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domingo, 28 de octubre de 2012

De bagre a bagre, la lucha continúa



Por Luis Manuel Aguana

A la muerte del “bagre” Juan Vicente Gómez, como así le llamaban los opositores de principios del siglo XX, ocurrió la transición política más importante del siglo pasado. Luego de dominar al país por 27 años, sorteando y dominando a todos sus opositores, Gómez pudo morir en la silla. Tenía el control férreo del aparato del Estado, sus ingresos, y utilizó de la manera más abyecta su conocimiento de las debilidades del venezolano.

A aquellos que no dominaba con dinero,  prebendas y poder los eliminaba en los calabozos de La Rotunda o dentro de las paredes del Castillo de Puerto Cabello. Aquellos que le sobrevivieron en el poder nunca estuvieron a favor de sus métodos pero estaban a su lado cuando murió.

Me sorprende cuan parecido es lo que pasa en la Venezuela del Siglo XXI del 2012 con lo que pasó a principios del Siglo XX, durante ese 1935 de la muerte del “bagre” Gómez. Una diferencia es que Gómez no requirió de la tecnología de la información moderna de un CNE para su sostenimiento en el poder. Le bastaba con mantener el control firme del Ejército y una lista de nombres excepcionales en las posiciones de poder.

Las mejores mentes de la Venezuela de principios de siglo estuvieron en el gabinete de Juan Vicente Gómez. Esto último sería lo único que le faltaría a Chávez para ir más allá de los 20 años que estará en el poder, si la naturaleza lo deja, de acuerdo a los resultados del 7-O. Si licuáramos a todos los ministros de Chávez dudo que saquemos alguno de la talla de uno solo de los ministros de Gómez.

Hago estas reflexiones porque después del “bagre” Gómez, Chávez es el único venezolano que ha estado más tiempo en Miraflores. Logró lo que logró Gómez: dominar los ingresos y las armas de la Republica, manteniendo una estructura civil que le garantizara paz, unión y trabajo. En la época se decía “Paz en los cementerios, unión en las cárceles y trabajo en las carreteras”. De allí que algunos digamos que lo que hay aquí es una dictadura. Y los métodos para luchar contra una dictadura difieren en mucho de los métodos para luchar dentro de un régimen de libertades.

Los venezolanos de principios de siglo intentaron acabar con el régimen gomecista sin éxito. Hicieron todo lo que pudieron hacer: montoneras, invasiones desde el exterior, hasta huelgas de estudiantes como la de la Generación del 28 que no comenzó como una protesta cívica pero que terminó con persecución y tortura.

Tuvo que morirse Gómez para que los venezolanos saliéramos de él. No hubo manera. También las mejores mentes de la época, pero de la acera contraria, lucharon contra ese régimen y no pudieron. Tuvo que morirse para que el país pudiera continuar. Fíjense que no hubo “sucesores” del gomecismo. Todos desaparecieron con Gómez.

Lo anterior no quiere decir que hasta que murió Gómez no siguieron intentándolo. Es que los venezolanos sucumbieron a ese intento, poco a poco y con el tiempo que demuele voluntades. Cada vez eran menos las intentonas. Gómez lucía invencible. Era dueño y señor del país. El solo leer los diarios de la época dan cuenta de lo sometida que estaba la población. Con la honrosa excepción de lúcidos intelectuales como Leoncio Martinez-Leo y su semanario Fantoches, que desde 1923 dieron la pelea, había todavía una Venezuela que estaba allí y podía levantar la cara con dignidad.



La caricatura que les anexo corresponde al No. 544 de Fantoches del 11 de Julio de 1936, después de la muerte del dictador y describe como aún se sentía el pueblo venezolano aún después de haber salido de 27 años de dictadura. La leyenda indica lo siguiente: - Busco la luz de la democracia, pero siempre me persiguen estas sombras. – Pero, no te preocupes, como sombras se desvanecerán…Si esa caricatura la hubiera publicado ayer en el diario El Nacional y en lugar de “gomecismo” hubiera colocado “chavismo”, no hubiera habido ninguna diferencia en el mensaje. Lo diferente es que el chavismo aun sigue allí.

