Por Luis Manuel Aguana
Independientemente de las intenciones que movieron al Presidente colombiano Gustavo Petro a convocar una reunión para discutir el problema venezolano a escala mundial, sería una estupidez no aceptar el ofrecimiento. Sería como si una persona que muere de sed en un desierto se pusiera a preguntar si está envenenada el agua que se le ofrece (ver Petro convoca a una reunión sobre Venezuela, en https://elpais.com/america-colombia/2023-03-28/petro-convoca-una-reunion-mundial-sobre-venezuela-en-la-que-podria-estar-maduro.html). Es claro que cualquier mandatario colombiano le interesa que Venezuela esté en las mejores condiciones, y mejor si de ello puede derivar provecho político. ¡Pero el problema no es de ellos, es nuestro!
En efecto, de acuerdo a las noticias, Petro llegó a un acuerdo con Maduro el mes de marzo y este accedió a ese encuentro. Pero eso no ocurrió solamente solo por las intenciones de Petro, sino también con la anuencia del gobierno norteamericano, quien al tiempo anunció que estaría dispuesto a participar en tales conversaciones: “«Sí, estamos dispuestos a participar. Estamos preocupados por la situación del pueblo venezolano, y cualquier país que esté aportando sus buenos votos y buenos oficios para mejorar la situación es algo importante», dijo en una entrevista con EFE el encargado para América Latina del Departamento de Estado, Brian Nichols” (ver Los EEUU dijo que si participaría en una conferencia sobre la crisis convocada por Gustavo Petro, en https://www.costadelsolfm.org/2023/03/29/los-estados-unidos-dijo-que-si-participaria-en-una-conferencia-sobre-la-crisis-venezolana-convocada-por-gustavo-petro/).
Sin embargo, la Cancillería colombiana ha indicado que las conversaciones tendrían por objeto que se retome el diálogo suspendido en México: ““No queremos hacer un nuevo proceso de diálogo, sino que las partes vuelvan a México”, explica una fuente de la diplomacia colombiana.”. A nuestro juicio, ese diálogo en México murió, no solo porque Nicolás Maduro Moros le dio una patada a esa mesa al exigir la suspensión de TODAS las sanciones, sino porque el régimen NUNCA estuvo interesado en resolver la crisis política que él mismo creó.
Todo eso sin contar que las bases mismas de ese Memorando de Entendimiento firmado en el año 2021, entre el régimen y una supuesta oposición, son falsas. Ni el régimen de Maduro es gobierno legítimo de la República Bolivariana de Venezuela, ni la llamada Plataforma Unitaria es un ente que represente a nadie en Venezuela, más allá de la representación hueca de unos partidos, que no se han validado en elecciones con el pueblo venezolano desde hace más de 7 años, y por ello no se pueden atribuir tal representación, y menos aún sin una mínima autorización de la Asamblea Nacional de 2015, reconocida internacionalmente.
Lo anterior dio pie a que un grupo de venezolanos, entre quienes me incluyo, el pasado 15 de octubre de 2022, introdujéramos un Recurso de Amparo ante el TSJ Legítimo que despacha en el exilio, en resguardo de nuestros derechos a la participación política violentados por estos supuestos representantes políticos de los venezolanos, para exigir la nulidad del Memorando de Entendimiento firmado en México, lesivo a nuestros intereses (ver Solicitan NULIDAD del Memorando de Entendimiento entre la oposición y el gobierno de Maduro, ante el TSJ en el exilio, en https://ticsddhh.blogspot.com/2022/10/solicitan-nulidad-del-memorandum-de.html).
Al mismo tiempo, y presentes todas esas realidades, Gustavo Petro maniobra para traerse el diálogo de México a Colombia, trayendo a la mesa intereses comunes entre nuestros países que justifican plenamente un reajuste de ese diálogo (ver Petro maniobra para traerse de México a Colombia los diálogos entre el Gobierno chavista y la oposición, en https://elpais.com/america-colombia/2023-03-30/petro-maniobra-para-traerse-de-mexico-a-colombia-los-dialogos-entre-el-gobierno-chavista-y-la-oposicion.html). Sin embargo, esta iniciativa debe necesariamente pasar por una verdadera representación opositora ajustada a la realidad política de la Venezuela actual.
