Por Luis Manuel Aguana
¿Alguna vez se han preguntado ustedes por qué el régimen insiste en realizar elecciones luego de haber perdido completamente la población la credibilidad en el voto? Pareciera ser una pregunta tonta o estúpida, como la quieran ver, pero, ¿por qué insistir en mantener una apariencia democrática en un país que ya no cree que el voto sirva para algo en la actual Venezuela?
Veamos. De acuerdo a los resultados de la Encuesta CATI Verdad Venezuela de Meganalisis realizada del 12 al 16 de mayo de 2025, el 84,9% de los venezolanos no irán a votar el próximo domingo 25 de mayo, y de ese gran porcentaje el 83,9% indica que “esa elección no cambiara nada” y el 82,5% dice que “el voto no sirve en Venezuela” (ver Encuestadora Meganalisis, Verdad Venezuela, 12-16 de mayo 2025, en https://x.com/Meganalisis/status/1924528687258464580).
Como todos esperamos, el régimen decidirá quienes ocuparán las posiciones en las Gobernaciones, Alcaldías, Asambleas Legislativas y Asamblea Nacional. Toda una piñata de repartición para propios y acompañantes del régimen. ¿Cómo se podría mantener tranquila a una manada de lobos, si no se les da en algún momento alguna pieza de jugosa carne para que no dirijan su apetito al cuello de quien debe alimentarlos? Respuesta simple: montando un evento recurrente que los mantenga muy ocupados y salivando posiciones de las cuales podrían aprovecharse en la administración pública. Esa ha sido la herencia que recibió el régimen del sistema de partidos que gobernó Venezuela hasta 1998.
Pero más allá de eso, aquellos que desde la “oposición” consentida del régimen -o colaboracionista como la llamamos algunos- se pelean por quién podría ser la mejor opción para una siguiente contienda electoral presidencial, en caso de que esta se presentara. En otras palabras, a juicio de lo que podría parecer la estupidez de seguir montando elecciones “que no sirven para nada”, el régimen encuentra de mucha utilidad estos eventos “electorales”, vayamos los venezolanos a votar o no, lo que sería en realidad lo de menos para ellos.
Lo anterior apunta a la creencia de cierta oposición venezolana -y que hay que estudiar a fondo- de la necesidad de que aparezca algún opositor “potable” al régimen para que pueda producirse una transición por la vía electoral. ¡Pero cuidado! Por la vía electoral del régimen con su CNE. A eso se debe la presencia de conocidos líderes opositores del pasado cercano, que ahora son repudiados por la mayoría de quienes se niegan a votar en la actualidad, entre los que destacan Manuel Rosales y su sucesor generacional Henrique Capriles.
Eso es lo que en realidad sostiene el futuro de esos personajes pertenecientes a lo que ahora se llama “el alacranato” de Venezuela. En algún momento, si la oposición política que representa María Corina Machado (MCM) se sigue quedando a “la espera que algo suceda” o elaborando planes que no se materialicen en victorias sustantivas frente al régimen, más allá del 28 de julio de 2024, lo que en realidad terminará pasando es que el régimen seguirá consolidando posiciones, lamentablemente con la ayuda de la situación geopolítica del mundo en relación con nuestro país. Y lo único que necesitan para eso es tiempo. Y se lo estamos dando…
La reciente decisión de los EEUU de mantener las operaciones de Chevron en Venezuela (ver Miami Herald, 21 de mayo de 2025, EE.UU. negocia en secreto un acuerdo para permitir que Venezuela venda más petróleo si acepta más deportados, en https://www.miamiherald.com/news/nation-world/world/americas/venezuela/article306913806.html) a través de negociaciones directas con el régimen de Maduro, son un claro indicador de que poco importa que el régimen se quede, o lo que nos suceda en Venezuela, pero los intereses del gobierno de los EEUU y sus compañías prevalecerán siempre sobre eso.