Al decir de todas las opiniones derrotadas, Venezuela ha claudicado después del 7-O a seguir luchando, esperando un desenlace de Dios o la naturaleza para “salir de esto”, repitiendo la historia de 1935. ¿Será el 2013 el año 1935 de esta época? No lo sabemos, salvo algunos brujos que andan por allí. Y no podemos colocar nuestro destino en manos de los brujos porque esto puede ser muy largo y si lo hacen podría haber una decepción peor que la del mismo 7-O. Solamente miren hacia Cuba…

El próximo paso, amén de continuar nuestra lucha por Elecciones Auténticas, es convencer a quienes tengamos que convencer para iniciar los pasos cívicos necesarios para un cambio de raíz del sistema electoral. Debemos empezar por convencer y educar a los mismos partidos políticos, que aun no saben cual es la diferencia conceptual entre un Acta de Escrutinio emitida por una máquina y una Constancia de Verificación Ciudadana, de la importancia de la segunda sobre la primera. Y esa lucha es larga porque si no lo saben NO LO PUEDEN DEFENDER.

Es necesario explicarle a la ciudadanía que si deja de votar, no solo se perderán los espacios políticos, sino que no tendremos tribunas ganadas donde pararnos para defender lo que nos queda de democracia. Que si realizamos bien el trabajo electoral en las mesas, aun siguiendo las reglas absurdas de este CNE vendido, podremos mantener viva la llama mientras recogemos la leña para prender el fuego de un cambio más profundo.

Lo que nos toca a los demócratas de este siglo es no deponer la lucha y no entregarle la pista libre a aquellos que apuestan por nuestro cansancio. Debemos demostrarles que si ellos creían que éramos corredores de los 100 metros, en realidad somos maratonistas. Y los maratonistas no apuran sino al final de la carrera. De hecho van lento deliberadamente durante los primeros kilómetros. Lo duro lo demuestran al final cuando es necesario y se demuestra la fibra verdadera.

Algunos me dirán que “eso se dice fácil”. Eso es verdad, es bien difícil. Pero no hay nada más gratificante que lo que te comes producto de tu propio esfuerzo. Nadie nos va a regalar la democracia. Disfrutamos parte de ella algunos que tenemos la edad suficiente porque nos la legaron muchos luchadores que desde 1928 gomecista pusieron sus vidas en riesgo para que hubiera esa herencia para todos nosotros.

Pero al parecer el destino quiso que de nuevo la ganáramos para nuestros hijos. Algunos lo han entendido, otros simplemente lo han ignorado. Lo que no sabían los que la administraron es que la democracia no solo hay que ganarla sino mantenerla todos los días. Y como buenos venezolanos se nos olvidó que la democracia también requiere de mantenimiento porque si no se funde.

Pues bien, henos aquí de nuevo repitiendo la historia del “bagre” Gómez con otro “bagre” más elaborado. Pero con la diferencia que estamos en otros tiempos, con mejores herramientas y disposición, e incluso con mejores hombres y mujeres. Vamos a ver qué tan largo es este nuevo maratón. Apenas estamos comenzando. ¿Estarán ellos preparados? Definitivamente, nosotros sí…

Caracas, 28 de Octubre de 2012

Twitter:@laguana

jueves, 13 de septiembre de 2012

El Flaco, el nuevo intérprete

Por Luis Manuel Aguana

En junio del año pasado publiqué en la red un artículo titulado “Chávez: ¿Boves del Siglo XXI?” (ver en http://webalia.com/articulos-de-opinion/chavez-boves-del-siglo-xxi/gmx-niv98-con4960619.htm). La intención de ese entonces no era comparar al Saliente con las características destructivas del histórico personaje, aunque muchos dirían que se lo merece, sino colocarlo en el contexto de nuestra realidad sociopolítica de aquellos últimos años del periodo que terminó con su elevación a la primera magistratura del país.

Deseo traer de nuevo el tema porque para el tiempo en que escribí esa nota no se visualizaba aún quién sería el candidato que se colocaría al frente de ese encantador de serpientes. Dada la cercanía del proceso electoral creo indispensable recordar de nuevo a Leoncio Martinez, mejor conocido como Leo, editor del Semanario Fantoches, publicación venezolana de principios del Siglo XX. Traigo a Leo para recordarles a los venezolanos que de tiempo en tiempo repetimos la historia y que cíclicamente aparecen en la vida del país intérpretes que la cambian, ya bien sea para mal o para bien. Y creo que este es uno de esos momentos.

