sábado, 13 de julio de 2019

Los seis puntos del diálogo

Por Luis Manuel Aguana

El ataque que comienza a arreciar en contra de aquellos que rechazamos cualquier forma de dialogo con el régimen, parte del supuesto que quienes lo hacemos no proponemos nada. Esa mentira repetida millones de veces termina convirtiéndose en verdad. La Alianza Nacional Constituyente ha puesto sobre la mesa política del país el debate de un Plebiscito para que ocurra el "cese de la usurpación", inicio de la trilogía de la oposición oficial encabezada por el Presidente Encargado Juan Guaidó (ver Comunicado ANCO: Que el Soberano Decida el futuro de Venezuela PLEBISCITO SI, DIALOGO NO, https://ancoficial.blogspot.com/2019/06/comunicado-anco-que-el-soberano-decida.html)

Ningún demócrata es enemigo del dialogo. Se dialoga entre aquellos que tienen la misma condición. Dialogan los Estados en guerra. Dialogan los partidos políticos como iguales en una democracia. Pero se le quiere vender al pueblo venezolano que somos enemigos de la figura que se utiliza –el dialogo- cuando en realidad somos enemigos de que se produzca tal dialogo entre la oposición oficial y aquellos que no califican para dialogar porque dejaron de tener la misma condición.

¿Cómo puede dialogar la oposición oficial con una banda de delincuentes que han cometido delitos demostrados de Lesa Humanidad? No dicho por nosotros, sino por un informe de la de la Organización de Naciones Unidas-ONU. ¿Cómo siquiera se puede considerar ir a un proceso electoral con quienes han destruido material e institucionalmente el país? Pero nos quieren satanizar como saboteadores de ese dialogo con la excusa maniquea de que no hay otra manera de salir del problema, siendo esto mentira. La gran pregunta que debemos hacernos los venezolanos es porque la insistencia de cohabitar con el régimen buscando convivir con quienes le han hecho tanto daño al país. Y eso definitivamente divide al país opositor.

Y tanto nos divide que ahora nos comparan con movimientos que se dieron en el pasado –Los Notables- que de acuerdo a esas interpretaciones terminaron con la defenestración del Presidente Carlos Andrés Pérez, dando paso a la llegada de Hugo Chávez al poder (ver Editorial de Analitica.com del 8 de Julio, Insólita reacción, https://www.analitica.com/el-editorial/insolita-reaccion/). Esta interpretación deja de lado el pequeñísimo detalle que quienes reventaron a CAP no fueron Los Notables como indica el editorial, sino que fueron desde adentro sus mismísimos compañeros de partido encabezados por Henry Ramos Allup y Luis Alfaro Ucero. Es importante que las nuevas generaciones se enteren de la historia contemporánea de Venezuela, que sigue siendo manipulada por los mismos protagonistas que crearon el fenómeno de Chávez y que ahora pretenden cohabitar con sus herederos.  

¿Estaba Arturo Uslar Pietri, figura principalísima de ese movimiento de Los Notables, equivocado al decir que Venezuela llevaba un rumbo equivocado y que si no se cambiaba iríamos al despeñadero, como en efecto ocurrió? La historia le dio la razón a Uslar Pietri. Pero ahora resulta que quienes de nuevo advertimos al país el rumbo equivocado de los partidos opositores somos los enjuiciados en esta trama, solo que ahora quienes no tenían voz en la época de Los Notables nos expresamos directamente a través de las redes sociales. En ese entonces si no eras "Notable" no merecías la atención de una línea en la prensa escrita, ni tampoco un segundo en la radio o la televisión.

