Humanos? Y se ríen en la cara de sus opositores que si lo hacen, a los que apresan, torturan y hasta los matan”. Porque esto daría respuesta a quienes todavía insisten en ir a procesos electorales con los delincuentes a cargo del país; y porque todo aquel que siga ese juego macabro tiene necesariamente que ser cómplice de eso.

En su exposición, el ex Presidente Mahuad refiere a “La hora 25” novela de 1949 y llevada al cine en los años 60s, del autor rumano Constantin Virgil Gheorghiu, Muchos han dado distintas interpretaciones a “la hora 25” pero utilizaremos la del mismo autor: “La hora 25 es la hora que sigue al momento final, cuando ya no es posible la esperanza, es “el momento en que toda tentativa de salvación se hace inútil”, en palabras de Traian, uno de los personajes de la obra. Al final, las ideologías totalitarias –sean del color que sean, de derechas o de izquierdas- terminan siendo opresoras y deshumanizando al hombre hasta extremos insospechados” (ver La hora 25, en https://unpocodehistoria.es.tl/La-hora-25.htm). Nada podría ser más parecido a Venezuela. ¿Estamos en la hora 25, cuando ya no es posible ninguna esperanza y toda tentativa de salvación es inútil? O como se pregunta ex presidente Mahuad: “¿Debemos de actuar con urgencia porque estamos en la hora 24 y ya es muy tarde, y solo los queda contemplar la destrucción irreversible que se nos viene porque entramos ya en la hora 25?”.  Mi respuesta no puede ser otra: depende de nosotros, los venezolanos.

Esas preguntas son duras pero son las preguntas correctas. No puedo decir si lo de Venezuela ha tocado fondo porque cualquier situación dramática siempre puede ser peor, pero solo nosotros podemos decir si llegamos a la hora 25. Si insistimos en engañarnos que no hemos llegado a la hora 24 porque nos meten un soporífero electoral seremos nosotros los responsables de llegar a esa hora 25 donde ya no se pueda hacer nada.

Si los venezolanos reconocemos estar en la hora 25 porque ya todo se perdió, con una situación “electoral normal” como nos lo pretenden hacer ver los vendedores de espejitos de la oposición pagados por el régimen, eso significará que todos los muertos y las infinitas penurias de nuestra población desde hace mas de 20 años no habrán valido nada. No es una cuestión tan simple como dejar pasar que son unos delincuentes y negociar con ellos unas elecciones. NO. Es que la delincuencia se convirtió en gobierno en Venezuela y nunca pensamos que eso pasaría. Aterricemos que ese es el verdadero problema y actuemos en consecuencia. Finalizo citando el cierre del ex presidente Mahuad: “…las personas que ejercen liderazgo democrático no les alcanza con tener la razón. Han de conseguir también que las mayorías les den la razón y que les den la razón a tiempo”. Y yo le agregaría: cuando recuperemos la libertad, la razón de esas mayorías se podrá expresar libremente. Mientras tanto la lucha seguirá siendo para que precisamente la puedan expresar y no lleguemos a esa hora 25…

Caracas, 21 de Septiembre de 2021

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domingo, 12 de septiembre de 2021

Abstencionismo en tiempos de negociación

Por Luis Manuel Aguana

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Al haberse caído la careta de la MUD en torno a su participación ya oficial en las elecciones del 21N, es obligante abordar de nuevo de la abstención militante como el principal mecanismo de rechazo a quienes insisten en hacerle el juego al régimen con la desgastada excusa de “defender los espacios”, espacios que por lo demás el régimen se ha encargado de llenar con su gente, quiéranlo o no aquellos que nos achacan la culpa de “perder” por no participar en elecciones ilegitimas.