En 1998 los venezolanos, y lo digo en términos generales, seguimos a quien interpretó mas adecuadamente el momento histórico del país. Y la mayoría votó por ese intérprete pensando que sería el comienzo de la solución de los problemas. Venezuela se equivocó, como lo hemos visto luego de 14 años de destrucción sostenida. Pero las masas no se equivocaron al seguir a su mejor intérprete del momento, como bien lo escribió Leo, hace 76 años el próximo 26 de septiembre. En el editorial de Fantoches titulado “El Significado de las Masas Populares” (verlo completo en http://ticsddhh.blogspot.com/2011/06/el-significado-de-las-masas-populares.html), que publicara Leo el 26 de septiembre de 1936, se describe esto para los venezolanos de todas las generaciones posteriores:

“Alguien ha dicho que “los pueblos son como los niños que no saben lo que quieren”, y esta ha sido otra afirmación empleada para constatar la teoría que ahora interesa a algunos; pero con esta afirmación ocurre algo tan descabellado como con la anteriormente expuesta. Puede que los pueblos no sepan lo que quieren, pero sí conocen sus necesidades, y cuando hay alguien capaz de traducir en palabras ese sentimiento popular, alguien que redacte y relate esas necesidades, el pueblo le acompaña decididamente, como acompañó a Boves primero y a Bolívar después. No queremos decir con esto que el ideal de Boves es tan importante como el del Libertador, puesto que bien sabemos que el sanguinario español era simplemente un profesional de la guerra y del asalto, mientras que el plan de Simón Bolívar era toda la construcción de un pueblo fuerte y libre e invencible; pero sí queremos demostrar que la masa popular persiguió siempre el éxito de sus reivindicaciones sentidas, ya siguiendo a un bárbaro como a un genio.” (Subrayado nuestro).

Y continúa más adelante:

“Los pueblos no siguen a sus agitadores sino a quienes encarnen a una aspiración unánime de la mayoría. Los pueblos no conocen agitadores sino intérpretes, por eso siguen a quien les promete alimento cuando tienen hambre, a quien les habla de justicia cuando se sienten oprimidos, y hasta a aquellos que les prometen venganza cuando se sienten victimas. Siguieron a Boves porque Boves les prometió vengar el engaño de que les hacían victima las incumplidas promesas de quienes firmaron el Acta de 1811, porque Boves les ofreció el saqueo y la batalla en represalia contra “el mantuano” y contra el “criollo blanco” que se había adueñado de todo lo que se suponía debiera pasar a manos del pueblo. Pero luego siguieron a Bolívar, porque el Libertador concretaba mucho mejor las aspiraciones, definiéndolas con palabras de una doctrina bien formulada y ya reinante en Europa, que se llamaba Democracia. Boves, como interprete, no tradujo sino la cuestión pasional, bárbara, casi animal, que se agitaba en el alma de la masa; Bolívar, llegó más a fondo, más a la raíz del espíritu público y, en vez de invitar para la intentona descabellada y sin horizonte, expuso programa total y concreto, fiel intérprete de todo cuanto se deseaba.” (Subrayado nuestro).

Decía en mi artículo de hace más de un año que esta exposición no podía ser más premonitoria y acertada. El primer párrafo se percibe dirigido a nuestro liderazgo político: si el pueblo consigue a alguien capaz de traducir en palabras un sentimiento popular, el pueblo le acompañará decididamente. Aquí cita específicamente porqué el pueblo venezolano siguió a Boves por venganza de promesas incumplidas de una clase dirigente del pasado y luego, al encontrar en otro interprete, el Libertador, que llego más a fondo y expuso un programa, total y completo que culminó con éxito, como lo indica Leo, lo siguió también pero con un resultado enteramente diferente y opuesto.

El Saliente no ha hecho otra cosa que haber encarnado el resentimiento de las masas al exigir venganza de las promesas incumplidas de una generación política. De allí la acertada exposición de Leo al contrastar a Boves con Bolívar. El Saliente en 1998, interpretó el sentimiento de venganza hacia una dirigencia política, el odio del pueblo, “la cuestión pasional, bárbara, casi animal, que se agitaba en el alma de la masa”, y que se agitaba en alma del venezolano en 1998 por el desafuero de expoliación del país que sufrimos de los partidos tradicionales. Sin embargo “el vengador” tampoco cumplió sus promesas, la generación política a la que dirigió su odio ya no está en la escena, y otra generación de venezolanos se abre paso para el futuro; y a pesar que el “vengador” aun grite su odio a los cuatro vientos, agitando a las masas a una guerra civil, ya su tiempo se agotó.

