Fecha: 28 de octubre de 2012 09:55
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A TODO ELECTOR FRUSTRADO
Por Luis Manuel Aguana
No, no me refiero a alguna Unidad que se haya creado para trabajar en algo técnico, pero tal vez por allí vayan los tiros de esta nota. Se refiere más bien a la unidad de los técnicos, que podría ser más bien el término adecuado a la situación que hoy presenta la discusión entre los técnicos de la oposición en relación al sistema electoral y la discusión de si usar o no las captahuellas en el proceso del 7 de Octubre. Paradójicamente, a partir del 12F tenemos unidad política pero hasta la fecha no tenemos unidad técnica.
En mis tiempos de estudiante de bachillerato, solo habían dos opciones de estudio para donde coger: Las Humanidades y las Ciencias. La gente se titulaba, si lo recuerdan, Bachiller en Ciencias y Bachiller en Humanidades. El tiempo me ha enseñado que era una diferenciación atroz. Nadie puede ser completamente científico ni tampoco completamente humanista. Como siempre me encantó la lógica y la pureza técnica, del saber que objetivamente dos y dos son cuatro, sin que nadie lo pudiera objetar, siempre preferí el estudio de las ciencias, de lo científico. Las humanidades me sonaron a algo que no se podía medir, relacionado con los estudios de lo humano y lo discursivo y, como siempre me gusto llamar al pan, pan y al vino, vino, siempre me aleje de las discusiones estériles de los humanistas a los que siempre de alguna manera la cuenta de dos más dos nunca les daba cuatro sino el numero más conveniente. ¡Por eso precisamente eran los estudios de lo humano!
Con el tiempo, y como todos, cambié mi percepción del mundo. Y aún siendo técnico me fui dando cuenta que de alguna manera lo humanista influía en lo técnico al punto de dominarlo. Los técnicos éramos relegados a un papel instrumental -técnico-, sin ningún poder de decisión más allá de su esfera de influencia, de nuevo, técnica. Si deseaba tener acceso a decisiones fuera de ese ámbito debía, no solo profundizar en lo humanista, sino hacerme entender por ellos. Hay como una cierta barrera que nos separa, que hace que a veces ambas formas de ver al mundo, aun hablando el mismo idioma, no nos entendamos. Por eso me interesé en hablar también el idioma humanista, sin dejar mi pasión por lo técnico.
He tratado de poner simple el dilema casi universal entre lo científico y lo humanista para tratar de explicar en términos sencillos la diatriba pública que se ha montado en relación al sistema técnico que gira alrededor de una cosa que debería ser tan simple como contar unos votos. He notado que los técnicos que hemos opinado en relación al proceso electoral nos hemos enfrascado en una discusión de lo técnico que de alguna manera nos ha hecho salir de nuestra esfera de influencia y tocar las fronteras de uno de los aspectos más sensibles de lo humanista: lo político.
En algunos casos los políticos se han metido a técnicos, opinando acerca de la complejidad tecnológica del sistema del CNE y los técnicos se han metido a políticos tratando de explicar que el mismo sistema da o no da las garantías para que la cuenta de esos votos salga como debe ser. Se han cruzado los límites y ahora nadie sabe si cuando un técnico habla, lo hace como técnico o como político. O peor aún, si cuando un político habla del sistema lo hace tratando de ocultar o minimizar alguna trampa que este montando el gobierno, a expensas de lo técnico, terreno el cual desconoce. Es por eso que he leído a sociólogos hablando de que son “tonterías el cable submarino o el satélite Simon Bolivar” abordando desde lo político aspectos técnicos. ¿A cuenta de qué alguien puede asegurar, más allá de su palabra, que un proceso técnico funcionará sin problemas? Solo los técnicos pueden asegurar eso.
