sábado, 16 de abril de 2022

Sociedad civil interpuesta

Por Luis Manuel Aguana

English versión

No suelo publicar tan seguido pero sin haber terminado de darle “enviar” a mis redes sociales la nota más reciente, donde trato precisamente un fenómeno  que al parecer ya se está convirtiendo en una modalidad política, acerca de la sociedad civil que le hace el juego al régimen (ver ¿Existe una sociedad civil alacrán?, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/04/existe-una-sociedad-civil-alacran.html), aparece una nueva e importante carta firmada por otro grupo muy distinto de conocidos ciudadanos de la sociedad civil solicitando al Presidente de los EEUU e importantes representantes del Congreso y de la política norteamericana, la eliminación de las sanciones que pesan sobre los delincuentes que usurpan el poder en Venezuela (ver la carta publicada por AlbertoNews en https://b1tly4n3s.com/nacionales/ultma-hora-estos-son-los-opositores-que-le-pidieron-a-biden-aliviar-las-sanciones-contra-la-dictadura-de-maduro-lista/).

En este caso muy particular, y a contravía de la fuerte corriente que estalló en las redes sociales que saltaron sobre el cuello de los personajes que firman esa comunicación sometiéndolos al escarnio público por alacranes, hay que detenerse a pensar. ¿Porqué un grupo muy particular de ciudadanos, economistas y dirigentes sociales, en algunos casos reconocidos públicamente en sus distintos campos de actividad solicitan lo mismo que exigió Maduro a los EEUU en su reunión con representantes del Gobierno de ese país en su visita a Miraflores?

En esa lista de firmantes hay personajes que no firmarían solos ni en su propia cédula de identidad, sin el consentimiento y el aval de los jefes políticos de los partidos de la MUD/ G4, y mucho menos una carta dirigida al Presidente de los EEUU. No es necesario señalar nombres porque el problema no son los pecadores firmantes, sino el pecado mortal en su esencia cometido. No estamos en presencia de una sociedad civil alacrán que firma algo “para favorecer a Maduro y su régimen, consciente o inconscientemente” a cambio de algo, en el estricto sentido, como lo definí en mi nota anterior. Estamos aquí ante una operación de mucho mayor nivel.

El Diccionario Panhispánico del español jurídico define el término “persona interpuesta” como: “Pen. En los delitos contra la Administración pública, persona que actúa en favor de otra con conocimiento y voluntad. En los delitos de cohecho, negociación prohibida y actividad prohibida a los funcionarios públicos, persona que es utilizada por el autor para que actúe en su lugar ocultando su participación en un hecho” (ver Persona Interpuesta, DEJ Panhispánico, en https://dpej.rae.es/lema/persona-interpuesta).

Voy a sugerirles aquí manejar una teoría que solo podrá ser comprobada con los hechos futuros cuando se presenten: estos personajes actuando como “persona interpuesta” están siendo utilizados  “en favor de otra con conocimiento y voluntad”, presentándose como actores independientes, cuando en realidad son representantes de los principales factores políticos de la oposición oficial, y actúan “en su lugar ocultando su participación en un hecho”. ¿Y cuál es el hecho? Aparecer al frente de algo que ellos no pueden hacer públicamente, que es abogar a favor del régimen de Maduro para poder llegar a un acuerdo que favorezca los intereses de los mandantes de esa comunicación.

Y no es que estos personajes firmantes sean marionetas huecas al servicio ciego de una mediocre dirigencia política opositora –todo lo contrario-, sino que algunos de ellos han sido los autores intelectuales detrás de muchas de las políticas económicas, políticas y sociales que esa oposición terrible ha planteado (¿para salir del régimen?) y puestas en práctica en los últimos años, con los resultados catastróficos que han impedido la salida de Maduro y sus ladrones. Eso lo hace absolutamente mucho más macabro que un simple apoyo al régimen, proveniente de una oposición oficial que con esta movida no tendría ningún capital político que arriesgar al enviar una carta pidiendo lo que se pide allí.

Aunque eso no sea un delito, como si lo describe en su definición el DEJ Panhispánico, tanto de quienes aparecen firmando como los que se ocultan, los venezolanos podríamos perfectamente considerarlo como tal, ya que constituye una traición por la calle del medio y un crimen por intento de perpetuación de los crímenes de Lesa Humanidad que está cometiendo el régimen, por parte de quienes todavía dicen representar políticamente a los venezolanos.

