martes, 30 de agosto de 2011

Informática Cubana

Por Elizabeth Burgos
Polis (Chile) - 28/08/11

Parece inverosímil que en el país en donde el control de la información es absoluto, en donde el uso de computadoras hasta fecha reciente era considerado un delito, en donde el acceso a Internet está sometido al control del Estado y es un privilegio al que sólo tiene acceso libre la oligarquía que detenta el poder, exista una Universidad de ciencias Informáticas (UCI).

En verdad, en materia de formación académica en Cuba existe la mayoría de las disciplinas de las que debe disponer cualquier país, en particular cuando ese país se jacta de haber formado el mayor número de universitarios de América Latina. Pero la condición es que tanto las instituciones universitarias como el personal que de ellas egresa, deben supeditarse al control absoluto de Fidel Castro.

La especificidad de la UCI, como todo en Cuba, se debió a una decisión del Fidel Castro quien decidió proveerse de un instrumento que le permitiera formar profesionales en el marco de la llamada “Batalla de las Ideas”, como llamó el artefacto ideológico creado para contrarrestar las ideas de libertad que lograron imponerse en el ámbito de la izquierda y terminaron por derrocar los regimenes totalitarios de Europa del Este y comenzaban también a hacerse sentir en Cuba.

Fundada en 2002, el objetivo de la UCI es de informatizar el país y desarrollar la industria del sofware. Construida en 106 días, situada a 15 km. de La Habana, cuenta con un perímetro de 72 hectáreas, 80 edificios y su acceso está rigurosamente prohibido a quien no sea estudiante o miembro del personal. Las personas extrañas al centro deben contar con una autorización especial. El número de estudiantes alcanza los 10.000. No es necesario ahondar en el origen de los medios para la creación de dicho centro universitario en La Habana, si no es para recordar la reducción presupuestaria de los centros de estudios universitarios de Venezuela.

El otro elemento de interés, es que en ese mismo lugar, desde 1964, estaba emplazada la base de radares soviéticos, Centro de Exploración y Escucha Radioelectrónicos, popularmente llamado Base Lourdes, que le permitía a Moscú someter a control las radiocomunicaciones de EE.UU.: elemento decisivo de la batalla entre ambos imperios durante la Guerra Fría. Método que se impuso tras la crisis de octubre o Crisis de los Misiles. Los radares remplazaron los misiles. El pretexto era velar por el cumplimiento de los acuerdos de desarme nuclear entre la URSS y EE.UU. Washington consideraba al contrario, que se trataba de un centro de espionaje del cual Moscú obtenía información de alto nivel estratégico y militar relativo a la política estadounidense. La Habana percibía 200 millones de US Dólares por el alquiler de dicho emplazamiento. Se establecía así una suerte de simetría con la Base de Guantánamo por la cual Cuba percibe también un alquiler que el gobierno de Castro se ha negado cobrar desde 1959.

Adivinen con qué dinero fue construida en 106 días la inmensa Universidad de Ciencias Informáticas de La Habana, que ahora controlará todo lo electrónico en… Venezuela, elecciones incluidas.

Universidad
Al igual que cuando la Crisis de los Misiles, Moscú y Washington negociaron a espaldas de Fidel Castro y tras los atentados de las Torres Gemelas, el gobierno ruso decidió el desmantelamiento de la Base Lourdes, dejando fuera de la decisión a Fidel Castro. Una vez más Castro se vio enfrentado a la humillación y a constatar que la política mesiánica que había pretendido imponer en América Latina y en África se revelaba una quimera, pues dependía de los medios provenientes de la ex URSS.

Solamente después de la llegada al poder de Hugo Chávez y de disponer del petro-Estado venezolano, es que Fidel Castro ha podido con toda independencia dedicarse de nuevo a su proyecto de convertir a Cuba en el País Faro del cual ha pretendido imponer su “destino manifiesto”. Para Fidel Castro, la Base Lourdes significó solventar la decepción del despojo de los misiles. La decepción del despojo de los radares rusos, la solventó Hugo Chávez con sus petrodólares. Demás está decir que la Universidad de las Ciencias Informáticas está dedicada a la formación de expertos en la guerra cibernética y al espionaje cibernético.

El pilar del totalitarismo cubano, el Minint, contará desde ahora con expertos y con una dotación técnica del nivel de cualquier superpotencia, lo cual no deja de recordar el centro que abriga los locales de la CIA. En relación a América Latina y a los países del ALBA, se han firmado convenios, en particular con Venezuela a la que la UCI proveerá de “soluciones tecnológicas integrales”. Y como no podía faltar: “La UCI respalda la Misión Médica Cubana en Venezuela garantizando el adecuado funcionamiento de los sistemas informáticos, hay un estudiante en cada Centro de Diagnóstico Integral y en cada Centro Médico de Alta Tecnología donde están instaladas las aplicaciones informáticas que desarrolla la UCI, un estudiante se integra al personal de la Misión Médica cubana para tender los temas informáticos”

Ya lo dijo Fidel Castro cuando los sandinistas perdieron la elección presidencial que dio paso al gobierno de Violeta Chamorro: “Nunca más 'perderemos' una elección. A Fidel Castro nunca más se le tomará desprevenido. Ante un aparato de tecnología informática de esa envergadura costeado por Venezuela, y la instalación del cable óptico entre Caracas y La Habana, no hace falta adivinar desde dónde se controlará el sistema de votación del cual se ha equipado Venezuela.