En este espacio no daré las razones que ya expliqué extensamente en el año 2012 (ver Abstencionismo en tiempos de dictadura, en https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html) y en el año 2017 (ver Abstención en tiempos de colaboracionismo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2017/10/abstencion-en-tiempos-de.html) y que al parecer no han sido suficientes para aquellos cuya razonamiento todavía se basa en que los ciudadanos “no podemos hacer otra cosa” que votar o que “si no hubiéramos votado en el 2015” no estaríamos en el lugar “privilegiado” en el que nos encontramos ahora, según la cual “no existiría una Comunidad Internacional reconociendo a Guaidó como Presidente Encargado”. Es importante responder a esas interrogantes para aquella población a la que se manipula para que vote en elecciones ilegitimas como resultado de una narrativa que impulsa un “efecto rebaño” producido por sectores coludidos con el régimen u otros que ingenuamente caen en ese discurso superficial, aunque como he repetido muchas veces, no existen ingenuidades en política.

Una importante cantidad de electores venezolanos aun no han terminado de asimilar en su totalidad el carácter hegemónico y autoritario de quienes hoy detentan el poder en Venezuela. Y eso no ha sido gratis, alguien ha pagado por eso. Para llegar allí los partidos políticos opositores que dependen de elecciones con el régimen para sobrevivir y grupos de opinión interesados -y frecuentemente tarifados- han sido una pieza clave para que la totalidad de los venezolanos aun no se encuentren convencidos que quienes están usurpando el poder en Venezuela no lo dejarán por la vía del sufragio, y que aun insisten que la única salida es votar en tiranía. Tal vez si hubiera una Junta Militar como la que tuvo el Gral. Marcos Pérez Jiménez, sería más simple convencer a los venezolanos de que el General a cargo no les daría elecciones sin antes tener los resultados a su favor. Pero en su lugar se encuentran Maduro y sus delincuentes, que son mucho peores, y aun así todavía creen que obtendrán Gobernaciones y Alcaldías de unas elecciones con ellos.

Entonces estamos aquí detenidos entre argumentos en contra y a favor de ir a votar, sin pasearnos antes que la pregunta no es si votar o no el 21N. La pregunta es si una elección de cargos en un ecosistema político completamente distorsionado y corrupto tras 20 años de socialismo depredador va a resolver el problema de Venezuela. Esa es la verdadera pregunta. Y si la respuesta es NO, entonces la siguiente pregunta debería ser que es lo que hay que hacer primero para enderezar lo que debe estar enderezado para que ese ecosistema funcione para hacer elecciones.

Ante el razonamiento espurio de que los venezolanos no podemos hacer otra cosa que votar en dictadura, la respuesta es RESISTIR. Si, resistir como lo hizo Alberto Carnevali en la dictadura de Pérez Jiménez. cuando llamó a los venezolanos “de la manera más resuelta (a mantener) un permanente estado de rebelión civil, una indesmayable ofensiva de oposición popular, que mantenga agresivos y encrespados los ánimos de todos los venezolanos contra la humillación de que somos víctimas para impedir en todo momento que la dictadura de Pérez Jiménez se estabilice sin resistencia”, realizado ante el fraude electoral de la dictadura perezjimenista en las elecciones para elegir la Asamblea Constituyente que se debía instalar en 1953 (ver Rebelión Civil, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/rebelion-civil.html). Como dije en ese en ese entonces, si cambiamos  el nombre de “Pérez Jiménez” por el de “Nicolás Maduro Moros”, el comunicado bien lo pudo escribir Alberto Carnevali para la sociedad venezolana de la actualidad.

Resistirse a aceptar sumisos que la tiranía de Nicolás Maduro Moros perdure es en lo que deberíamos estar haciendo los venezolanos, incluyendo esos partidos que quieren coexistir, simulando un estado de normalidad que no existe en Venezuela, que lo que da es excusas a los países de la Comunidad Internacional que han respaldado al Gobierno Encargado a decir que este no tiene razón de existir porque los venezolanos aceptamos electoralmente una situación a todos luces inaceptable, llegando a la conclusión de que si nosotros lo aceptamos, ¿porque ellos no habrían de hacerlo?

Si los venezolanos no hubieran votado mayoritariamente por la oposición en el 2015 una sola cosa habría pasado: NADA. Aquí se han perdido casi 6 años donde se ha profundizado dramáticamente la destrucción de Venezuela. Ha sido más bien una desgracia que esta oposición mediocre se le hayan dado los votos en esas elecciones parlamentarias de diciembre de 2015 y no haya sido capaz de sacudirse la tiranía estableciendo un Gobierno de Transición de las manos del Parlamento. La mejor prueba de que nuestros votos fueron mal utilizados fue precisamente el resultado de esa elección parlamentaria de 2015.

