viernes, 31 de diciembre de 2021

Otro túnel para el 2022

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Termina el año 2021 sin un progreso claro en la ruta del Cese de la Usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres, promesa fundamental del Gobierno Interino de Juan Guaidó Marquez desde su investidura como Presidente Encargado de la República en Enero de 2019. Marchas y contramarchas que se tradujeron en dos modificaciones definitorias del Estatuto de la Transición, en clara muestra de que los partidos políticos de la oposición oficial nunca soltarán el control del Ejecutivo Encargado, a pesar de todas las críticas del llamado país nacional, lo que nos envía un claro mensaje a los venezolanos de que su problema no es liberar a Venezuela de una tiranía sino el de permanecer miserablemente hundidos en el poco poder y espacios que les deja el régimen para sobrevivir. Más lamentable no puede ser el panorama para finales de este año.

Sin embargo no deseo despedir este año sin al menos dar una luz al final de un túnel que aún no hemos construido. Y ustedes me preguntarán ¿cómo vamos a ver luz al final de algo que no existe? Esa expresión popular que es usada para seguir trabajando por una esperanza de recorrer un largo trayecto de obscuridad, dando tumbos hasta llegar a ver una luz que nos indique finalmente que estamos saliendo de ese trayecto, presupone un túnel ya construido que ya tiene preestablecida una dirección y una salida que no encontraremos hasta que aparezca esa luz.

Pues no, si seguimos perdidos dentro de ese túnel oscuro después de tantos años no saldremos nunca porque quienes lo construyeron no le pusieron una salida, por lo tanto por más que lo recorramos nunca veremos una luz. Quienes lo hicieron modificaron dos veces una ruta que ya se desdibujo del imaginario de los venezolanos porque quienes debieron insistir en ella se olvidaron de nosotros que estábamos adentro.

Entonces para el año que viene yo los invito a construir otro túnel. Pero para hacer eso debemos tener clara cual dirección tomar dentro de la oscuridad, y entre todos los que cavemos deberemos creer fervientemente en ella. Solo así podremos encontrar nuestra salida y crear para nosotros mismos esa luz. Veremos la luz en ese túnel pero solo si lo construimos nosotros mismos.

La Ruta Cese de la Usurpación primero, Gobierno de Transición después y Elecciones Libres al final, es algo que tiene una lógica sólida que va mas allá de toda la babosería política que inventen los partidos para retrasarla, olvidarla o sepultarla en un montón de jerga leguleya escrita en un Estatuto de la Transición, con todo y los cambios que deseen hacerle. La lógica del pueblo es de una solidez indiscutible y eso fue refrendado en una Consulta Popular realizada hace hoy más de un año, del 7 al 12 de Diciembre de 2020, decisión de un pueblo decidido a lograr su libertad, y que hoy hace un año llamé La última institucionalidad que nos queda (ver mi nota del 31 de Diciembre de 2020, en https://ticsddhh.blogspot.com/2020/12/la-ultima-institucionalidad-que-nos.html).

No me equivoque hace un año al mencionar que habíamos retrocedido: “Pero más allá de  lo que acaban de hacer los diputados para seguir vigentes después del 5 de Enero de 2021, y la consecuente extensión del mandato de Juan Guaidó como Presidente Encargado, considero más importante como se desarrollará la lucha opositora en el transcurso del año 2021 al no tener una Asamblea Nacional en pleno funcionamiento como este año, o peor aún, con un funcionamiento en entredicho, y un Presidente Encargado mediatizado. En el neto en ambos terrenos hemos retrocedido con respecto al año que cierra hoy. Eso le deja una sola carta a Venezuela: el papel que deberán jugar los ciudadanos no investidos de autoridad para recobrar su libertad en el 2021”.

Esa afirmación de hace un año cobra ahora más fuerza y vigencia que nunca, y es por eso mi invitación a los venezolanos a cambiar el recorrido y la dirección construyendo otro túnel para el 2022. Los partidos iniciarán otro año repitiendo y profundizando los errores que cometieron en el año 2020 sin haber aprendido nada en el año 2021 con la reedición corregida y aumentada de los errores cometidos con el Estatuto de la Transición, con una línea que fracasará de nuevo en el 2022 por la locura einsteniana de insistir en lo mismo con los mismos resultados, en una insistencia suicida de controlar lo que de suyo no pueden controlar por el concepto mismo de la separación Constitucional de los Poderes Públicos y la unidad de mando. Solo UNO puede ser responsable, y ese no es otro que el Presidente que nos dimos Constitucionalmente en Enero de 2019 y que debe rendir cuentas. De otra manera nunca veremos esa luz que esperamos porque el único que está ganando aquí es el régimen.

Los partidos están sin oxigeno y lo peor del cuadro es que nos están ahogando con ellos porque insisten en una solución que no incluye al pueblo que dicen representar. En pleno Siglo 21 creen en las prácticas electoreras donde manipulaban a la gente para elegirlos creyendo que eso se quedaría allí hasta renovarles de nuevo la tarjeta en las siguientes elecciones. Entérense que eso ya se acabó. La tecnología los sigue minuto a minuto a través de las redes, la gente sabe lo que hacen y lo que realmente piensan. De allí que esas estructuras llamadas estalinianas que tienen más de 100 años ya no resistan el paso del tiempo. Cualquier solución a la crisis venezolana pasa por tomar en cuenta al pueblo venezolano.

Y si a eso no se le da paso, romperá los muros de esa indiferencia tarde o temprano. Entonces el problema es cómo hacer para que el pueblo se pronuncie para tomar las decisiones que correspondan. En ANCO hemos insistido en la dirección de la convocatoria del pueblo para que decida a través del único instrumento que le queda a la Constitución, que no es otro que el camino Constituyente. Muchos podrían indicar otros caminos por muchísimas razones, como en efecto están haciendo de seguir andando en el mismo túnel, pero la que no podemos todos rebatir es que es el pueblo es el único que puede tomar las decisiones para salir de esta plaga que nos ha caído desde 1998, y todo lo que tenemos que hacer es acordar en cómo darle cauce en el medio de una tiranía. Lo que no puede ser es que discutamos sobre el principio fundamental de que sea el pueblo el que decida.

Y creo que todos los venezolanos hemos estado de acuerdo de una u otra forma en que es el pueblo el que debe decidir. Dos Consultas Populares masivas son la prueba fehaciente de ello, aunque la dirigencia política opositora les haya dado la espalda. ¡Que el pueblo decida! es y seguirá siendo nuestra consigna el próximo año. Si realmente deseamos que el 2022 sea el año de la liberación de Venezuela, tenemos que seguir el camino que el pueblo decidió. Y si el túnel por donde vamos no nos lleva a esa luz, entonces hagamos otro en el medio de la oscuridad. Solo decidamos que herramientas usamos siguiendo la dirección que el pueblo se dio para llegar a ella con mayor rapidez. Dios será nuestra guía y compañía en ese nuevo túnel que cavaremos para este Nuevo Año del Señor 2022. Agradeciendo profundamente a mis seguidores otro año más por su seguimiento solidario, solo me resta desearles un extraordinario Feliz Año 2022 a todos ustedes…!