Invito a los venezolanos a analizar esa carta bajo esa nueva perspectiva, mirando con lupa los argumentos dirigidos a los EEUU por estos agentes encubiertos de la MUD/G4. Lo primero que piden es retomar el diálogo en México, cosa que había comenzado después de la visita de los representantes norteamericanos a Maduro, pero que se detuvo cuando el régimen decidió ignorarlos y plantearse un nuevo dialogo pero no con ellos sino con la “clase política de los alacranes”, suerte de unión de políticos y sociedad civil dispuestos a convivir con Maduro, como certeramente la definió uno de mis asiduos lectores después de leer mi reciente nota. Eso definitivamente los preocupó, surgiendo este intento desesperado de reencausar el dialogo hacia ellos.

La piedra angular de lo que se trata de fundamentar es que “Las sanciones económicas y la política de máxima presión no lograron sus objetivos”. Pero ¡por favor! ¿Eso es en realidad así? Es como si se le dijera a los EEUU que tienen que levantarle las sanciones aplicadas a Rusia porque no han producido la terminación de la guerra y Putín no ha retirado sus tropas. Ese argumento fatuo olvida que son precisamente las sanciones las que están poniendo a negociar a unos delincuentes que de otra manera se orinarían de la risa de todos los venezolanos, en especial de ellos.

Indicar que las sanciones “han exacerbado gravemente las condiciones de vida del venezolano promedio” es ignorar abiertamente que quienes han destruido el aparato productivo del país, comenzando por la industria petrolera, y los responsables de todos los males que allí se mencionan, ha sido precisamente este régimen impuesto hace mas de 20 años y que las sanciones han venido después de que se le diera la oportunidad a unos políticos amateurs en el 2019 para dirigir la oposición oficial a partir del reconocimiento a Juan Guaidó Márquez como Presidente Encargado, y han fracasado con todas sus letras. ¿Qué clase de burda manipulación es esa? ¿Qué se le está pretendiendo decir a los norteamericanos?

¿De donde salen esos números mágicos que indican que “El 75% de los venezolanos rechaza contundentemente las sanciones sectoriales y apenas el 10% quiere que se mantengan”? ¿De los laboratorios estadísticos de la encuestadora devaluada propiedad de uno de los firmantes? ¡Por favor! Al menos podían pedirles a los norteamericanos que hicieran su propia medición objetiva para constatar si eso se corresponde con la realidad. ¡Esa es una afirmación caza pendejos! Lo que no ha “beneficiado a los venezolanos”, como dice la carta no son las sanciones sino las propuestas opositoras para salir del régimen, razón por la cual muchos venezolanos exigimos un cambio inmediato de la conducción política opositora del país.

Por otro lado, no se les puede pedir a los norteamericanos negociar posiciones para el mejor interés del pueblo venezolano y que supere las presiones políticas internas en EE. UU., que, hasta ahora lamentablemente, han obstaculizado el avance de las negociaciones”. Eso no les corresponde a ellos. Es una manera sutil de pedir que los norteamericanos actúen a favor de lograr que Maduro abandone la “clase política de los alacranes” por presión de los EEUU, sin ver que ese es precisamente el juego de negociación que utilizan los delincuentes de Miraflores para sentarse con ventaja en este nuevo ciclo de México.

Pero lo que más llama la atención es el fondo económico de la misiva: el petróleo. Exhortamos a llegar a acuerdos que permitan el regreso de las empresas petroleras occidentales y otras empresas privadas para rejuvenecer el sector petrolero venezolano, lo cual generará empleo y promoverá la producción local”. Esto revela mucho de lo que está detrás de esta carta firmada igualmente por una representación mixta encubierta de otros intereses importantes para que se reactive la producción petrolera. Interés que no solo es del régimen sino también de la oposición oficial, confirmando la preocupación que expresé en una nota pasada al coincidir en una misma dirección los intereses del régimen y los de su oposición (ver Venezuela, un barco en una tormenta perfecta, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/03/venezuela-un-barco-en-una-tormenta.html).

