Mostrando entradas con la etiqueta Transición en Venezuela. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Transición en Venezuela. Mostrar todas las entradas

lunes, 7 de julio de 2014

El signo de la Transición


Por Luis Manuel Aguana

Es fácil caer en el error y llegar a conclusiones basadas en lo que se ve por encima. Recuerdo cuando en las clases de análisis estadístico le daban a uno un conjunto de observaciones con sus coordenadas en un cuadrante cartesiano y le preguntaban cual era el signo de la recta hipotética que hacían en una regresión simple. Algunos lo veían positivo-creciente-, y otros lo veían negativo-decreciente-, pero nadie se atrevía a asegurarlo a simple vista sin sacar las cuentas antes. Y aquellos que lo hacían “al ojo por ciento” invariablemente se equivocaban. Es que la percepción humana es engañosa. Al final cuando se hacían los cálculos se podía ver cuál era el signo real de la pendiente que la recta dibujaba. En algunos casos era obvio pero en otros definitivamente no.

Y ese es nuestro caso aquí. De una sola mirada a las observaciones luciría como obvio que el "chavismo" sería una fuerza importante en una posible futura transición porque de acuerdo a los puntos parecería que la recta mira hacia abajo. Pero dado lo importante del análisis es mejor sacar las cuentas. No basta con decir que los que tienen el poder ahora lo conservarán porque así ocurrió en el pasado en otras latitudes, en otros tiempos y en otros contextos históricos. O bien porque el “chavismo” simplemente luce fuerte porque es gobierno. En la Venezuela actual nadie puede predecir lo que va a ocurrir…

Es por eso que difiero respetuosamente del análisis del Padre Ugalde en el sentido de que “Es inevitable un gobierno de transición salido del chavismo” (ver http://www.eluniversal.com/nacional-y-politica/140706/es-inevitable-un-gobierno-de-transicion-salido-del-chavismo). Como dice un amigo que vivió en Alemania en esa época, nadie podía, por ejemplo, prever el día anterior a la caída del Muro de Berlín que éste desaparecería y que el nuevo sistema de relaciones políticas que se impondría posteriormente llevaría a la desaparición de la Unión Soviética.

En la superficie cualquier analista hubiera indicado que los comunistas gobernarían la Alemania del Este para toda la vida. Pero una fuerza que nadie previó se terminó imponiendo. Alemania está hoy unificada y es el principal motor económico de la actual Europa.

Independientemente que vayamos o estemos en medio de una debacle económica de proporciones, eso no necesariamente indica que ello les obligue a transarse y que el sistema destructivo que nos están imponiendo no avance y se profundice, así sea en el medio de una gran tierra arrasada. Bien dice el Prof. Agustín Blanco Muñoz que “las revoluciones no dialogan, solo destruyen” aludiendo a las palabras del Comandante Galáctico: “¡Venimos a destruir!”. Y vaya que lo han hecho… (ver http://www.el-nacional.com/politica/revoluciones-dialogan-solo-destruyen_0_440356111.html).

Todo el mundo aquí está dividido, el régimen y la oposición. Aunque algunos digamos que eso que llaman MUD no es ninguna oposición, muchos venezolanos aun consideran que si lo son, en especial fuera del país, porque detentan lo que hemos llamado la franquicia opositora. No se ha llegado ni siquiera a acordar que estamos en una dictadura. Solo vean a Capriles y su MUD insistiendo que votando saldremos de esto, reconociendo todavía al sistema electoral del CNE luego de cantar fraude; y ahora diciendo que con “La Salida” de Leopoldo y Maria Corina “perdimos todos”. Es realmente asqueante…

Entonces, ¿estaría el régimen interesado en una transición porque hay malestar en la población, o en un viraje porque la economía está en el piso y la calidad de vida de los venezolanos es cada día peor? Nada de eso. Ellos seguirán reventando al país como lo han venido haciendo desde hace 15 años, utilizando la Constitución de 1999 como papel higiénico y haciéndose ricos a costa del erario público, mientras el “cuerpo aguante”. En este caso el cuerpo del país. Y los países no quiebran. La idea es destruir, recuerden…

Mientras hagamos análisis basados en la lógica racional de lo que cualquier gobierno haría en esta situación, pero sin pasearnos por la variable de que es una banda de delincuentes con intereses en el narcotráfico los que toman las decisiones de política, nos equivocaremos siempre. Y si a eso le añadimos que quienes “deben” hacer oposición colaboran para que el mismo régimen perdure y subsisten solo porque esa misma banda de delincuentes les da de comer, completaremos el cuadro y entenderemos porque la salida del país deberá pasar por un camino completamente diferente. Y ese camino no existe. Deberemos construirlo de la nada, o mejor dicho, de nosotros mismos y que cada vez más está haciendo presencia en las calles.