Caracas, 31 de Diciembre de 2021

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Instagram: @laguana01

Telegram: https://t.me/TICsDDHH

martes, 28 de diciembre de 2021

El Estatuto no es el problema

Por Luis Manuel Aguana

English versión

“La política es una empresa humana infinita para encontrar las respuestas de todos los pesares que causa el Todopoderoso…”

Anónimo

Cualquiera que entienda la política como algo sublime, muy lejos de la ambición personal y las formas de enriquecimiento con lo que es de todos, no puede más que coincidir con esas palabras anónimas. Los que hicieron los mayores sacrificios en esa actividad son perfectamente identificables solo con ver como pasaron los días finales de sus vidas.

Sin embargo, tampoco podemos aspirar que los políticos sean santos que renuncien a todo a favor del bien de la humanidad así como tampoco no podemos esperar que no exista una dosis clara de ambición de poder en la conducción política. De hecho es sanamente necesaria para poder producir los cambios que toda sociedad necesita. Es por eso que el balance en la mezcla de los atributos es indispensable así como una fuerte dosis de propensión a servir a los demás.

Lo lamentable de toda esta historia es que los ciudadanos no disponemos de un medidor para conocer esa mezcla previo a escoger a quienes ocuparán las posiciones de responsabilidad y conducción política, dejándonos llevar por lo que nos empaquetan los constructores de imagen como candidatos. Un ejemplo reciente de eso es el Presidente Electo de Chile, Gabriel Boric, que pasó en vuelta de semanas de un radical incendiario mal vestido, corresponsable de la explosión terrorista de 2019 financiada por el régimen de Maduro, a un fresco y joven candidato Presidencial de una “izquierda moderada”. Ese cambio lo convirtió en Presidente de Chile. Solo Dios sabe lo que les espera a los chilenos en los próximos meses. ¿Se dan cuenta ustedes de la importancia de esto sobre el bienestar de los ciudadanos?

Y así podríamos citar más ejemplos de mezclas impuras con mas componente de ambición de poder y dominación, de agendas ocultas, que de verdaderos deseos de servir a los ciudadanos. Sin ir muy lejos, el ejemplo de la insistencia no resuelta del siguiente episodio de la serie de terror que bien podríamos titular “Estatuto de la Transición y Presidencia Interina”, que ha polarizado –de nuevo- a Venezuela entre quienes creen –con razón o sin ella- que no saldremos del régimen sin un Presidente Interino y una Asamblea Nacional de Diputados vencidos, y aquellos que creemos que Venezuela es mucho más que eso.

Al margen de toda esa discusión jurídica de lo inconstitucional –otra vez- del nuevo Estatuto, al que bauticé como reencauchado (ver Estatuto reencauchado en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/estatuto-reencauchado.html), los venezolanos tenemos que centrar nuestra discusión en otra pregunta: ¿son esos mismos políticos, dirigentes, o como los quieran llamar, los que resolverán el problema que nos ocasiona el régimen de Maduro, si no lo han podido resolver desde cuando fueron electos diputados aquel 6 de diciembre de 2015? ¿De verdad lo creen? ¿Les seguiremos dando otro año más de chance cuando la situación económica de todos nosotros se agrava cada día y cada minuto que pasa? ¿No sería más adecuado pensar en una mezcla diferente?

No pasare el resto de esta nota discutiendo si ese Estatuto para la Transición es inconstitucional o no, cosa que por cierto ya hice en notas pasadas, porque ese definitivamente no es el problema. Tal vez pueda ser la justificación de un argumento a favor o en contra de continuar arando con los mismos bueyes. ¡Pero es que ya los bueyes no sirven! ¡Se están muriendo o ya están muertos! Que es preferible que tomemos el azadón nosotros mismos y aremos la tierra porque alimentar a unos bueyes inservibles retrasa la siembra e impide avanzar para conseguir el alimento. ¡Ya es una cuestión de vida o muerte para todos!

Y aquí no me detengo a darle o no el apoyo a las propuestas que van en la dirección de la renovación del liderazgo político, que por cierto ya mencioné hace algunos días (ver Hacia una nueva representación opositora, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/11/hacia-una-nueva-representacion-opositora.html). Es absolutamente una verdad incontestable que debemos cambiar el liderazgo político –los bueyes- pero eso no puede ser el fin en sí mismo de esta lucha. Claro que deben existir conductores con la mezcla adecuada de atributos para servir a los ciudadanos, eso no se puede discutir. Pero la discusión objetiva debe ser como nos ponemos de acuerdo para lograrlo. Sin embargo, ¿cómo podremos llegar allí si ni siquiera estamos de acuerdo en que los bueyes que retrasan nuestra siembra no sirven? ¡Ese es el problema fundamental!

Es por eso que no es de ninguna manera hueca la expresión ¡Que el pueblo decida! de ANCO. Como los bandos en pugna política nunca se pondrán de acuerdo, entonces ¡Que el pueblo decida! Dejen que el pueblo decida el destino de Venezuela, como se lo escribió el Libertador a Santander en la carta de 1826 que reproducimos al final de cada comunicado de ANCO. Y no solo que decida representantes o liderazgos, sino que decida también en cual dirección esos líderes y representantes desarrollarán el país. Para eso es la previsión Constitucional de una Asamblea Nacional Constituyente Originaria. Nada puede ser más democrático que eso, y la respuesta ha estado allí todo el tiempo.

Si quienes estamos de alguna manera metidos en política, no alcanzamos a entender que esta “es una empresa humana infinita para encontrar las respuestas”, entonces ¿qué estamos haciendo aquí? Si yo estuviera en la situación de esos bueyes cansados pero enriquecidos de poder –y algunos de dinero- deseosos de continuar, estuviera muy asustado porque nos sacrifiquen. Pero no les tocará otro destino si ellos mismos no se paran y dejan que los sembradores decidan si viven o mueren. Al menos así tendrían algún chance de sobrevivir…

Caracas, 28 de Diciembre de 2021

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Instagram: @laguana01

Telegram: https://t.me/TICsDDHH

viernes, 24 de diciembre de 2021

La Navidad de una cárcel llamada Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Hoy hace 10 años me referí a las Navidades venezolanas con presos políticos, haciendo alusión a que prefería por razones obvias llamarlas sin presos políticos (ver Navidades Con Presos Políticos, en https://ticsddhh.blogspot.com/2011/12/navidad-con-presos-politicos.html). No me sentí alegre en ese entonces porque existieran los pocos presos que había en ese momento, encerrados de manera injusta por la masacre que el mismo régimen había causado el año 2002. Pero ahora no solo sigo sin estarlo sino que ahora sumo la preocupación del continente porque el régimen ha ampliado la cárcel a todo el país donde los venezolanos nos encontramos encerrados, aumentando a cientos los presos políticos, civiles y militares, dentro de sus mazmorras. Y eso no es cualquier cosa para el mundo.