La carta finaliza con votos para Poner fin a la crisis en Venezuela y ayudar a construir el nuevo futuro del país, con pleno respeto al estado de derecho, las libertades económicas y la vigencia de los derechos humanos, nos compete -y nos beneficiará –a todos”. Si el gobierno norteamericano en un arranque de locura les presta atención a esta suerte de representantes de una sociedad civil que actúa como persona interpuesta de una mezcla de intereses explosivos, no se terminará la crisis en Venezuela. Ni siquiera en la región latinoamericana. Se profundizará. Imagínense un régimen atornillado con más dinero del que jamás soñó Chávez, producto de una guerra que luce interminable, exportando su modelo con renovado éxito al resto del continente. Y los venezolanos sometidos y jodidos con unas migajas un poco más grandes pero sin libertad. Ciertamente eso les beneficiará, como bien termina la carta, pero no a nosotros sino a ellos y sus mandantes. Menudo negocio para todos. Con una oposición así no necesitamos a Maduro…

Caracas, 16 de Abril de 2022

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viernes, 15 de abril de 2022

¿Existe una sociedad civil alacrán?

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Dice un viejo dicho jurídico que la buena fe se presume y la mala hay que probarla. Bajo esa misma premisa comienzo llamando la atención sobre la reunión sostenida por varios factores de la sociedad civil con el usurpador de Miraflores, Nicolás Maduro Moros, pertenecientes al movimiento Foro Cívico, quienes se definen como “un movimiento de articulación y coordinación que desde 2021 ha desarrollado mecanismos de interlocución con todos los sectores sociales y políticos con el objeto de revalorizar las capacidades de exigencia y negociación de la sociedad frente al poder, enfatizando la recuperación de los derechos civiles y de los derechos humanos como fundamento de su acción” (ver Diversos sectores sociales, del Foro Cívico, presentaron en Miraflores la agenda de demandas urgentes de los ciudadanos, en https://cepaz.org/documentos_informes/diversos-sectores-sociales-del-foro-civico-presentaron-en-miraflores-la-agenda-de-demandas-urgentes-de-los-ciudadanos/).

Que conozcamos los venezolanos, la primera acción importante de este grupo de organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el nombre de Foro Cívico se realizó en ocasión a la designación de los Rectores del CNE, convocados por la Asamblea Nacional ilegítima del régimen electa el 6D-2020, como “sociedad civil”, intentando dar ahora los pasos necesarios para participar en la designación de los nuevos Magistrados del TSJ después de la modificación de la Ley Orgánica del TSJ en enero de 2022: “Así como en 2021 organizaciones de la sociedad civil agrupadas bajo el Foro Cívico llevaron a cabo un proceso de diálogo y negociación con distintos sectores políticos para acordar, dentro de los estrechos límites de las condiciones políticas que hoy tenemos, un directorio para el CNE que, como lo hizo, ofreciera alguna confianza en que podía desarrollarse un proceso electoral bajo mejores condiciones institucionales y políticas. En 2022, estas mismas organizaciones, se han activado para continuar ejerciendo ese papel en otros ámbitos. El proceso de reforma judicial es uno de ellos(resaltado nuestro).

En resumen, ¿qué es lo que los venezolanos estamos contemplando aquí? ¿Es que acaso una parte de aquellos que nos llamamos sociedad civil estamos comenzando a claudicar a la tragedia que nos sucede, y ahora tratamos de “convivir” para sobrevivir a esta tragedia? ¿O tal vez el régimen, en su infinita capacidad para comprar voluntades, está “convenciendo” factores de esa sociedad civil para dar la percepción de que ya los venezolanos estamos obstinados de tanta controversia y queremos a gritos una normalidad que no existe? Lo que contemplamos aquí puede ser una parte o una mezcla de todo eso, o simplemente ninguna de ellas. Y eso amerita un poco de atención por parte de todos los que de alguna manera nos atañe el tema de la sociedad civil, al preguntarnos si existe una sociedad civil alacrán.

Lo cierto es que la sociedad civil en cualquier parte del mundo no es homogénea. Pueden existir factores de ella que por una u otra razón estén abiertamente a favor del régimen –y eso sería perfectamente válido- pero también pueden existir organizaciones y personas respetables que, aún estando en desacuerdo con el régimen, creen de buena fe que intentando convivir con esos delincuentes pueden ser mejoradas algunas de las condiciones del secuestro donde vivimos para que existan algunos derechos humanos para los venezolanos. La percepción que los venezolanos tengan de ese fenómeno es crucial. Veamos eso último con más detalle.