La nueva directiva del CNE ilegitimo se pasea por toda Venezuela tratando de convencernos que el sistema electoral sigue siendo “el mejor del mundo” como lo bautizó  Tibisay Lucena y resulta que el mejor vocero de esa mentira de propaganda goebbeliana es el Rector que se dice de la oposición. ¿Y en que fundamenta esa gira? En que “es imposible” que se sepa la identidad del elector. Y aunque eso fuera cierto, que no lo es, ese no es el problema. El problema es que el régimen cambió el sistema de escrutinio de manual a automatizado, dejando a que las maquinas decidan los resultados. Es decir que si ellos cambian los votos dentro de las maquinas, aunque los interesados tengan las actas, no valdrá por ley sino lo que diga su sistema. Y no existe sistema automatizado que no se pueda violar. Cualquier técnico con el suficiente conocimiento puede cambiar los resultados (ver La trampa del Voto Electrónico: De Escrutinios Manuales a Escrutinios Automatizados, en https://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/la-trampa-del-voto-electronico-de.html).

¿En qué país del planeta se escruta por sorteo solo un porcentaje de las urnas electorales? Ese fue el sistema que inventó el régimen para intervenir en las urnas que no se abren. ¿Por qué el régimen no abre el 100% de las cajas de votos con la presencia de la observación internacional y los testigos de todas las partes con el pueblo presente? Ese es precisamente el problema, tenemos un sistema electoral estructuralmente viciado.

Por definición no existe abstencionismo en tiranía, lo que existe es resistencia civil para no convalidar elecciones dentro de un sistema que no cree en ellas y solo busca su legitimación. No concurrir a las urnas electorales que son el santuario de la democracia, no es más que el respeto que le damos a la institución del voto quienes si creemos en ese sistema, que ha sido pisoteado por el régimen de Chávez y luego por el de Maduro, y que debe ser restablecido de las manos del pueblo venezolano.

Y esto no es retorico porque no sepamos que hacer luego de no votar. Los venezolanos que sabemos que no hacemos nada con ir a votar en tiranía, debemos proponer –y estamos proponiendo- cauces para que se produzca un cambio OBLIGANDO a los secuestradores a entregar a Venezuela. Si esto es a través de una negociación con auxilio de la Comunidad Internacional, bienvenida sea la negociación como ya lo hemos sugerido. Pero si no se logra obligar por esa vía, más temprano que tarde los hechos desembocarán en otra solución. Y por eso estamos organizándonos desde la sociedad civil, para producir las acciones que nos lleven a esa solución que rescate de la institucionalidad y el restablecimiento constitucional y democrático. Aquellos que se quieran sentar en una acera esperando pasivamente a que las cosas cambien votando en tiranía, son los que activamente estarán colaborando consciente o inconscientemente para que esa tiranía se perfeccione y se afiance.

Mejor no lo pudo decir nadie como Alberto Carnevali en 1952, al cerrar su comunicado desde la resistencia:

“…Porque el patriótico reclamo nacional está concebido en otra forma inexorable: si no combatimos ahora hasta triunfar, el pueblo será esclavizado ignominiosamente por tiempo indefinido. El pueblo tiene que defender ahora mismo su libertad a cualquier precio y con los medios que tenga en sus manos. El pueblo tiene que combatir con sus propios recursos, los interminables recursos de la acción de masas, que en nuestro país existen en condiciones invalorables para la conquista del triunfo. Somos la mayoría de la nación. Somos todo un pueblo. La dictadura está desasistida de todo respaldo social y de todo apoyo moral. Una indoblegable decisión de lucha alienta prodigiosamente nuestros corazones. Una fe desbordante enciende nuestra sangre. Contamos en resumen, con preciosos factores humanos y morales suficientes paran dotar nuestra capacidad de combate de un poderío mil veces más fuerte que las mas aceradas corazas del despotismo”.