Una vez dijo Luis Miquelena siendo ministro de Chávez “La Sociedad Civil ¿y cómo se come eso?” Pues bien, el tiempo le ha dado una respuesta. La Sociedad Civil venezolana que se echó a las calles y que paralizó el país con su sangre en la búsqueda de una salida a la situación actual y que aún espera, es una energía contenida que todavía está allí, como aquellos individuos anónimos que se le echaron encima al Muro de Berlín y lo destruyeron, cambiando en un solo día el panorama político de Europa cuando nadie lo esperaba. De igual manera aquí, demasiados años de opresión, demasiados años de comunismo pueden hacer la diferencia. Quien sabe cuál fue la chispa que comenzó todo eso, y no importó. Fue el resultado lo que importó.

La Sociedad Civil que se ha echado a las calles desde febrero esperando una conducción política que no llega, está evolucionando a su propia conducción. Y esa conducción está naciendo ahora mismo. En las ONGs, en los gremios, en los estudiantes, en el interior del país. El río buscando su cauce porque la naturaleza no tolera vacíos. La sociedad pasando por encima de su dirigencia que no la ha entendido y que no se ha puesto a su lado para hacer una lucha común, frente a un enemigo común.

La transición en Venezuela no se dará porque el gobierno decida hacerla y por lo tanto no saldrá “inevitablemente del chavismo”. Saldrá como la consecuencia de una serie de eventos que se están dando ahora mismo en la sociedad y cuyos protagonistas serán los que menos esperamos, incluso completamente desconocidos.

La Fuerza Armada tampoco es ese ente monolítico que respalda al régimen porque al final está tan dividida como él. Están desde los nacionalistas del 4F hasta los narcotraficantes, siguiendo por los que han entregado la soberanía a Cuba, pero también incluyendo a los que sin decir nada-o incluso diciendo y haciendo creer que están con el proceso-, terminarán definiendo como termina esto. La energía contenida de la Sociedad Civil que sigue estando allí, será la fuerza determinante para que eso suceda y solo de allí nacerá la transición con su verdadero signo…

Caracas, 7 de Julio de 2014

Twitter:@laguana

miércoles, 18 de junio de 2014

Sabores constituyentes



Por Luis Manuel Aguana

Son interesantes las reacciones del común de las personas en relación a la propuesta de realizar una Constituyente. Todas invariablemente se refieren a la Constituyente de 1999 y el mal sabor que dejó en el país, relacionándola con la propuesta electoral de 1998 del difunto presidente y que nos llevó a cambiar la Constitución de 1961. No hay nada más difícil que intentar venderle un bejuco a quien lo ha picado una culebra…

Pero para eso es la democracia, para convencer. Y tengo la impresión-por no decir la certeza- que quienes deben ser convencidos, no conocen el fondo de lo que se está proponiendo, entre otras cosas porque aquellos que adversan la propuesta montan sobre ella precisamente las amenazas que dieron como resultado este desastre que se llama Socialismo del Siglo XXI, sin explicar cómo se dio ese desastre.

Hemos insistido que la única salida que tenemos los ciudadanos es echar mano de la Constitución y hacer pleno uso de ella para combatir el Plan de la Patria comunista, que está avanzando sin pausa. Que nuestra salida es constitucional. Sin embargo, aun habiendo explicado que eso es así, muchos lo que han entendido es que debemos usar la Constitución para “salir del gobierno” cuando el fondo del problema es salir del sistema que nos ha llevado a este gobierno, que es otra cosa muy diferente. Parece un juego de palabras pero no lo es.

Han surgido entonces diversas maneras de entender el para qué hacer una Constituyente, por lo que he indicado que cada cual tiene una versión distinta de esa constituyente, es decir “sabores constituyentes” diferentes, al plantearse varias maneras de enfocar este problema por la vía constitucional. Y esto viene desde el año pasado cuando un grupo de venezolanos encabezados por Leopoldo Lopez y María Corina Machado asomaron por primera vez la posibilidad de realizar una Constituyente para “salir” del régimen.