Ahora bien, ¿cuál es la responsabilidad última de los equipos técnicos de la oposición frente al CNE, agravada por la circunstancia de considerar que este organismo se halla abiertamente parcializado a favor del gobierno? La respuesta es simple: garantizarnos que la cuenta de los votos que nos entregue el CNE a la finalización del proceso electoral se corresponda con la verdad. Para ello requerirán de auditorías técnicas y controles de todo tipo, para asegurarnos que el sistema tecnológico que nos impuso el CNE no burlará la voluntad de los electores. Cualquier energía que se desvíe de ese objetivo se estará desperdiciando a favor del gobierno.
Menuda responsabilidad tienen esos equipos técnicos frente a todos los venezolanos. Es una carga demasiado pesada e injusta a mi modo de ver, porque si desde afuera desconfiamos de su honestidad y de su calificación técnica, ya el gobierno tiene la partida ganada y entonces cerremos la santamaria de Venezuela y el último que apague la luz. En mi caso particular, parto del principio humanista de que la buena fe se presume y la mala fe hay que probarla.
Partiendo de ese principio de buena fe (lo otro sería tema de denuncias que van más allá del alcance de esta nota) y en vista de que se ha insistido por parte de voces técnicas calificadas, fuera del circulo de quienes trabajan para el Comando Venezuela, y que también hacen observaciones de buena fe acerca de que hay irregularidades que considerar, es necesario que ambas posiciones se discutan y se deliberen a fin de buscar la verdad técnica mas allá de posiciones personalistas y de sesgos políticos. Hay dos aspectos puestos en tela de juicio: uno de ellos que tiene que ver con los datos del sistema, el Registro Electoral, y otro con la viabilidad nuevo sistema propuesto por el CNE, el SAI. Ambos aspectos han sido tan controversiales que han generado temor y conflicto entre muchos de nosotros que asumimos una posición técnica, no política, acerca de su utilización segura en este proceso.
Dos posiciones técnicas encontradas pueden ser debatidas si se aparta el fondo político. Recuérdese que los técnicos pueden llegar a acuerdos más fácilmente que los políticos por aquello de la objetividad del conocimiento científico. Y aquí deseo sugerir un caso de negociación entre partes en disputa para aquellos técnicos que realmente deseen poner por encima los intereses del país a sus propias argumentaciones, por mas ciertas que les parezcan. Para ello propongo un proceso rápido de negociación. Hice la consulta con un experto del tema de negociación y este acuerda conmigo que este podría ser un caso de esa naturaleza, sugiriendo un mecanismo simple basado en lo que ellos conocen como el método del Texto Único de Negociación:
“Cada parte escribe con lo que estaría de acuerdo (puntos específicos que pide o espera de la otra parte). Cada parte entrega su documento y el facilitador mediador compila los puntos de acuerdo encontrados en ambos documentos. Y así se va avanzando hasta terminar con todos los puntos controversiales. Eso permitiría lograr un documento de puntos mínimos de acuerdo.
El mediador va asentando los puntos acordados y siguen con la misma técnica hasta agotar todos los puntos en disputa. Claro, ambas partes presentan los puntos de discusión y lo que es su objetivo. Ninguno ve el documento del otro, ni siquiera están en la misma sala. El mediador recoge, analiza, compila y presenta los puntos donde están de acuerdo como un primer avance. Luego sigue avanzando en los puntos donde no hubo acuerdo buscando posiciones más cercanas hasta lograr consensos o acuerdos”.
De acuerdo a la consulta, los mejores mediadores del país son: Elsa Cardoso, Eva Josko, Gabrielle Gueron y Sadio Garavini, hasta donde conozco, todos opositores. Estas personas, de acordar participar, conformarían todos o parte de ellos, una Comisión Negociadora para llegar a un acuerdo entre todos los técnicos opositores, léase Grupo La Colina, actual responsable técnico de la oposición ante el CNE, ESDATA, SUMATE, Voto Limpio y académicos de la talla del Dr. Genaro Mosquera y los responsables del Informe de Consistencia Demográfica del RE, de la UCAB, así como distintas personalidades que puedan ser llamadas para discutir este problema técnicamente. En este proceso se debatiría el problema fundamental: ¿es seguro y viable usar técnica y objetivamente el sistema SAI y el actual RE para ir al proceso electoral el 7 de Octubre?