Su palabra imperecedera vaya adelante…

Caracas, 12 de Septiembre de 2021

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viernes, 10 de septiembre de 2021

La aclaratoria de Maduro

Por Luis Manuel Aguana

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En el mejor de los estilos de “no aclares porque enredas”, el régimen aclaró al mundo el rol que juegan las partes en las negociaciones de México. Siempre he pensado que en política no existen ingenuidades. Nadie puede decir en política  “me engañaron” sin que se piense que estás metido en el guiso. Efectivamente, las afirmaciones contenidas en el comunicado No. 1779 – 2021 de la Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas y demás Organismos Internacionales con sede en Ginebra, oficina que representa los intereses del régimen Nicolás Maduro Moros ante la Comunidad Internacional, ratificaron con todas sus letras lo que los venezolanos supimos desde el mismo momento que “las partes” firmaron ese Memorando de Entendimiento en México, pero que la oposición oficial no ha querido admitir: han RECONOCIDO oficialmente  el régimen que usurpa el poder en Venezuela (ver Comunicado No. 1779 – 2021, del 06 de septiembre de 2021 de la Misión Permanente de la República Bolivariana de Venezuela ante la Oficina de las Naciones Unidas y demás Organismos Internacionales con sede en Ginebra, en https://tinyurl.com/57x96w3h).

¿Qué hace el régimen haciendo esa aclaratoria ante la Comunidad Internacional? Tres cosas: 1) informa que “los extremistas” que fueron a negociar en México lo hicieron porque reconocieron su condición de “gobernantes legítimos”; 2) afirma que al negociar, esa “oposición más extremista” pone fin a “una diatriba inconstitucional acerca de una supuesta institucionalidad paralela” o Gobierno Encargado, esfumando el papel de Guaidó desde el año 2019; y 3) trata de imponer internacionalmente a los factores de la oposición alacrán comprada que fueron a las elecciones parlamentarias ilegitimas del 6D-2020.

Ahora bien, la aclaratoria se basa en una supuesta “matriz de opinión” internacional según la cual se da “continuidad a su fallida narrativa desatada desde el año 2019, sobre la supuesta existencia de dos gobiernos en la República Bolivariana de Venezuela” y que “no se trata de una negociación entre dos factores políticos que se encuentren en igualdad de representación ni de legitimidad”. En otras palabras el régimen va a México a que esos “extremistas” les quiten las sanciones que pesan sobre sus delincuentes pero que no tienen la misma representación y legitimidad que ellos dicen tener. ¿Cómo se entiende eso?

Aparte de lo contradictorio de ese planteamiento, el fondo es muy revelador: la oposición oficial fue a México, no a resolver los problemas graves que tenemos los venezolanos y que debería ser materia de la discusión principal, sino a una rendición política incondicional para lograr una supervivencia, y “pacificándose” a través de los arreglos que se lleguen allá. Fueron a entregarnos para convivir con ellos y el régimen les está restregando públicamente su condición de traidores a través de este comunicado que funciona como una suerte de pastilla de “ubicatex” para recordarles la razón por la que fueron allá y su condición de entrega. Y no porque lo haya escrito el régimen no significa que esto no sea una realidad lamentable.

Si hay algo que los venezolanos despreciamos es que nos tomen por pendejos. La declaración de Ginebra descubre dos cosas fundamentales: a) no tenemos oposición política que defienda los intereses de los venezolanos, y mucho menos actores políticos que sirvan para afrontar la etapa más dura que está sufriendo Venezuela; y b) que cualquier “acuerdo” que salga de allí es irrito para todos los venezolanos. Esa aclaratoria nos recuerda que vamos tarde en la construcción del liderazgo que verdaderamente luche por sacar a Venezuela de esta tragedia y la cantera de la cual echar mano se encuentra irremediablemente en las organizaciones de la sociedad civil.

