miércoles, 14 de diciembre de 2022

El reto del largo plazo

Por Luis Manuel Aguana

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En algún momento de nuestras vidas nos hemos hecho la siguiente reflexión: “tantas cosas por hacer y tan poco tiempo para hacerlas”, y en el medio de eso nos hemos frustrado al ver que solo existe un recurso que no se puede comprar ni sustituir por ningún otro: el tiempo. Para nosotros, los venezolanos, que estamos estructuralmente hechos para el disfrute instantáneo, es muy difícil y hasta imposible digerir que existen cosas que solo se pueden obtener si se les dedica tiempo y esfuerzo.

Esa característica especial de nuestra gente, en sí misma, no es ni buena ni mala. Simplemente es. Por el lado negativo, ha producido los corruptos más abyectos de la historia contemporánea del mundo, que han robado las arcas de este país hasta lo inimaginable, haciéndose de una fortuna instantánea. Y por el lado positivo, ha producido héroes de una talla que no es posible explicar, sino por la vocación de obtener inmediatamente lo que sería imposible realizar para cualquier ser humano racional, como por ejemplo, la independencia de 5 naciones, en el menor periodo de tiempo en la historia del mundo.

Sin embargo, esta característica nos frustra como pueblo cuando se nos presenta un problema que de por sí solo tiene solución en el largo plazo, siendo nosotros individuos construidos para disfrutar logros y satisfacciones instantáneas. Los venezolanos fuimos felices muchos años cuando por el simple hecho de disfrutar una fortuna no trabajada, sino extraída del subsuelo, la aplicábamos para resolver a punta de dinero hasta el más mínimo problema, aunque derrocháramos el dinero y no se resolviera.

Los venezolanos no concebimos el largo plazo. Estamos y esperamos resultados en el corto plazo de cualquier problema que se nos presente, o cualquier asunto que emprendamos. Y eso también lo trasladamos al campo político. Es imposible para un político que pretenda los votos de alguien de este país, no ofrecer algo que no de resultados inmediatamente: “… Arreglaré la salud y la educación si votan por mí”, aunque todos sepamos desde muy adentro, que eso es imposible, prefiriendo autoengañarnos, a aceptar que ese problema requiere trabajo, planes y dedicación constantes por mucho más tiempo del que ese político dispone. En otras palabras, preferimos dejarnos engañar conscientemente, que aceptar que es necesario cambiar nuestra manera de ser para lograr la solución del problema.

Conociendo ese contexto, la idiosincrasia de este noble pueblo, cualquiera que pretenda una solución al problema político más importante que se nos ha planteado como país después de la guerra de independencia de Venezuela, deberá lograr la cuadratura del círculo. Esto es, hacer compatible la solución de un problema que de por sí se ha conformado como uno de largo plazo –la tiranía de Nicolás Maduro Moros- con un pueblo que espera una solución de corto plazo. El resultado de todo lo que se ha intentado hasta ahora, en soluciones de corto plazo, ha sido frustración, desesperanza, éxodo, y paralización.

Y si a todo esto le sumamos un régimen que está en perfecto conocimiento de su contexto, es claro que sacárnoslo de encima se hará cada vez más difícil. La desaparecida Dra. Rosa María Zulueta, extraordinaria psicólogo social venezolana (ver Rosa María Zulueta, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2017/03/rosa-maria-zulueta-ciudadana-integral.html) indicaba que esa estrategia de dominación nos había producido “quiebres de lógica, desesperanza, inermidad, incertidumbre, frustración, resentimiento, rabia tóxica, paranoia y reactividad”.

Y como una consecuencia de todo lo anterior, los venezolanos enfermos sentíamos los efectos más perversos: “evasión, postergación, habituación, resignación y paralización”. Todo eso hacía que nosotros mismos nos saboteáramos con estas tres armas, que yo llamaría ahora de destrucción masiva: “El miedo, la resistencia psicológica al cambio y la desconfianza”. Estas tres cosas pueden resumir lo que los venezolanos estamos sintiendo a fines de este año 2022.

