martes, 8 de marzo de 2016

No sin educación

Por Luis Manuel Aguana

A mi padre

Algunos tal vez piensen que esta nota es muy personal. Yo al comenzar a escribirla lo pensé también, pero me di cuenta, como lo verán más adelante, que no es así. Estamos ya a más de 15 años de haber comenzado el siglo XXI y todavía existen, como existieron en el siglo XX, manifestaciones de un pasado que no se acaba de ir para comenzar uno nuevo. Dicen que la modernidad de Venezuela comenzó 35 años después de comenzado el siglo XX, a la muerte de Juan Vicente Gómez.

Y así como ocurrió antes de un siglo para otro, aun permanecen individuos que fueron criados de una manera, para algunos completamente desconocida y que ahora forma parte de la historia; su accionar en vida como seres humanos obedecía -y aun obedece porque aun no se han ido todos- a las reglas del siglo XIX. Uno de esos fue mi padre, Raúl Aguana Figuera, personaje nacido en Puerto Píritu, un pueblito del oriente del país para ese entonces rural en la primera parte del siglo pasado, y cuya manera de actuar en su vida respondió a esas reglas, donde las cosas no tenían grises sino blancos y negros.

Era muy difícil en esos años para alguien de sus condiciones, una clásica familia trabajadora del interior, estudiar en una universidad, ni siquiera en un buen liceo. Tuvo que trabajar y estudiar en la ciudad importante más cercana, Barcelona, Estado Anzoátegui, para graduarse de Bachiller, y hacerse paso luego a la capital a estudiar una carrera universitaria. De verdad que aquellos que llegaban en esa época a estudiar en la universidad eran unos personajes fuera de serie y por eso valoraban tanto sus estudios porque les había costado muchísimo lograrlos. Tal es la razón por la cual para quienes somos hijos de esos personajes la educación tiene un significado diferente.

Y en el caso de mi padre, fue muy duro y tuvo que realizarlo en dos pasos. Primero una carrera corta que le permitiera sobrevivir para luego estudiar lo que en realidad quiso, sus estudios de Derecho, y de los cuales en realidad nunca vivió sino de lo que realmente fue la profesión de su vida, la docencia. Paradójicamente, esa “carrera corta” como profesor de Ciencias Sociales titulado en el Pedagógico de Caracas, que en aquel entonces se realizaban en tres años, fue su vida completa.

Militó activamente en su juventud en Acción Democrática logrando posiciones de dirigencia en la Parroquia San Agustín. Participó en el famoso mitin de cierre de la campaña presidencial de Rómulo Betancourt en 1958, en la parroquia donde el principal líder de AD había sido Concejal. Luego de eso Betancourt lo mando a llamar para ofrecerle una importante posición del partido y del gobierno en el Estado Anzoátegui, la cual rechazó porque prefirió continuar sus estudios de Derecho en la Universidad Central, abandonando de esa manera una prometedora carrera en la política. Rómulo le dijo que estaba cometiendo un error. Y posiblemente haya sido así, pero él nunca juzgó la política como una “profesión”.

Siendo militante de Acción Democrática, como educador participo en la división del MEP, trabajando activamente por la candidatura de Luis Beltrán Prieto Figueroa a la Presidencia de la República. Lamentablemente pronto se desencantó del funcionamiento interno del partido al notar lo que todos notan en todas las organizaciones políticas: la lista de quienes logran con su trabajo que los dirigentes principales surjan no siempre se corresponde con la lista de quienes terminan ocupando las posiciones relevantes.

Es por eso que mi padre nunca fue un político de profesión sino más bien un estudioso y analista de la política. Muy conocedor de los actores políticos de los principales partidos, conocía especialmente cuales podrían ser sus actuaciones. Largas conversaciones familiares desde muy temprano de mi vida de estudiante universitario transcurrieron en oír los cuentos del “who is who” de la política venezolana.

Al dedicarse de lleno al tema educativo, en especial como profesor de la Academia Militar y la EFOFAC (Escuela de Guardias Nacionales de entonces), su formación no pudo ser más completa en la Venezuela de ese tiempo al comprender como nadie, siendo civil, a los militares y a los políticos. Se pasó más de 30 años formando militares. Todo el mundo creía que era uno, y de hecho lo era en formación y esencia, aun cuando no haya portado nunca el uniforme, al punto que su doctorado fue en Derecho Militar.

De nuestra casa entraban y salían militares. Los fines de semana llegaban cadetes uniformados de la Academia Militar a recibir clases y consejos. Nuestra formación de casa tuvo que ver mucho con eso. Conectando el siglo antepasado con el pasado, mi padre transmitió a sus hijos una impronta muy difícil, al transmitirnos los mismos valores que enseñaba en ese medio.