Pero el régimen estableció también en la aclaratoria algo sumamente importante: al desconocer en México a quien resulta formalmente reconocido internacionalmente por la Comunidad Internacional como gobierno legitimo, dando apertura solamente a los partidos opositores (G4) que se han vendido para negociar unas cuotas, está renunciando a la posibilidad de que ese Gobierno Encargado que desconoce, que es el único que tiene el reconocimiento de los países dueños de las sanciones, las logre efectiva y oficialmente levantar precisamente con esos gobiernos. El régimen se negó a que existiera una representación del Gobierno Encargado, lo cual reveló sus intenciones originales de negociar con los partidos de la oposición oficial –como siempre lo ha hecho-  dueños del Acuerdo de la Transición y que son los que controlan el Gobierno Encargado, pero olvidando que quien en última instancia dispone de la clave para negociar a su vez el levantamiento de esas sanciones es precisamente al que no quieren en la mesa.

Y ustedes me dirán “pero el Gobierno Encargado y el G4 son lo mismo”, y yo diría que eso es verdad a la luz de todo lo que ha sucedido hasta ahora, pero al final las sanciones, si se levantan, será con la aprobación de ese Gobierno Encargado reconocido internacionalmente, con las consiguientes responsabilidades que eso conlleva. Allá Juan Guaidó si desea cargar con la culpa de sus compañeros del G4, que han demostrado no tener problemas de cambiar a mamá Venezuela por un par de sandalias, al negociar levantar las sanciones a estos delincuentes sin que antes exista un cese de la usurpación de los Poderes Públicos, que sería lo único que provocaría unas nuevas elecciones presidenciales y parlamentarias en Venezuela.

Por otro lado la Comunidad Internacional ha sido más que enfática al indicar que solo estudiarán levantar las sanciones a los delincuentes del régimen si de México sale un acuerdo para unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables, tal y como lo indicara el Embajador de los EEUU en Venezuela, con sede en Bogotá, James Story: Los Estados Unidos de América apoyamos ese proceso liderado por Venezuela que resulte en una solución negociada integral a la crisis venezolana. Seguimos priorizando el retorno del Estado de Derecho y la democracia en Venezuela y que los venezolanos puedan expresarse políticamente a través de elecciones locales, regionales y presidenciales libres justas y verificables, y realizadas a través de un proceso transparente inclusivo y creíble” (ver James Story, en Alo Embajador, 26 de agosto 2021 https://twitter.com/usembassyve/status/1430991418344886273).

Si la oposición oficial tuviera al menos un gramo de dignidad ya se hubiera levantado de esa mesa de negociaciones en México al conocer la aclaratoria insultante del régimen. Y si no hubo dignidad antes, tampoco la habrá después. Ya comenzaron a negociar “temas vinculados a justicia y reparación” sin que el régimen haya soltado al primer preso político producto de esas negociaciones y abordar a solicitud del régimen el “acceso a fondos en organismos multilaterales” sin ninguna contraprestación que conlleve a demostrar su intención de mejorar la calidad de vida de los venezolanos. Cada día que se pasa en México es día que gana el régimen en el poder. Los venezolanos debemos finalmente aceptar que SIN CESE DE LA USURPACION NO HABRA LEVANTAMIENTO DE SANCIONES. Ya es hora de un Gran Cambio para Venezuela…

Caracas, 10 de Septiembre de 2021

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sábado, 4 de septiembre de 2021

El descarrilamiento de Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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De algunos años trabajando en la C.A. Metro de Caracas, y aún muchos más en la lucha desde la sociedad civil por el adecentamiento de esa empresa del Estado destruida como el resto del país, aprendí el término “descarrilamiento” de un tren. Ese es uno de los eventos más peligrosos para los pasajeros y operadores de un tren dentro de un túnel del Metro. Significa que el sistema ya no tiene el control de lo que sucede porque el tren se salió de los rieles por alguna razón y la inercia puede hacerlo chocar contra de las paredes del túnel provocando un incendio que acabe con la vida de los pasajeros. El descarrilamiento de un tren a campo abierto tendría las mismas o peores consecuencias de muerte y destrucción al salirse el tren del los rieles y volcarse, perdiéndose la carga y la vida de los pasajeros.