Fuente: Soberania.org / http://www.soberania.org/Articulos/articulo_6623.htm

domingo, 28 de agosto de 2011

El Oro del Comandante

Por Luis Manuel Aguana

El anuncio de Chávez de trasladar nuestras reservas internacionales de los bancos de reserva del mundo occidental a China, Rusia y Brasil sorprendió a todos menos a los viejos que aun conservan memoria de los desafueros históricos de los comunistas. En efecto, para muchos pasó por debajo de la mesa, algunos por desmemoriados y otros por olvido sinvergüenza, el traslado que hizo el gobierno socialista de la II Republica de España en 1936, presidido por Francisco Largo Caballero y su Ministro de Hacienda Juan Negrín López de 510 toneladas de oro, correspondientes al 72,6% de las reservas internacionales de oro del Banco de España a las bóvedas del Depósito de Metales Preciosos de la Unión Soviética. El restante de 193 toneladas de oro fue trasladado y vendido a Francia y convertido en divisas. La operación fue conocida para la historia como el Oro de Moscú.

Lo interesante de este capítulo de la historia de Europa y particularmente de España en relación con la historia venezolana de ahora, no solo es la similitud de los razonamientos utilizados por las autoridades socialistas españolas de aquel entonces con lo que ahora argumenta el llamado Presidente Comandante venezolano: las fuerzas perversas de la derecha, nacional e internacional, se apoderarán de nuestras reservas internacionales, sino también los protagonistas y su situación histórica. Al margen de que la parte en oro de nuestras reservas internacionales sean trasladadas a las bóvedas del Banco Central de Venezuela desde Europa, y la otra parte en divisas liquidas sean enviadas a países con los que el gobierno de Chávez mantiene acuerdos financieros, el triste final que tuvieron las reservas españolas en manos de los comunistas soviéticos de aquel entonces quedará para la historia como un manual de lo que no debe hacer un gobierno cuando esta desesperado y menos aún con castrocomunistas de asesores a su lado.

Existen similitudes sorprendentes en este caso del traslado de las reservas venezolanas que son interesantes estudiar, en especial por la intervención del gobierno comunista de Stalin de la Unión Soviética en España, como lo está siendo la intervención del Gobierno de los hermanos Castro en Venezuela. El gobierno de Chávez está desesperado, como lo estuvo el gobierno republicano español que era considerado por los gobiernos de la Europa de 1936 como un gobierno de fuerte tendencia comunista y que ponía en peligro el balance político de Europa. No es necesario indicar como es considerado el gobierno venezolano de hoy por parte del mundo libre occidental, que luce para ellos como heredero de la dictadura comunista más anciana de todo el continente.

Los países de la Europa de 1936 firmaron un pacto de No Intervención en la Guerra Civil de España y suspendieron el envío de armas a los contendientes, pero la Alemania de Hitler y la Italia de Mussolini no dejaron de enviarle armas a Francisco Franco. Esto convulsionó a las izquierdas de todo el mundo a favor de la Republica que hizo que Stalin tomara la decisión de apoyar a los socialistas republicanos. Pero eso no fue gratis y tuvo un costo que los españoles pagaron con sus reservas internacionales. El 13 de septiembre de 1936 el Gobierno de Largo Caballero decidió trasladar fuera de Madrid las reservas del Banco de España por temor al avance franquista. Esta decisión fue tomada en secreto (¿algún parecido con nuestra realidad?) e ilegal según expertos de la época. El 14 de septiembre de 1936 se reúne el Directorio del Banco de España y los accionistas privados se opusieron abiertamente a la decisión, renunciando a sus puestos. A partir del 15 de septiembre son trasladadas por tren las reservas a la base naval de Cartagena. El 16 de septiembre de 1936 nace la Operación X en Moscú consistente en el traslado de armas sin identificación a España para el apoyo de la guerra. Esta operación la manejó la KGB y el Servicio de Inteligencia del Ejército Rojo. Aparecen retratos de Stalin en la España Republicana con el agradecimiento del apoyo a la causa en contra del franquismo. Ya el 15 de Octubre de 1936 la operación es descubierta al mundo en el periódico “El Heraldo de Aragón” donde Francisco Franco denuncia “la expoliación sin precedentes que realiza el llamado gobierno de Madrid al disponer libremente de las reservas nacionales de oro”. El gobierno republicano al verse denunciado, da la orden del traslado inmediato a la Unión Soviética de las reservas de oro. Nótese que el oro de las reservas no había salido todavía a la Unión Soviética. El temor del avance cada vez mayor de Franco fue el principal acicate para la decisión. Esto último se me parece mucho al temor del avance de la oposición democrática en Venezuela en las próximas elecciones.