Si efectivamente hay personas que de buena fe –que siempre se presume- están dispuestas a reunirse con Maduro con ese fin, la pregunta correcta allí sería, ¿es válido todavía pensar que eso sea posible después de todo lo que hemos vivido? A mi juicio dejó de ser posible cuando el régimen decidió criminalizar a la oposición y perseguir, torturar y asesinar personas, al margen de nuestros Derechos Humanos y el Estado de Derecho. Y eso no lo digo yo, sino Informes fundamentados de organizaciones de Derechos Humanos alrededor del mundo y un proceso abierto a los principales responsables, comenzando por Maduro, por crímenes de Lesa Humanidad en la Corte Penal Internacional.

Ahora bien, de la Declaración de Principios del movimiento Foro Cívico, leemos: “Es en nuestra condición de ciudadanos que exigimos a quienes detentan el poder la atención urgente de los males que nos afectan como nación, siempre en el estricto cumplimiento de la Constitución vigente y de los pactos internacionales sobre derechos humanos suscritos por el Estado venezolano. Es en ese marco que planteamos el desarrollo de los canales de comunicación necesarios para rediseñar un mecanismo de negociación que encamine al país hacia un porvenir de paz, bienestar y progreso para todos. Y como decía el maestro Pedro Nikken: la negociación no es el mejor camino, es el único camino.” (resaltado nuestro). Si eso realmente es así, están cayendo abiertamente en una contradicción.

No existe desde hace mucho tiempo en Venezuela “estricto cumplimiento de la Constitución vigente y de los pactos internacionales sobre derechos humanos suscritos por el Estado venezolano”, como ya se ha comprobado, por lo que en consecuencia son imposibles, si nos atenemos a esa Declaración, los canales de comunicación “para encaminar al país hacia un porvenir de paz y progreso para todos”. Entonces mal podría ese grupo de ciudadanos reunirse de buena fe con los principales protagonistas del régimen y esperar de ellos el cumplimiento cabal de la Constitución y los Derechos Humanos, sin estar conscientes que el régimen los está usando, con su consentimiento o no, para sus propósitos, cualquiera que estos sean. En inferencia lógica existirían serias dudas que estén obrando de buena fe de cara a los venezolanos.

Eso no quiere decir que Pedro Nikken no haya tenido razón. Pero hay diferentes formas de interpretar la declaración de este recordado jurista venezolano. Uno negocia con los delincuentes que tienen secuestrada a una nación, no para que permanezcan indefinidamente en el secuestro, sino para terminar definitivamente con él (ver Negociación de un país secuestrado, en https://ticsddhh.blogspot.com/2018/10/la-negociacion-de-un-pais-secuestrado.html).

En el medio de esa contradicción, estos integrantes del llamado Foro Cívico se presentan como una cara de la sociedad civil comprometida con el bienestar de los ciudadanos, cuando en realidad están en la práctica siendo usados, deliberadamente o no, como catalizadores de las políticas que requiere el régimen para perpetuarse en el poder. Si esto lo hacen de una manera inconsciente, quedará para el juicio que la posteridad haga de cada uno de ellos, la gravedad de su participación para la perpetuación del régimen. Pero el fenómeno sigue estando allí, distorsionando la percepción de la realidad.

De la carta dirigida por estos ciudadanos a Nicolás Maduro Moros (ver Carta de personalidades del Foro Cívico a Nicolás Maduro Moros, en https://twitter.com/Dale_Letra/status/1511521775208837126), donde destacan que como ya “…llevaron a cabo un proceso de diálogo y negociación con distintos sectores políticos, de la oposición y del gobierno, para acordar, dentro de los estrechos límites de las condiciones políticas que hoy tenemos, un directorio para el CNE que ofreciera, como lo hizo, alguna confianza de que podía desarrollarse un proceso electoral…”, ahora el Foro Cívico nominó a “11 candidatos que modelan las características que querríamos ver en todos los magistrados”, rematando que “con el realismo radical que nos inspira, nos preocupan que no fuesen las calificaciones de los candidatos las que decidan la selección, pero no creemos que sea posible pedir rendición de cuentas y de gestión si no se participa y se sigue de cerca el proceso de nominación, haciendo oír la voz de la institucionalidad y el espíritu de la Constitución”.