Como consecuencia de lo anterior, ¿qué están haciendo los venezolanos? Los que pueden hacerlo están huyendo. 6,03 millones de personas refugiadas y migrantes en el mundo, mas de 850 mil solicitantes de asilo de Venezuela en el mundo, más de 4,99 millones de venezolanos viviendo en América Latina y el Caribe, de los cuales aproximadamente 1,84 millones residen en territorio colombiano para Noviembre de 2021 (ver cifras del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), en https://www.acnur.org/situacion-en-venezuela.html y Plataforma de Coordinación Interagencial para Refugiados y Migrantes de Venezuela, en https://www.r4v.info/es/refugiadosymigrantes).

Ahora la cárcel se amplió a toda Venezuela y los que en el 2011 pedíamos desde afuera de las cárceles que soltaran en Navidad a los que estaban presos, estamos todos de una manera u otra encerrados en nuestro propio país tratando desesperadamente de salir. Los que por alguna razón nos encontramos todavía en esta gran cárcel en que el régimen ha convertido a nuestro país intentamos sin éxito reproducir de alguna manera la calidad de vida que se nos ha escapado en todos estos años. Año tras año conservamos la esperanza que el año siguiente las cosas serán diferentes, confiando en quienes conducen políticamente de un lado y de otro este barco que se hunde llamado Venezuela.

Y aquí no me coloco en la tradicional posición opositora al régimen, sino como aquel venezolano que simplemente vive en este país maltratado que espera pacientemente como todo el mundo que las cosas sean mejores. Y aunque trato de no odiar o tener algún rencor en contra de quienes causaron esta tragedia que vivimos, es imposible no meter en el análisis la disputa de los bandos en pugna por el poder en Venezuela, que de una u otra manera nos han puesto de lado a todos para satisfacer los egos y las ambiciones políticas.

La Navidad es sinónimo de tiempos de paz y tregua. Los ejércitos en el medio de las guerras han hecho un alto para no matarse unas horas para conmemorar la venida del Hijo de Dios que dio su vida por todos nosotros sin más aspiración de que la humanidad fuera mejor a los ojos de Dios. Pero una tregua en el medio de un país desolado es sumamente difícil. ¿Qué decirle a una madre que ha perdido a su familia por enfermedad, desidia o destierro por la irresponsabilidad de un Estado cuya obligación es lograr la mayor suma de felicidad posible para su pueblo? ¿Qué decirle a un padre que no puede llevar alimento a su familia en esta Navidad con el salario mínimo más bajo del mundo, y que todos los días lo ve desvanecerse por la hiperinflación más alta registrada en la historia de todos los países? ¿Cómo decirle a un joven que se quede si aquí no tiene futuro? ¿Quién tiene futuro en una cárcel?

Es difícil en esta hora de una de las Navidades más oscuras y difíciles que hayamos vivido, pedirles a los venezolanos que abramos nuestros corazones para hacer un alto al fuego a quienes nos han causado semejante daño. Ni siquiera en una guerra pudo destruirse más a Venezuela. Lo que nos queda es compartir lo poco que nos han dejado con aquellos que están peor que nosotros, en un gesto de solidaridad y caridad cristiana para salir adelante juntos. Si somos realistas, pasarán muchos años antes que exista una verdadera justicia para aplicarle a aquellos que han destruido física y moralmente a Venezuela, aunque sigamos trabajando consistentemente para que ese tiempo sea lo más corto posible y podamos reconciliar plenamente a este sufrido pueblo.

José Rafael Pocaterra lo describió extraordinariamente cuando a principios del siglo pasado (1922) nos obsequió en sus Cuentos Grotescos, su hermoso relato “De cómo Panchito Mandefuá fue a cenar con el Niño Jesús” (ningún venezolano puede dejar de leerlo: https://www.ciudadvalencia.com.ve/nuestros-cuentos-de-navidad-panchito-mandefua-de-jose-rafael-pocaterra/). Ese conmovedor relato muestra la esencia de quienes somos en realidad los venezolanos, describiendo la historia de un niño de la calle de la época, quien no teniendo nada en Navidad, compartió antes de morir lo poco que tenía en sus bolsillos para evitar el castigo de una niña. Ese carácter vivaz, respondón, de enfrentarse a la vida con personalidad, y sobre todo de ayudar a quien lo necesita sin tener cómo, nos describe como pueblo. Ese gesto desprendido y profundo de Panchito fue lo que en realidad le ganó la Cena con el Niño Dios, el más grande honor concedido a cualquier cristiano.

Y los venezolanos somos así, lo hemos demostrado muchísimas veces en nuestra historia, en especial al recibir con los brazos abiertos a los cientos que huían de una Europa destruida por la guerra, a quienes huían de una Latinoamérica llena de tiranos y pobreza, a nuestros vecinos que huían de la violencia de una guerrilla interminable. Teníamos para repartir y lo compartimos a manos llenas con ellos, sin pensarlo dos veces. De todas las nacionalidades llegaron a nuestro país para hacer de él su hogar, y ahora sus gobiernos nos devuelven de sus aeropuertos y nos persiguen y discriminan en sus países.

No me cabe en el pecho el orgullo de ser venezolano y no me arrepentiré nunca de luchar por y ser parte de un pueblo que no hizo otra cosa que haber ayudado a otros en su necesidad sin esperar nada a cambio. Creo que los venezolanos de tener como hacerlo lo haríamos de nuevo como lo hizo Panchito Mandefuá porque dentro de nuestro desconsuelo sentiríamos como él “una especie de loca alegría interior…”. Y eso solo se siente cuando ayudas a otro ser humano con desinterés. Algunos dirán como se dijo Panchito a sí mismo el día de su muerte: “¡Era un botarate! No le quedaban sino veintiséis centavos, día de Noche Buena… Quien lo mandaba a estar protegiendo a nadie…”. Pues los protegimos sin pensarlo como él mismo lo hizo con la niña Margarita. Esa es la gran diferencia que tenemos orgullosamente como sociedad de aquellos que ahora se sienten mejores que nosotros.

Ese cuento navideño de Pocaterra tiene una mezcla de tristeza y esperanza. Eso es lo que siento que ahora tenemos que llevar a la Cena de Navidad de este año 2021 –más esperanza que tristeza- por todo lo que nos está pasando como país y que estamos sufriendo nuestros compatriotas en Venezuela y en el resto el mundo, porque nos culpemos duramente de esta desgracia somos un pueblo extraordinario a pesar de haber cometido tantos errores. “¡Qué diablos! El día de gastar se gasta “archipetaquiremandefuá…” como sentenció un Panchito retador ante el futuro, convencido que si hoy no hay porque hicimos lo que hicimos, mañana si habrá porque así somos los venezolanos, del tamaño del compromiso que se nos presenta.

Y como presos que somos de este régimen en esta Navidad en una cárcel llamada Venezuela, no puedo menos que después de 10 años volver a terminar esta nota navideña con la oración del mismo autor de Panchito Mandefuá, y que ahora cumple 100 años, dedicada en 1921 a los presos de La Rotunda, y que solo Dios sabe porque aparece de nuevo justo hoy, dedicada a todo aquel compatriota que sea vejado en Venezuela y cualquier parte del mundo. Esta oración en su vigencia al cumplir un siglo, debemos recitarla de nuevo para que, con el favor de Dios Todopoderoso, tenga el poder para cambiar para bien de todos a la brevedad posible, las cosas en nuestra cárcel Venezuela:

“Padre nuestro Libertador que estas en la Gloria!

Desagraviado sea tu nombre

Vénganos el tu genio

Hágase, señor, tu libertad, así sea en mi Patria como en la América

El decoro nuestro, el de otros días, dánoslo hoy

Y perdónanos nuestras infamias así como nosotros, perdonamos a nuestros infames,

Y no nos dejes perecer en la decadencia, mas líbranos señor,

De toda esta brutalidad siniestra.

Amén”[1]

¡Que así sea!

Mis mayores deseos para todos ustedes por que pasen la mejor Feliz Navidad del mundo posible, a quienes he tenido el honor de contar como mis lectores durante este duro Año del Señor 2021. Dios me los bendiga…Amén…

Caracas, 24 de Diciembre de 2021

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Instagram: @laguana01

Telegram: https://t.me/TICsDDHH

[1] José Rafael Pocaterra, Memorias de Un Venezolano en la Decadencia, Caracas, 1936.

lunes, 20 de diciembre de 2021

La ruta de la resistencia civil

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Luego de la publicación del más reciente comunicado de ANCO titulado “La Asamblea Constituyente, el espacio para la Refundación y Autodeterminación del Pueblo venezolano” (ver Comunicado en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html), muchos de nuestros amigos, que ya están convencidos de la ruta Constituyente, han manifestado su preocupación que en ANCO no nos encontremos transitando un camino más activo, más allá de nuestros comunicados, así como de negarnos a participar en una farsa electoral, que ciertamente nos ha polarizado con grupos que legítimamente creen que ese camino nos conduce a mantener la resistencia civil en contra de este régimen delincuente. Y tienen razón.

Durante el Foro al que gentilmente me invitaran los amigos de Caracas Ciudad Plural (ver La Ruta Constituyente para el Cambio, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/la-ruta-constituyente-para-el-cambio.html) y la discusión posterior que se originó (que pueden seguir en el video respectivo de Caracas Ciudad Plural en https://t.co/qlNTAdd1Yx), se puede constatar que muchos venezolanos, no necesariamente parte de la cohabitación con el régimen, siguen estando de acuerdo con la ruta electoral con este régimen, convencidos en serio que eso es lo que nos queda por hacer con este grupo delincuencial que azota al país y que ilegítimamente usurpa el poder en Venezuela.

He escrito en el pasado en relación al tema de votar en contextos dictatoriales (ver “Abstencionismo en tiempos de dictadura”, en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html, Abstención en tiempos de colaboracionismo, en https://ticsddhh.blogspot.com/2017/10/abstencion-en-tiempos-de.html, Abstencionismo en tiempos de negociación, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2021/09/abstencionismo-en-tiempos-de-negociacion.html), por lo cual no volveré a las razones por las cuales creo que es una pérdida de energía que bien puede utilizarse de una manera más efectiva en contra del régimen, además de que el mismo acto de participar electoralmente con quienes hemos desconocido como demócratas, les da a ellos de por si un ropaje democrático que confunde  a quienes nos desean ayudar a sacarlos del poder.

Si esa energía se focalizara, no en buscar competir con un régimen que “gana” y “no gana” donde le es conveniente porque tiene en su poder el mecanismo para elegir a quien desea, sino en organizarnos en una sola fuerza de resistencia civil, todos aquellos que deseamos lo mismo tuviéramos un mayor éxito para avanzar, aunque sea en centímetros, en este largo camino que enfrentamos desde hace 22 años, en el objetivo común de salir del régimen.

Es por eso que considero una discusión bizantina entre pares polarizarnos entre votar o no votar. Es una discusión donde el régimen siempre gana. El argumento que siempre escucho –y lo volví a escuchar durante el Foro- según el cual “si no hubiéramos votado en el 2015 no hubiéramos tenido una Asamblea Nacional de la “oposición” y por consiguiente no se hubiera logrado el reconocimiento internacional”, es un mito que se ha convertido en un mantra de los que aun creen que el régimen se le puede vencer en un terreno donde jamás tendremos acceso completo: el CNE.

En primer lugar, en el año 2015, no ganó la oposición, perdió el régimen. Eso lo reseñé en mi nota al día siguiente de esas elecciones parlamentarias (ver ¿Ganó la MUD o perdió el gobierno?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2015/12/gano-la-mud-o-perdio-el-gobierno.html) ¿Qué quiero decir con esto? Sin importar cuales fueran los resultados técnicos de esa elección, el régimen estaba perfectamente dispuesto a presentar unas cifras manipuladas al país y defenderlas derramando sangre. Si ustedes se recuerdan esos días, Venezuela era una olla de presión y cualquiera que se presentara a esa elección ganaría sin discusión.

Pero quienes iban a repartir tiros en serio para defender las cifras que presentaría el CNE no iban a ser los motorizados de los colectivos iban a ser los soldados de las Fuerzas Armadas. Así lo reseño Emili J. Blasco en el ABC de Madrid al día siguiente de la elección (ver El Alto Mando fuerza a aceptar la gran victoria de la oposición en Venezuela, en https://www.abc.es/internacional/abci-alto-mando-militar-fuerza-aceptar-gran-victoria-oposicion-venezuela-201512070619_noticia.html). Si el CNE se hubiera atrevido a mentir como normalmente lo hace, hubiera habido una masacre que los militares se negaron a realizar.

¿Qué hizo entonces el CNE al conocer que los números no serían defendidos por las Fuerzas Armadas? Hacer control de daños y colocar la victoria en un punto tal que podría ser reventada fácilmente, como posteriormente se realizó a través del TSJ y los Magistrados Express. Hubo cálculos que estimaron la real victoria opositora en un 20% superior a las cifras presentadas por el CNE.

