martes, 20 de diciembre de 2022

Ese Estatuto no es de Transición

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Los venezolanos ya deberíamos estar acostumbrados a conocer las andanzas de la oposición oficial a través de otros, pero como la mujer del marido infiel, siempre nos enteramos de último. De acuerdo a una nota del portal Bloomberg, “Los partidos políticos de la oposición venezolana se están movilizando para deshacerse de Juan Guaidó como jefe de su llamado Gobierno interino, lo que marcaría el final de una estrategia respaldada por Estados Unidos que no ha logrado forzar la salida del presidente Nicolás Maduro. Al menos dos de los cuatro principales partidos de la oposición planean proponer la sustitución de Guaidó por una comisión de legisladores, según una propuesta conjunta a la que tuvo acceso Bloomberg y cinco personas con conocimiento directo del asunto” (ver Guaidó en riesgo de perder apoyo de la oposición, en

https://www.bloomberg.com/news/articles/2022-12-19/guaido-en-riesgo-de-perder-apoyo-de-oposicion-para-nuevo-mandato).

Al mismo tiempo, el portal Noticiero Digital, en exclusiva, titula que “AD, UNT y PJ se proponen eliminar el   Gobierno Interino de Guaidó”, indicado que “…los partidos Acción Democrática, Un Nuevo Tiempo y Primero Justicia han tomado la decisión de no apoyar la continuidad del gobierno interino que preside Juan Guaidó, y adelantan una reforma al Estatuto que Rige la Transición Democrática para darle más relevancia a la Comisión Delegada de la Asamblea Nacional/2015” (ver ND AD, UNT y PJ se proponen eliminar el   Gobierno Interino de Guaidó, en https://noticierodigital.com/2022/12/exclusiva-nd-ad-unt-y-pj-se-proponen-eliminar-el-gobierno-interino-de-guaido/).

Lo cierto de todas estas noticias, es que hasta este momento eran rumores no confirmados, que hacían pública una realidad que toda la Venezuela política ya conocía: los partidos de la oposición oficial decidieron pactar con Maduro e irse a elecciones con su régimen en el poder, y requieren de quitarse encima seguir hablando de “usurpación” y de “gobierno de transición”, desapareciendo todo rastro de eso del -ya tres veces- inconstitucional Estatuto de la Transición.

De allí que el primer sacrificado sea el Gobierno Interino y su principal representante, quien por cierto, no puede cargar con toda la culpa de no haber podido acabar con el régimen de Maduro, ya que nunca manejó absolutamente nada, como acertadamente indica la nota de Bloomberg nunca ejerció ningún poder real en Venezuela”, precisamente porque quienes lo manejaron desde esa Asamblea Nacional que ahora lo desconoce, fueron los principales y verdaderos responsables de ese proceso, impidiendo que el Presidente Encargado ejerciera sus funciones constitucionales como Presidente y poder legítimo de Venezuela, ignorando abiertamente la separación de poderes en su Estatuto para la Transición.

Algunos pudieran decir que Guaidó “no es responsable” porque actuó dentro del marco establecido del Estatuto de la Transición. Pero si lo es. Es corresponsable de haber puesto por encima de la Constitución una norma inconstitucional que disolvió la separación de poderes, ejerciendo él mismo la Presidencia de dos poderes públicos de una naturaleza estructural y completamente distinta. El no podía pagarse y darse el vuelto, siendo el supervisor y el supervisado al mismo tiempo.

Si los venezolanos no vimos un resultado de su gestión como Presidente Interino, fue porque esa Asamblea comenzó mal, violando la Constitución que pretendían defender en todas las versiones de ese Estatuto de la Transición. En esta nueva versión que se está cocinando para el año 2023, aun después de desaparecido el Gobierno Encargado, ese pecado original todavía permanece vivito y coleando.

La Asamblea Nacional del 2015 podrá eliminar del Estatuto de la Transición al Gobierno Encargado, buscando “…La defensa por la restitución de la democracia en Venezuela y plena vigencia de la constitución”, pero sería una contradicción y tarea imposible de alcanzar si en esa nueva versión insisten en seguir modificando las atribuciones de la Comisión Delegada, preestablecidas en la Constitución en su Artículo 196, y que fueron ampliadas inconstitucionalmente en el Estatuto anterior. Insisto en señalar que el Artículo 333 Constitucional no dice por ningún lado que tengamos que violar la Constitución con la excusa de defenderla. Ese Estatuto fue, es y seguirá siendo inconstitucional.

Pero para salir en la defensa de nuestra Constitución y en especial blandir los Artículos 333 y 350, los ciudadanos Diputados no tienen la necesidad de redactar ningún Estatuto de la Transición, cuyo nombre dejó de tener sentido desde que eliminaron su esencia, que no era otra que la de reglamentar una transición que eliminaron de la pasada versión del Estatuto al eliminar el concepto del “cese de la usurpación” que debía llevarnos a un “gobierno de transición” con “elecciones libres”.