¿Es descabellado este planteamiento? ¿Es “comeflor”? Algunos de ustedes probablemente digan que si lo es y se estén muriendo de la risa con esta nota, si han llegado tan lejos en su lectura. Podrían incluso considerarla como extemporánea. ¿Cómo gente que se ha dicho cualquier cosa y ha puesto en duda honorabilidades durante esta discusión se va a sentar siquiera hablar de esto a estas alturas? Sin embargo, hasta países que están en guerra se sientan en la misma mesa para conversar de paz. De lo que se trata aquí es lograr una unidad técnica de criterios en la oposición y UNA SOLA POSICION UNIFICADA frente al país, dándoles a los políticos una opinión precisa y sin sesgos acerca de este controversial asunto. La decisión que se tome luego ya no sería técnica ni de los técnicos, sino política y de los políticos. Nos estamos jugando algo tan fundamental como el cambio del sistema político de Venezuela, aunque para algunos técnicos esto no les suene grave.
Estas reflexiones de un técnico que se metió a humanista indican que un sistema para contar votos, por muy complejo que este pueda ser, no puede estar por encima del futuro de un país. Y menos que los políticos nos lleven al despeñadero sin una evaluación técnica que los mejores especialistas puedan acordar. ¿Ustedes no creen que bien vale la pena al menos sentarse a pensarlo? Si ocurriera ese milagro de la Unidad Técnica y se llegara a la conclusión de que es seguro un proceso como el propuesto en los actuales términos, nadie en este país objetaría los resultados electorales. Pero si ocurre lo contrario, tampoco nadie en su sano juicio iría a unas elecciones con un sistema de sumar votos técnicamente inseguro, con todas las consecuencias que esto pueda tener. Nunca es tarde para discutir el país. Aprovecho la ocasión del Foro del Grupo La Colina el sábado 21 de julio, y adonde probablemente asistirán todos los protagonistas de esta controversia técnica, para preguntarlo…
Caracas, 19 de Julio de 2012
Blog: http://ticsddhh.blogspot.com/
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana
Por Luis Manuel Aguana
Dedicado a aquellos que nos descalifican, indicando que promovemos todo lo contrario…
La Conspiración del Silencio que abordó un autor anónimo hace casi un año, ha provocado las mas encontradas e interesantes repuestas. Es difícil hacerle entender a los analistas que el problema no es que nosotros digamos que están dadas las condiciones para un fraude técnico electoral, sino que el fondo de asunto es que si no se exige transparencia a viva voz en el proceso, esa posibilidad se puede convertir en una lamentable realidad.
Lo que hemos dicho es que hay sobradas razones para desconfiar de este RE al cual, de paso, no se le quiere someter ni a la más pequeña auditoria de una muestra estadística. Al parecer lo que sucedió fue que tal vez el Dr. Genaro Mosquera, experto estadístico y demógrafo, se “fumó la lumpia” del recordado Aristóbulo y tiene una persistencia tenaz y casi enfermiza de insistir que el RE está inflado y que al rebatir el informe presentado por la UCAB (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/el-informe-de-la-ucab-consistencia.html) le está “haciendo daño” a la opinión compartida de la oposición con el gobierno. ¡Grave cosa!
No ha habido ningún otro profesional de la talla del Dr. Genaro Mosquera en su campo del conocimiento que haya salido a rebatir sus argumentaciones. Sólo dos profesionales de la UCAB del campo de la sociología salieron públicamente, en palabras de Mosquera, como “…una suerte de intérpretes de un estudio cuyas cifras confirman otras versiones presentadas públicamente por las organizaciones antes mencionadas y sacan conclusiones que confunden en lugar de aclarar a la opinión pública”. En estas cosas debe haber seriedad técnica. No es que se trate de una guerra de informes sino del fondo de una realidad medible que no admite confusiones.