¿Ganamos realmente de manera electoral? Claro que si, de la misma manera en que Henrique Capriles ganó en el 2012 y en el 2013. ¿Se pudieron “cobrar” esas victorias? Claro que no. Entre otras razones porque la dirigencia política lamentable que tenemos nunca se planteó eso, como ocurrió en el 2007 cuando quienes fueron los primeros en aceptar el fraude que tenía montado el CNE para la Reforma Constitucional fueron Julio Borges y Teodoro Petkoff. Y fue impedido por las Fuerzas Armadas a consecuencia del liderazgo indiscutible en la FAN del desaparecido General del Ejercito Raúl Isaías Baduel, con el respaldo de la dirigencia estudiantil de ese entonces. Eso le costó la vida a Baduel…

Por otro lado el cacareado “reconocimiento” internacional realmente vino DESPUES de la Consulta Popular de 2017, no luego de la elección parlamentaria de 2015. El verdadero apoyo y reconocimiento de los países a la lucha en contra de esta tiranía no vino porque los venezolanos votáramos en la elección parlamentaria de 2015, sino después que vieran los delitos de Lesa Humanidad que el régimen fue capaz de cometer después –y antes- del 2015 y que obligó al pueblo a pronunciarse en una Consulta Popular en el 2017, como efectivamente lo hizo sin la participación del CNE, para rechazar la Constituyente ilegitima sin la autorización del pueblo y ordenar el cambio de los poderes Públicos, cosa que el régimen ignoró, de nuevo con la pequeña ayuda de la dirección política de la Asamblea Nacional al desconocer el carácter vinculante de esa Consulta Popular. Lo que reconoció la Comunidad Internacional fue la legitimidad de ese parlamento, lo que sirvió de muy poco como los venezolanos pudimos sentir en carne propia.

Entonces, ¿hemos podido cambiar este estado de cosas del país con los votos de los venezolanos? Obviamente no. Algunos podrían decir, pero ¿si no hubiéramos votado masivamente nunca se habría llegado a esas posiciones límite que obligaron al régimen a ceder? Y yo diría, que en los resultados está la respuesta. Realmente, ¿qué logramos? Que la Comunidad Internacional dictaminara que sigamos por esa vía. Que algún día el régimen concederá la victoria opositora. ¿Y de verdad creen eso? ¿No creen más bien que en lugar de toda esa energía invertida en movilizar a los venezolanos a asistir a eventos electorales que envían un mensaje distorsionado y equivocado fuera del país, pudiéramos encontrarnos y establecer organizadamente una ruta común de resistencia civil como la que realizara OTPOR en la Yugoslavia de la represión de Slobodan Milosevic?

Organizar esa ruta común no implica que se incluya en algún momento participar en eventos electorales que tengan el componente organizado de resistencia civil y acciones posteriores como las que ocurrieron después del fraude en Bolivia de 2019 o las que pudieron ocurrir aquí mismo en Venezuela después del fraude de Maduro en el 2013 donde nuestro pusilánime candidato nos convocó a tocar cacerolas y bailar salsa.

El accionar como nos lo están exigiendo en ANCO nunca estará excluido siempre y cuando se sepa con exactitud que hacer coordinada y organizadamente, y con la masa crítica correspondiente. Y eso todavía no existe, HAY QUE CONSTRUIRLO ANTES, toma tiempo y muchísimo esfuerzo coordinado. La ruta de la resistencia civil nos debe llevar a un objetivo y si vamos a seguir por ese camino tenemos la obligación de ganar. Hemos propuesto ahora una Ruta Constituyente que acortaría muchísimo ese camino con el auxilio de la Comunidad Internacional, pero estamos conscientes que si todas las variables no nos acompañan tendremos que hacer cambios para llegar al mismo lugar que no es otro que la Refundación del país. Mientras tanto seguiremos transitando una ruta que no le de al régimen ningún oxigeno exterior como la actual ruta electoral de los partidos. Y en eso no hay concesión posible…

Caracas, 20 de Diciembre de 2021

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Instagram: @laguana01

Telegram: https://t.me/TICsDDHH

jueves, 16 de diciembre de 2021

La Ruta Constituyente para el Cambio

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Intervención el el Foro “La Ruta Constituyente para el Cambio”,

auspiciado por Caracas Ciudad Plural

16 de Diciembre de 2021

Buenas tardes,

Mi agradecimiento a los amigos de Caracas Ciudad Plural, por su gentil invitación para hablar de un tema que considero trascendental para Venezuela, en especial después de muchos años de crisis de la Venezuela de hoy.

Desde hace muchos años cuando comencé a tener presencia en las redes acerca de un nuevo Proyecto de País para Venezuela a través de la vía Constituyente, la mayoría del tiempo no me lo planteé como un mecanismo para “salir del régimen” sino para evitar que cualquier otro mesías pudiera ponerle las manos al poder en Venezuela. Es muy baja la probabilidad de que alguien se enferme si tiene un cuerpo sano y con las defensas muy altas. El cuerpo social, político y económico del país tenía las defensas muy bajas cuando la enfermedad militarista de Hugo Chávez Frías le cayó al país, precisamente utilizando el expediente de cambio constitucional a través de un proceso constituyente. Ahora la gente piensa que hablamos de Constituyente para salir del régimen cuando la verdad es que lo hacemos para cambiar la estructura política y relaciones de poder en Venezuela. La salida del régimen, como veremos adelante, no es más que una consecuencia de ese proceso depurador.

Nadie sabía en Venezuela que era una Constituyente, ni siquiera el mismo Chávez que nunca pudo explicar en su campaña que era eso mas allá de decir que significaría un cambio profundo en el país. Solo en el desarrollo y la implementación del modelo autoritario ellos se dieron cuenta de lo profundo y transformador que podía llegar a ser, y efectivamente cambiaron el país pero para empeorarlo, y posteriormente abandonando la misma Constitución para erigirse en un régimen autoritario de corte constitucional. Nadie pensó que ese cambio sería para destrozar a Venezuela. Sin embargo, como por la boca muere el pez, se vieron en la obligación por su discurso populista de incluir –y vale decir aquí que sin necesidad de eso- los artículos en la nueva Constitución según los cuales el pueblo y los Poderes Constituidos podían convocar al Constituyente en cualquier momento de la vida de la Nación.

Pero retomando a lo anterior, las notas que publique en todos estos años en su mayor parte se referían a explicar las razones por las que debíamos cambiar el sistema, así como la actual distribución político-territorial, y más allá, la estructura de poder en Venezuela, a través de un cambio profundo que explicamos en detalle en nuestro Proyecto de ANCO titulado El Gran Cambio. Estos cortos minutos que dispongo para esta presentación me impiden explicar en detalle esos cambios, que establecidos en la forma que describe nuestro proyecto, definitivamente evitarán no solo que llegue otro Chávez al poder, sino que sentarán las bases para un desarrollo sostenido y sustentable de Venezuela para las nuevas generaciones, precisamente porque nuestra propuesta fundamental es que el poder no se encuentre constitucionalmente en las manos de los gobernantes sino de los ciudadanos. Les invito a todos a leerlo de nuestro sitio en la red  y enterarse de la profundidad de nuestro planteamiento al país.

Dedicaré estos cortos minutos aquí, no a explicar lo que ya explicamos públicamente acerca del proyecto, que ya de por sí es complejo, sino adentrarme en cómo podríamos llegar a su materialización, examinando el contexto político nacional e internacional en donde nos encontramos.

Cuando comencé a escribir de este tema apasionante pensé ingenuamente que el proyecto de cambio era suficiente para convencer a los tomadores de decisiones políticas de recorrer ese camino. ¿Qué político, pensaba yo, se iba a negar a ese país ideal en el que nos podríamos convertir, si cambiábamos la manera de hacer las cosas y establecíamos un camino para que fueran los mismos ciudadanos los artífices de su propia existencia, haciendo realidad una mejor calidad de vida para todos?

Muy pronto descubrí que quienes eran los peores enemigos de un cambio eran los que habían disfrutado hasta este momento del poder, y aquellos que lo buscaban afanosamente por la vía fácil, estando en el gobierno o en su oposición política. En esos niveles no se habla de bienestar ciudadano más allá que para buscar votos y hablar de cambio para que nada cambie. La estructura constitucional del país está diseñada desde el siglo antepasado para quienes detentan el poder y tengan el control de lo que es de todos, no de los ciudadanos. El sistema está diseñado para que los partidos políticos se maten por llegar al gobierno y controlar la Hacienda Pública, que constitucionalmente les asigna ese poder sobre todos nosotros. Y eso como dije, no es de ahora con este régimen. ¿Cómo hacer para romper ese círculo vicioso?

Entonces no iba a ser con los partidos políticos, ni mucho menos aquellos que ya habían estado en el poder -y otros que sin haber estado ansiaban muchísimo ponerse en él utilizando el mismo mecanismo del pasado- con los que íbamos a contar para este proceso Constituyente reformador, razón por la cual decidimos constituirnos y organizarnos para educar y comunicar nuestro proyecto a nivel nacional, a fin de convencer directamente a los venezolanos. Ha sido muy difícil hacerlo sin dinero pero seguimos trabajando en eso, tratando de reunir la masa crítica necesaria que voltee el balance de esos resultados. Para ello hemos recorrido hitos intermedios como la Consulta Popular de 2017 y  2020, que nos permitieron catapultarnos hacia ese objetivo superior de lograr discutir un país nuevo a través de un Proceso Constituyente de carácter Originario.

En ANCO pensamos, mucho antes de nuestra fundación como ONG en el 2016, que era el pueblo el que debía decidir el destino del país a través de un proceso Constituyente. ¡Que el pueblo decida! es la consigna. El problema era COMO llegábamos allí. Inicialmente lo planteamos a través de la previsión del Artículo 348 Constitucional, recogiendo el 15% de las voluntades del Registro Electoral, fundamentando jurídicamente nuestro derecho de recoger y contar, sin la intermediación de ningún poder público, en especial el CNE, esa aspiración.

No explicaré aquí los detalles específicos de ese proceso de recolección, que se materializó en organizaciones pequeñas regadas en todo el país, denominadas Juntas Activadoras del Poder Constituyente Originario (JAPCO) de ANCO, de las que juramentamos muchísimas en todo el país…hasta el 1ro de Mayo de 2017, cuando el régimen se apropió de nuestra iniciativa y lanzó su propio proyecto Constituyente, pasándole por encima a la voluntad popular al no consultarle al pueblo si quería o no una Constituyente, como lo indicaba la tradición constitucional iniciada con la Constituyente de 1999.

De haber llegado a recoger antes de esa fecha el 15% del padrón electoral de esos años, ANCO tenía prevista en sus Bases Constituyentes –nuestro fundamento jurídico- invocar a la Comunidad Internacional y al pueblo venezolano a constatar la validez de nuestra proposición al país y al mundo, retando a las Fuerzas Armadas a respaldar al pueblo venezolano en su mandato de convocar a un proceso constituyente originario. La idea en esencia de esos años era una propuesta que se materializaría con gente en las calles solicitando que se cumpliera el mandato protagónico del pueblo establecido en la Constitución. Se tienen escritas y previstas las Bases Comiciales del proceso constituyente, las cuales garantizan la proporcionalidad, equidad y la representación de todas las fuerzas sociales del país, a diferencia de lo que ocurrió en 1999.

A partir del 1ro de Mayo de 2017 todo cambió. El régimen uso su Constituyente para afianzarse en el poder y la oposición oficial golpeada por la suspensión del proceso revocatorio del año anterior se plegó a cohabitar con él. Seguir recogiendo firmas para un proceso que sabíamos era la salvación del país se hizo imposible al ver la población que “la constituyente del régimen” había hundido la posibilidad de recuperar la libertad.

ANCO entonces se volteo a insistir que el pueblo se pronunciara. Y eso lo logramos como venezolanos en dos consultas populares exitosas cuyo mandato sigue todavía pendiente de ejecutar.

Ahora bien, ¿de aquí adonde? Ya ANCO se pronunció el 12 de Diciembre pasado, aniversario de la Consulta Popular, reafirmando la Asamblea Constituyente como, y cito, “…El espacio para la Refundación y la Autodeterminación protagónica del pueblo venezolano”, explicando con detalle que existen las suficientes bases legales en nuestro ordenamiento jurídico y constitucional para que el pueblo se pronuncie legítimamente y convoque a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario sin la intervención de ninguno de los Poderes Públicos del régimen (ver Comunicado ANCO La Asamblea Constituyente, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/12/comunicado-anco-la-asamblea.html). Pero de nuevo, muchos de ustedes siguen preguntándose, aunque como pueblo podamos convocar a una Constituyente sin intervención de los Poderes Públicos, ¿el régimen nos permitiría hacer eso, aceptando lo que decida el pueblo? Obviamente no. Ni tampoco podríamos convocarla en el mejor de los casos en los términos establecidos en el Artículo 348 Constitucional so pena de caer en las trampas electorales y ventajismos violentos ampliamente conocidos.

Y es allí donde debemos decir claramente que aun sabiendo cual es la solución, no podemos implementarla sin ayuda de la fuerza externa que representa la Comunidad Internacional. ¿Y cuál es entonces el planteamiento? ANCO anunció al país y a la Comunidad Internacional el 8 de Agosto de 2021 una Ruta para Refundar la Nación que establece claramente nuestra posición, que coincide plenamente con la de los EEUU, la Unión Europea y Canadá en el sentido que, y cito: “La solución pacífica a ésta profunda crisis política, social y económica debe provenir del mismo pueblo venezolano, a través de negociaciones de amplio alcance impulsadas por los venezolanos, en las que participen todos los actores interesados”. Fin de la cita. Y no hay mayor actor interesado que los dolientes de esta tragedia de 22 años que el pueblo de Venezuela (ver Comunicado ANCO reafirma y propone al País y a la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).