El armamento que se envió a la Republica desde la Unión Soviética era viejo de la Primera Guerra, y el nuevo lo vendieron con sobreprecio. La ayuda, ya garantizada con el oro de las reservas, se convirtió en el mejor negocio de Stalin. Esta ayuda no tuvo ningún control por parte de los Republicanos (¿les parece conocida esa situación?) y los rusos descontaban cada vez que enviaban material bélico. El 15 de febrero de 1937 se firma el acta de protocolo de recepción de las 510,07 toneladas de oro de España. El embajador español en la Unión Soviética indicó, y con razón, que el futuro de la Republica estaba en manos de la Unión Soviética (¿como el futuro de Venezuela en manos de los Castro?).

Moscú pasó factura a Madrid para el pago de 51 millones de dólares por concepto de armamento ya enviado y los gastos de traslado del oro a Moscú. Para poder cobrarse los rusos fundieron el oro español que estaba en su mayoría en sacos de monedas y, por aleación del oro, el tonelaje inicial bajó a 460 toneladas. Moscú también cobró resguardo y depósito de las reservas por casi dos años. La historia indica que Stalin hizo desaparecer a todos los funcionarios rusos que estuvieron involucrados en la operación a excepción del coordinador principal que huye a los Estados Unidos y cuenta la historia.

En febrero de 1939, desesperado porque esta perdiendo la Guerra Civil, Juan Negrin López ya como Jefe de Gobierno, pide más armamento a Stalin pero ya no tiene saldo en la cuenta y Stalin lo desestima. Desesperado, pide un crédito por 110 millones de dólares del cual Stalin solo le aprueba 55 millones por unas armas que jamás llegaron y que se quedaron en el camino en Francia al terminar la Guerra Civil española. La Unión Soviética se cobró ese crédito con el fondo de ayuda recogido para España en su país, curiosamente por el mismo monto. Vaya ladrones!

Para que se den una idea de la estafa comunista, Moscu le cobró a España con las reservas, asesores, aviadores, tanquistas, traductores y mecánicos soviéticos. Se facturó el viaje de ida y vuelta de soldados rusos y sus familias, las dietas, los sueldos y alojamiento, mantenimiento, hospitalización y vacaciones de las familias rusas, funerales y subsidios para las viudas de los soldados, entrenamiento de los pilotos españoles en la Unión Soviética, creación y remodelación de los aeropuertos de la República donde se hacían las prácticas de vuelo. Todo. Todo a cargo del oro español. Las partidas mas importantes fueron las del material bélico que de octubre del 1936 a agosto de 1937 ascendieron a 131 millones de dólares, más gastos de organización más comisiones; y de diciembre de 1937 a agosto de 1938 a 39,8 millones de dólares.

España salio mucho más golpeada de la Guerra Civil de lo que debió, sin reservas y una devaluación monstruosa de la peseta, debido a esta decisión de los socialistas. Esta historia debe ser repetida y repetida hasta el cansancio, de cómo los comunistas estafaron a los españoles con sus reservas internacionales, con la ayuda de sus propios socialistas, cambiándole oro por chatarra con sobreprecio. Esta desesperación de los socialistas españoles los llevo a hundir más a su país además de la devastación de una guerra civil.

Los venezolanos debemos, además de conocer esta historia poco contada de los estafadores comunistas, aprender de ella y ponernos al frente, denunciando y protestando de una manera civil pero firme ante la eventualidad de colocar nuestras reservas internacionales en las arcas de nuestros principales acreedores, en especial los rusos y los chinos. Estoy seguro que si nosotros no conocemos la historia española, los cubanos castrocomunistas si la conocen bien. Y saben de sus mentores soviéticos que fue lo que hizo Stalin con las reservas de oro de España para su beneficio y como lo hizo. Y Chávez esta siguiendo los primeros pasos de esa historia poco contada y menos conocida por nuestras nuevas generaciones. ¿Será por consejo del viejo Fidel que conoce mucho la historia soviética? La desesperación del gobierno castrocomunista de Hugo Chávez y sus asesores cubanos de perder las elecciones, le pueden y le van a dar, si no los desenmascaramos, la estocada final que recibieron los españoles de la postguerra a las fuerzas democráticas venezolanas, dejando desbancado al país después de las elecciones con una macrodevaluación sin precedentes, en virtud de que esas reservas no regresarán a Venezuela o serán dispuestas por el gobierno a su antojo, como lo hicieron los socialistas en la España de 1936. Venezuela no es la España de la postguerra, ni Cuba es la Unión Soviética de Stalin. Si la historia se repite aquí, no será porque no la conozcamos.

Caracas, 28 de Agosto de 2011

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