Cuando en mis notas anteriores recordé el planteamiento de una Huelga Electoral Indefinida, que fuera aplicada por los venezolanos a cualquiera que viniera ofrecernos utilizar el sagrado instrumento de la democracia, que es el voto, para contraponerlo a una asquerosa tiranía, y realizar unas elecciones primarias que decidieran un “candidato” para ir a unas nuevas elecciones con el régimen en el poder, no lo hice con la intención de que esa forma de lucha “sacara al régimen” mañana, que es lo que naturalmente esperan los venezolanos, dada su manera natural de ser, como ya hemos señalado.

Lo hice porque esa es una de las muchas formas no violentas de resistir y sabotear todo intento de NORMALIZAR A LA TIRANÍA. Si aquí va a extenderse el régimen en el poder porque la oposición se entregó por mil razones, ya sea porque cobraron por eso, o bien porque desean cohabitar en el poder con ellos, que eso no tenga el respaldo de los votos de los venezolanos. Léase bien esto: si usted va a votar por un candidato de la supuesta oposición en esas primarias, usted está aceptando desde ese mismo instante que ese supuesto candidato irá a medirse con el régimen en el momento que Maduro lo decida, y en las condiciones que imponga.

Si usted cree que ese candidato, salido de un grupo de partidos, que sin representar a nadie, fueron a negociar nuestro futuro en México, en un diálogo que ya el régimen dio por cancelado porque consiguieron lo que buscaban, va a restearse a pelear con nosotros en una lucha de largo plazo que esa misma oposición ha dado por perdida, porque precisamente pretenden medirse electoralmente con quien tiene el control de las máquinas de contar los votos, usted no ha visualizado el panorama completo, y está cayendo en la trampa que el régimen y su oposición esperan que caiga, dada su natural inclinación estructural de esperar una solución de corto plazo.

Entiéndase bien esta proposición: no existe una solución de corto plazo para el problema de Venezuela. Debemos entender e interiorizar que se han destruido todos los resortes conocidos y se requieren soluciones inéditas que debemos parir entre todos, y tejerlas un paso a la vez, con una dirección definida, constante y persistente. Y la primera idea que nos debemos meter todos a la cabeza es que no es posible utilizar los mecanismos de la democracia para deshacernos de una tiranía.

Cualquier cosa que hagamos a partir de ahora deberá estar dirigida a demostrar, sin posibilidad de duda, que los venezolanos, sin la intermediación de ninguna fuerza entregada al régimen, está resteada a seguir resistiendo, hasta que el régimen caiga. Eso requiere organización y dirección genuinas, pero sobre todo constancia. Que es posible que eso suceda si nos adaptamos con mucho esfuerzo a controlar nuestra tendencia natural de esperar resultados a corto plazo por una recompensa de mucho mayor valor a largo plazo: la libertad. Eso es en definitiva un reto para los venezolanos conscientes de esta realidad, si nos tomamos la lucha cívica en ese nuevo marco de tiempo. Solo así tendremos la oportunidad de alcanzar el éxito.

Caracas, 14 de Diciembre de 2022

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

domingo, 4 de diciembre de 2022

Método 124 de No Cooperación política

Por Luis Manuel Aguana

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Años de concurrir a las urnas electorales han conseguido que el pueblo venezolano sea esencialmente democrático, y no proclive a otra solución que no sea la racional y pacífica escogencia de nuestros gobernantes a través de los votos. Ese es un legado y uno de los activos intangibles más importantes conseguidos en 40 años continuos de ventana democrática que tuvo Venezuela de 1958 a 1998. Sin embargo, eso fue utilizado de una manera artera por quienes a partir del año 2004 envenenaron el pozo de donde salía el agua que regaba una democracia sana. Lo pudrieron a tal extremo de usarlo una y otra vez en contra de la voluntad popular, y desnaturalizar el sentido natural del voto, utilizando el consentimiento de una población crédula.

De allí que cuando ocurriera la primera violación, nadie en Venezuela tomara en serio la advertencia técnica  que señalaba que los delincuentes que conducían -y aún conducen- el casino llamado Consejo Nacional Electoral, habían cambiado el sistema de contar votos, poniéndolo a favor de los candidatos del régimen. Pero Dios existe y estas denuncias fueron posteriormente comprobadas por la confesión de los representantes de la empresa Smartmatic, contratista electoral del régimen, de que existió una “diferencia entre la cantidad anunciada (por el CNE) y la que arroja el sistema es de al menos un millón de electores” (ver Declaración de Smartmatic sobre la reciente elección de la Asamblea Constituyente en Venezuela, en https://youtu.be/Bhqnn0lM2IM).