Venezuela se encuentra en una situación similar. El país venía montado sobre unos rieles institucionales que resistieron lo que pudieron los avances de la destrucción de un régimen que ha subvertido el orden constitucional, logrando que en Venezuela no exista ningún poder constitucional legítimo en el país. Ni la Presidencia de la República ilegitima de Maduro desde su elección ilegal del 20 mayo de 2018, ni la Asamblea Nacional ilegalmente electa el 6 de diciembre de 2020, ni el Tribunal Supremo de Justicia ilegitimo que despacha de manera inconstitucional con Magistrados perseguidos en el exilio, ni un Poder Ciudadano, ni Poder Electoral legítimos precisamente como consecuencia de la ilegitimidad de los anteriores, hicieron descarrilar a Venezuela.

El país descarriló porque sus rieles institucionales fueron destruidos por el régimen. El esfuerzo por rescatar una nula institucionalidad a través de una Presidencia Encargada insostenible en el país no han sido exitosos al punto que se ha terminado en un “Memorando de Entendimiento” a todas luces escrito por el régimen y avalado por la oposición oficial, quien ha acordado asistir a unas elecciones regionales sin siquiera haber negociado unas condiciones en México, que fue una de las razones que en primer lugar justificó su presencia allí.

Ahora bien, si tenemos un tren descarrilado –Venezuela- ¿cuál debería ser la principal preocupación de quienes buscan retornar a la normalidad del país? ¿Recoger las personas y la carga que se volteo en el descarrilamiento usando carretas llevadas por burros, o volver a poner el tren sobre sus rieles, así se encuentre chocado, para continuar la vida del país? Esa es la gran diferencia entre los que buscamos EL RESTABLECIMIENTO CONSTITUCIONAL de las instituciones y aquellos que piensan que mejor es continuar el camino en burro. Estos últimos no llegaran muy lejos porque su problema no es salvar la carga y las personas que se descarrilaron con el tren sino incentivar el lucrativo negocio de las carretas tiradas por bestias. En eso los acompaña el régimen, que en primer lugar fue el que dinamitó los rieles institucionales para que el tren se descarrilara.

Por supuesto que la gente se halla en la mitad de la nada y desea que alguien resuelva cómo  volver al camino. Entonces aparecen las opciones de carretas tiradas por burro o poner el tren de nuevo en sus rieles. La primera opción luce como más inmediata aunque no resuelva el problema de fondo que es recuperar el tren y su dirección, profundizando el problema porque esta no está planteada para resolver lo que en principio fue la causa del descarrilamiento. Unas elecciones para ningún tipo de cargo público resuelve el hecho que los gobernadores y los alcaldes sirven de nada con un país con un régimen autoritario que ha militarizado y empobrecido a todas las regiones del país centralizando criminalmente los medios de subsistencia de los ciudadanos. Esas son las carretas tiradas por burros de la oposición entregada al régimen.

Por otro lado estamos quienes le decimos al país que hay que reconstruir los rieles rotos y mondar de nuevo el tren sobre ellos para continuar el camino. Esa opción no es tan difícil como la pintan aquellos que tienen el negocio montado de las carretas con burros. Sin embargo supone que todos, incluyendo aquellos que se han beneficiado del negocio de las carretas y quienes dinamitaron los rieles en primer lugar, entiendan que es mejor para todo el mundo –incluso para ellos- que hagamos lo que se tiene que hacer para que el tren llamado Venezuela siga su camino. Y que luego de que eso ocurra, todos ellos pueden volver al negocio que deseen porque el país ya estará montado sobre los rieles de nuevo.

El planteamiento de ANCO y de todos aquellos firmantes del Pacto de Restablecimiento Constitucional agrupados en la Conferencia para el Restablecimiento Constitucional y Democrático y su Consejo Rector, es trabajar para que entre todos volvamos a poner el tren en funcionamiento sobre nuevos rieles institucionales que solo pueden producirse cuando convoquemos al pueblo venezolano a un proceso Constituyente de carácter Originario. Se dice fácil pero no lo es en el actual estado de cosas.

Insistimos que ese proceso en este momento de la vida del país debe ser convocado como producto de una negociación entre todos los involucrados: la sociedad civil venezolana, la oposición oficial, el régimen y la Comunidad Internacional, en especial los países que tienen intereses directamente afectados por la grave crisis venezolana, como es el caso Colombia, receptores principales de la ola migratoria desatada por la destrucción política, económica y social del país.