Pero como dijo Leo, el pueblo no conoce agitadores sino intérpretes. Y ya el tiempo del agitador terminó. El país ya encontró quien interpretara el sentimiento de cambio. Solamente ver las calles por donde pasa el candidato de la Unidad, da cuenta de la interpretación que ha hecho el Flaco Capriles de lo que la gente desea: paz, progreso y unidad. Ya el tiempo de la venganza de Boves terminó para abrirle paso a la paz y al raciocinio constructivo.

Como nunca, y como dijo Leo de Bolivar, “… llegó más a fondo, más a la raíz del espíritu público y, en vez de invitar para la intentona descabellada y sin horizonte, expuso programa total y concreto, fiel intérprete de todo cuanto se deseaba”. Y no es que aquí hagamos una interpretación adulante y maniquea de la historia, ni pretender decir que El Flaco es el “nuevo Bolivar” de Venezuela, como lo intentó acuñar el Saliente de él mismo en todos estos años. Es que los acontecimientos han colocado al candidato en ese punto mágico donde se vuelve a repetir la historia.

Si bien el Saliente fue el Boves interpretador del sentimiento popular de venganza en 1998, Henrique Capriles Radonski es el nuevo intérprete de la realidad venezolana que anhela paz y progreso después de tanta destrucción y odio. ¡Qué extraños suelen ser los designios de la historia! Se repite dejando en las manos de un familiar lejano de El Libertador un nuevo sentimiento de cambio en positivo, agigantándose en la campaña como siguiente intérprete de ese sentimiento de todos.

Concluyo con un párrafo al final del editorial que cierra magistralmente Leo, de una vigencia especial para todos los venezolanos de hoy, a esta hora cuando decidiremos en pocos días el destino del país:

“A nombre de ese pueblo que sabe lo que siente y sabe lo que quiere, a nombre de esa masa que es la misma que luchó y venció al lado del Libertador hasta lograr implantar las doctrinas de la democracia y la igualdad social, a nombre de ese conglomerado conciente que no ha servido de pedestal para la gloria de nadie sino para su propia gloria, ya que el Libertador era a la vez hombre y masa, porque dentro de él dormía el pueblo libre a que aspiraba, pedimos para Venezuela la legitima apreciación de la democracia, de esa democracia siempre reñida con quienes pretenden imponer sin oír, gobernar sin acatar. (Subrayado nuestro).

El Saliente es sin duda de los que “pretenden imponer sin oír y gobernar sin acatar” y nuestra democracia está reñida históricamente con eso, como bien señaló Leo. Y también dijo que Venezuela era capaz de seguir tanto a un bárbaro como a un genio. Pues bien, ya tuvimos 14 años del primero. Y conseguimos al segundo pisándole los talones a la gloria de la genialidad como el intérprete cabal de esa legítima apreciación de la Democracia venezolana…verdaderamente ¡Hay un Camino!

Caracas, 13 de Septiembre de 2012

Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

martes, 8 de noviembre de 2011

Una Víctima de Gómez

Como se sacrificaba a un inocente, por un chisme. Suplicio y muerte del doctor Gustavo Vaz

Autor Anónimo

Revista Fantoches – 11 de Julio de 1936, No. 544, Pag. 2

Entre las más recientes demandas propuestas contra la herencia de Juan Vicente Gómez, fabulosa pirámide amasada con sangre de martirio y oro de rapiña, figura la propuesta por la señora viuda e hijo del doctor Gustavo Vaz, sacrificado en la Rotunda de Caracas.

Gustavo Vaz – “Guche”, como se le llamaba cariñosamente, fue nuestro amigo antes de la prisión y compañero, pared por medio, de nuestro director durante el año terrible del 19 en los lúgubres calabozos de la mazmorra que constituía un ultraje para la civilización y que hoy con íntima fruición, la vemos desmantelada desmoronarse al golpe de la piqueta sobre sus pétreos muros coloniales.