Y aun así, lamentablemente muchos venezolanos todavía siguen creyendo que no se pueden vulnerar los sistemas automatizados y ponerlos al servicio de quien controla el Poder Electoral, y piensan que es posible ganarle a una ruleta arreglada solo con continuar jugando con más intensidad, en una conducta instigada por quienes desde la oposición partidista manejan intereses con el régimen para que las cosas sigan como están.

Las incesantes campañas comunicacionales, tanto del régimen como de su oposición, para hacerle creer a la población de que los resultados electorales no son susceptibles de manipulación si la gente va en masa a votar, han dado resultados, a pesar de lo indicado por los autores del sistema y que fueron socios del régimen hasta que, como delincuentes al fin,  tuvieron diferencias en el botín. La mejor prueba de que si pueden manipular resultados y lo han hecho impunemente, fue precisamente esa declaración pública de Smartmatic.

Una lógica sana indicaría dejar de insistir en cambiar el gobierno de facto del país por la vía electoral, haciendo caso a la definición de locura de Einstein, y buscando otra alternativa. Pero la dirección política opositora, con todos sus recursos, y en especial su maquinaria comunicacional, ha satanizado cualquier otra salida que se le presente al país, en especial aquellas que podrían hacerlos desaparecer de la conducción política, razón por la cual aún seguimos en el mismo hueco desde hace más de 20 años, insistiendo en convencer a los venezolanos de ir por una ruta que está perdida antes de comenzar.

Sin embargo, los afectados seguimos siendo todos los venezolanos por una decisión en la que no tenemos injerencia, y menos aún en la escogencia de los “representantes” opositores que han decidido ir a elecciones y están negociando con el régimen una ruta electoral donde Maduro controla las máquinas de contar votos. Si lo permitimos, seremos nosotros, quienes con nuestra asistencia a ese evento, validaremos en el 2024 o cuando al régimen le de la gana, a la persona que señale ese ilegítimo CNE como “ganadora” en la elección presidencial. ¿Creen ustedes que será de la “oposición”? Si la mayoría de los venezolanos quiere eso, a sabiendas de lo expuesto anteriormente, deberé convencerme de la locura que anunció Einstein, aceptando que el régimen volvió a violarnos, al comportarnos colectiva e individualmente tal cual, tanto ellos como su oposición, esperan.

Pero creo que los venezolanos son mejor que eso. Estoy convencido de que cada uno de nosotros desea terminar con la pesadilla de este régimen y no colaborar activamente con lo que seguramente ocurrirá de seguir el curso electoral que los factores políticos están forzando en Venezuela.

Hace 10 años, finalizando el año 2012, intenté convencer desde esta minúscula tribuna a todo el que quisiera leerme, que una cosa era el abstencionismo en democracia y otra muy diferente, el abstencionismo en dictadura (o tiranía como llamo ahora al fenómeno) (ver Abstencionismo en dictadura, en https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/abstencionismo-en-tiempos-de-dictadura.html). Y es particularmente en este último método de lucha, en el que aún creo que tenemos que centrar nuestro énfasis, ya que representa una forma de resistencia civil no-violenta de la población frente a quienes le han pasado por encima a dos mandatos populares, en el 2017 y 2020.

Gene Sharp, en su conocida obra “De la Dictadura a la Democracia, un sistema conceptual para la liberación” cataloga en su lista de 198 métodos de protesta y persuasión no-violentas, al “Boicot de Elecciones”, como el método No. 124, dentro de los “Métodos de No Cooperación Política, No Cooperación de los ciudadanos con el gobierno” (ver Gene Sharp, De la Dictadura a la Democracia, en https://www.aeinstein.org/wp-content/uploads/2013/09/DelaDict.pdf).

