miércoles, 18 de junio de 2014

Sabores constituyentes



Por Luis Manuel Aguana

Son interesantes las reacciones del común de las personas en relación a la propuesta de realizar una Constituyente. Todas invariablemente se refieren a la Constituyente de 1999 y el mal sabor que dejó en el país, relacionándola con la propuesta electoral de 1998 del difunto presidente y que nos llevó a cambiar la Constitución de 1961. No hay nada más difícil que intentar venderle un bejuco a quien lo ha picado una culebra…

Pero para eso es la democracia, para convencer. Y tengo la impresión-por no decir la certeza- que quienes deben ser convencidos, no conocen el fondo de lo que se está proponiendo, entre otras cosas porque aquellos que adversan la propuesta montan sobre ella precisamente las amenazas que dieron como resultado este desastre que se llama Socialismo del Siglo XXI, sin explicar cómo se dio ese desastre.

Hemos insistido que la única salida que tenemos los ciudadanos es echar mano de la Constitución y hacer pleno uso de ella para combatir el Plan de la Patria comunista, que está avanzando sin pausa. Que nuestra salida es constitucional. Sin embargo, aun habiendo explicado que eso es así, muchos lo que han entendido es que debemos usar la Constitución para “salir del gobierno” cuando el fondo del problema es salir del sistema que nos ha llevado a este gobierno, que es otra cosa muy diferente. Parece un juego de palabras pero no lo es.

Han surgido entonces diversas maneras de entender el para qué hacer una Constituyente, por lo que he indicado que cada cual tiene una versión distinta de esa constituyente, es decir “sabores constituyentes” diferentes, al plantearse varias maneras de enfocar este problema por la vía constitucional. Y esto viene desde el año pasado cuando un grupo de venezolanos encabezados por Leopoldo Lopez y María Corina Machado asomaron por primera vez la posibilidad de realizar una Constituyente para “salir” del régimen.

Esta manera de enfocar el problema es válida también. En la Constitución existen tres maneras de abordar la salida del Presidente: la renuncia del Presidente de la Republica (Art. 233), el Referéndum Revocatorio del Presidente (Art. 72) y la Convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (Art. 348). Las dos primeras van dirigidas a la figura del funcionario que ejerce la Primera Magistratura, y la tercera va mucho más allá, al cambio de todos los Poderes del Estado, incluido el Presidente, además de abordar el cambio de la Constitución.

Como se verá, la diferencia entre las dos primeras figuras constitucionales con la tercera es abismal, así como toda la discusión procedimental para llegar a ellas. Sin embargo, visto así, si lo que deseamos es que el Presidente de la República se vaya, con apelar a las primeras dos figuras bastaría. Pero como sabemos, cualquier muñeco de ventrílocuo puede ejercer la Primera Magistratura de Venezuela en las circunstancias actuales de un país invadido por un país comunista, con lo cual no hace mucho sentido sacarlo usando esas figuras porque dadas las ventajas electorales del régimen, inmediatamente tendríamos otro con renovadas energías

Entonces el problema no es de si el Presidente debe irse. Lo que está planteado es que el sistema completo debe irse. Es decir el rescate de la soberanía y el Estado de Derecho por parte de los ciudadanos. La discusión del uso de la Constitución para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente pasa por esa consecuencia, el rescate de la soberanía, además de la destitución de todos los Poderes Públicos y la entrada en vigencia de un período de transición. Pero no es la única, hay más.

El planteamiento de una Asamblea Nacional Constituyente tiene como objetivo hacer una nueva Constitución, un nuevo Pacto entre los venezolanos. Y eso no se puede imponer de una parte del país a otra y menos en medio de un país polarizado como este. La Asamblea Nacional Constituyente debe ser un vehículo de reencuentro y reconciliación entre los venezolanos para discutir entre todos el país en el que deseamos vivir, reconstruyéndolo sin injerencias extranjeras ni ideológicas de ninguna naturaleza.

Es por eso que el “sabor” que estamos proponiendo para esa Constituyente desde el Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (ver  http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) difiere en su origen, estructura, concepto y esencia al planteado públicamente de usar esa figura establecida en la Constitución de 1999 para “sacar” al Presidente de la Republica. Ese es otro “sabor” muy diferente y hasta amargo. Es por eso que lo primero que me toca explicar cuando alguien me indica que una constituyente es una “locura o chifladura” que fue lo último que leí, es que lo que debemos hacer de entrada es discutir el país en el que deseamos vivir para luego ver si el modelo en el que concluyamos se ajusta al que tenemos expresado en la Constitución de 1999. Y hasta ahora en ninguna oportunidad me he encontrado que se ajuste.