Ahora estamos en el mismo despeñadero. ¿Qué negocia la oposición oficial en Barbados? De acuerdo al mismo Maduro, quien al parecer es el único que habla, existen seis puntos sobre la mesa (ver Debaten seis puntos en el dialogo venezolano, en https://www.elheraldo.co/mundo/debaten-seis-puntos-en-el-dialogo-venezolano-648507). Sin embargo Maduro fue parco en revelar la naturaleza de la discusión de esos puntos más allá de decir que "Si se trabaja de buena voluntad y no hay intervencionismo gringo (...), estoy seguro de que van a ir saliendo acuerdos". Sin embargo como en Venezuela todo se sabe, de una u otra manera, podemos revelarles cuáles son esos puntos con un margen de error despreciable, como dicen los científicos. Veamos:

1.- Institucionalización de la Asamblea Nacional, que comprende:
a) Salir del desacato de la Asamblea Nacional.
b) Incorporar a los Diputados del Estado Amazonas.
c) Revocar los allanamientos de las inmunidades parlamentarias.
d) Revocar autos de detención, liberar a los Diputados presos y cesar las persecuciones.
e) Regularizar la asignación de recursos presupuestarios a la Asamblea Nacional.
f) Incorporar a la Fracción del PSUV a la Asamblea Nacional.

2.- Elecciones libres, que comprende:
a) Decidir si Maduro participa o no como candidato presidencial.
b) Designación de nuevos Rectores para el CNE y fijar el cronograma para elecciones generales.

3.- Designar un nuevo TSJ bajo acuerdo, logrando el respeto para esa instancia.
4.- Levantar sanciones impuestas por comunidad al Estado venezolano y personas.
5.- Plan común para la entrada de ayuda humanitaria.
6.- Disolución de la Asamblea Nacional Constituyente ilegítima.

Aun cuando con el primer punto la Asamblea Nacional recuperaría todas sus facultades, el gobierno no tendría más obligación que ir a unas elecciones con unos nuevos Rectores del CNE, con el mismo sistema de maquinitas que dio a Maduro "ganador" en 2013 con una diferencia de poco mas de 200.000 votos y en el 2018 con más de 8 Millones de "votos Smartmatic", y solo les quedaría negociar con la oposición oficial si Maduro se presenta o no a esas elecciones. ¿Qué clase de negocio es ese?

De acuerdo a Diosdado Cabello esas elecciones negociadas no son aceptadas (ver El Nacional: Diosdado Cabello: "Aquí no habrá elecciones presidenciales", http://www.el-nacional.com/noticias/politica/diosdado-cabello-aqui-habra-elecciones-presidenciales_288174), lo que revela que aun cuando lleguen a una negociación, a menos que metan a Diosdado, el acuerdo no se cumplirá.

La designación de un TSJ "negociado" llevaría a la basura la sentencia condenatoria por ladrón y legitimador de capitales de Nicolás Maduro en Bogotá y todas las decisiones del TSJ legítimo en el exilio, como la sentencia de la Sala Electoral del 13 de Junio de 2018. Ceder en la negociación de eso no le costaría nada a la oposición oficial porque nunca reconocieron a los Magistrados en el exilio como Tribunal Supremo de Justicia y siempre ignoraron sus sentencias, aunque fueran a favor de los venezolanos.

¿Y todo eso a cambio de qué? Que se le levanten las sanciones a los corruptos del régimen por dejar entrar la Ayuda Humanitaria en un Plan conjunto acordado entre las partes. Para el régimen ya no sería necesaria la Asamblea Constituyente de Cabello (razón por la cual Diosdado rechaza el acuerdo) por lo que la desmontarían. 

En términos generales, en el fondo ¿qué negocia la oposición oficial? Un "status quo" de convivencia que SOLO LE CONVIENE A LA CLASE POLITICA DEL REGIMEN Y SU OPOSICIÓN, NO A LOS VENEZOLANOS. No se habla allí del desastre económico, del desarme de los colectivos, de la presencia cubana, rusa, china e iraní, de las FARC y el ELN, del éxodo espeluznante, ni del colapso de los servicios públicos, de la paralización de la producción nacional, de la  hiperinflación, el destrozo de PDVSA y de nuestro ambiente en el Arco Minero, etc, etc, etc..

En esa agenda solo se nota descarnadamente un "déjennos vivir", a cambio de dejar al régimen hacer lo que les venga en gana con Venezuela. Dense cuenta que en esos puntos lo UNICO que queda para los venezolanos es la limosna de la Ayuda Humanitaria y la permanencia del régimen indefinidamente. ¿Estará de acuerdo la Comunidad Internacional con eso? ¿Esa agenda destranca la bomba atómica regional que representa Venezuela para la seguridad regional y sobre la que están sentados Colombia, Brasil y los Estados Unidos? Lo dudo mucho, por lo que les recomendamos a esos países que se lean nuestra propuesta plebiscitaria detenidamente...

Si esos de verdad son los seis puntos del dialogo de la oposición oficial -y si no lo son desmiéntanlo, informando cuales son oficialmente- el ultimo que salga de Venezuela que apague la luz…

Caracas, 13 de Julio de 2019

jueves, 11 de julio de 2019

Porque un Plebiscito SI y unas Elecciones NO en Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

Intervención en el Foro “Plebiscito, camino al cese de la usurpación”, Valencia, 11 de Julio de 2019

Agradezco a la sociedad civil valenciana esta importante oportunidad para compartir en sus espacios el debate de nuevas propuestas dirigidas a resolver la grave crisis por la que atraviesa Venezuela. En ANCO no hemos parado de hacerlo, y en esta oportunidad lo planteamos con una variante de nuestro desiderátum principista, que señala que el destino de Venezuela tiene que pasar irrevocablemente por una decisión del pueblo soberano. Esta variante es un Plebiscito para que el pueblo decida.

De un reciente informe publicado por el portal Primer Informe, firmado por James Dobbins, ex asesor para el Hemisferio Occidental del ex Presidente norteamericano Bill Clinton, y socio principal de la Corporación Rand, extraigo las siguientes palabras: “Si la administración Trump se toma en serio la preparación para una intervención militar… tendrían que generar apoyo regional, e idealmente, participación de otros países en la intervención; posicionar sus fuerzas para mostrar que va en serio; y crear una base legal para el uso de la fuerza, como una solicitud formal del gobierno internacionalmente reconocido de Juan Guaidó” (ver RAND Corporation: Estos son los escenarios de Trump para salir de Maduro y reconstruir a Venezuela, en https://primerinforme.com/index.php/2019/06/27/rand-corporation-estos-son-los-escenarios-de-trump-para-salir-de-maduro-y-reconstruir-venezuela/).

En ANCO pensamos que la creación de la base legal a la que se refiere el experto norteamericano para el uso de la fuerza exterior, solo debe nacer del Depositario de la Soberanía Popular. No es Juan Guaidó sino el pueblo venezolano el que debe decidir si autoriza o no el uso de la fuerza en nuestro país; ni siquiera el Parlamento, que se ha negado reiteradamente a autorizar la aplicación del Artículo 187, numeral 11, y cuyos diputados nunca estuvieron dispuestos a sacar a Maduro sino negociar con su régimen, como se demostró el 30 de Abril, por lo que es necesario concluir que la secuencia  que nos vendieron desde el principio no tuvo nunca validez alguna, y que lo que privó siempre fue un acuerdo negociado por elecciones, que es lo que históricamente han deseado los partidos opositores desde que se instaló la Asamblea Nacional el 5 de Enero de 2016.

A todos nos luce que los errores cometidos el 23F y 30A le han restado una importante credibilidad internacional al gobierno interino de Juan Guaidó, y en especial con el aliado que más nos ha respaldado, los Estados Unidos, por lo que los venezolanos no tendríamos otra alternativa que plegarnos a una negociación con el régimen y su oposición, que desean elecciones en los términos harto conocidos por los venezolanos, con una Comunidad Internacional que no desea intervenir militarmente en el país.

