Por Luis Manuel Aguana
¿Por qué todavía la
oposición designa “chavismo” a esto que nos enfrentamos? Incluso algunos más
audaces lo llaman ahora “madurismo” después de la muerte de Chávez. Es
interesante el lenguaje porque de ello nace esa realidad que a todas luces no
es tal, creando vida donde no la hay de parte de quienes paradójicamente hemos
luchado denodadamente porque desaparezca.
Nosotros le damos
existencia a eso que denominamos “chavismo” en tanto y en cuanto lo designemos
con el nombre de quien en vida fuera su creador. Es decir, el “chavismo” existe
porque NOSOTROS lo designamos como tal. Nuestras palabras crean la realidad…
No, no es algo esotérico.
La palabra crea: “Todo el razonamiento
humano, nuestra manera de acercarnos y enfocar la realidad, está apoyado
inequívocamente en la palabra, en el contenido que le asignamos, en la carga
semántica que le otorgamos. Para manejar conceptos abstractos, conceptos que no
tienen un reflejo material directo (“libertad”, “justicia”, “paz”…etc. frente a
“mesa”, “zapato”, “cuchillo”…etc.), necesitamos de la palabra que se refiera a
ese concepto, o ni siquiera podríamos razonar alrededor de ello. De hecho,
muchos conceptos abstractos no existían hasta que la palabra para manejarlos no
existió. En el campo de las ideas, de lo abstracto, la palabra crea” (tomado
del blog La palabra crea http://blog.eldelweb.com/vp-17-150-0/La-Palabra-Crea.html).
Por otro lado el blog de
Carmelo Urso lo reafirma: “La Palabra es
extensión de lo que creamos en la mente, tanto lo “bueno” como lo “malo”, lo
negativo y lo positivo. Todo surge en la mente y es proyectado en verbo para
transformarse en nuestra realidad individual o colectiva, en nuestro sueño individual
y colectivo” (ver El verbo que crea http://carmelourso.wordpress.com/2011/01/26/verbo-que-crea/).
Realmente lo poderoso de
las palabras es que ellas resultan de la materialización de las ideas que
tenemos. Bien dicen que aquel que tiene las ideas claras las puede comunicar, aunque
eso sea un arma de doble filo. Las palabras son peligrosas y pueden crear un “constructo”
que deliberadamente pueda ir dirigido a engañar o a crear algo malo adrede (¿se
acuerdan del autor de la palabra “fraudulero”?). Pero por otro lado pueden ser
el mecanismo de creación de las ideas más excelsas: democracia, libertad,
justicia.
En el caso que nos ocupa,
los venezolanos acuñamos la palabra “chavismo” a la corriente política creada
por el fallecido Hugo Chávez, que no tenía contenido alguno mas allá del aluvión
de personas que siguieron a un caudillo en la búsqueda de sus reivindicaciones
sociales que creyeron pisoteadas por 40 años de gobierno adeco-copeyano.
Ese “chavismo” fue
escogido para conducir a Venezuela en las elecciones de 1998 y posteriormente
para crear una nueva Constitución a partir de 1999. Y los venezolanos creamos
alrededor de la figura de Chávez una entelequia que aun después de muerto su
autor todavía le sobrevive. Chávez estaba tan consciente de esa condición aluvional
de su grupo que creyó necesario darle un contenido diferente e ideológico para
que perdurara. De allí su etiqueta posterior de “socialista”.
Sin embargo, muy a pesar
de quienes le pusieron esa etiqueta, dense cuenta que los venezolanos no
llamamos a la gente que se agrupa en el PSUV “socialistas” como podría hacerse
en España o cualquier otro país. Los llamamos “chavistas”. Si ven ustedes el
comportamiento de los socialistas de Brasil, España o cualquier otro lugar donde
esa corriente existe, verán que eso no tiene nada que ver con lo que son o la
esencia de estos individuos que se autocalifican como “chavistas”.
Así que si continuamos asignándole
el nombre de “chavistas” a estas personas que nos desgobiernan, lo que
realmente estamos haciendo es perdurar eso que no tiene una sino tres fechas de
fallecimiento: la fecha en que no lo vimos más (8 de diciembre de 2012), la
fecha en que realmente murió (29 de diciembre de 2012) y la fecha en que los “chavistas”
dijeron que murió (5 de marzo de 2013).
He intentado buscar sin éxito
como podríamos designar a esta claque ya que el nombre de “chavistas” no
deberíamos usarlo más, al menos en la oposición democrática del país, so pena
de seguir dándoles vida después de muerto su autor. Y eso me lleva a una pregunta
que considero necesaria: si quienes luchamos por el regreso de la democracia en
Venezuela nos llamamos demócratas ¿cómo podríamos llamar a aquellos que
persisten en desconocernos, sin llamarlos “chavistas”?
¿Cómo se puede llamar a
una gente que le quita el derecho de palabra a los parlamentarios en un lugar
donde precisamente se “parlamenta” en democracia? No pueden llamarse “socialistas” porque esa modalidad
ideológica existe en el mundo y no se comporta de esa manera. ¿Cómo podríamos
llamar a los seguidores de lo que tradicionalmente no se puede designar de otra
manera sino como DIC-TA-DU-RA y no se puede seguir ignorando?
El uso de la palabra “chavismo”
les ha servido muy bien de tapadera y creación de realidades a quienes les
conviene que este régimen, al que consideramos una dictadura, se le siga
designando-incluso en programas internacionales de TV-, como una “democracia
con rasgos de autoritarismo” y consecuentemente “demócratas” a quienes día a día
cercenan un pedazo adicional a nuestro sistema de libertades.
Es muy interesante la
referencia que hace Ma. Lourdes Bueno Perez de la obra de Jorge Luis Borges
acerca de la palabra (ver La palabra como fuerza generadora de la realidad en
Borges http://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/58918.pdf).
De acuerdo a su criterio Borges vuelve una y otra vez sobre una constante: “…el
tema de la palabra-o más específicamente del nombre- como elemento con
capacidad para crear una realidad…Pues bien, si consideramos el acto creativo
como la acción primigenia, original, de la que brotan luego el resto de las
acciones, podríamos entender el concepto como una fuerza poderosa que
engendra la realidad tangible”
No pretendo indicar aquí que
si dejamos de llamarlos “chavistas” el régimen caerá. Pero lo que sí es
importante comprender es que mientras en el imaginario exista esa creación
seguirá siendo realidad tangible
porque nosotros mismos la seguimos alimentando y fortaleciendo día tras día. Debemos
comprender que dejaron de ser “chavistas” al morir su autor, poniendo al
descubierto una dictadura ramplona y peligrosa que estaba detrás de ese nombre
y que mientras más se vista de democracia con nuestros votos será aun más difícil
de exterminar.
Caracas, 3 de Noviembre de
2013
Twitter:@laguana