domingo, 12 de agosto de 2018

Solución a la venezolana

Por Luis Manuel Aguana

Luego de ver los videos hechos públicos con las imágenes lamentables de Juan Requesens, sometido por la policía política del régimen, se confirman los cien años de retroceso del país, no solo en lo que visiblemente se nota de la destrucción de su planta física, sino en su degradación ética y moral. La única diferencia que podría existir entre lo que hacían los esbirros de Juan Vicente Gómez en la Rotunda y el Castillo de Puerto Cabello y lo que hace el SEBIN/DGCIM de Nicolás Maduro, es que ahora podemos percibir en vivo-directo o diferido en un medio digital las fechorías cometidas por el régimen de Nicolás Maduro en contra de los Derechos Humanos de los presos políticos.

Los años de convivencia democrática y libertad habían logrado echar al olvido el “know how” de los torturadores. Pero eso no resultó problema para Nicolás Maduro. El régimen cubano envió gente conocedora de esas técnicas macabras, ahora actualizadas, y cuya experticia les viene a su vez de la KGB soviética y de la Stazi de la Alemania Oriental, aderezadas por la experiencia de casi 60 años de someter al noble pueblo cubano. Es por eso que vemos en los videos a un Juan Requesens drogado, desnudo, cubierto de excrementos, completamente robotizado, diciendo y haciendo lo que les vino en gana a los esbirros que lo custodian.

Si después de este espectáculo alguno de los partidos colaboracionistas de la oposición oficial se atreve a negar que aquí haya un régimen dictatorial violador de derechos humanos, que no se puede combatir con los métodos tradicionales de la democracia, que se retire de la política o se inscriba en el PSUV. Con estos videos, que no es más nada que una pequeña demostración de lo que realmente les hacen a los presos políticos en esas mazmorras, el régimen derramo la gota que faltaba entregando a los venezolanos que no aceptamos su forma de gobierno una carta blanca para combatirlo, sin parar en cual método usar para desplazarlo, de acuerdo a las convicciones de cada cual. De allí que ya se estén discutiendo abiertamente en programas de televisión en el exterior, que se continuarán con los atentados para dar de baja a Maduro y los principales del régimen, sin importar lo que pase en el camino. Esa es la declaración abierta del comienzo de la violencia política en Venezuela.

Cuando estamos a las puertas de esa locura que sabemos cuando comienza (de hecho ya comenzó) pero no cuando termina (Colombia lleva más de 50 años), es pertinente hacer un alto para analizar que opciones tenemos los venezolanos antes de que se desaten los demonios.

Efectivamente los venezolanos nos hallamos sin salidas democráticas a esta crisis. Deseábamos pensar que votando pacíficamente podríamos solucionar los problemas con un cambio ordenado y democrático de gobierno. Y por eso escuchamos los cantos de sirenas de la oposición colaboracionista. Lamentablemente se engañaron y nos engañaron a nosotros. Y ahora pretenden seguir sirviéndose de ese engaño para continuar mamando de la teta del Estado por la vía de cargos de elección popular negociados en el régimen el próximo diciembre. De esta manera el régimen compra a la oposición para mantenerse en el poder.

Una a una ha cortado las vías para una salida democrática, pacífica y constitucional. Resultado: se han afianzado en el poder y han manifestado abiertamente que no lo dejarán a pesar que el pueblo ha expresado su voluntad de cambio a través de un plebiscito el 16 de julio de 2017. De acuerdo a The Economist, Al bloquear el cambio democrático y al no detener el declive de Venezuela, el Sr. Maduro se ha hecho vulnerable a la expulsión por la fuerza.” (ver https://www.economist.com/the-americas/2018/08/09/a-failed-drone-attack-shows-that-nicolas-maduro-is-vulnerable).

La implantación del modelo castrista en Venezuela ha acelerado en varios órdenes de magnitud la crisis económica, al haberse destruido la industria petrolera y el aparato productivo del país, provocando la hiperinflación más alta vista en el planeta. Solamente por esta situación que ha conducido a nuestro país a una catástrofe mucho más grande que la provocada por una guerra, algunos venezolanos han sentenciado a muerte a Nicolás Maduro.

¿Existe otra opción distinta de dar de baja a Maduro en una guerra de baja intensidad que el mismo régimen nos ha declarado a los venezolanos, que lo único que queremos es vivir y desarrollarnos en paz, democracia y libertad? Yo creo que sí. Si Maduro y su régimen se empecinan en atrincherarse en el poder por la fuerza, a contravía del deseo expresado por los venezolanos, tarde o temprano algún atentado tendrá éxito. De eso no le puede quedar la menor duda al régimen. Otros jefes de gobierno murieron en atentados teniendo mejores condiciones de seguridad que las que exhibió el régimen de Maduro el sábado 4 de Agosto. Pero eso no nos garantizará a los venezolanos que el ruinoso sistema de hambre comunista cubano salga de Venezuela.