Lo que estarán fabricando los ciudadanos diputados de la Asamblea Nacional del año 2015 en su nueva modificación del Estatuto de la Transición no es más que el documento de entrega del país al régimen de Nicolás Maduro Moros, para una elección sin condiciones cuando al régimen le de la gana. De acuerdo a la nota del portal Noticiero Digital en el documento al que tuvieron acceso “…desaparece toda mención al desconocimiento a Maduro y a las autoridades usurpadas. Elimina los capítulos referentes a la reinstitucionalización y la conformación de un Gobierno Provisional, que es el centro de la transición política”. ¡Por eso se llamaba Estatuto de la Transición!

¿Qué debe decirles eso a los venezolanos? Que se utilizó la figura de la Presidencia Encargada para esconder a los verdaderos responsables de su fracaso y de la permanencia de Maduro en el poder, y que ahora se harán cargo directamente quienes siempre manejaron a Guaidó, pero que ahora será sin intermediarios, desapareciendo en esta versión al muñeco de ventrílocuo. Pero eso no mejorará la situación de los venezolanos, al contrario, la pondrá peor.

Sin embargo, lo más grave de todo este nuevo sainete “opositor” es en lo que se ha convertido nuestra lucha por salir de este régimen siniestro. Y no es que esta gente que se dice opositora esté cuadrando para su beneficio un nuevo mecanismo para administrar los activos de los venezolanos que han congelado en el exterior. Lo grave es que el problema opositor lo hayan reducido al “como quedo yo allí” para la supervivencia política de los partidos, olvidando la principal razón por la que se hizo ese Estatuto en primer lugar, que no era otra que de salir de manera inmediata del régimen de Nicolás Maduro Moros, como se le vendió a los venezolanos. Y ahora nos dicen que la solución a nuestros problemas ACTUALES se traduce en esperar por unas elecciones cuando al régimen disponga y bajo sus condiciones.

¡Qué falta de respeto a los cientos de muertos, desaparecidos, presos y perseguidos políticos del país! ¿Es esa la oposición que necesitamos? Tengan al menos la decencia de dejar de engañar a los venezolanos y pónganle otro nombre a ese nuevo bodrio. Les sugiero uno: “Acta de entrega de Venezuela”, porque ese Estatuto no es de Transición. Forma parte de la estrategia de entrega del país que comenzó con la firma del Memorando de Entendimiento en México, donde lo primero que hicieron fue reconocer a Maduro como Presidente.

Los venezolanos debemos comenzar a mirar con mayor seriedad los llamados de quienes dicen ser opositores. No seré yo quien les diga qué hacer con esas primarias o con esas elecciones a las que pretenden convencernos. Solo miren los hechos, sus protagonistas y saquen ustedes sus propias conclusiones. Será un primer paso para terminarnos de convencer de que la solución no pasa por la elección para un cargo de un salvador de la patria a través de los mecanismos electorales que el régimen imponga, sino por la decisión de una representación calificada y Constituyente de los representantes de todo un pueblo, sin la intermediación de ningún poder corrupto de la tiranía. Cuando todos –los de adentro y los de afuera- estemos alineados y convencidos de que esa es la solución, el mecanismo para llegar a eso será lo de menos…

Caracas, 20 de Diciembre de 2022

Blog: https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

miércoles, 14 de diciembre de 2022

El reto del largo plazo

Por Luis Manuel Aguana

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En algún momento de nuestras vidas nos hemos hecho la siguiente reflexión: “tantas cosas por hacer y tan poco tiempo para hacerlas”, y en el medio de eso nos hemos frustrado al ver que solo existe un recurso que no se puede comprar ni sustituir por ningún otro: el tiempo. Para nosotros, los venezolanos, que estamos estructuralmente hechos para el disfrute instantáneo, es muy difícil y hasta imposible digerir que existen cosas que solo se pueden obtener si se les dedica tiempo y esfuerzo.

Esa característica especial de nuestra gente, en sí misma, no es ni buena ni mala. Simplemente es. Por el lado negativo, ha producido los corruptos más abyectos de la historia contemporánea del mundo, que han robado las arcas de este país hasta lo inimaginable, haciéndose de una fortuna instantánea. Y por el lado positivo, ha producido héroes de una talla que no es posible explicar, sino por la vocación de obtener inmediatamente lo que sería imposible realizar para cualquier ser humano racional, como por ejemplo, la independencia de 5 naciones, en el menor periodo de tiempo en la historia del mundo.

Sin embargo, esta característica nos frustra como pueblo cuando se nos presenta un problema que de por sí solo tiene solución en el largo plazo, siendo nosotros individuos construidos para disfrutar logros y satisfacciones instantáneas. Los venezolanos fuimos felices muchos años cuando por el simple hecho de disfrutar una fortuna no trabajada, sino extraída del subsuelo, la aplicábamos para resolver a punta de dinero hasta el más mínimo problema, aunque derrocháramos el dinero y no se resolviera.

