jueves, 27 de febrero de 2025

Rebeldía Ciudadana versus Reforma Constitucional

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

Volver al tema constituyente es para mí como volver a la casa de mis padres, muchos recuerdos de una experiencia vital que aún no concluye, así ellos se hayan ido. Y aunque conozco esa casa mejor que la mía propia, porque allí crecí, nunca dejan  de sorprenderme las variaciones en las diferentes circunstancias en tantos años y los recuerdos buenos y malos del tiempo que hemos pasado en ella, como los de aquellos que nos acompañaron y se fueron antes de concluirla. Por ellos, por nosotros y por una idea fija de que es la lucha correcta para beneficio de Venezuela, seguimos en ella, no solo por perseverar convencidos, sino que el tiempo -esa variable que todos a veces olvidan- ha sido consistente en darnos la razón.

Hemos llegado al punto de no retorno que siempre advertimos: si nosotros no convocamos un proceso Constituyente, el régimen lo hará por nosotros de la forma que quiera, para establecer lo que Hugo Chávez Frías no pudo imponer con su Reforma Constitucional de 2007, un Estado Comunal, para permanecer por siempre en el poder, con una copia al carbón de la Constitución de Cuba, desapareciendo todo vestigio de la democracia directa que nos dimos a partir de 1947, libremente elegida por cada uno de nosotros, para sustituirla por la representación comunal de la tiranía, que decidirá por cada venezolano al Presidente y el resto de los Poderes Públicos.

Desde que fundamos la Alianza Nacional Constituyente Originaria, ANCO, lo que los venezolanos han percibido –incluyendo algunos seguidores de ANCO- de nuestra propuesta, ha sido que el planteamiento que hicimos al país no era más que otra manera de salir del régimen castro-chavista-madurista, y eso constituye un error lamentable que incluso repite la dirigencia opositora que lidera María Corina Machado (MCM), indicando que si bien es necesario realizar “algunos cambios constitucionales”, esos se deberían realizar “después” que saliéramos del régimen. Eso ha impedido que el pueblo decida el futuro político del país a favor de una dirigencia que insiste en equivocarse una y otra vez.

Tal vez no hayamos sabido -o podido- transmitir otra cosa, porque en el medio de este error se mezcló la necesidad de las mayorías de resolver con urgencia el problema de la tiranía de Chávez-Maduro, con una propuesta seria de cambio institucional, sin pasearse por el hecho fundamental que nos ha puesto hoy en la circunstancia que ahora vivimos amargamente: la tiranía ha ido destruyendo desde el principio y en cámara lenta,  las bases institucionales que sostenían a nuestra democracia y al Estado venezolano como un todo. Cualquier cosa que se intentara desde las instituciones corroídas del régimen, el Poder Legislativo, el Poder Judicial, el Poder Moral y finalmente el Poder Electoral, se estrellaría siempre con el mismo muro del fracaso.

Ante el descalabro total del régimen y su “mejor sistema electoral del mundo” ocurrido en el proceso electoral del 28 de julio de 2024, las santamarías del CNE siguen estando abajo porque no existe ningún venezolano que vuelva a confiar en ese casino de máquinas de lotería manejadas por cubanos. Por lo que al régimen se le hace necesario reformar el sistema político y de elecciones, para que los que usurpan el poder se queden para siempre sin nadie se les oponga, ni siquiera la llamada oposición alacrán, que será de las primeras en desaparecer con la primera aplicación electoral de esa Reforma Constitucional de marras.

La convocatoria de una Convención Constituyente tiene como objeto la reconstrucción de lo que ha sido destruido, regresando al primer cuadro todo el sistema institucional venezolano, con la participación de la representación genuina del pueblo electa por los venezolanos para representarlos, de todo el espectro social y político del país. Esto es, “resetear” de nuevo a Venezuela. Lo que quede después de eso será un nuevo Pacto que seguirá entre gobernantes y gobernados para los tiempos por venir, y que se iniciaría con una nueva elección de los Poderes Públicos, luego de la aprobación de una nueva Constitución. El “cómo” y “cuándo” hacer que todo esto pase debería ser materia de altísima prioridad de nuestra legítima dirigencia opositora. ANCO siempre ha estado a la orden para colaborar en esa materia, como ya lo ha hecho en el pasado.

Para este escribidor, a quienes le compete idear y poner en práctica un plan para cambiar al régimen que azota a los venezolanos, es a la legítima dirigencia política opositora, hoy conducida por Edmundo González Urrutia (EGU) y María Corina Machado (MCM). Pero asimismo, es absolutamente necesario que en ese plan se encuentre la convocatoria y elección posterior de los Constituyentes, con el objeto de  refundar la Nación sobre nuevas bases, con la generación final de un nuevo Pacto entre gobernantes y gobernados. Y es precisamente en ese punto donde ANCO hace su propuesta para la discusión de un nuevo marco institucional para el país donde deseamos vivir, que se esboza de una manera general en nuestro Proyecto El Gran Cambio (ver El Gran Cambio, una Propuesta para la Refundación de Venezuela, en https://ancoficial.blogspot.com/p/documentos-fundamentales.html).