Sabemos que no hay transparencia en el CNE, eso era de esperarse. Pero lo que no es aceptable es que no la haya en la oposición. ¿Por qué se insiste que "todo está de lo mejor" si se ha demostrado la calidad del RE que tenemos a través de uno de los mejores especialistas venezolanos en la materia? ¿Cual es el fundamento que les hace creer eso? La respuesta es siempre la misma y la que también nos dieron en el 2006: si tenemos una avalancha de votos cualquier cosa que el gobierno haga para trampear los resultados será inútil. Esa ha sido la premisa fundamental, los votos. Pero esa es condición necesaria, pero no suficiente.
Hemos insistido que es imprescindible la transparencia del árbitro, pero le añadimos aquí que es más importante aún la de la oposición. Del informe del autor anónimo que publicamos aquí hace unos días (ver http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/frente-las-elecciones-de-2012-o-el-tema.html) rescatamos lo siguiente: “Debemos entender que sí podemos derrotar al dictador en las urnas en 2012, pero sólo si tomamos las precauciones necesarias, exigiendo transparencia en todos los pasos requeridos para llegar a las elecciones”. En otras palabras, nunca se ha negado que podamos ganar por votos y sacar de Miraflores a este individuo que no estaría allí desde 1998 si hubiera ofrecido en esa campaña el mar de la felicidad cubano. De lo que se ha tratado siempre es de exigir transparencia en las acciones y que todos compartamos la misma información para actuar y sugerir en consecuencia.
Muchas personas me han escrito al correo manifestando la posición de que estamos ahuyentando a los votantes con esta insistencia acerca del fraude. Y a todas ellas les he dicho lo mismo: quien debe cambiar ese modo de ver las cosas no somos nosotros, quienes escribimos acerca de lo que hemos denominado un fraude técnico y continuado del gobierno, con la ayuda explicita o no de la oposición, sino de quienes conducen las acciones y a los cuales hemos interpelado sin éxito.
Lo he explicado de la siguiente manera y, aunque algunos hayan banalizado lo que voy a referir, la metáfora explica bastante bien lo que quiero decir, y es al menos, en pocas palabras, mi posición en el tema: ¿Se acuerdan de la película Tiburón? Era una aldea turística de playa y pescadores en la que aparece un tiburón que se empieza a comer a los visitantes en la costa. El dilema de las autoridades era decidir si daban a conocer la noticia y declarar la emergencia. Si lo hacían, la aldea se arruinaba. Si no lo hacían el tiburón seguiría comiendo gente.
¿Y qué hicieron? Decidieron callar y perseguir al denunciante. Entonces el alguacil, el “muchacho de la película”, se dedico a descubrir la trama y a cazar al tiburón, ¡el solito!. Ahora les pregunto a ustedes: ¿Cuál de las dos posiciones es la correcta? A mi modo de ver, ninguna de las dos. Lo correcto hubiera sido cerrar temporalmente la playa, iniciar una investigación y convocar a todos a buscar el animal que los estaba perjudicando. ¿Y quién debe dar el primer paso? ¿Nosotros, “los alguaciles”? ¿Nosotros los que gritamos que hay un tiburón? No somos ni los “muchachos de la película” pero tampoco los malos. Es claro que para cazarlo, lo primero y lo mejor es que se admita que el bicho está allí y luego entre todos buscar arpones, rifles submarinos, lanchas arponeras, ¡lo que sea necesario! para matarlo. Unidos seguramente lo haremos, logrando hacer la diferencia. Escondiendo que el bicho no existe, seguramente tendremos menos chance.
En consecuencia hay algo en lo que desde ambas posiciones opositoras coincidimos. Bien decía mi profesor de Negociación de FACES-UCV, Carlos Guerón: En toda negociación se buscan primero los intereses coincidentes. Respuesta: Los votos. Pero hay algo más, la transparencia. Y con el RE en esas condiciones tenemos que ganar por paliza. En ese sentido el famoso anónimo indica: “Es un hecho indiscutible que el oficialismo tiene la capacidad de inventar de la nada una cantidad de votos virtuales que suman hasta un 30% de los votantes inscritos en el REP. Esto significa que la oposición, para superar el fraude, debe conseguir un mínimo de 65% de los votos. Una tarea hercúlea. Pero no imposible”.