Esta manera de enfocar el problema es válida también. En la Constitución existen tres maneras de abordar la salida del Presidente: la renuncia del Presidente de la Republica (Art. 233), el Referéndum Revocatorio del Presidente (Art. 72) y la Convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente (Art. 348). Las dos primeras van dirigidas a la figura del funcionario que ejerce la Primera Magistratura, y la tercera va mucho más allá, al cambio de todos los Poderes del Estado, incluido el Presidente, además de abordar el cambio de la Constitución.

Como se verá, la diferencia entre las dos primeras figuras constitucionales con la tercera es abismal, así como toda la discusión procedimental para llegar a ellas. Sin embargo, visto así, si lo que deseamos es que el Presidente de la República se vaya, con apelar a las primeras dos figuras bastaría. Pero como sabemos, cualquier muñeco de ventrílocuo puede ejercer la Primera Magistratura de Venezuela en las circunstancias actuales de un país invadido por un país comunista, con lo cual no hace mucho sentido sacarlo usando esas figuras porque dadas las ventajas electorales del régimen, inmediatamente tendríamos otro con renovadas energías

Entonces el problema no es de si el Presidente debe irse. Lo que está planteado es que el sistema completo debe irse. Es decir el rescate de la soberanía y el Estado de Derecho por parte de los ciudadanos. La discusión del uso de la Constitución para convocar a una Asamblea Nacional Constituyente pasa por esa consecuencia, el rescate de la soberanía, además de la destitución de todos los Poderes Públicos y la entrada en vigencia de un período de transición. Pero no es la única, hay más.

El planteamiento de una Asamblea Nacional Constituyente tiene como objetivo hacer una nueva Constitución, un nuevo Pacto entre los venezolanos. Y eso no se puede imponer de una parte del país a otra y menos en medio de un país polarizado como este. La Asamblea Nacional Constituyente debe ser un vehículo de reencuentro y reconciliación entre los venezolanos para discutir entre todos el país en el que deseamos vivir, reconstruyéndolo sin injerencias extranjeras ni ideológicas de ninguna naturaleza.

Es por eso que el “sabor” que estamos proponiendo para esa Constituyente desde el Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (ver  http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/) difiere en su origen, estructura, concepto y esencia al planteado públicamente de usar esa figura establecida en la Constitución de 1999 para “sacar” al Presidente de la Republica. Ese es otro “sabor” muy diferente y hasta amargo. Es por eso que lo primero que me toca explicar cuando alguien me indica que una constituyente es una “locura o chifladura” que fue lo último que leí, es que lo que debemos hacer de entrada es discutir el país en el que deseamos vivir para luego ver si el modelo en el que concluyamos se ajusta al que tenemos expresado en la Constitución de 1999. Y hasta ahora en ninguna oportunidad me he encontrado que se ajuste.

El Manifiesto publicado el domingo 15 de Junio en los dos principales diarios del país (ver  http://www.ventevenezuela.org/manifiesto-si-hay-una-salida-a-la-crisis/) expresa una ruta para “reemplazar al régimen lo antes posible por las vías constitucionales”. Pero debemos dar la discusión en relación al como se hace eso. Acompañé con mi firma el Manifiesto porque convoca a los factores que no hemos comulgado en el cómo se ha enfrentado hasta ahora desde la oposición el problema del país, en un gran Congreso opositor que una a todo el mundo para discutir eso. Lo peor que podemos hacer es que el país avance hacia su destrucción ante los ojos de todos, sin siquiera ponernos de acuerdo, aquellos que deseamos detener esa destrucción.

Estamos dispuestos, al menos este escribidor, a debatir si existe o no una mejor proposición al “sabor constituyente” que hemos planteado, pero de una manera honesta, sin agendas ocultas ni personalismos. Esgrimir el lugar común “tenemos que ser gobierno primero porque así es que se han hecho siempre las Constituciones en Venezuela” es insostenible en las actuales circunstancias porque se fundamenta en una situación política y militar que dista mucho de ser la de 1958-incluso la del 2002-, sin entrar en el detalle que nos encontramos invadidos por otro país.

Concretar ese Manifiesto puede ser una buena oportunidad para descubrir si lo que se desea es impulsar el proyecto político de alguien o si vamos a tomar en serio por primera vez, después de muchos años de diferencias opositoras, el buscarle soluciones al problema de supervivencia de la democracia en Venezuela.

 Caracas, 18 de Junio de 2014

Twitter:@laguana