Sin embargo, hemos visto con mucha preocupación que el régimen avanza indetenible a una Reforma Constitucional y todavía no existe hasta hoy ninguna respuesta de nuestra principal dirigencia opositora para contrarrestar ese avance. Una vez realizada la Reforma no existirá manera constitucional de convocar al Constituyente porque desaparecerán los Artículos 347, 348 y 349 que les dan a los venezolanos el derecho, como depositario del Poder Constituyente Originario, para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de “crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución”. Ese es el derecho a la participación política que está establecido en la Constitución de 1999.

Entonces no hay que confundir la gimnasia con la magnesia. Nuestro proyecto no puede ser comprendido como una agenda para salir del régimen. Y es a EGU y MCM, como líderes políticos opositores reconocidos y respaldados por la mayoría de los venezolanos, como se demostró el 28 de julio, a quienes les compete esa misión. Y es a ellos a quienes les toca plantear al país una salida para contrarrestar este nuevo avance del régimen con su Reforma Constitucional. Y es a ellos y al país a quien va dirigida la Proclama de ANCO titulada: HAGAMOS UNA REBELIÓN CIUDADANA INÉDITA PARA TRANSFORMAR EL ESTADO FRENTE A LA LIQUIDACIÓN DE LA DEMOCRACIA POR LA VÍA DE UNA REFORMA CONSTITUCIONAL ARBITRARIA” del 24 de febrero de 2025, que se resume en el siguiente párrafo:

“Este inaceptable despropósito solo pretende sustituir el modelo de estado constitucional, imponer, a través de una Reforma Constitucional que destruye la estructura básica de nuestro texto fundamental, que solo puede hacerse de acuerdo al Artículo 347 Constitucional, mediante un proceso Constituyente, y no a través de la Asamblea Nacional. En consecuencia la Alianza Nacional Constituyente Originaria (ANCO), expresión de la sociedad civil organizada venezolana, PROPONE a la Nación, a su liderazgo verdaderamente democrático, un escenario positivo, creador y solucionador: contraponer, a la mencionada Reforma Constitucional, un proceso Constituyente de carácter Originario, convocado por iniciativa de la soberanía popular, procediendo, lo antes posible, a recolectar en forma pacífica, el mayor número de firmas de venezolanos mayores de 18 años, dentro y fuera del país. Estamos convencidos que se constituiría en la mayor REBELDIA CIUDADANA de la historia contemporánea de Sur América: 15 millones de firmas (9 millones de venezolanos dentro del territorio venezolano y 6 de venezolanos en el exterior) cifra formidable muy superior a los 3.2 millones de firmas  requeridos por el Artículo 348 Constitucional para convocar la iniciativa  de  un proceso constituyente” (ver Comunicado Proclama ANCO, en https://ancoficial.blogspot.com/2025/02/comunicado-proclama-anco-hagamos-una.html).

Para el régimen, el cambio de la Constitución es un hecho consumado porque tienen las maquinitas para fabricar los votos necesarios para la aprobación de esa Reforma Constitucional. No vemos otra manera de detener ese proceso más que demostrar lo que hemos llamado una REBELDÍA CIUDADANA que le muestre al mundo que los venezolanos no estamos dispuestos a que se nos imponga un cambio constitucional sin convocarnos a una Constituyente, como bien lo establece la Constitución de 1999, porque no se nos está planteando una reforma sino OTRA Constitución, sin pasar por un proceso Constituyente.

La convocatoria ciudadana no es de ninguna manera una elección de Constituyentes, pero sí se constituye en un mandato para quienes luego ocupen el poder, para que se elijan a los Constituyentes en todo el país. Es una consulta ciudadana que podría realizarse por medios no convencionales que puedan ser auditados, y que incluyan la participación de todos los venezolanos dentro y fuera de Venezuela, incluso el mismo día que el régimen llame a la votación de esa Reforma. Esta sería la manera de retomar el espíritu combativo del venezolano, que votó el 28 de julio por un cambio, y una demostración concluyente a la administración de Trump en los EEUU, de que la capacidad de movilización popular sigue intacta o mejor, después de todo lo que ha pasado. Pero tiene que existir un parte aguas opositor que se aleje de todo vestigio del interinato frente al mundo, asumiendo de una vez por todas el mandato que el pueblo venezolano le entregó a esa nueva dirigencia opositora desde el 22 de octubre de 2023.