Nuestra propuesta para esa convocatoria Constituyente se resume en una verdadera negociación a favor de los venezolanos, no de los intereses políticos de los negociadores, y entre todos los involucrados en el problema venezolano. Esto es, de una negociación donde se sienten una representación de la Comunidad Internacional integrada en lo mínimo por EEUU, UE, Colombia y Brasil, estos dos últimos países protagonistas directos de nuestro problema migratorio; una representación con participación de ANCO y otros de la Sociedad Civil venezolana, doliente de primer orden de la crisis política, social y económica de Venezuela; una representación de los partidos políticos de la Asamblea Nacional de 2015, y una representación de quienes usurpan el poder en Venezuela.

La discusión y único tema a tratar en esa nueva negociación sería la convocatoria y ejecución de una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, con intermediación o arbitraje electoral de la Comunidad Internacional. Nótese que aquí no digo “observación internacional”. Y no lo digo porque no puede existir otro proceso electoral en Venezuela administrado por el régimen antes que este abandone el poder y se reconstruya el Poder Electoral, así como el resto de los Poderes Públicos. De allí que la administración electoral de ese proceso Constituyente debe salir de esa mesa de negociación con auxilio de la Comunidad Internacional, así como las Bases Comiciales que regularan la participación de los venezolanos, candidatos a Constituyentes y electores, en ese proceso Constituyente.

Y ustedes dirán, ¿y porque el régimen debe estar allí? Por la misma razón por la cual la Comunidad Internacional nos convoca a todos para negociar una salida pacífica y electoral: evitar un derramamiento de sangre en Venezuela. Pero hay otra razón fundamental que ha formado parte de nuestro discurso constituyente desde el comienzo hace muchos años: una constituyente no puede ser posible sin la participación de todas las tendencias políticas, incluidas aquellas que hemos rechazado. De otra manera, no se podría llamar un proceso Constituyente. Chávez ignoró ese concepto fundamental dejando fuera con sus Bases Comiciales de la Constituyente de 1999, alrededor de la mitad de los venezolanos, violando el principio de representación proporcional, donde el 46% de quienes le adversábamos fuimos representados solo por 6 Constituyentes de 131 electos. En otras palabras con el 54% de los votos, el chavismo se alzó con el 96% de los curules de la Constituyente de 1999. Y eso a mi juicio fue el principio de toda esta tragedia que nos consume en Venezuela. No puede haber un nuevo Pacto Social en ninguna parte del mundo con paz y estabilidad política sin la participación equilibrada de absolutamente todos sus nacionales.

Nuestra tarea a partir de ahora, y esperamos que con la ayuda de todos ustedes, será convencer a los gobiernos de los países que tienen la fuerza suficiente para sentar en esa mesa de negociación a todos los involucrados, de que una elección dudosa de cargos en el marco de una tiranía no es la solución de la crisis venezolana sino la elección legitima de la verdadera representación del pueblo venezolano establecida en la Constitución en los Artículos 347, 348 y 349, y lograr que nos ayuden a hacer cumplir la voluntad de lo que salga de esa elección Constituyente. Una vez electo ese cuerpo de asambleístas constituyentes, la primera decisión obvia sería decidir el desmontaje del régimen y designar un Gobierno de Transición, estableciendo un periodo para la depuración y elección de los Poderes Públicos, y para la deliberación de un nuevo Pacto Social y una nueva Constitución para Venezuela, basada en una nueva arquitectura del poder, que esperamos sea lo más parecida a la que planteamos en nuestro Proyecto El Gran Cambio. Eso es lo que nosotros interpretamos como la Refundación que requiere el país.

¿Es muy larga esta Ruta? Definitivamente no. En 1999 el proceso Constituyente duró mucho menos de un año, entre la Consulta Popular Constituyente con la aprobación de las Bases Comiciales, la elección (con campaña incluida) de los candidatos a Constituyentes, la designación de los Constituyentes electos y la promulgación de una nueva Constitución, con la elección y designación correspondiente de los Poderes Públicos con base al nuevo texto Constitucional. Menores lapsos dependerán de la voluntad política de los involucrados.

En esa Asamblea Constituyente estarían los nuevos representantes políticos electos por el pueblo de todas las regiones del país, que por cierto es una aspiración muy sentida de todos los venezolanos. Definitivamente la solución Constituyente supera en representatividad, calidad y poder a cualquier otra solución Constitucional resolviendo no solo la sucesión en el Poder Ejecutivo, sino la restauración del orden Constitucional profundamente afectado por la crisis política del país, dándole una base sólida a la Comunidad Internacional para identificar quienes serán los nuevos representantes legítimos de Venezuela.

Para finalizar deseo recordar las palabras que solía decir nuestro desaparecido compañero, amigo y cofundador de ANCO, representante para Estado Guárico, Hinderburgo Becerra, expresándoles a todos los venezolanos que “no sigan buscado a Dios por los rincones cuando lo tienen justo delante de sus ojos”. Está en juego, no nuestro futuro que ya se consumió tras 22 años de lucha en contra de este régimen, sino el de las próximas generaciones, nuestros hijos y nietos. Les invitamos a tomar esta bandera para el cambio que ANCO les ofrece sin más interés que el rescate de una libertad duradera y la creación de un país con oportunidades. Si aceptan esta invitación invocando la ayuda y el favor de Dios Todopoderoso y los poderes creadores del pueblo venezolano, estoy más que seguro que lo conseguiremos…

Muchísimas gracias…

Caracas, 16 de Diciembre de 2021

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Instagram: @laguana01

Telegram: https://t.me/TICsDDHH

martes, 14 de diciembre de 2021

Estatuto reencauchado

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

En este momento se está cocinando en fuego rápido lo que sucederá el 5 de enero de 2022 con la Presidencia Encargada de Juan Guaidó Márquez. En opinión de destacados juristas, Juan Guaidó debería permanecer en su puesto como Presidente Encargado a tenor del Artículo 233 que le entregó la Presidencia interina en Enero de 2019 hasta la celebración de elecciones libres, justas y verificables.

Y así como existen opiniones de juristas a favor, también las hay de juristas en contra de esas opiniones que se preguntan de dónde sale la calificación de “Presidencia indefinida” solo establecida en los hechos por la Comunidad Internacional, por lo que difícilmente exista una solución a este problema inédito que se base en el texto constitucional que le daba al Presidente Encargado solo 30 días para convocar una nueva elección, lo que se configura en una cuestión de interpretación jurídica de unos y de otros. Y como no existe un Tribunal Supremo de Justicia reconocido al cual llevar esa situación, porque hay que recordar que la oposición política de la Asamblea Nacional de 2015 nunca ha reconocido al TSJ legitimo instalado en la sede de la OEA, queda a gusto de cada cual creer, de acuerdo a la interpretación que más le interese, si Guaidó debe permanecer o no en su puesto después del 5 de enero de 2022.