Aquí es donde reside el fondo de la cosa: ¿Cómo hacer que esa tarea hercúlea no sea imposible? Tengo algunas recomendaciones sencillas al alcance de todos, que obviamente no serán las únicas para esa tarea, y precisamente ninguna de ellas consiste en negar el fraude continuado del gobierno:
1.- Registrar las huellas en el CNE. Cualquier cosa que podamos hacer para agilizar las colas debemos hacerlo, comenzando por no ser un tapón al llegar a la mesa porque nuestra huella no esté en la máquina. REGISTREN SU HUELLAS EN EL CNE. Esto impediría que se hagan colas adicionales de registro de huella. Es sorprendente como los centros de registro del CNE no tienen colas. Esto es porque la población opositora ha desestimado el llamado por ser hecho por este arbitro descalificado; y eso lo que logrará es que si al menos un 10% de las personas que están en colas en todo el país no tienen sus huellas en las maquinas de las mesas, la duración de todos los individuos que si la tienen aumentara automáticamente en esa misma proporción. ¿Se imaginan el caos? Explique a sus familiares y allegados que vayan a registrar su huella. A todo al que se lo he explicado ha ido.
2.- Facilitar al máximo que podamos votar todos el 7 de Octubre. Aun así se lleve a cabo la recomendación anterior en un 100%, -que no será así-, las colas en todo el país serán terribles. El CNE ahora colocó captahuellas en todos los Estados. Recuérdese que las captahuellas de los últimos procesos electorales sólo se colocaron en 8 Estados. Ahora estarán en todos. Eso significará un proceso sumamente largo y extenuado para las personas. No hay que dejar que nadie desfallezca en una cola. Aquellas personas que viven en las cercanías de los centros deben colaborar con agua, comida, baños, bancos para sentarse, sillas y cualquier cosa que haga vivible la experiencia. Tenga la seguridad que eso nos redituara a todos.
3.- Participar. Los venezolanos no somos dados a participar. Les dejamos eso “a los políticos”, como se suele decir. Esta es una situación única para Venezuela. Si cree que las cosas pueden ir mejor y usted tiene los razonamientos para ello, participe en las reuniones de condominio, vecinales y diga su posición. No se quede callado. Eso es lo que nos ha llevado a este caos. Posiblemente alguno de sus vecinos no haya entendido lo importante que es ir a votar en esta oportunidad y usted se lo puede explicar.
4.- Hablar con su grupo familiar. En todas las familias siempre hay alguien que no le gusta votar. Todos de alguna manera tenemos razonamientos que dar para que cambie su posición, no solo por la confianza familiar sino porque tenemos un país que preservar. Nadie se negará a votar en esta oportunidad se si le explica bien que el sistema de vida que hemos conocido está en peligro y que un voto puede hacer la diferencia.
Por último, transparencia opositora. Esta es nuestra principal exigencia. Todos aquellos opositores que manejen información acerca del proceso electoral deben informar públicamente lo que tienen, no solo desde el punto de vista técnico sino procedimental, para explicar a la población qué se ha hecho para asegurar que el gobierno no nos haga trampa. Es por eso que ha habido todo este cruce inútil.
Con esta información podemos todos exigir al CNE lo que consideremos que haga falta para mejorar las condiciones del proceso. Si las acciones técnicas y procedimientos nos convencen ¿por qué vamos a estar en desacuerdo? Pero 1000 ojos ven más que 20. De esta manera si hay algo que no se haya visto, los que estamos del lado de afuera podremos modestamente sugerir procedimientos técnicos y humanos para ser propuestos sin que se nos descalifique y sitúen como saboteadores del proceso. Esa es la manera de cazar todos juntos al tiburón…
Caracas, 14 de Julio de 2012
Nota de última hora: Hoy, después de la redacción de la presente nota, fui informado por responsables técnicos del Comando Venezuela que si es posible la transparencia requerida muchas veces por el escribidor de este blog. ¡Buena noticia! Al parecer, al final, si vamos a poder cazar todos juntos al tiburón…Les mantendré informados.
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