Los venezolanos no concebimos el largo plazo. Estamos y esperamos resultados en el corto plazo de cualquier problema que se nos presente, o cualquier asunto que emprendamos. Y eso también lo trasladamos al campo político. Es imposible para un político que pretenda los votos de alguien de este país, no ofrecer algo que no de resultados inmediatamente: “… Arreglaré la salud y la educación si votan por mí”, aunque todos sepamos desde muy adentro, que eso es imposible, prefiriendo autoengañarnos, a aceptar que ese problema requiere trabajo, planes y dedicación constantes por mucho más tiempo del que ese político dispone. En otras palabras, preferimos dejarnos engañar conscientemente, que aceptar que es necesario cambiar nuestra manera de ser para lograr la solución del problema.

Conociendo ese contexto, la idiosincrasia de este noble pueblo, cualquiera que pretenda una solución al problema político más importante que se nos ha planteado como país después de la guerra de independencia de Venezuela, deberá lograr la cuadratura del círculo. Esto es, hacer compatible la solución de un problema que de por sí se ha conformado como uno de largo plazo –la tiranía de Nicolás Maduro Moros- con un pueblo que espera una solución de corto plazo. El resultado de todo lo que se ha intentado hasta ahora, en soluciones de corto plazo, ha sido frustración, desesperanza, éxodo, y paralización.

Y si a todo esto le sumamos un régimen que está en perfecto conocimiento de su contexto, es claro que sacárnoslo de encima se hará cada vez más difícil. La desaparecida Dra. Rosa María Zulueta, extraordinaria psicólogo social venezolana (ver Rosa María Zulueta, en  https://ticsddhh.blogspot.com/2017/03/rosa-maria-zulueta-ciudadana-integral.html) indicaba que esa estrategia de dominación nos había producido “quiebres de lógica, desesperanza, inermidad, incertidumbre, frustración, resentimiento, rabia tóxica, paranoia y reactividad”.

Y como una consecuencia de todo lo anterior, los venezolanos enfermos sentíamos los efectos más perversos: “evasión, postergación, habituación, resignación y paralización”. Todo eso hacía que nosotros mismos nos saboteáramos con estas tres armas, que yo llamaría ahora de destrucción masiva: “El miedo, la resistencia psicológica al cambio y la desconfianza”. Estas tres cosas pueden resumir lo que los venezolanos estamos sintiendo a fines de este año 2022.

Cuando en mis notas anteriores recordé el planteamiento de una Huelga Electoral Indefinida, que fuera aplicada por los venezolanos a cualquiera que viniera ofrecernos utilizar el sagrado instrumento de la democracia, que es el voto, para contraponerlo a una asquerosa tiranía, y realizar unas elecciones primarias que decidieran un “candidato” para ir a unas nuevas elecciones con el régimen en el poder, no lo hice con la intención de que esa forma de lucha “sacara al régimen” mañana, que es lo que naturalmente esperan los venezolanos, dada su manera natural de ser, como ya hemos señalado.

Lo hice porque esa es una de las muchas formas no violentas de resistir y sabotear todo intento de NORMALIZAR A LA TIRANÍA. Si aquí va a extenderse el régimen en el poder porque la oposición se entregó por mil razones, ya sea porque cobraron por eso, o bien porque desean cohabitar en el poder con ellos, que eso no tenga el respaldo de los votos de los venezolanos. Léase bien esto: si usted va a votar por un candidato de la supuesta oposición en esas primarias, usted está aceptando desde ese mismo instante que ese supuesto candidato irá a medirse con el régimen en el momento que Maduro lo decida, y en las condiciones que imponga.

Si usted cree que ese candidato, salido de un grupo de partidos, que sin representar a nadie, fueron a negociar nuestro futuro en México, en un diálogo que ya el régimen dio por cancelado porque consiguieron lo que buscaban, va a restearse a pelear con nosotros en una lucha de largo plazo que esa misma oposición ha dado por perdida, porque precisamente pretenden medirse electoralmente con quien tiene el control de las máquinas de contar los votos, usted no ha visualizado el panorama completo, y está cayendo en la trampa que el régimen y su oposición esperan que caiga, dada su natural inclinación estructural de esperar una solución de corto plazo.

Entiéndase bien esta proposición: no existe una solución de corto plazo para el problema de Venezuela. Debemos entender e interiorizar que se han destruido todos los resortes conocidos y se requieren soluciones inéditas que debemos parir entre todos, y tejerlas un paso a la vez, con una dirección definida, constante y persistente. Y la primera idea que nos debemos meter todos a la cabeza es que no es posible utilizar los mecanismos de la democracia para deshacernos de una tiranía.

Cualquier cosa que hagamos a partir de ahora deberá estar dirigida a demostrar, sin posibilidad de duda, que los venezolanos, sin la intermediación de ninguna fuerza entregada al régimen, está resteada a seguir resistiendo, hasta que el régimen caiga. Eso requiere organización y dirección genuinas, pero sobre todo constancia. Que es posible que eso suceda si nos adaptamos con mucho esfuerzo a controlar nuestra tendencia natural de esperar resultados a corto plazo por una recompensa de mucho mayor valor a largo plazo: la libertad. Eso es en definitiva un reto para los venezolanos conscientes de esta realidad, si nos tomamos la lucha cívica en ese nuevo marco de tiempo. Solo así tendremos la oportunidad de alcanzar el éxito.

Caracas, 14 de Diciembre de 2022

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