Por Luis Manuel Aguana
A la memoria de mi hija María Cecilia, periodista de tecnología…
El impacto reseñado por todos los medios de comunicación, incluidas las redes sociales, de la tecnología de la Inteligencia Artificial (IA) me hizo recordar la razón por la que en un principio abrí este pequeño espacio en la red, que no era otra que traducir en términos simples como la tecnología de la información, antes llamada informática, cambiaría radicalmente la manera en que las personas serían productivas en la sociedad, sin contar con los cambios en su forma de interrelacionarse socialmente.
Hace 35 años mi preocupación se centraba en qué cosas de todo eso podríamos utilizar como pueblos no generadores de tecnologías, formulando en ese entonces un concepto que llamé Informática Necesaria y cuyas bases publique en una revista venezolana de asuntos mundiales y política exterior. Tuve el honor de compartir portada con ilustres protagonistas de la época como Simón Alberto Consalvi y el ex presidente Carlos Andrés Pérez (ver Política Internacional Oct-Dic 1988, Luis Manuel Aguana, Informática y Política Internacional, en https://www.academia.edu/104733908/Inform%C3%A1tica_y_Pol%C3%ADtica_Internacional_Luis_Manuel_Aguana).
Cuando aún no había estallado el fenómeno mundial del Internet, ya existían señales que se veían en el horizonte que apuntaban a que el mundo iba hacia una concentración de conocimientos como la nueva fórmula de valor social. Pero eso no podía materializarse en ese momento porque no existían las herramientas tecnológicas que lo hicieran posible. Sabíamos sí que eso cambiaría al mundo, pero no el cómo lo haría.
Pero el mundo siguió girando y en la evidencia de esas señales, que solo podían ser vistas para ese entonces por personas cercanas al mundo de la tecnología, intenté manifestar esa preocupación para los venezolanos en la misma revista en 1995, a través de otro artículo que lamentablemente no publicaron y que fue mi primera aproximación a este problema, y que ahora no se diferencia en nada a las preocupaciones que en la actualidad se tienen con el advenimiento de la IA (ver Economía Mundial de la Información, 1995, Luis Manuel Aguana, en https://www.academia.edu/44241942/Econom%C3%ADa_Mundial_de_la_Informaci%C3%B3n). Hay que recordar también que de haber existido una herramienta como la de este blog en 1995, hubiera sido posible comunicar estas inquietudes para quienes escribíamos, que antes dependíamos de si un editor creía procedente o no publicar algo que llegara a sus manos, o de si se tenían los recursos para publicar.
Sin embargo, en ambos casos, para ese entonces las preocupaciones no iban más allá de si una tecnología de la información era o no localizada en nuestros países, o si su uso masivo le quitaría el empleo a los trabajadores, ya bien sea en los empleos de manejo masivo de información, o a través de la automatización de fábricas de bienes o producción de servicios. O de vuelta a la vieja preocupación de si las máquinas sustituirán a los seres humanos, como se está ahora resucitando con el fenómeno de la Inteligencia Artificial. Y ese, a mi juicio, no es el lugar donde deberíamos prestar nuestra mayor atención.
Si bien es cierto, esas preocupaciones son válidas, la historia ha demostrado que las máquinas no solo no sustituyeron a los empleados en las oficinas o fábricas, sino que sirvieron de complemento a un ejército de jóvenes con una nueva visión del mundo, aplicando esas nuevas tecnologías para el bienestar de las personas, y todo el sistema se reacomodó a una nueva situación más eficaz y productiva para todos.
Pero hay algo que si cambió en detrimento de la humanidad: la capacidad de usar esas nuevas tecnologías para hacer daño. Y así como la explosión del conocimiento y la disponibilidad de herramientas para su uso y procesamiento, fueron y siguen siendo una bendición para todos, son las herramientas por excelencia para los totalitarismos y las tiranías, y todo aquel que decida, con los medios suficientes a la mano, controlar la sociedad para llegar y permanecer en el poder.
Pero las nuevas tecnologías lo que hicieron fue acopiar de una manera increíblemente más eficiente lo que lo históricamente ya antes habían hecho quienes detentaban el poder: los datos de las personas. Veamos un caso histórico muy resaltante:
En los Países Bajos, el esfuerzo por establecer un sistema de población con fines administrativos y estadísticos se completó incluso antes de la ocupación nazi (Methorst, 1936; Thomas, 1937). En 1938 H. W. Methorst, que era entonces director general de la Oficina Central de Estadística neerlandesa y, anteriormente, jefe de la oficina neerlandesa de de registro de población, informaba de los rápidos progresos Países Bajos en la implantación de un nuevo sistema registro de la población que seguiría a cada persona "de la cuna a la tumba" y abriría "amplias perspectivas de simplificación de la administración municipal y, al mismo tiempo, la investigación social" (1938: 713-714). A principios de 1941, el sucesor de Methorst al frente de la oficina de registro de población, J. L. Lentz, había adaptado rápidamente este sistema general "de la cuna a la tumba" para crear sistemas de registro especiales para las poblaciones judía y gitana de los Países Bajos.