Ese sería el cuadro de una nueva mesa de diálogo con los verdaderos actores del problema: los causantes (el régimen), los afectados (la sociedad civil), la representación política reconocida internacionalmente (la MUD y Juan Guaidó) y la Comunidad Internacional (actuantes de las sanciones). No sería un dialogo entre un supuesto e inexistente “Gobierno de la República Bolivariana de Venezuela” no reconocido como legítimo por los venezolanos pero actores armados de facto de este problema (como las FARC en Colombia), y la “Plataforma Unitaria de la Oposición” que no representa ni siquiera un 10% de los venezolanos agrupados en partidos políticos, pero reconocida simbólicamente por la Comunidad Internacional.

Tenemos en consecuencia que ampliar el enfoque de este problema e incluir a quienes si estamos realmente interesados en que una negociación para Venezuela si tenga una solución política. Hasta ahora los que hay son los que rompieron los rieles y los que se están beneficiando porque el tren se descarriló. Amanecerá y veremos si a la Comunidad Internacional, comenzando por los EEUU, le interesa continuar con un país con la carga y las personas montadas en carretas tiradas por burros o en un tren reconstruido sobre unos rieles nuevos para comenzar una nueva ruta con destino a la democracia y la libertad.

Caracas, 4 de Septiembre de 2021

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jueves, 2 de septiembre de 2021

Elecciones “casi” justas

Por Luis Manuel Aguana

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En una decisión ya tomada desde hace meses la MUD hace oficial su participación en las elecciones regionales convocadas por el CNE ilegítimo del régimen para el 21N. Es por eso que los venezolanos, acostumbrados a las decisiones de esta oposición nunca creímos que hicieran otra cosa.  Cada partido político “opositor” desde que se anunciaron las elecciones para el 21N comenzó en todo el país la acostumbrada ronda de zancadillas para apropiarse del puesto correspondiente para “competir” con el régimen en unas elecciones sin condiciones. En consecuencia no era de esperarse otra cosa diferente.

Pero, ¿qué es lo diferente ahora? La coincidencia de esa decisión con las negociaciones en México. Si la oposición política del régimen, así llamada por la Comunidad Internacional, fue a México, entre otras cosas, para precisamente buscar condiciones electorales justas, ¿porque antes de terminar las negociaciones se entrega y acuerda participar? Porque decir que “Sabemos que estos comicios no serán unas elecciones justas ni convencionales. La dictadura ha impuesto obstáculos graves que ponen en riesgo la expresión de cambio del pueblo venezolano. Sin embargo, entendemos que serán un terreno de lucha útil para fortalecer a la ciudadanía e impulsar la verdadera solución a la grave crisis de nuestro país: unas elecciones presidenciales y legislativas libres”, no es precisamente una manera de presionar al régimen para que cambie las condiciones en que las hará (ver Plataforma Unitaria participará en comicios del 21 de noviembre con la tarjeta de la MUD, en https://efectococuyo.com/politica/plataforma-unitaria-participara-en-comicios-del-21-de-noviembre-con-tarjeta-de-la-mud/).

La decisión firme de participar en ese evento electoral a espaldas del mandato de la Consulta Popular del Diciembre de 2020, no solo pone a quienes tomaron esa decisión en un claro desconocimiento del mandato del pueblo venezolano de exigir el cese de la usurpación de Nicolás Maduro Moros, para ir luego a unas elecciones presidenciales y parlamentarias libres, justas y verificables (1ra pregunta de la Consulta Popular de Diciembre 2020), sino también a desconocer la decisión del pueblo de rechazar el evento electoral del 6 de Diciembre donde se eligió de manera ilegitima el parlamento que designó al CNE que convoca las elecciones del 21N (2da pregunta de la Consulta Popular de Diciembre 2020). No en vano Maduro quiere ver desde su sillón a Guaidó votando en esas elecciones para definitivamente validar ante el mundo su presidencia ilegitima frente a la legítima del Presidente Encargado.