Desde hace años soy un pleno convencido que la solución de la crisis venezolana pasa por Colombia, y la crisis que en la actualidad atraviesa Colombia, en la misma dirección, pero en sentido contrario, pasa por Venezuela (ver Una solución grancolombiana, en https://ticsddhh.blogspot.com/2019/12/una-solucion-grancolombiana.html). Venezuela y Colombia tienen problemas e intereses comunes, sin contar que poseemos las mismas raíces históricas, lo que constituye el marco perfecto para esa iniciativa.
Esa confluencia de intereses comunes hace que una iniciativa de diálogo, como la anunciada por el Presidente Petro, se haga cada vez más parecida a la propuesta que hiciera ANCO, publicada el 8 de agosto de 2021, donde expresáramos la necesidad de que en ese diálogo se realizara sobre la base de una negociación a 4 partes: “una delegación de la Comunidad Internacional firmante de la Declaración Conjunta del 25 de Junio de 2021 (EEUU, la UE y Canadá); una delegación de los sectores de la oposición política que encabeza Juan Guaidó Márquez como Presidente Encargado reconocido por la comunidad internacional; una delegación del Consejo Rector de la Conferencia Ciudadana para el Restablecimiento Constitucional y Democrático, recientemente rebautizado como CONGRESO REFUNDACIONAL, como representación de los más de 6,4 millones participantes de la Consulta Popular de Diciembre de 2020; y una delegación del sector gubernamental que encabeza Nicolás Maduro…” (ver Comunicado del 8 de agosto de 2021, ANCO reafirma y propone al País y la Comunidad Internacional una ruta para Refundar la Nación, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/08/anco-reafirma-y-propone-al-pais-y-la.html).
Es claro que al desaparecer la Presidencia Encargada, sería otra la representación de la oposición política, pero sí la pertinente y necesaria incorporación de una representación calificada de la sociedad civil, y que sugeríamos que fueran los representantes de quienes se pronunciaron a través de la firma de un Pacto Ciudadano de Restablecimiento Constitucional en febrero del año 2021, exigiendo el cumplimiento del mandato de la Consulta Popular de diciembre del año 2020 en Venezuela (ver Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional, en https://ancoficial.blogspot.com/2021/02/comunicado-anco-acta-que-contiene-el.html).
Sobre la base de estas realidades, en esa iniciativa colombiana deberían participar la representación del régimen de Maduro como gobierno de facto del país –y no como gobierno constitucional-, una representación oficial de la oposición política autorizada por la Asamblea Nacional de 2015 reconocida, UNA REPRESENTACIÓN CALIFICADA DE LA SOCIEDAD CIVIL, y una representación de los firmantes de la Declaración Conjunta del 25 de Junio de 2021 (EEUU, la UE y Canadá), en la cabeza de los EEUU. A estas 4 delegaciones deberá sumarse una quinta: la representación del gobierno de Colombia, como el mayor país doliente de la crisis migratoria venezolana y patrocinante de la idea.
Visto de esa manera, el diálogo planteado por el Presidente de Colombia, Gustavo Petro, no puede ser para que “que las partes vuelvan a México” como lo sugiere la Cancillería colombiana. De ser así, ni siquiera vale la pena el esfuerzo de gastar energías en un diálogo muerto. A diferencia de México el régimen de Maduro si tendría que asistir a este diálogo así no lo quiera, porque la presencia de Colombia haría la diferencia. Hay muchísimos intereses en común en juego. Con la oportunidad de diálogo en Colombia, con tres nuevos actores adicionales dispuestos, los EEUU, la sociedad civil venezolana y el gobierno de Colombia, es posible avanzar hacia una solución concreta de la crisis venezolana, que es lo fundamental y único que debería importarles a quienes fracasaron estruendosamente en México.
Caracas, 7 de Abril de 2023
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