El Manifiesto publicado el domingo 15 de Junio en los dos principales diarios del país (ver  http://www.ventevenezuela.org/manifiesto-si-hay-una-salida-a-la-crisis/) expresa una ruta para “reemplazar al régimen lo antes posible por las vías constitucionales”. Pero debemos dar la discusión en relación al como se hace eso. Acompañé con mi firma el Manifiesto porque convoca a los factores que no hemos comulgado en el cómo se ha enfrentado hasta ahora desde la oposición el problema del país, en un gran Congreso opositor que una a todo el mundo para discutir eso. Lo peor que podemos hacer es que el país avance hacia su destrucción ante los ojos de todos, sin siquiera ponernos de acuerdo, aquellos que deseamos detener esa destrucción.

Estamos dispuestos, al menos este escribidor, a debatir si existe o no una mejor proposición al “sabor constituyente” que hemos planteado, pero de una manera honesta, sin agendas ocultas ni personalismos. Esgrimir el lugar común “tenemos que ser gobierno primero porque así es que se han hecho siempre las Constituciones en Venezuela” es insostenible en las actuales circunstancias porque se fundamenta en una situación política y militar que dista mucho de ser la de 1958-incluso la del 2002-, sin entrar en el detalle que nos encontramos invadidos por otro país.

Concretar ese Manifiesto puede ser una buena oportunidad para descubrir si lo que se desea es impulsar el proyecto político de alguien o si vamos a tomar en serio por primera vez, después de muchos años de diferencias opositoras, el buscarle soluciones al problema de supervivencia de la democracia en Venezuela.

 Caracas, 18 de Junio de 2014

Twitter:@laguana


jueves, 12 de junio de 2014

¿Quién pone las reglas?


Por Luis Manuel Aguana

Las argumentaciones de los distintos actores políticos opositores en contra de la posibilidad de convocar una Constituyente van desde las obvias, “Capriles: los problemas no se solucionan con una Constituyente”, pasando por las reservadas, “MUD-Barboza: la MUD tiene reservas con la propuesta de ANC”, y las pesimistas “Falcón: Yo creo que el camino no es una Asamblea Nacional Constituyente, sería un error”, llegando hasta las técnicas y fundamentadas “Petit Da Costa: Una Constituyente ahora es un suicidio”. Todo esto sin contar con las amenazantes del régimen.

Sin descartar ningún argumento, aquellos que sustentamos la propuesta constituyente debemos explicarla detalladamente, desmenuzando el porqué una modificación de la Carta Magna estableciendo una nueva distribución del poder político, puede cambiar el paradigma de desarrollo del país. Esto es lo que hemos venido explicando poco a poco desde hace varios meses-ya años-, y que estamos vaciando en nuestro nuevo blog Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) el cual recomiendo que visiten.

Sin embargo, las críticas más importantes se concentran en el ámbito de lo operacional. Aunque creo firmemente que esa no es la discusión que tenemos que dar, debemos enfrentar las principales preguntas y descalificaciones que giran alrededor del cómo vamos a llegar a esa ANC con un Poder Electoral parcializado y corrompido sobre el cual pesa una desconfianza bien ganada, luego de los últimos procesos electorales. Y tienen razón, no se puede realizar una ANC sin tomar en cuenta ese problema. Entonces mi explicación debe centrarse en como si se puede, tratando de llegar de la manera más simple y pedagógica posible a la gran mayoría que tiene ese temor bien fundado.

La mayoría de las personas que leen estas líneas posiblemente hayan vivido o vivan en un condominio. Esto es, muchas viviendas-apartamentos-, que comparten un mismo conjunto físico llamado Edificio. Cuando usted compra un apartamento firma un contrato llamado Documento de Condominio, que son las reglas que rigen para todos los que habitan el edificio. Este documento indica cuanto le corresponde pagar a usted como alícuota para el mantenimiento de las llamadas Áreas Comunes que son de todos los propietarios, y como se administrará ese dinero de todos los apartamentos, estableciendo si se asume o se subroga a un tercero-Administrador-, para que lo haga.

Los propietarios eligen entre ellos una Junta de Condominio, que se renueva cada cierto tiempo, que decide los asuntos de importancia por todos ellos. Esta Junta de Condominio compuesta por propietarios decide, por ejemplo, contratar a un empleado, el Conserje, para que mantenga las áreas comunes, asignándole una remuneración por ese trabajo y permanezca en constante comunicación con la Junta a los efectos de la buena marcha de los asuntos del edificio.

Ahora bien, les pediré un ejercicio de imaginación. Imaginen que ese Documento de Condominio es la Constitución. Es el documento que tienen los Propietarios de los apartamentos para llevar en orden los asuntos en el edificio. Define las reglas de los dueños del edificio, porque ese documento solo puede ser firmado por los propietarios, por nadie más. Los dueños del país somos los venezolanos y su titularidad está definida en el Artículo 347 constitucional que reza así: "El pueblo de Venezuela es el depositario del poder constituyente originario. En ejercicio de dicho poder puede convocar a una Asamblea Nacional Constituyente con el objeto de transformar al Estado, crear un nuevo ordenamiento jurídico y redactar una nueva Constitución".