¿Y por qué No Cooperación? Porque ya el problema no puede seguir en manos de quienes nos han traicionado, debiendo nosotros mismos tomar el asunto directa y colectivamente, sin la intermediación de nadie, no cooperando con sus intenciones. De acuerdo a la definición más actualizada de CAPEL (Centro Interamericano de Asesoría y Promoción Electoral), Programa especializado del Instituto Interamericano de los Derechos Humanos, el abstencionismo electoral tiene, en su definición, diferentes modos de interpretarse según el régimen donde se produce:

El abstencionismo electoral se plantea desde perspectivas distintas en los regímenes autoritarios y en los democráticos. En los primeros, la decisión de no votar es generalmente la expresión pública de la oposición política y suele configurarse como una infracción e incluso como un delito”… “… cabe mencionar la abstención política o racional, actitud consciente de silencio o pasividad individual en el acto electoral que es la expresión de una determinada voluntad política, bien de rechazo del sistema político, de la convocatoria electoral en concreto, de no identificación con ninguno de los líderes o programas políticos en competencia electoral, o bien por la consideración de que todas las opciones son coincidentes (“todos los políticos son iguales”). La abstención reflexiva racionalizada la podríamos definir como activa y, en sí misma, puede constituir una suerte de objeción de conciencia política o un acto de desobediencia cívica o derivada de la insatisfacción política. Es la denominada opción por la “salida” en vez de por la “voz”. Cuando trasvasa los límites de la decisión individual para convertirse en un movimiento que promueve la inhibición participativa con el objeto de hacer pública la oposición al régimen político o al sistema de partidos, toma la forma de  abstencionismo de lucha o beligerante… (ver CAPEL, Diccionario Electoral, Tercera edición: IIDH/CAPEL y TEPJF, Costa Rica/México, 2017, en https://www2.iidh.ed.cr/capel/diccionario/index.html).

Hacemos un llamado a la población a aplicar el Método No. 124 de No Cooperación política o Boicot Electoral, como la define Sharp, en contra de la deliberada y criminal intención, tanto del régimen como de su oposición, de continuar haciéndole daño al pueblo venezolano, alargando su tragedia. En consecuencia, lo que le queda al ciudadano común es protestar masiva y conscientemente en contra de lo que están haciendo para repartirse el poder en Venezuela.

Un llamado a un Boicot Electoral, o como lo llamamos en Venezuela en el año 2018, una Huelga Electoral Indefinida, constituye “una suerte de objeción de conciencia política o un acto de desobediencia cívica o derivada de la insatisfacción política”. Léase bien, INSATISFACCIÓN POLÍTICA. Eso define perfectamente nuestro malestar frente a lo que nos están vendiendo. NO ES UNA ABSTENCIÓN ELECTORAL PURA Y SIMPLE, como se pretende hacer ver, constituyéndose en un acto de objeción pura a toda la basura electoral que se nos está metiendo por los ojos, INCLUYENDO LAS PRIMARIAS OPOSITORAS, antesala para medirse posteriormente con el CNE de Maduro y su régimen.

A los argumentos maniqueos de los partidos que normalmente vienen después de una declaración como esta, de que si no votamos perdemos “espacios”, o que “presentemos candidatos”, les responderé claramente lo siguiente: no pueden existir elecciones libres PORQUE ESTAMOS EN UNA TIRANÍA, ¡entiéndanlo de una vez! ¡Despierta y Reacciona!, como dijo en Venezuela Juan Pablo II, liquidador del comunismo de su tiempo. ¡No existen espacios en una tiranía y menos aún en una narco tiranía militarizada!

Lo que se logrará con ese boicot mientras encontramos la manera correcta de enfrentar con éxito la tiranía, es NO LEGITIMARLA CON NUESTROS VOTOS, y continuar la lucha para que el mundo de una vez entienda que no pueden cocinar soluciones para Venezuela sin nosotros, SIN LA PARTICIPACIÓN DEL PUEBLO VENEZOLANO. Y la participación establecida en la Constitución, después de todo lo que ha ocurrido y sigue ocurriendo en Venezuela, es una Asamblea Nacional Constituyente de carácter Originario para Refundar la Nación. Debemos hallar entre todos la manera de convocarla…

Caracas, 4 de Diciembre de 2022

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