sábado, 16 de febrero de 2013

¡Que vivan los estudiantes!


Por Luis Manuel Aguana

Dedicado al movimiento estudiantil y en especial a los valientes estudiantes encadenados frente a la Embajada de Cuba

Desde el 12 de febrero de 1814 cuando José Félix Rivas y los estudiantes del Seminario y la Universidad de Caracas confrontaron el ejército español en La Victoria, los estudiantes venezolanos han tenido un papel decisivo en las luchas que se han dado por la recuperación de las libertades en Venezuela. La sangre de los jóvenes venezolanos siempre se ha derramado en este país por los ideales de libertad y soberanía.

La juventud es la época en la cual el ser humano siente con mayor intensidad esa necesidad de justicia y es por eso que no sin razón, son los jóvenes quienes primero salen a dar sus vidas por ideales supremos. Sin embargo también esa inocencia que tiene la juventud es aprovechada por factores inescrupulosos.

Un ejemplo de ello fue que muchos de nuestros jóvenes universitarios de los años 60 murieron en una guerra fratricida iniciada desde Cuba por Fidel Castro en su intento de introducir su modelo comunista a Venezuela a través de la insurrección armada. Allí murieron jóvenes guerrilleros venezolanos y jóvenes soldados, en una confrontación que la historia contemporánea comprobó que solo fue útil a aquellos que pretenden manejar nuestro país desde Cuba y a aquellos que desde el gobierno pretenden completar su labor.

Quienes corrieron armados al cerro de El Bachiller fueron en primer lugar  los jóvenes universitarios, ideologizados  por agentes venezolanos y cubanos, algunos de los cuales aun viven y hacen política, e incluso nos piden los votos y manipulan elecciones. Aquellos que saben de política venezolana conocen perfectamente a quienes me refiero porque están vivitos y coleando.

Es por esa razón que la pureza de la juventud hay que preservarla. Es muy fácil para ellos caer en una manipulación externa si no se tienen claramente establecidos el porqué y el para qué de cualquier lucha que exponga la vida de lo más valioso que tiene este país que son nuestros jóvenes.

¿Porque los dirigentes políticos que se fueron a retratar con los jóvenes encadenados en la OEA y ahora en la sede diplomática de Cuba, no se encadenaron también con ellos? Si bien es cierto que el movimiento estudiantil tiene su propia manera de manifestar su desacuerdo general contra este estado de cosas, también es cierto que la dirigencia de la oposición “formal” debe también asumir su papel de confrontación real a esa misma situación que revela el movimiento estudiantil. Ellos no viven en un país distinto.

Sin embargo se puede notar de lejos que lo que piden los estudiantes no forma parte de un conjunto de estrategias y acciones de la oposición “formal” y que incluso les parece “molesta” la forma de protesta elegida por los estudiantes para revelar al mundo un estado de cosas a todas luces manifiesto en el país. Imagino que también los llamarán radicales pero da mucho “caché” político tomarse la foto con quienes si ponen sus castañas en el fuego.

Los partidos políticos de todos los colores, usaron al movimiento estudiantil y luego lo desecharon cual papel sanitario después del 7-O. ¿Quiénes fueron los que formaron parte de la mayoría de la maquinaria electoral del Comando Venezuela y se quedaron embarcados esperando que el candidato defendiera al menos la dignidad? ¡LOS ESTUDIANTES! Sin embargo, ¿quiénes fueron los que se pusieron al frente en diciembre de 2007 para evitar que el gobierno nos cambiara la Constitución? ¡LOS ESTUDIANTES!... Les debemos mucho a los estudiantes…

A la oposición “formal” no le gusta ver a un movimiento estudiantil fuerte e independiente. Cuando ven liderazgos salidores allí, los deslumbran con posiciones partidistas e incluso con puestos políticos de importancia. Muchos de estos muchachos alumbrados por esos ofrecimientos abandonaron sus posiciones beligerantes en el movimiento estudiantil y se dedicaron a hacer política partidista, compitiendo con los viejos caimanes de los partidos (¿recuerdan como los dibujaba Zapata?) quienes si saben cómo se “manejan las cosas allí” y conocen también dónde poner zancadillas. El resultado: castrar lo inocente, lo que tiene luz propia, y que por alguna obscura razón no se deja evolucionar en algo que podría ser más grande y más trascendental que las trapisondas de los actuales partidos. Eso lo saben ellos. Pero los muchachos son mucho más que eso.

La llamada Generación del 28 creció y se desarrolló en algo transformador de la sociedad venezolana sin la intervención de nadie interesado. Fueron estrellas en cada cosa que quisieron hacer con sus vidas. Dejaron cada uno una profunda huella para el beneficio de todos los venezolanos. Eso es lo que hay que dejar que florezca y se desarrolle, sin intervenciones ni obscuras agendas.

El papel de quienes ya tenemos el sol en la espalda es apoyarlos y mostrarles, como estudiantes que son, nuestra experiencia. Pero son ellos quienes deben interpretar el momento de acuerdo al mundo que desean construir. Que descubran las cosas y las cambien con la energía transformadora de la juventud. Este país necesita mucho de esa energía que cambie este estado de cosas.

Este es un momento único en la historia contemporánea de Venezuela. Tenemos un invasor que se encuentra en el país debido a la traición de quienes se vendieron en 1998 como la solución a nuestros grandes problemas. En ese año la mayoría o tal vez todos esos muchachos que están encadenados en la sede diplomática cubana eran solo unos niños, inocentes de toda esta basura que nos pasa. Incuso algunos, si no todos, no habían nacido siquiera cuando el innombrable dejó su “Por ahora” en la mente de los venezolanos, como una amenaza que se concreta con la invasión de una dictadura anciana.

¡Qué vivan los estudiantes! como un recordatorio permanente para los viejos cuya responsabilidad se hace evidente e ineludible. ¡Qué vivan los estudiantes! cuando lo más valioso de nuestro país les recuerda a quienes con su silencio no quieren afrontar la verdad de un miserable colaboracionismo con el gobierno por no desprenderse de las prebendas que les da una simbiosis vergonzosa. ¡Qué vivan los estudiantes! porque ellos son la conciencia imposible de acallar. ¡Qué vivan los estudiantes! porque ellos son siempre la sangre que termina regando el árbol de la libertad. ¡Qué vivan los estudiantes!

Caracas, 16 de Febrero de 2013.

Twitter:@laguana

martes, 12 de febrero de 2013

La caída del primer pilar



Por Luis Manuel Aguana

Una de las cosas más notorias que ha ocurrido de este dislocamiento institucional provocado por esta "revolución", es que nos ha puesto a todos a jugar en las posiciones más insospechadas. Y así que, como en la guerra se encuentran maestros de escuela comandando pelotones, profesionales de las más diversas disciplinas están haciendo cosas en las cuales no esperaban encontrarse, pero que han asumido el reto de una manera extraordinaria.

Uno de los retos más importantes asumidos por estos profesionales de la llamada sociedad civil electoral (así llamo a todo el que se haya dedicado a desnudar a este Rey) es desmontar las piezas que componen este fraude a la ciudadanía en la que se ha constituido el Poder Electoral.

Existen componentes técnicos, legales e institucionales que hacen multidimensional este problema. En nuestro documento Elecciones Venezolanas Autenticas - Una exigencia Impostergable (ver en http://declaraciondecaracas.blogspot.com/2013/01/elecciones-venezolanas-autenticas-una.html) damos un resumen histórico del caso y las razones por la cual pensamos que no se puede ir a otro proceso electoral sin Elecciones Autenticas.

De acuerdo a Gene Sharp (ver De la Dictadura a la Democracia, en https://docs.google.com/file/d/0B6yI0gUROWzDLW9MeWxlVWtqQ2s/edit, pág. 19) existen seis pilares o fuentes del poder político fundamentales sobre los que se sustenta un régimen como el que tenemos en Venezuela. El primero de ellos es la autoridad o legitimidad que hace que el pueblo tenga el deber moral de obedecerle.

A partir del 10E, con la violación abierta de la Constitución de 1999 el gobierno de un Presidente Constitucional no juramentado es ilegítimo. Los más esclarecidos juristas venezolanos han coincidido que la sentencia del TSJ que da respiración artificial a un gobierno que concluyó el 10E no tiene sustento.

Toda decisión emanada de este gobierno que feneció ese mismo día es irrita y cualquier venezolano, investido o no de autoridad esta en el DEBER de ayudar a restituir la plena vigencia de la Constitución, de acuerdo a lo establecido en el Art. 333. No es una interpretación maniquea y se reafirma con el “Manifiesto a la Sociedad Democrática Venezolana y a su Fuerza Armada Nacional” firmado hasta ahora por más de 5.200 venezolanos (ver en http://www.gopetition.com/petitions/manifiesto-a-la-sociedad-democr%C3%A1tica-venezolana-y-a-su.html).

Creemos que ese pilar fundamental, que es la legitimidad de este régimen, se ha caído. De allí la desesperación del gobierno de demostrar que Chávez está en plenas facultades mostrando unas firmas que todo el mundo sabe cómo se pueden hacer. ¿Hasta cuando la farsa?  Los Castro en su afán de no soltar la Joya de la Corona, trampearán, mentirán y manejaran los hilos de los títeres necesarios para perpetuar esta situación.

Sin embargo, como dice el dicho popular “ya el muerto hiede” –sin ninguna alusión irrespetuosa- y tratarán de recoger los vidrios rotos con un intento de regresar al hilo constitucional, declarando la ausencia definitiva del Presidente Electo, llamando a un nuevo proceso electoral. Pero, ¿ese proceso electoral remendará la grave situación de ilegitimidad levantando ese pilar caído?

Esa es la gran pregunta que deberán responderse los sectores opositores si aceptan de nuevo concurrir a un nuevo proceso electoral presidencial, con este mismo CNE, las mismas maquinitas de votación, las mismas captahuellas, las mismas computadoras que transmiten quién vota a la entrada de los centros, el mismo y seguramente más viciado Registro Electoral, con millones de personas no auditadas. Simplemente no es sostenible.

El Art. 5 de la Constitución indica que “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley, e indirectamente, mediante el sufragio, por los órganos que ejercen el Poder Público. Los órganos del Estado emanan de la soberanía popular y a ella están sometidos”. Esto, estimados lectores, en palabras llanas significa que todo nace del voto, que es la expresión única de la soberanía popular.

Y cualquier sistema electoral, que es el mecanismo mediante el cual se expresa el pueblo venezolano y del cual emanan los órganos del Estado, que tergiverse esa expresión, distorsionando la voluntad de los electores, jamás podrá legitimar al régimen. Pierden su tiempo aquellos que crean que legitimarán este gobierno, ya de por si ilegitimo por la sentencia del TSJ, con ir a un nuevo proceso electoral estructuralmente fraudulento.

El pilar de la legitimidad ha estado corroído desde el 2004. Lo que ha pasado con los últimos acontecimientos no es más que poner a los ojos de todos los venezolanos lo que algunos privilegiados ya conocíamos. Privilegiados que leemos en otro idioma revistas internacionales como Statistical Science o entendemos los principios de la Ley de Newcomb-Benford o nos metemos a estudiar los informes de los expertos en demografía, o nos comemos los informes de auditoría de CAPEL. Sin embargo ya es hora de que más personas, el común de la gente, se entere de que este es un gobierno ilegitimo, no solamente por lo del 10E, sino porque es producto de un sistema electoral fraudulento.

¿Cuál es ahora la tarea? Gritar fuerte que “el Rey está desnudo”, como en la conocida fábula. Asombrosamente, no todos lo saben. Y aunque ya muchas personas, en diferentes niveles están empezando a entender las advertencias que reflejamos en el documento de Elecciones Venezolanas Auténticas, todavía hay mucho que recorrer en este camino. Muchos venezolanos nos hemos puesto en esa tarea de exigir Elecciones Auténticas y no legitimar a un nuevo Presidente salido de este CNE. No es fácil y exige el concurso y el convencimiento cabal de muchas voluntades.

Dudamos que un régimen de las características del actual cambie el sistema electoral. Es por eso que los cambios trascendentales proceden siempre de una ciudadanía resuelta, de una oposición que haga verdaderamente oposición y que logre condiciones electorales suficientes para garantizar que la voluntad del pueblo sea preservada y no tergiversada en el sistema electoral que se use para elegir a nuestros gobernantes, ahora y en el futuro. Y de no ser así, esos mismos actores deberán tener las agallas suficientes para desconocer abiertamente cualquier resultado que provenga de ese sistema electoral, porque el primer pilar esta en el piso partido el mil pedazos.

Caracas, 12 de Febrero de 2013.

Twitter:@laguana