Estos sistemas de registro y los correspondientes documentos de identidad desempeñaron un papel importante en la detención de judíos y gitanos holandeses antes de su deportación a los campos de exterminio. Los judíos holandeses tuvieron la tasa de mortalidad más alta (73%) de todos los judíos residentes en los países ocupados de Europa occidental, mucho mayor que la tasa de mortalidad entre la población judía de Bélgica (40%) y Francia (25%), por ejemplo. Al mismo tiempo, los refugiados judíos de Alemania y otros países que vivían en los Países Bajos durante la ocupación nazi experimentaron una tasa de mortalidad global inferior a la de la población judía neerlandesa. La mejor explicación de este fenómeno inusual es que estos refugiados, a diferencia de la mayoría de los judíos neerlandeses, evitaron registrarse (resaltado nuestro) (ver Seltzer, William y Anderson, Margo (2001). The Dark Side of Numbers: The Role of Population Data Systems in Human Rights Abuse. Social Research, Vol. 68, No.2 (Summer 2001), en https://tinyurl.com/y9fzdpcr).
Otro caso, históricamente más reciente, lo tenemos con el Ministerio para la Seguridad del Estado (MfS) de la comunista República Democrática Alemana (RDA), conocido como la STASI: “La tesis es que un régimen de vigilancia eficaz hace menos urgente el uso de la violencia abierta porque se empuja a la población a autodisciplinarse”…”El MfS desarrolló uno de los aparatos de vigilancia más omnipresentes de la historia de la humanidad. En 1981, Erich Mielke, jefe de la Stasi de 1957 a 1989, declaró: En su constante esfuerzo por aclarar «quién es quién», el MfS —con sus fuerzas, medios y métodos chekistas— tiene que identificar las verdaderas actitudes políticas de la gente, sus formas de pensar y de comportarse . . aclarar los medios . . dar una respuesta a quién es enemigo; quién está adoptando una actitud hostil y negativa; quién está bajo la influencia de fuerzas hostiles, negativas y de otro tipo y puede convertirse en enemigo quién puede sucumbir a las influencias enemigas y dejarse explotar por el enemigo; quién ha adoptado una posición vacilante; y de quién pueden depender el partido y el Estado y recibir un apoyo fiable” (ver Andrea Togni, Cómo la Stasi de Alemania Oriental perfeccionó la vigilancia masiva, en https://mises.org/es/wire/como-la-stasi-de-alemania-oriental-perfecciono-la-vigilancia-masiva).
Al tiempo presente, los datos masivos de las personas siguen siendo todavía un objetivo apetecible en todos los órdenes. Solo imaginar que los nazis de la II Guerra Mundial o los comunistas de la STASI de la RDA, desaparecida en 1989, hubiesen tenido disponibles las herramientas computacionales que se encuentran ahora libres en el internet o máquinas disponibles en cualquier tienda de electrónicos, para ponerle la mano a los datos de la gente, da cuenta de que el mundo no sería ni de lejos lo que estamos viendo hoy. Seríamos una humanidad esclavizada. Pero todavía existen personas, organizaciones y países enteros que piensan como ellos, por lo que cualquier fantasía negativa que se les pueda ocurrir es posible. Esa es la peor amenaza que se cierne sobre la humanidad, y no en realidad que alguien pierda su trabajo porque un programa basado en IA da respuestas más rápidas y más precisas a los clientes de una empresa.
El atropello a los Derechos Humanos por parte de criminales como los que aún gobiernan a Venezuela puede profundizarse si nosotros -sin percatarnos de ello- ponemos a su disposición datos e información que los lleven a profundizar aún más la vigilancia que ya tienen sobre nosotros, y que solo han activado un bajísimo porcentaje del daño que pueden hacer. Y hasta que no regrese el Estado de Derecho y las libertades en Venezuela, no podremos dar los primeros pasos para proteger adecuadamente a los venezolanos de ese potencial peligro tecnológico…
Caracas, 1ro de Agosto de 2023
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TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/
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