Bien decía Einstein que el infinito se definía como el tamaño de la estupidez humana. Pensar con los bolsillos como lo está haciendo Henry Ramos Allup y el resto de sus socios y actuar con el régimen nos puede costar a los venezolanos un gran retraso en el rescate del país pero de ninguna manera significa que las decisiones que tomen para cogobernar con Maduro sean respaldadas por los venezolanos, y menos aun asistiendo con los ojos cerrados a unas elecciones “casi” justas, como ellos mismos las llaman, que sellarían la permanencia de Maduro en el poder.

¿Y por qué digo esto? Porque esa oposición mediocre no se ha paseado por la realidad de que aceptar el juego del régimen tiene consecuencias de cara a la Comunidad Internacional. El reconocimiento que ahora están dando oficialmente a ese evento electoral significa que cualquier país que le haya dado el reconocimiento a Juan Guaidó podrá dejar de hacerlo, porque si en nuestro propio país quienes supuestamente se oponen al régimen deciden de manera oficial que sus elecciones “casi” justas son válidas para ellos, nadie afuera en su sano juicio tiene porque decir lo contrario. Dirán con seguridad “ese es un problema de los venezolanos” y punto, dando por terminada cualquier discusión y aceptando que Maduro es el legitimo mandatario en Venezuela, echando por la borda el montón de muertos que nos ha costado a los venezolanos llevar al régimen de Maduro a negociar las sanciones por violar nuestros derechos humanos y destruir al país. ¿Se dan cuenta del porque les decimos cómplices de nuestra tragedia?

Esta situación será aun mas grave si la oposición reconocida internacionalmente acepta ir a un revocatorio con Maduro. Perdiendo ese revocatorio, a la oposición política no le quedaría más remedio que reconocer la presidencia de Nicolás Maduro Moros, dejando a la Comunidad Internacional sin argumentos para poder sostener a una Presidencia Encargada. Tal vez eso es en el fondo lo que desean los caimanes del G4 (¿se acuerdan como los dibujaba el gran Zapata en sus caricaturas de Zapatazos?) y recomponer una situación política mas de acuerdo a una Venezuela colaboracionista de Vichy.

Los venezolanos que deseamos un cambio perderíamos ese revocatorio porque se recrearían las mismas condiciones del 2004 cuando Chávez retrasó un año esa solicitud hasta estar preparado con sus Misiones y sus máquinas de lotería en el CNE manejadas por Jorge Rodríguez y programadas por SmartMatic, una empresa que se convirtió en multinacional con el dinero de los venezolanos producto del fraude electoral cometido. Y ahora se encuentran en mejores condiciones que el 2004 porque ya no están en Venezuela más de 5 millones de emigrados, con una plataforma técnica “Made in China” consolidada para el fraude en el CNE, y una oposición débil, dividida, corrupta y deseosa de hacer negocios con el régimen.

Los políticos lograrán sus elecciones como querían, pero, ¿quiénes resultaran perdedores en todo este drama? Los venezolanos. Y ustedes me dirán: ¡usted lo que quiere es que nos coma el tigre! Y yo les diría que ya el tigre nos comió desde hace tiempo cuando seguimos respaldando y permitiendo que los Henry Ramos Allup, los Leopoldo López, los Henrique Capriles, los Manuel Rosales, los Julio Borges y pare usted de contar, que todos conocemos, sigan representando los intereses de los venezolanos.

Tenemos que hacer un esfuerzo sobrehumano de buscar nuevas opciones, así nos equivoquemos. No podrá ser peor de lo que ya tenemos y que hay que cambiar urgentemente. Pero ya no será para esta vuelta electoral que ya perdimos por la aceptación de unas elecciones “casi” justas con el régimen por parte de una oposición vendida. Tendremos que lograr romper ese círculo vicioso y darle la confianza a otra gente. Pero antes, Maduro tiene que irse. Y para que eso ocurra debemos hacer realidad el mandato expresado por el pueblo venezolano en las Consultas Populares de 2017 y 2020, comenzando por expresar nuestro más firme rechazo a las elecciones regionales del 21N y no votar en esas nuevas elecciones ilegitimas y mucho menos en el revocatorio criminal que están cocinando en México. A Venezuela solo la salvaremos los venezolanos…

Caracas, 2 de Septiembre de 2021

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