Sus éxitos en la administración pública educativa tuvieron mucho que ver con la disciplina adquirida de su experiencia con los militares de ese entonces, aunado a la honestidad y pulcritud en el manejo de los asuntos, lo que lo hizo un administrador educativo de excepción. Durante su paso por la Dirección del Liceo Andrés Bello de Caracas, Carlos Andrés Pérez en su primera presidencia, fue el único Presidente que pudo visitar sus instalaciones en el tiempo en que los comunistas tenían tomada la educación media en la capital. Era en ese entonces mi amigo Diego Arria el Gobernador de Caracas. Muchos todavía recuerdan eso.

Ya retirado se dedicó a escribir, y su última obra se la dedicó a la educación universitaria. Mis hermanos y yo intentamos sin éxito que fuera publicada por una universidad. Decidimos que antes que se fuera, su libro “La Universidad, institución fundamental de la cultura en la civilización occidental” (ver http://universidadculturaycivilizacion.blogspot.com/) se publicara en formato digital como un homenaje permanente al esfuerzo que había hecho de comunicar sus inquietudes e ideas en el área educativa.

En sus últimos años conversamos muchísimo de la política actual y las razones por las cuales se había llegado a este desastre, haciendo siempre una evaluación concienzuda de cada momento, y consistentemente llegábamos a la misma conclusión: los partidos políticos desviaron su principal razón de ser, que no es otro que el bienestar de la población, a favor del enriquecimiento de sus lideres y su permanencia en el poder.

Pero eso solo podía salir de una cosa: las personas son presas fáciles del populismo partidista en la medida que más bajo es su nivel educativo. Venezuela es pasto fácil de esa enfermedad recurrente. Y eso se corresponde con una cita que en estos días me escribió mi estimado amigo Don Rafael Grooscors: “Víctor Raúl Haya de la Torre, en 1965, me explicó, personalmente, por qué, para él, era inconcebible darle el voto a los analfabetas”. Y eso tiene relación directa con eso.

Los temas de la deserción escolar, la delincuencia proveniente de eso en el largo plazo, en especial la educación de los adultos, eran temas que lo preocupaban especialmente. De la última conversación acerca de política que sostuve con él antes de caer en su crisis terminal, me dejó particularmente preocupado. Le comenté de los avances que hemos estado haciendo en relación al tema constituyente del cual tanto le había hablado. Al preguntarle, papá  ¿tú crees que en la Venezuela que conoces podamos cambiar de verdad el sistema político? Su respuesta fue terminante: No sin educación.

Luego de eso y al verlo partir este fin de semana, no dejo de pensar que el mejor homenaje que podremos hacerle a su memoria y a la vida de educadores como mi padre y su dedicación por ese apostolado, es luchar por un pueblo más y mejor educado, como el único antídoto que nos queda para evitar que la tragedia actual se perpetúe en Venezuela. Educación, educación y más educación. Solo así podremos comenzar de verdad el siglo XXI.

Caracas, 8 de Marzo de 2016

Twitter:@laguana

viernes, 4 de marzo de 2016

Constituyente: la última frontera

Por Luis Manuel Aguana

Luego de varias semanas de una interminable espera ya decidieron. La MUD informo finalmente a los venezolanos que estratégicamente no se conformarán con un solo mecanismo sino con todos ellos para terminar constitucionalmente con el régimen del Ilegitimo (ver http://sumarium.com/en-las-proximas-horas-la-mud-podria-dar-a-conocer-el-mecanismo-para-salir-de-maduro/). Me satisface que hayan tomado la decisión que había sugerido en mi nota pasada (ver Que las intenten todas http://ticsddhh.blogspot.com/2016/02/que-las-intenten-todas.html), ya que era de verdad una tontería no hacerlo porque no eran de ninguna manera excluyentes.

Sin embargo llama la atención que el Coordinador de la MUD, Jesús Torrealba, dejara condicionada la aplicación de la solución constituyente solo “si el oficialismo intenta obstruir estos mecanismos constitucionales”, cosa que todos sabemos que  indefectiblemente hará.

Aun así, la decisión es un avance importante y hay que reconocerlo. Pareciera que poco a poco en la MUD les va cayendo la locha que no hay que perder más el tiempo en discusiones estériles y comenzar ya a trabajar quienes estamos proponiendo alternativas concretas para la sustitución constitucional del régimen. Aquí no se trata de un concurso necio de ver quien tiene la razón. Es país es una bomba de tiempo que Maduro quiere que estalle a su conveniencia irresponsable y no se le puede permitir.

Sin conocer la base estratégica de la MUD en la Asamblea Nacional, estimo que ya se debe estar trabajando en la legislación que sustituya a las obscenas resoluciones del CNE que regulan la materia de Revocatorios: la Resolución No. 020702-036 del 7 de Febrero de 2007 y la No. 020327-341 del 27 de Marzo de 2007, ambas inconstitucionales y perjudiciales para convocar referendos revocatorios o cualquier cosa que requiera de la consulta del pueblo. Sería necio (ojo Capriles) por decir lo menos, trabajar para solicitar un referendo revocatorio sin resolver esa realidad antes. Así que los que invocan esa solución, en lugar de andar gritándole a la gente en las calles de todo el país que un revocatorio resuelve esto, empiecen por el principio aprobando una Ley de Referendos.