En otras palabras, los dueños del edificio, esto es sus propietarios, definen las reglas y en ejercicio de ese poder constituyente pueden cambiarlas, así como, en su condición de propietarios, podrán contratar y despedir al Conserje, léase a los poderes Constituidos que administran al Estado, al Presidente y sus Ministros , al CNE, al TSJ, etc…

Llega un momento en que propietarios deciden hacer un cambio en las reglas o la transformación de la propiedad- el edificio-, y para ello deciden nombrar a una nueva Junta de Condominio. Mi pregunta a quienes leen estas líneas: ¿Quién pone las reglas para elegir esa nueva Junta de Condominio? ¿El Conserje o los Propietarios? La respuesta que es obvia para un edificio, al parecer no lo es tanto para un país entero.

A la convocatoria de una ANC resulta obvio que los depositarios del poder constituyente-léase propietarios-, deben definir las reglas de cómo debe ser elegida esa nueva Junta de Condominio. Esto es lo que llamamos las Bases Comiciales. Esas Bases definirán como deben ser electos aquellos propietarios que tendrán la responsabilidad de administrar la transformación de lo que es de todos.

Este fue el principio sobre el cual la famosa sentencia de la antigua Corte Suprema de Justicia (CSJ) le permitió a Hugo Chávez pasarle por encima a la Constitución de 1961 y convocar a una Asamblea Constituyente en 1999: El Poder Constituyente Originario ESTA POR ENCIMA de los Poderes Constituidos. Este es el verdadero principio y poder del Articulo 347 de la Constitución, y que puede ser aplicado aun cuando no se sigan las pautas que reglan la misma Constitución, como ocurrió con la que teníamos hasta 1999.

Por eso cuando veo los argumentos que se esgrimen de que si el CNE o el TSJ harán esto o aquello con nuestra voluntad soberana de cambiar la Constitución y los Poderes Constituidos, es como si alguien me dijera que en mi edificio el Conserje decide las reglas de cómo se elige la Junta de Condominio. Ignoran, deliberadamente o no, lo que pasó en 1999 de una manera aterradora, siguiendo una visión lineal e ingenua del problema olvidando que Chávez nos aplico esa misma medicina exitosamente en el pasado.

Se establecerían unas Bases Comiciales donde los propietarios ordenan la manera en cómo se realizará el proceso al Poder Constituido (CNE), como por ejemplo, escrutinios manuales de todos los sufragios constituyentes en estricto apego y respeto a la Representación Proporcional de las Minorías, con la especificación técnica de cuantos Constituyentes serán electos y en que regiones del país y las normas de funcionamiento de esa Asamblea, así como toda normativa que nos garantice la transparencia de ese proceso. En otras palabras Elecciones Auténticas de esos Constituyentes.

Esas Bases deben acompañarse con al menos el 15% de las firmas del Registro Electoral, como lo indica el Artículo 348, estableciendo así la pauta de los dueños o depositarios del Poder Constituyente Originario acerca de cómo debe procederse con su propiedad, poniendo las cosas en su debida perspectiva. De hecho esas Bases Comiciales tienen que acompañar la planilla de recolección de firmas para que los propietarios conozcan que poder están dando y sus términos respectivos.

Algunos me dirán que el Conserje-el Ilegítimo-, también puede convocar a una Constituyente. Y yo les digo ¡que lo haga! Podrá convocarla como establece el Artículo 348, pero sigue siendo el Conserje. Y los propietarios seguimos siendo nosotros y como tales definimos las Bases Comiciales del proceso. Ni Chávez se pudo escapar de eso al tener que convocar a un Referéndum Consultivo para que aprobáramos sus reglas tramposas que lo llevaron a tener 125 constituyentes de 131, con solo el 52% de los votos. Cualquier Base debe ser aprobada por los dueños y debe abrirse una discusión nacional e internacional alrededor de eso, incluyendo la metodología del conteo de los sufragios de ese Consultivo.

El régimen a lo único que le teme es al Poder Constituyente y más aun a que nos organicemos para ponerlo en funcionamiento. Ni los militares con todos sus cubanos juntos tienen metralla para eso. Saben que esa sería la manera de salir de ellos en paz, reencontrándonos como venezolanos. También saben que no tienen los votos si se cuentan de manera transparente. Chávez lo demostró muchas veces al punto que quiso cambiar el Articulo 348 elevando al 30% la convocatoria de una ANC en su proyecto de reforma del 2007. Entonces, mal podríamos nosotros temerle ahora a la democracia si entendemos quien es el Propietario y quien es el Conserje en este edificio llamado Venezuela, poniendo las reglas y ejerciendo nuestro Poder Constituyente como ciudadanos.

Caracas, 12 de Junio de 2014

Twitter:@laguana