La Rotunda está casi ya en el suelo, para dejar sitio a la Plaza de La Concordia…¡Gloria a la hora feliz de las reivindicaciones! Y Así mismo se deberá ver desmantelarse y desmoronarse la inmensa fortuna de Gómez y las de aquellos que con él contribuyeron al escarnio y al despojo del pueblo venezolano, para que sus reliquias reivindiquen en parte a los que sufrieron y murieron en las cárceles, en muchas ocasiones injustamente perseguidos, como es el caso del doctor Vaz.

En recuerdo de la triste camaradería de secuestrados, pedimos a su hijo- que ya es todo un mozo y se llama Gustavo, como él- que nos suministrase detalles de la causa, suplicio y muerte de su padre, y el joven Vaz nos trajo escrito un breve memorial del cual transcribimos los puntos principales.

El doctor Gustavo Vaz ejercía en Caracas su profesión de dentista, con extensa clientela y y sólido aprecio social, como cabeza de un honorable hogar al que trascendía el júbilo de dos retoños.

Para 1918 resolvió ir a Puerto Rico en compañía de su esposa y de sus dos pequeños hijos, Josefina y Gustavo, en viaje de recreo y al desembarcar en la isla borinqueña encontróse con su antiguo y buen amigo el General Rafael María Carabaño, exilado de Venezuela como revolucionario, con el cual charló sin rodeos, como el que tropieza con un conocido al que se deja de ver por mucho tiempo y, luego, durante su permanencia en la isla, se les presentó de nuevo la oportunidad de avistarse varias veces…¡Qué tremendo delito significaba para un venezolano en el exterior saludar siquiera, bajo la mirada alerta de los espías, a un enemigo de Gómez! ¡Sentencia de muerte!

No tardaron los calumniadores en ejercer su triste misión; el Cónsul de Venezuela en Puerto Rico entonces, el doctor Diego Arcay Smith, esperó a que Gustavo Vaz regresara a Venezuela, para delatarlo como portador de “Correspondencia revolucionaria” y a los trece días de su arribo a la Patria, o sea en junio de 1919, el doctor Vaz fue encarcelado “por orden directa de Juan Vicente”, según expresó su tristemente célebre hermano don Juancho.

Trasladado a la Rotunda, fue sometido a todo género de torturas, para que “cantara” y-puesto que nada sabía de lo que se le imputaba no “cantó”. Después se le mantuvo “incomunicado” en el calabozo número 25 de la redoma nueva, sometido a las privaciones y vejámenes que se estilaban contra los presos “peligrosos”, y por fin puesto en libertad el 14 de noviembre del mismo año, gracias a la “magnanimidad” del “Jefe” dándosele por cárcel su casa de habitación.

Pero la piedad del sátrapa advino demasiado tarde para Gustavo Vaz. Los tormentos, el hambre, la carencia absoluta de medicación y la angustia del hogar en desamparo, habían aniquilado física y moralmente su humana contextura y el retorno a su casa fue al lecho de muerte, donde expiró diez y ocho días después, el 2 de diciembre de 1919.

El doctor Gustavo Vaz dejó a su viuda y los dos huerfanitos en la más espantosa miseria, pues los escasos ahorros obtenidos con el ejercicio profesional se disiparon en atender a los gastos de su prisión, contribuyendo a la codiciosa avidez de los carceleros de Gómez.

Para no perecer de hambre, la señora viuda, en compañía de su hijita de doce años, Josefina, tuvo que emplearse como empaquetadora en la fábrica de cigarrillos “Bandera Roja”, e irse a vivir con los dos huerfanitos, en la casa de vecindad más barata que encontraron. Pero tiempo después la pequeña Josefina moría de tuberculosis adquirida en los precarios corredores del hospedaje, en el mísero cuartucho donde se refugiaron y en la tarea diaria y dura para su endeble niñez.

Lúgubre cuadro de abandono y de siniestra saña, que hoy implora justicia ante los tribunales y que, como resultante del suplicio del compañero de cárcel, nos mueve a reanudar en próxima ocasión nuestros artículos sobre “la siniestra Rotunda”, dejados de la mano por imperativos del abrumador trabajo, pero cuya conclusión no deberá caer del todo en el olvido, expedientes del juicio con que la posteridad ha de sentenciar al Gobierno de Gómez como una de las etapas inconcebiblemente bárbaras, infamantes y crueles que haya sufrido país alguno en el mundo.