Por otro lado, constitucionalmente habría que sacar en ese Revocatorio al menos un voto más de lo que sacó Maduro en el 2013 para destituirlo. Semejante esfuerzo no tiene ningún sentido si puedes hacer más con mucho menos que es la convocatoria del soberano con el 15% del electorado para la convocatoria del constituyente. Pero bueno, ese tema ya lo hemos analizado antes en este blog. Lo importante ES QUE LO INTENTEN que ya es bastante.

Ahora bien, si ya conocemos cual será la respuesta del régimen (siempre me he preguntado, incluso desde la  época de Chávez,  porque la oposición oficial siempre tropieza con la misma piedra, ya que el gobierno todo el tiempo dice lo que van a hacer, como acaba de afirmar Diosdado en estos días indicando que lo bloquearían todo), entonces ¿por qué esa persistencia absurda de decir “si nos trancan vamos a una constituyente”? ¿Es que creen que no lo harán? ¡Hay que ir y punto! Pero ese no es el proceder de nuestra oposición oficial.

Entonces la constituyente será la última frontera, y cuando el régimen ya le haya dado todas las patadas que quiera a nuestras propuestas para conducir un cambio de manera pacífica y constitucional, con sus pateadores oficiales del TSJ, entonces se le dirá a un país destruido y exangüe que ahora si iremos a una constituyente. ¿Por qué será que no quieren ahorrarnos ese calvario?

Sin embargo, se ha hecho poca discusión en relación a las dos modalidades establecidas en la constitución.  ¿Y porque digo dos y no cuatro que son las que se enumeran en el Artículo 348? Porque una modalidad deviene de la Constituyente convocada por los poderes constituidos (por algunos llamada constituyente derivada, precisamente de los poderes constituidos), y la Constituyente por iniciativa popular, la del dueño de la soberanía. Y esa la llamamos Originaria porque proviene del depositario de la soberanía. Menuda diferencia, no? Una cosa es que la convoque el dueño directamente -Originaria- y otra que la convoquen los poderes delegados por el dueño en segundo grado.

Ahora bien, el caso que ha sonado es la posibilidad de la convocatoria constituyente por parte de la Asamblea Nacional, uno de los poderes constituidos. Esto se daría en el caso de existir los 2/3 de sus integrantes, cosa que el régimen se ocupado de retrasar o al menos poner en tela de juicio con los diputados de Amazonas. Esa estrategia hasta ahora ha sido exitosa con lo cual esperar que esa opción resuelva el problema genera una nueva incertidumbre.

La opción que un grupo de ciudadanos hemos impulsado es la convocatoria Constituyente por parte del dueño de la soberanía, esto es la iniciativa popular constituyente. Esta convocatoria no tiene obstáculo alguno, las reglas no las ponen los poderes constituidos y su efecto es mandatorio para todos. Si recogemos el 15% de las firmas del Registro Electoral tenemos el derecho de convocar al Constituyente y proceder a elegir a sus representantes de acuerdo a las reglas que ese mismo pueblo ordene con su iniciativa. ¿Y porque eso no se ha hecho hasta ahora? Buena pregunta. Los ciudadanos tenemos la palabra.

Chávez consultó al poder del pueblo basado en una sentencia de la antigua Corte Suprema de Justicia, e invocando a ese mismo poder para decidir su destino, y convocó y eligió a una constituyente EN MENOS DE 6 MESES, pasándole por encima a la Constitución de 1961 en el proceso.

En los primeros días de agosto de 1999, el Presidente de la República estaba poniendo a la orden su cargo a la Asamblea Nacional Constituyente. Ahora pregunto yo, ¿cómo si ahora la vaina está en la Constitución, y existen no una sino cuatro maneras de convocar al constituyente con una precisa norma constitucional que dice que podemos convocarlo con el 15% del Registro Electoral, todavía hay gente que salga y diga que una constituyente dura año y medio? ¿Será que nos creen estúpidos? A lo sumo durará lo mismo en convocarla y elegirla si se tienen todos los elementos a favor (120 días), así como la designación por parte de esta Asamblea Nacional Constituyente de un gobierno de transición mientras se decide un nuevo Pacto Social que se traduzca en una nueva Constitución. Entonces definitivamente hay gente interesada que se de una cosa u otra y no precisamente a favor de los pendejos que somos nosotros.

Por eso creo, y se los digo sin la pasión muy propia de estos tiempos, una Constituyente ahora es la última frontera pero DE LOS CIUDADANOS. Ya basta de creer que otros arreglarán lo que nos corresponde a nosotros. Ya basta de esperar que alguien descienda de sus intereses grupales o políticos para que dejemos de sufrir. Esa no existe. Solo existe el poder que nos da el ser ciudadanos de un país con una constitución que dice claramente que somos dueños de nuestra soberanía. Convoquémonos y decidamos entonces...

Caracas, 4 de Marzo de 2016

Twitter:@laguana