De hecho, si hubiera tenido éxito ese atentado del sábado 4 de Agosto, Delsy Rodríguez (que por cierto sospechosamente no estaba en esa tarima) se hubiera encargado del poder y probablemente, en unas nuevas elecciones amañadas del CNE, tuviéramos en nuestro futuro, 30 días después, a otro jefe de gobierno mucho peor que Maduro. Les dejo a su imaginación quien pudo haber sido.

¿Qué otras opciones tenemos? Pienso que esperar la decisión definitiva del juicio de Nicolás Maduro por corrupción propia y legitimación de capitales que en este momento se le sigue en el Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio, pudiera darle un cauce no violento a su salida. Veamos.

Dada la contundencia de las pruebas presentadas en las audiencias públicas del juicio llevado a cabo en Bogotá, por parte de la Fiscal General de la República legitima, Luisa Ortega Díaz, será el ciudadano Nicolás Maduro Moros indudablemente declarado culpable de los cargos que se le imputan, ratificándose de esa manera la falta absoluta de quien ejerce la primera Magistratura del país, por parte del TSJ legitimo.

Ese hecho trascendental que deberá ocurrir en los próximos días, obligará al TSJ legítimo a asumir la responsabilidad de designar un Gobierno de Emergencia Nacional en el exilio, en virtud de la abierta negativa de la Asamblea Nacional de hacerlo, no solo por el colaboracionismo demostrado de su Directiva sino por el secuestro abierto de la institución por parte del régimen y la persecución y encarcelamiento de sus diputados, como efectivamente se demostró con el caso del allanamiento sumario de la inmunidad parlamentaria de Juan Requesens por parte de un organismo ilegitimo como la Asamblea Constituyente que manejan.

Al nombrarse un Consejo de Gobierno de Emergencia Nacional, el TSJ legítimo estaría generando un nuevo Poder Ejecutivo constitucional para Venezuela, con amplios poderes para el nombramiento de un Gabinete, así como embajadores ante las sedes más importantes del mundo (OEA, ONU, Estados Unidos, Comunidad Europea, etc.). Este Poder Ejecutivo en el exilio tendría el pleno reconocimiento del mundo civilizado que ha rechazado al régimen de Maduro y su inconstitucional Asamblea Constituyente. A partir de ese momento Maduro y su régimen ya no serían considerados un gobierno válido a los ojos del mundo, sino unos atracadores que asaltaron el poder que deben ser desalojados.

Asimismo ese Poder Ejecutivo con sus facultades podría perfectamente hacer uso de todos los Tratados Internacionales de asistencia para presionar a quienes detentan el poder de facto en Venezuela para la aplicación de la Injerencia Humanitaria que ellos si estarían en la capacidad y posición de coordinar desde afuera. O el régimen de Maduro negocia su salida, la de los cubanos y el resto de las fuerzas que han traído al país, o se solicitaría el establecimiento de un grupo de avanzada internacional para restablecer la democracia en Venezuela, tal y como ocurrió con Haití en 1994 (ver Resolución 940, de 1994, del Consejo de Seguridad de la ONU, “Aprobación del establecimiento de un grupo de avanzada de la UNIH para restablecer la democracia en Haití y el pronto retorno del Presidente legítimamente electo y las autoridades del Gobierno de Haití, y prorrogar el mandato de la UNMIH” http://www.un.org/es/comun/docs/?symbol=S/RES/940%20(1994) ). De acuerdo con este precedente no existe ningún impedimento para que el Consejo de Seguridad de la ONU no haga lo mismo para el caso de Venezuela, porque ya existiría un Gobierno legítimo de venezolanos en el exilio a quien entregarle el poder.

Así pues que si existe otra manera de plantearse la salida de Maduro y del régimen más allá de cometer un crimen, por muy justificado que este pueda parecer. Esa respuesta es muy propia de los venezolanos y su manera de desear soluciones instantáneas a problemas complejos, lo que nos ha hecho crear “instituciones” tan arraigadas en nuestra cultura como los operativos de comida, de transporte y de servicios públicos.

Esa manera de enfrentar los problemas, que bien pudiéramos llamar solución a la venezolana, puede servir para “resolver” en el momento, pero no corrige el problema de fondo sino que lo agrava. Esa solución a la venezolana de despachar a Maduro sin resolver el problema estructural, alargaría nuestro sufrimiento. En este problema nos metimos todos queriendo salir de una manera rápida de los políticos que conocemos bien, con un militar golpista que nos arruinó la vida y el país. No volvamos a cometer ese error monumental, y aunque nos cueste un poco más de tiempo y sufrimiento debemos tener la paciencia para resolverlo de la manera correcta y estructurada, para no ocasionar una situación peor de la que ya tenemos.

Caracas, 12 de Agosto de 2018

Twitter:@laguana

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