ANCO seguirá insistiendo, en todos los escenarios, de la necesidad de que sea el pueblo el que decida, incluso por encima de su propia dirigencia política. Porque como he señalado, nuestra propuesta no ha tratado nunca de decidir por ellos cómo se resolverá finalmente la tiranía. Pero los intereses del colectivo van primero, y la dirigencia política debe dar paso a esa decisión del pueblo, independientemente de cómo se produzca el cambio político. Queda de ellos entender el tiempo histórico y ser parte del proceso. De no ser así, como ya ha ocurrido antes en nuestra historia, los acontecimientos decidirán el rumbo por ellos, y más temprano que tarde, terminará imponiéndose, pero de la mano de otros actores, la ruta de la democracia y la libertad.

Caracas, 27 de Febrero de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 19 de febrero de 2025

Una cuestión existencial

Por Luis Manuel Aguana

English versión

En una entrevista realizada por el periodista venezolano radicado en España, David Placer, a la jefa de la sección internacional de El Confidencial, Diario Digital de España, Alicia Alamillos, quien en este momento actúa como corresponsal de guerra en Ucrania, se relata una conversación sostenida con soldados ucranianos prácticamente encerrados por más de un año en una trinchera en Bajmut, al este de Ucrania. A la pregunta acerca de qué ha descubierto hasta ahora, la respuesta es brutal:

“He descubierto que obviamente están cansados, son unos soldados que muchos eran voluntarios desde 2022, llevan 3 años sin hacer renovación en el este, cerca de Bajmut que fue conquistado por los rusos, están allí en una unidad de artillería. Ellos viven en una especie de madriguera, una trinchera que construyen bajo tierra para estar también un poco tanto a resguardo como no congelados de frío, y llevaban allí a lo mejor desde hace un año sin salir, porque está muy cerca del frente y porque está habiendo problemas de rotación. Entonces son soldados, no pasa con todos, hay muchos que pueden pasar el fin de semana con las familias o lo que sea, pero los soldados están cansados. Claro que están cansados, es una guerra muy larga, tanto porque pensaban que a lo mejor Putin iba a llegar mucho más rápido a Kiev o como pensaban que se iba a acabar antes, que iban a ganar los ucranianos. Entonces, a pesar, en cambio, de estar tan cansados de decir "Mira lo mejor que se acabe ya y que deje de morir gente", cuando le preguntabas, bueno, entonces quieres la paz de Putin, ¿qué quieres?, o sea, ¿qué significa victoria para ti en Ucrania? Porque ahora mismo lo único que hay sobre la mesa, según lo que vemos a Trump y lo que vemos con Putin, es que Ucrania ceda, ceda territorios, pero sobre todo ceda soberanía. O sea, es que ni siquiera estamos hablando de que ceda Crimea que podía ser hipotéticamente una cosa, qué bueno, tampoco pasa nada, por así decirlo no, sino que Putin tenga derecho a elegir el presidente de Ucrania o que tenga derecho a decidir si Europa va a dar unas salvaguardas de seguridad o no. Entonces eso es perder la soberanía, dejar de ser un país realmente”.

“Y entonces, cuando le preguntas eso, dicen: no, pues es que no hay otra. O sea, no, tengo que seguir luchando. Porque no, no, ¿qué voy a hacer? O sea, volver a casa para que luego en unos años Rusia nos vuelva a invadir, o que en unos años el ucraniano esté prohibido; en unos años que toda nuestra política dependa de Vladímir Putin y no nos deje ser un país independiente. De que están cansados, pero no tienen una alternativa. O sea, no es como, por ejemplo, otras guerras que dices: bueno, aquí se acaba y ya está, y cada uno gana sus cosas. No, no. Es que Ucrania es una cuestión existencial. O sea, si pierden han perdido como Estado…

(ver entrevista de David Placer a Alicia Alamillos, jefa de la sección internacional de El Confidencial Diario Digital de España, en https://youtu.be/q29VGYm1-mU?t=922) (resaltado nuestro).

Mis disculpas anticipadas por el extenso extracto de esa entrevista, pero es muy importante para lo que sigue. Los venezolanos deberíamos vernos retratados en lo que está pasando en Ucrania. La Rusia de Vladímir Putin se metió en Ucrania para tomarla como parte de su sueño imperial, después de que esta había conquistado su independencia. Lo hicieron a la fuerza, con las armas. Pero un pueblo con el liderazgo bien plantado y dispuesto de su Presidente, Volodímir Zelenski, les ha dado una pelea de resistencia más allá de lo que ellos esperaban, a un costo imposible de determinar. Los rusos creyeron equivocadamente que terminarían en horas su invasión y ya van más de 3 años.