El solo hecho de haber contribuido con una Asamblea Nacional espuria, declarada ilegítima, no solo por la Comunidad Internacional sino por el mandato del pueblo venezolano en la Consulta Popular celebrada del 7 al 12 de diciembre de 2020, para la selección de los Rectores del CNE y ahora para la selección de los nuevos Magistrados del TSJ, pone de manifiesto su reconocimiento abierto al régimen como poder legítimo de la República, a contra vía del mandato expresado en dos consultas populares por el pueblo venezolano. ¿Qué derecho tienen estos ciudadanos para ignorar abiertamente eso? Y esto es un hecho, no una especulación nuestra.

Ese “realismo radical” que mencionan para justificar la participación en el proceso de designación de los nuevos Magistrados fue el mismo que utilizó Henrique Capriles para justificar la participación de la oposición oficial en las elecciones regionales del 21 noviembre de 2021 (ver Capriles “Falta una dosis de realismo radical” en la oposición, en https://www.lavozdefalcon.info.ve/capriles-falta-una-dosis-de-realismo-radical-en-la-oposicion/). En ambos casos, el mensaje de un realismo que acepta convivir con un régimen que ignora la voluntad popular ha sido rechazado por los venezolanos en dos consultas populares.

No podríamos conocer las “características” que el Foro Cívico querría ver para los nuevos  Magistrados, pero sería impensable pretender en una situación de secuestro de todos los poderes públicos, que esa agrupación aspire poder pedir cuentas posteriores a la tiranía de Nicolás Maduro Moros, tanto por las actuaciones de los Rectores del CNE, como por la de los Magistrados que termine negociando el régimen para el TSJ en una Asamblea Nacional ilegítima, solo por participar en ese sainete que les están proporcionando. La experiencia con el régimen ha demostrado que desprecian abiertamente cualquier aporte de la sociedad civil, y menos aún la de aquellos que provengan, de manera deliberada o no, a favor de los fines del régimen.

Entonces, a la pregunta del título, ¿existe una sociedad civil alacrán? Lamentablemente debemos aceptar que si existen organizaciones y personalidades que están haciéndole el juego perverso al régimen coadyuvando para su continuidad. Es una existencia que debemos admitir como se admite que existen en el país la corrupción de los partidos, los alacranes de “la mesita” y la desaparición del Estado de Derecho en Venezuela. Pero así como esa realidad es palpable a los venezolanos también lo es la existencia de alacranes disfrazados de sociedad civil que el régimen utiliza para sus fines, pero que afortunadamente se pueden detectar por esas contradicciones, y que no es algo que no pueda ser percibido como el resto de nuestros males, solo que este es más perverso porque se esconde bajo el manto de “ayudarnos” a tolerar la permanencia de la tiranía cuando la realidad demuestra todo lo contrario.

Por más argumentos que esgriman quienes trabajen, se reúnan o firmen a favor de colaborar con los secuestradores para supuestamente “mejorar” las condiciones de los secuestrados y sometidos por la fuerza de las armas, no podrán eludir el juicio de la historia, que ha confirmado una y otra vez que quienes toman ese camino terminan siendo notoria y socialmente despreciados a consecuencia de los acontecimientos futuros. Finalmente, terminan entendiendo por las malas que el camino no es colaborar con los secuestradores, sino hacerles la resistencia civil correspondiente hasta lograr expulsarlos del poder.

Este régimen castrador de nuestras libertades indefectiblemente caerá más temprano que tarde, y aquellos que los ayudaron directa o indirectamente, ingenua o deliberadamente, serán sometidos al escrutinio y juicio público de la población. La historia de Venezuela y del mundo tiene muchos ejemplos de eso. No serán recordados porque intentaron “apaciguar el sufrimiento” sino porque colaboraron para la permanencia de quienes nos pisotearon. Ese será un triste, pero muy merecido final para quienes malinterpretan el rol de la sociedad civil en la grandeza de sus naciones.

Caracas, 15 de Abril de 2022

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