Lo anterior, pese haber sido negado a última hora de ayer por el Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, lo que revela es que en los EEUU, lo que hace la mano derecha no lo sabe la mano izquierda, y por experiencia sabemos que lo que prevalecerá serán los intereses generales de los EEUU, independientemente de lo que diga cualquier funcionario (ver PanamPost, 22 de mayo de 2025, EEUU sí cancelará licencia petrolera en Venezuela que vence el 27 de mayo, en https://panampost.com/jose-gregorio-martinez/2025/05/21/eeuu-si-cancelara-licencia-petrolera-en-venezuela-que-vence-el-27-de-mayo/)
Y esto no es una rabieta anti yanqui, sino una prueba clara de lo mal que la oposición política está interpretando esta situación. Los norteamericanos se dieron cuenta tarde de que no se podían ir así como así de Venezuela, dejándole el camino libre a los chinos. Son más de 100 años de operaciones petroleras en nuestro país. Instalaciones, personal, subcontratistas, estudios, experiencia, conocimiento del patio y sus posibilidades. Y en el medio de todo, el régimen muerto de la risa, viendo cómo se pelean por un país que ellos manejan a su antojo, y que cualquiera de los dos podría darles los recursos que necesitan para su permanencia.
Y volviendo a lo electoral, mientras tanto, esa oposición alacrán está apostando a la erosión del liderazgo de MCM, aunque sus seguidores no vayan a las elecciones. Creen que tarde o temprano el régimen retomará el control sobre la situación de Venezuela, en especial sobre su situación económica. Y ciertamente lo harán si tienen el dinero que venga de la única cosa que podemos vender bien fuera del país, el petróleo, si cuentan con Chevron y la Concord Petroleum de China, y sus vías financieras de pago, que le pasan por encima a las sanciones de la OFAC. Eso, en todos los idiomas, se puede entender como los requisitos básicos para la estabilidad política de un país.
Siendo así, desde ya comenzaremos a ver una pelea a muerte entre esos alacranes para decidir quien aparece más potable internacionalmente frente a Maduro para que sean considerados como material para la transición pacífica de Venezuela, porque el régimen jamás aceptará a MCM ni los resultados electorales del 28 de julio.
Lo interesante de todo esto es que la teoría del candidato potable no es nueva. La sucesión del dictador Francisco Franco en España fue decidida por él mismo, y pasó por la designación de alguien que juró mantener la estructura política que sustentaba el régimen franquista, el Rey Juan Carlos de Borbón. Y este colocar a su vez en la conducción del gobierno a alguien de su máxima confianza, que terminó siendo Adolfo Suárez, luego de solicitar la dimisión del Presidente Carlos Arias, nombrado por Franco antes de su muerte (ver Un Rey en el que muy pocos creyeron, en https://www.elmundo.es/especiales/espana/el-rey/reinado.html). Y por supuesto, el Rey y Suárez condujeron, afortunadamente, esa transición con Constituyente incluida.
Y no se puede dejar de mencionar a la dictadura chilena, que luego de perder en plebiscito Constitucional en 1988, se sometió por mandato Constitucional a unas elecciones en 1989 que perdió con la oposición, pero conservó el control de los militares, con el dictador Augusto Pinochet Ugarte a la cabeza. Es claro que la cosa no fue tan fácil. En la Junta Militar predominó una fuerza que hizo que el dictador Pinochet aceptara el resultado del plebiscito, pero tal vez con la condición de conservar la fuerza de las armas, cualquiera fuera el resultado de las elecciones presidenciales de 1989. Es la historia de que Pinochet y el ejército chileno mantuvieron mucha influencia política durante el gobierno de Patricio Aylwin, debido a las disposiciones constitucionales que les otorgaban importantes poderes dentro del país. Esto podría ser considerado como una transición manejada de acuerdo a lo dispuesto por el régimen gobernante (ver Revocatorio, Pinochet y Refundación, en https://ticsddhh.blogspot.com/2021/10/revocatorio-pinochet-y-refundacion.html).
En ambos casos, el régimen prevaleciente tuvo una influencia decisiva en la transición política, dado que ellos mismos lo decidieron de esa manera. ¿Pasará eso en Venezuela utilizando el lamentable material político proveniente de una oposición potable? Tal vez sea pronto para afirmarlo, pero si la situación política nacional e internacional se mantiene como está, no sería extraño de que se repita el caso donde un régimen termina manejando su propia transición con quien le venga en gana desde una oposición potable.
Lamentaría mucho que fuera así por tener una dirigencia política opositora que todavía no ha entendido, por acción u omisión, las claves del Momento Constituyente que vivimos (ver Allan R. Brewer-Carías, Ruina de la Democracia, Elección Presidencial y Momento Constituyente 2024, en https://tinyurl.com/365h2jb8).
Creo que la única manera de evitar que el régimen decida su futuro por nosotros, es que la oposición política en funciones reconozca que solo eso corresponde a la soberanía popular, y se disponga a convocar la iniciativa popular para que decida por encima del régimen cuando todavía se tiene la oportunidad.
Caracas, 22 de Mayo de 2025
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