Los soldados ucranianos, aun estando a un altísimo nivel de cansancio derivado de una larga guerra, y metidos en un hueco por más de un año, en una zona de su territorio que Rusia ha logrado conquistar, no están dispuestos a ceder ni abandonar, ni siquiera por una posibilidad paz que promete Trump, porque para ellos es UNA CUESTIÓN EXISTENCIAL. No pueden regresar simplemente a casa, porque no habría garantías de que el desastre no vuelva a ocurrir, perder hasta su propio idioma, porque saben de cierto que Putin no les permitirá ser un país independiente, y porque si pierden, pierden su país. ¿Les suena conocido?

Los venezolanos no hemos llegado –todavía- hasta al punto de matarnos en una guerra, pero en Ucrania, Donald Trump y Vladímir Putin, se están encargando de pasar por encima de esa decisión corajuda del pueblo ucraniano en las trincheras, de luchar hasta la muerte para conseguir la libertad, porque ellos no están dispuestos a ceder. Muy pronto sabremos qué será lo que terminará prevaleciendo, pero cualquier negociación que vaya en contra de ese hondo sentimiento transmitido al mundo por la corresponsal de guerra española, no podrá perdurar por principio fundamental, incluso si esa negociación lleva el consentimiento obligado de Volodímir Zelenski, lo que haría muy inestable esa paz. Por lo pronto ya el Presidente Zelenski afirma que Ucrania no aceptará ningún acuerdo de paz alcanzado sin la participación de Kiev (ver The Epoch Times, en https://www.theepochtimes.com/world/zelenskyy-says-ukraine-will-not-accept-any-peace-deal-made-without-kyivs-involvement-5811579).

En Venezuela, los invasores no necesitaron entrar por la fuerza. Hugo Chávez Frías y sus sucesores les abrieron las puertas del país de par en par, y henos aquí, después de 25 años, sitiados por cubanos, rusos, chinos e iraníes, tomando posesión del país con la plena autorización de quienes se dicen gobernantes legítimos.

Mi preocupación en relación con eso es que no necesariamente las guerras comienzan como en Ucrania. Basta con que no haya salidas al cercenamiento de la libertad, porque todas las características que mencionaron los soldados ucranianos metidos en una trinchera bajo tierra se cumplen en Venezuela. De hecho la guerra de independencia venezolana no se inició con España “invadiendo” a la Capitanía General de Venezuela. ¡Los españoles ya estaban aquí!

En otras palabras, ¿hasta cuándo se podrá tolerar pacíficamente que toda la política del país dependa del invasor, que nunca nos dejará ser independientes como Nación? La tiranía ha declarado públicamente una y mil veces que no abandonaran el poder, ni por las buenas ni por las malas, con la misma persistencia que demuestra Putin de adueñarse de Ucrania, y que ha originado esa resistencia violenta que solo se acaba cuando uno aniquila al otro.

Los venezolanos, queriendo insistir en la paz, fuimos a unas elecciones sin condiciones, aun sabiendo la intención del régimen de quedarse por la fuerza. El mundo observó que perdieron las elecciones y decidieron burlarse descaradamente de la voluntad popular. ¿Qué será lo que faltaría entonces para que esta situación estallara en violencia pura, dura y abierta y empecemos a matarnos entre nosotros? Porque, por más que ellos crean que ya resolvieron la resistencia persiguiendo, torturando y aniquilando a la oposición, sería muy estúpido no pensar que en algún momento los golpes vendrán de vuelta. La crueldad inédita demostrada, al frente de todo el mundo, hacia quienes se le oponen, como en el caso de los refugiados de la embajada de Argentina, podría ser un detonante de esa violencia.

Y cada paso adelante que da Maduro para seguir sojuzgando a un pueblo que solo quiere vivir en paz y en libertad democrática, porque así ha sido su tradición republicana, es un paso adicional que nos lleva al barranco de la violencia política iniciada por el lado de aquellos que decidan en algún momento no continuar con las reglas de la paz, frente aquellos que nos hacen la guerra. Esa es la respuesta natural de la legítima defensa. Es como si escuchara el histórico grito de Bolívar: "¿es que 300 años no bastan?".

Y no estoy pretendiendo aquí sugerir esa ruta, pero sería irresponsable no advertirla. Porque si aquellos a quienes el pueblo venezolano les dio un mandato manifiesto y mayoritario para ejercer el poder legítimo, y llevar las riendas hasta el final de un proceso de liberación del país pacífico hasta donde sea posible, no lo asumen oficialmente, para tomar las decisiones acerca de que hacer efectivamente para impedir esta situación, la corriente –cualquiera que esta sea- seguirá un cauce sin ningún control, pero con mayor fuerza, aumentando la probabilidad de convertirnos en el principal foco de inestabilidad violenta del continente. Entonces, los EEUU no tendrán que viajar como prioridad a un lugar tan lejano como Ucrania o Arabia Saudita para buscar la paz, debiendo ocuparse del incendio que existirá en su propio patio trasero, porque también para nosotros Venezuela es una cuestión existencial…

Caracas, 19 de Febrero de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana