Por Luis Manuel Aguana
Luego de muchos años de abordar y exponer públicamente acerca de la necesidad de la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente, para enfrentar la crisis del país, creo obligante por su importancia comentar las declaraciones dadas por la precandidata María Corina Machado (MCM), en una entrevista realizada durante el conocido programa zuliano, “A 8 columnas” conducido por el periodista Rafael Galicia, en fecha 12 de agosto de 2023 (ver MCM: Eventualmente tendremos que llegar a una nueva Constitución con un gran consenso, en https://youtu.be/d61T8YyMCmg?t=2337). Pero veamos primero lo que dijo MCM:
“RG: MCM Presidente Electa, le toca un Parlamento opositor, los Poderes Públicos opositores, ¿ha pasado por tu mente la posibilidad de una convocatoria a una Constituyente?
MCM: Mira, yo creo que eventualmente vamos a tener que llegar a un nuevo
texto –constitucional me refiero- producto de un gran acuerdo, de grandes
consensos. Yo no creo que debe haber una discusión de una nueva Constitución,
una Asamblea Nacional Constituyente, en un momento donde el país está
atravesando una crisis y unas tensiones sociales como estas, porque la idea no
es imponer un sector a otro. Las Constituciones impuestas duran muy poco.
RG: ¿Y cómo reformarías la
Constitución si no a través de una Asamblea Nacional Constituyente?
MCM: No, es que yo creo que esta Constitución puede
servir para un proceso de transición, que vamos a vivir un tiempo, mientras
vamos juntos todos a ponernos de acuerdo en un texto Constitucional
donde yo si adelanto que hay que disminuir el carácter presidencialista, donde
hay que asegurarnos el principio del federalismo, donde hay que hacer una
Venezuela mucho menos militarista, donde haya una Venezuela abierta a la
propiedad, al mercado, y al trabajo y que deje atrás el estatismo que ha estado
muy presente en nuestros textos constitucionales previos” (resaltado nuestro).
Primero se debe aclarar que el tema constituyente es un tema muy sensible para los venezolanos. Hugo Chávez Frías lo utilizó para ganar las elecciones presidenciales de 1998 y luego para destrozar la institucionalidad existente en la Constitución vigente de 1961, con el fundamento de construir un nuevo país. Pero ya sabemos todos los que pasó después, y es por eso que hablar de constituyente en Venezuela es como hablar de la soga en la casa del ahorcado, a ningún político le gusta.
Sin embargo, dadas las circunstancias, no solo debemos hablar de esta soga, porque desde allí es que precisamente tenemos que comenzar a desmontar todo este tinglado que nos montó Chávez, sino también de las razones del ahorcado de hacer lo que hizo, así como las graves implicaciones de ignorar ese hecho, si es que deseamos reconstruir este país maltrecho saqueado por criminales. O como decimos ahora, Refundar la Nación sobre nuevas bases.
Se pueden entender las declaraciones de MCM como el temor que siente todo político en Venezuela de tocar ese tema, haciéndolo desde lejos, distanciándolo en el tiempo –sin agarrar el toro por los cachos, como diríamos los venezolanos- cuando debe ser precisamente todo lo contrario. Y no solo tocarlo, debatirlo y enfrentarlo públicamente, sino insertarlo como eje principal de cualquier discurso y política futura, cuando la situación actual del país no se puede explicar sin pasar por un hecho fundamental que desvió el curso de la historia de Venezuela. Y ese hecho no fue otro que una Constituyente en 1999 que desnaturalizó la vida institucional de los venezolanos, cuyo producto principal fue una Constitución hecha a la medida de los deseos autoritarios del Presidente de la República, de permanecer en el poder y cambiar nuestro modelo político. Entonces, debemos comenzar por hablar de eso, porque si no lo cambiamos, no cambiaremos nada…
Lo primero que hay aclarar es que una convocatoria al Constituyente, es una convocatoria al dueño de la soberanía popular, esto es, al pueblo venezolano. Nadie está por encima de eso. Fue allí de donde se afincó Hugo Chávez para pasar por encima de la Constitución de 1961, que tenía sus propias reglas para ser alterada.
Se podría decir justificadamente que los votos para elegir representantes constituyentes son mucho más significativos en su objeto que los votos para elegir como Presidente a cualquier candidato a la presidencia de la República, electo por un período corto en el tiempo de un país, porque las decisiones del Constituyente trascienden más allá de ese tiempo, expresados en las decisiones que toman cuando se reúnen. El ejemplo más claro fue el Constituyente de 1811, que decidió constituir a Venezuela como República federal independiente de España.
Dicho lo anterior, si existe algún momento apropiado para convocar al Constituyente para decidir el destino de los venezolanos, es precisamente este. En su libro "La Constitución de la República Francesa", el magistrado Henri Donnedieu de Vabres escribió: "Una Asamblea Constituyente debe ser convocada cuando la Constitución actual ya no funcione o cuando el pueblo quiera cambiar el sistema político”. La Constitución actual de Venezuela no solo no funciona, sino que fue especialmente diseñada para perpetuar a quien ejerza el Poder Ejecutivo, en detrimento del resto de los poderes del Estado. Y, por otro lado, ¿quién en Venezuela no desea cambiar el sistema político impuesto por Hugo Chávez Frías, el Socialismo del Siglo XXI? La respuesta es obvia…
La idea según la cual un grupo político se impone a otro en un proceso Constituyente en Venezuela sale como consecuencia de una convocatoria Constituyente en 1999, sin el más mínimo respeto a la representación proporcional de las minorías, con unas reglas de convocatoria, o Bases Comiciales, completamente controladas por quien convocó en ese momento al dueño de la soberanía.
Hugo Chávez Frías engañó al pueblo venezolano solicitando
la aprobación de sus Bases Comiciales trucadas como un cheque en blanco en su
consulta constituyente al pueblo venezolano. Estos casi 24 años de destrucción
generalizada han servido de experiencia a los venezolanos para conocer cómo se
debe convocar al pueblo para rehacer el Pacto constitucional entre gobernantes
y gobernados, equilibrando a quienes en este momento estamos llevando la peor parte.
Ese no puede ser argumento para no convocar de manera transparente al pueblo
para que decida cuál rumbo desea darle al país, porque no es este el dueño de
la soberanía, sino su representante de turno.
Las Constituciones impuestas deberían muy poco, aunque
esta ya va para un cuarto de siglo. Es por eso que debemos apurar la
construcción de un nuevo Pacto acorde con la destrucción que ha sufrido el país
y sus instituciones, entrando de una vez a la Refundación de la Nación, como lo
ha solicitado la Iglesia Católica y lo hemos respaldado desde ANCO. Ese nuevo
Pacto no puede esperar como MCM lo manifiesta. Cualquier nuevo Presidente de la
República, tiene la responsabilidad de convocar a una Asamblea Nacional
Constituyente, dado el grave estado material e institucional del país, con las
debidas garantías de participación de todos los sectores, cosa que no hizo Hugo
Chávez Frías en 1999, y quien traía escondido un proyecto hegemónico para
sojuzgar a los venezolanos, que comenzó precisamente con una convocatoria
Constituyente. Eso es lo primero que hay que hacer en la casa del ahorcado.
Por otro lado, la convocatoria inmediata al poder
constituyente es la mejor garantía de la estabilidad política de cualquier
nuevo gobierno, ya que garantizaría la participación de los venezolanos que aún
creen en la fantasía del socialismo del Siglo XXI, y que no forman parte del
régimen criminal que azota Venezuela. Esa Asamblea podría impedir las muy
posibles trabas indebidas del resto de los Poderes Públicos controlados por el
régimen, al desempeño del Poder Ejecutivo durante un difícil período de
transición, hasta la promulgación de una nueva Constitución, y al darle
participación a todo el espectro político, en su justa proporción, le diría al
mundo que los venezolanos si le damos cabida al pensamiento diferente, y que
pueden participar abierta y pacíficamente en la construcción de una nueva
Venezuela donde quepamos todos.
Frases como “yo
creo que eventualmente vamos a tener que llegar a un nuevo texto
–constitucional me refiero- producto de un gran acuerdo, de grandes
consensos”…. y “mientras vamos juntos
todos a ponernos de acuerdo en un texto constitucional”, generan confusión
y conllevan un error que muchos políticos cometen -ellos o sus asesores- según
el cual “nos ponemos de acuerdo” en un texto constitucional primero para luego
llamar a la elección constituyente para refrendarlo. Esto es la antítesis de la
razón misma del proceso Constituyente.
Son solo los representantes del pueblo electos por la
gente quienes pueden llegar a acuerdos dentro
de una Asamblea Nacional Constituyente y generar un texto a presentar a
la consideración del pueblo. Se podría considerar dentro del procedimiento,
como en el caso chileno del segundo llamado constituyente, una Comisión Experta
redactora del primer texto borrador derivada de un consenso político, que
proponga un texto constitucional a ser sometido a la consideración del pueblo
por el Constituyente (ver Constituyente chilena, ¿cuestión de procedimiento?,
en https://ticsddhh.blogspot.com/2023/05/constituyente-chilena-cuestion-de.html).
Pero en Venezuela estamos a años luz de la madurez política de ese país para
llegar a un consenso de esa naturaleza, por lo que debemos convocarnos primero
y que dentro de esa Asamblea los Constituyentes produzcan su propio
procedimiento, que sea transparente a los ojos del pueblo.
Es muy importante que el principal precandidato de las
primarias opositoras coincida en la necesidad de hacer realidad el sueño de
ANCO de una Venezuela federal y descentralizada, con la autonomía necesaria de todos
los Estados para su desarrollo. Pero ese ofrecimiento no es compatible, ni
puede prometerse a los venezolanos con la actual estructura Constitucional de
1999. Según el abogado constitucionalista Allan R. Brewer-Carías, “De acuerdo
con el artículo 4 de la Constitución de 1999, la Republica de Venezuela
formalmente se la define como un “Estado federal descentralizado” en los términos indicados en
la misma Constitución, conforme a los principios de integridad territorial,
solidaridad, concurrencia y corresponsabilidad. Sin embargo, los términos
definidos en la Constitución son centralizadores, por lo que el país continúa
siendo una “Federación Centralizada”, lo que sin duda constituye una
contradicción” (ver Allan R. Brewer-Carías, Federación Centralizada en
Venezuela: Una contradicción constitucional, 2004, en https://allanbrewercarias.com/wp-content/uploads/2007/08/494.-460.-Federaci%C3%B3n-centralizada.-Guayaquil.pdf).
Esa contradicción se traduce, entre otras cosas, en una
inexistente representación de los Estados en el Parlamento, y que solo puede
ser corregida con una discusión abierta y franca en una Asamblea Nacional
Constituyente, acerca de las funciones de un Senado, que ahora se atribuyen
indebidamente al Presidente de la República de manera constitucional desde 1999.
Y seguirá siendo así, si el siguiente gobierno después de esta tragedia
monumental no comienza su período constitucional enderezando esta situación,
entre muchas otras imprescindibles para el cambio en el paradigma de desarrollo
de Venezuela. Esto lo abordamos con más amplitud en la propuesta de ANCO, El
Gran Cambio (ver El Gran Cambio, una Propuesta para la
Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).
Ojalá que esta nota sea entendida como una contribución al esclarecimiento de un tema que no es de ninguna manera trivial y que requiere de muchos años, como los que lleva ANCO, estudiando específicamente el tema Constituyente y la necesidad imperiosa de la convocatoria inmediata del pueblo por parte de la clase política para que este decida por sí mismo su destino en el medio de la mayor destrucción que ha tenido Venezuela desde su Independencia, sin menospreciar que las actuales circunstancias políticas indican que los venezolanos vamos rumbo a una confrontación electoral con un régimen criminal. Esperamos que entre todos podamos ventilar juntos y sin impedimentos los temas alrededor de esa casa del ahorcado en que convirtieron a Venezuela, en aras del bienestar futuro de las nuevas generaciones.
Caracas, 15 de Agosto de 2023
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