Está pues servida la mesa para que nos hagan creer que solo nos queda la vía electoral para resolver la crisis. Y esa solución, lejos de resolverla, la profundiza. Y la profundiza porque no se ha resuelto todavía uno de los pilares fundamentales del sostenimiento del régimen, y que siempre ha sido ignorado por quienes han cohabitado por años: el sistema electoral. Lo he afirmado antes muchas veces, y lo afirmaré hoy de nuevo: NO SE PUEDE SEGUIR UTILIZANDO EL SISTEMA AUTOMATIZADO DEL CNE DEL REGIMEN PARA CONTAR LOS VOTOS DE LOS VENEZOLANOS. Que no es suficiente cambiar los Rectores del CNE y actualizar el Registro Electoral. ¡Que hay que hacer una reingeniería completa del sistema electoral ANTES DE HACER OTRA ELECCION EN VENEZUELA! ¡Y eso no se puede hacer con ellos en Miraflores! El solo leer la Sentencia Expediente No. SE-2018-001 de la Sala Electoral del Tribunal Supremo de Justicia Legítimo en el exilio de fecha 13 de Junio de 2018, del cual tuve el honor de ser convocado como testigo técnico  (leer Sentencia en http://ticsddhh.blogspot.com/2018/06/tribunal-supremo-de-justicia-declara.html) da cuenta de la gravedad de la situación del Poder Electoral venezolano al punto que ese Alto Tribunal declaró NULO el uso del Sistema de Voto Automatizado para elecciones en Venezuela, lo que amerita una completa reingeniería del Poder Electoral venezolano.

Solamente con esa sentencia del TSJ legítimo del 13 de Junio de 2018, cualquier solución electoral en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial no constituye una salida a la crisis. Se debe entonces recurrir a la fuente misma de donde nacen las instituciones, que no es otra que la Soberanía Popular, donde se excluya totalmente ese cáncer institucional llamado CNE con todas sus maquinas y procedimientos, y volver al principio mismo de contar los votos uno por uno…

Si la Comunidad Internacional insiste en una solución electoral es porque reconoce sin lugar a dudas que hay que recurrir a la Soberanía Popular y contar los votos para resolver nuestras diferencias. Pero debemos entonces convencerlos que nosotros desde la Sociedad Civil también creemos en esa vía pero no en los términos planteados por el régimen y la oposición oficial. Convencerlos que un Plebiscito es también un mecanismo electoral pero con la diferencia de que puede poner en manos del pueblo la decisión trascendental de decidir la continuidad del régimen, pero por la vía de los votos, de una manera pacífica y constitucional, pero supervisada y sin la intervención de las instituciones secuestradas por Maduro.

Ir a unas elecciones con el régimen y su sistema implica que toleramos su existencia después de haberlo desconocido y le damos beligerancia política al aceptar los resultados electorales que salgan de esos comicios, con un sistema que de antemano sabemos está corrompido. Con un Plebiscito en los términos enunciados aquí no sería así. ¿Y por qué no? Porque de lo que se trata precisamente es de someter a la consideración de la Soberanía Popular Originaria la decisión trascendental acerca de la existencia misma del régimen –si lo queremos o no lo queremos-, con todo lo que ello implica, incluida su expulsión de la vida política del país. ¿Se dan cuenta de la diferencia?

Pero ustedes se preguntarán, ¿cómo llevar al régimen a ese juicio de la Soberanía del pueblo? Obviamente no es de ninguna manera fácil. Es claro que no deseará contarse voto a voto y de una manera abierta y supervisada por la Comunidad Internacional, a sabiendas que perderá el juicio popular. Es allí donde la presión externa de todos los países amigos, en especial la del Secretario General de la OEA Luis Almagro, del gobierno de los Estados Unidos, de los gobiernos de Colombia y Brasil, que deben comenzar a ejercerse con mayor profundidad para obligarlo a contarse en esos términos y no en otros. La Comunidad Internacional debe ser la primera convencida de esta solución, aumentando y profundizando las sanciones ya aplicadas, hasta que el régimen acepte ir a un Plebiscito.