Para el resto de los mortales desconocedores de si Guaidó debe permanecer o no como Presidente Encargado, solo nos queda analizar la realidad política, porque éste NO ES definitivamente un problema jurídico sino político, con el mayor respeto a los ciudadanos juristas. En mi nota anterior (ver Los mitos del Gobierno Encargado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/12/los-mitos-del-gobierno-encargado.html) establecía el criterio que debía prevalecer para cualquier decisión en ese sentido era el bienestar de los venezolanos, no el de cualquier grupo político que se disputara la Presidencia Encargada como borracho en una pelea por una botella vacía.

Y creo que precisamente eso es lo que está pasando aquí. El fundamento para la operación de esa Presidencia Encargada fue “reglamentado” por algo que los Diputados en Febrero de 2019 llamaron “Ley del Estatuto que rige la Transición a la Democracia y el Restablecimiento de la Vigencia de la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela”. El Estatuto aprobado en ese momento (ver documento completo del Estatuto que rige la Transición aprobado en 2019 en https://tinyurl.com/y9nsa8jw) ataba de pies y manos al Presidente Encargado para ejercer su presidencia conforme a la Constitución, ejerciendo de manera inconstitucional al mismo tiempo la Presidencia de la República y la Presidencia de la Asamblea Nacional. De eso escribí varias veces cuando comenzó ese tutelaje aberrante (ver La trampa de la Ley del Estatuto que rige la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/01/la-trampa-de-la-ley-del-estatuto-que.html y La duración de la Transición, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/02/la-duracion-de-la-transicion.html).

Lo anterior derivó en estos tres años en una suerte de gobierno encargado de la Asamblea Nacional donde el Presidente designado no fue de ningún modo un Presidente del Ejecutivo sino del Legislativo. Y las decisiones fueron tomadas por los partidos dominantes en la Asamblea Nacional. Esta manera peculiar de interpretar cómo cesar la usurpación de Maduro dio al traste con la posibilidad de efectivamente hacerlo, siendo la cabeza visible, Juan Guaidó, quien cargó con la responsabilidad frente a los venezolanos de no haberla podido realizar.

El 26 de Diciembre de Diciembre de 2020, tras haber pasado dos años de una Presidencia Encargada sin resultados, la Asamblea de 2015 actualizó el Estatuto para la Transición por una simple razón: era el último año de la legislatura de la Asamblea Nacional de 2015, y al no ser reconocida la elección parlamentaria del 6 Diciembre 2020, los Diputados de 2015 modificaron el Estatuto de la Transición para seguir “representando” a los venezolanos, pero sin el pronunciamiento de los mismos venezolanos, esto es, sin el consentimiento de quienes los eligieron, estirando de manera inconstitucional la representación que se dio en la elección parlamentaria de 2015. Pudieron al menos consultarle al pueblo ese pequeñísimo detalle a través de los mecanismos utilizados en el 2017 y 2020 (ver la versión del Estatuto de la Transición del 26 de Diciembre 2020, en https://tinyurl.com/2p8rtzxp).

Como deben recordar, en esta nueva versión, los Diputados desaparecieron la trilogía de Guaidó “cese de la usurpación-Gobierno de Transición-Elecciones Libres” del antiguo Artículo 2, por cierto razón fundamental por la cual nos vendieron el Estatuto de la Transición, dando ahora prioridad a “elecciones libres, justas y verificables” pero con el régimen de Nicolás Maduro, porque si no ¿de qué otra manera podrían haberlas sin cesar la usurpación? Asimismo corrigieron y aumentaron las competencias de la Asamblea Nacional por encima de la Constitución, que se atreve a establecer (Articulo 16) las competencias del Presidente Encargado, por encima de la Constitución, y modificándola al darle atribuciones no prescritas en ella a la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional (Artículo 14). Hasta donde conozco el Artículo 333 Constitucional no dice por ningún lado que tengamos que modificar la Constitución con la excusa de defenderla. Hasta allá no llega la estupidez que nos atribuyen a los venezolanos quienes nos dicen representar.

Entonces, luego de este breve recuento de inconstitucionalidad tras inconstitucionalidad del viejo y nuevo Estatuto de la Transición, leo con sorpresa que corre por las redes un “Mensaje a los venezolanos y a la Comunidad Internacional sobre la continuidad del Gobierno Interino de Venezuela”, buscando apoyos para una proposición de continuidad del Gobierno Encargado, basado en ese Estatuto dos veces inconstitucional, ante los venezolanos y la Comunidad Internacional, pero haciendo especial énfasis en el acompañamiento de un “Consejo Político” que debe nombrarse, por supuesto por los Diputados de la Comisión Delegada, para hacer “seguimiento y evaluación de la acción de la Presidencia encargada de la República Bolivariana de Venezuela” (Artículo 18). Tamaña pretensión de control sobre el Presidente solo cabe en la mente de quienes nunca entendieron la separación de poderes, y que llamaban por teléfono a los Magistrados del Tribunal Supremo de Justicia para influenciar sobre las decisiones que debían tomar sobre la vida de los ciudadanos.

Si Juan Guaidó ha de ser Presidente Encargado hasta que hayan elecciones libres por mandato del Articulo 233 Constitucional, no puede tener más responsabilidades y obligaciones con los venezolanos sino las establecidas la Constitución, no un Estatuto hecho y modificado para convivir con Nicolás Maduro Moros en el poder, y menos aun manejado como muñeco de ventrílocuo por unos diputados que ya no representan al pueblo venezolano. Si eso no lo entienden los venezolanos y la Comunidad Internacional, entonces bajemos la santamaría y el último que apague la luz. Ya basta de seguir engañando a los venezolanos y a los países que de buena fe nos han acompañado –a nosotros como pueblo, no a los “representantes” vencidos- durante toda esta tragedia humanitaria que viven los venezolanos, con otro Estatuto reencauchado el próximo 5 de Enero de 2022, cuyo hedor inconstitucional no soportará ni el papel electrónico en donde se publicará.

Ante la falta de representación política que ya existe, no la que surgirá el 5 de Enero de 2022 porque esa dejo de existir el 5 de Enero de 2021, debe contraponerse la convocatoria a la brevedad posible al Soberano Pueblo de Venezuela a una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario, establecida en nuestro ordenamiento Constitucional para restablecer el Estado de Derecho y Refundar este país. El cómo llegaremos allí debemos construirlo entre todos, pero ese es sin duda el camino que tenemos que recorrer sin más engaños ni extensiones leguleyas de quienes han prevaricado con el régimen para seguir disfrutando de beneficios a costillas y extensión del sufrimiento de los venezolanos. No tengo que decirlo yo, ya el pueblo venezolano lo sabe…

Caracas, 14 de Diciembre de 2021

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

Instagram: @laguana01

Telegram: https://t.me/TICsDDHH