En este momento los países que nos apoyan hacen presión con las sanciones pero solo para que el régimen regrese por su cuenta al respeto de la Constitución, cosa que no ha pasado, pero que indudablemente les ha afectado, con su consiguiente debilitamiento, mas no el quiebre de la dictadura. Con la solución plebiscitaria la presión de la Comunidad Internacional se concentraría en un único y solo propósito: que el régimen acepte contarse en un Plebiscito. Esto aumentaría la presión de manera determinante porque sería una presión focalizada y dirigida a un solo único y claro objetivo, y no a uno difuso y general como ocurre ahora, dando una dirección unificada a las protestas que ocurran en Venezuela con una exigencia clara al régimen: que se cuenten en términos plebiscitarios.

El Plebiscito se haría con la colaboración de la sociedad civil y los partidos políticos que así lo decidan, sin la intervención del CNE, no solo por estar corrompido hasta los cimientos sino porque además este instrumento no es de su competencia constitucional (Art. 70), por lo que su realización resultaría además mucho más ágil e inmediata que una elección –como se demostró el 16J-2017-, contando siempre con el apoyo y supervisión de organismos internacionales (OEA y UE). Al aumentar la presión ejercida desde afuera hacia adentro, y desde las mismas entrañas del país, el régimen comenzará a solicitar “negociar” los términos de su sometimiento a la voluntad del pueblo. Es allí donde comenzaría la única negociación posible con ellos: la de los términos de su salida.

Pero, ¿cómo se haría para que el régimen cumpla con el resultado de ese Plebiscito? La respuesta a esa pregunta va de la mano con la aceptación del instrumento: de no cumplir el mandato popular emanado de las urnas de ese Plebiscito, el pueblo le estaría dando la base legal necesaria al mundo para una intervención humanitaria que haga cumplir la decisión del Soberano, no teniendo la Comunidad Internacional manera alguna de evitar el cumplimento de la Responsabilidad de Proteger (R2P) a Venezuela de acuerdo a los términos concebidos en la Asamblea General de la ONU del año 2005. Y para lograrlo de la manera más expedita y con la colaboración del único poder legítimo en Venezuela, la Asamblea Nacional no tendría más excusas para negarse a aprobar la presencia de fuerzas extranjeras dentro del país para apoyar lo decidido por el pueblo en el plebiscito, a través de su atribución establecida en la Constitución en el Artículo 187, numeral 11.

Un Plebiscito es una solución que se contrapone a las negociaciones encubiertas con el régimen por parte de una oposición decidida a cohabitar para asegurar por la vía electoral su permanencia en las estructuras del poder. Daría continuidad a la promesa hecha a los venezolanos el 23E de terminar inmediatamente con la usurpación.

Sin embargo la solución plebiscitaria no es mágica. Conlleva trabajo y esfuerzo tanto nacional como internacionalmente, para convencer a mucha gente. Pero el Plebiscito propuesto es intrínsecamente mucho más que una mera consulta popular como se ha pretendido hacer ver para descalificarlo. Podría considerarse que es, en palabras de Luis Almagro, un “proceso de acumulación política” (ver entrevista a Luis Almagro, en https://es.panampost.com/orlando-avendano/2019/06/25/luis-almagro-los-dialogos-en-noruega-fortalecieron-a-maduro-y-debilitaron-a-guaido/), porque estaríamos planteando UN PROCEDIMIENTO claro, que al irse ejecutando por etapas reuniría todas las piezas de un complejo rompecabezas político que daría como resultado la recuperación de nuestra libertad. Les invitamos a acompañarnos a convencer al país para que decida armarlo…

Muchísimas gracias…

Valencia, 11 de Julio de 2019

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