Por
Luis Manuel Aguana
En diciembre
de 1982 la situación económica venezolana era muy difícil. El gobierno de aquel
que había “recibido un país hipotecado” boqueaba. Todos los que vivimos el día
a día de esa época bautizamos al gobierno de Luis Herrera Campíns como el peor
que había sufrido Venezuela. Nos faltaba vivir para constatar aquel principio
de que cualquier mala situación siempre puede ser todavía aún peor. Dos meses
después, el 18 de Febrero de 1983 ocurrió el famoso “Viernes Negro”, negritud
de la cual no salimos aún los venezolanos.
Ese 17
de Diciembre de 1982, el Capitán Hugo Chávez Frías pronunció el Discurso de Orden
por la conmemoración del 152 Aniversario de la muerte de El Libertador en
el entonces Regimiento de Paracaidistas “Aragua”. De acuerdo al relato del
General Raul Isaías Baduel “Chávez hizo
serios cuestionamientos a la situación política del país, lo cual generó
molestias e incomodidad en los oficiales superiores, quienes una vez finalizado el acto lo
increparon” (ver N24 http://www.noticias24.com/venezuela/noticia/87191/exclusiva-isaias-baduel-expone-su-vision-del-4f-a-20-anos-del-fallido-golpe-de-estado-de-1992/).
Por supuesto, si usted o yo hubiésemos presenciado ese
discurso en ese preciso momento político del país hubiéramos acordado con el
futuro golpista, que Venezuela nadaba en un mar de ineptitud política que nos
puso en la situación de devaluar nuestra moneda por primera vez pocas semanas
después.
Ese jalón de orejas de la oficialidad superior a este cabeza
caliente provocó la defensa de sus compañeros más cercanos, quienes le propusieron
discutir la situación durante un ejercicio, trotando a las afueras de las
instalaciones militares. Los compañeros de Chávez, el Capitán Felipe Antonio Acosta
Carles, el Capitán Jesús Urdaneta Hernández y el Teniente Raul Isaías Baduel
decidieron trotar con él hasta el sitio del Samán de Güere.
Habría que estar en esa situación particular donde
seguramente estos militares discutieron la situación política de corrupción y
desatino del gobierno de entonces, como lo hacía todo el mundo en Venezuela (¿les
parece conocido?) y dada su condición de militares deciden jurar a la antigua
usanza, en el ánimo emocional de esa fecha patria como lo hizo Simón Bolívar en
el Monte Sacro, ante el histórico árbol: “Juro
por el Dios de mis padres, juro por mi patria, juro por mi honor que no daré
tranquilidad a mi alma ni descanso a mi brazo hasta no ver rotas las cadenas
que oprimen a mi pueblo por voluntad de los poderosos. Elección popular,
tierras y hombres libres, horror a la oligarquía” (ver Juramento del Samán
de Güere en http://www.elperiodiquito.com/article/90690/Hugo-Chavez-forjo-la-Revolucion-Bolivariana-desde-Aragua-%28Fotos%29).
De acuerdo a la versión del General Raul Isaías Baduel en
N24, el juramento se hizo en estos términos: “No dar descanso a nuestros
brazos y reposo a nuestras almas, hasta no ver instaurada en nuestro país una
DEMOCRACIA SÓLIDA y PROFUNDA, con alto contenido social y especial atención a
los menos favorecidos”.
En cualquier caso si analizamos los términos mezclados,
fuera de aquellos de estricto corte de diferenciación de clases -oligarquía, la
voluntad de los poderosos, etc.-, en
ambas versiones encontramos los siguientes: “Elección popular”, “Tierras
y hombres libres” y “Democracia”.
Cada cual se toma un juramento de acuerdo a su propia
personalidad y seriedad. De los juramentados en el Samán de Güere quedan solo
dos con vida y de sus ejecutorias podríamos concluir que se lo tomaron bastante
en serio. Urdaneta participó en el golpe de 1992 en la plaza militar más
importante del país y Baduel fue el principal soporte militar de su gobierno
hasta que el mismo Chávez lo defenestró.
Sin embargo Chávez le dio una interpretación diferente a
este juramento, que según él marcó el inicio de la Revolución Bolivariana. Nada
más lejano de conceptos como “Elección
popular”, “Tierras y hombres libres”
y “Democracia” signaron sus
gobiernos. Más bien, elecciones amañadas con un CNE parcializado, encierro de
hombres libres y probos, y autoritarismo y dictadura fue lo que en realidad
pasó. Exactamente todo lo contrario a lo que juró ese 17 de Diciembre de 1982.
El alejamiento de sus compañeros de armas y juramento, Jesús
Urdaneta Hernández y Raul Isaías Baduel reafirman esa realidad al punto que
este último permanece todavía encerrado como preso de un muerto y de un
gobierno extranjero. Y esta es precisamente la contradicción.
Si Chávez, como él mismo lo indicó, colocó a ese juramento
histórico como la base de su Revolución Bolivariana, fundamentándola en luchar
en contra de lo que en ese entonces todos los venezolanos repudiábamos y aún
repudiamos de la política, jurando no descansar hasta lograr “Elección popular”, “Tierras y hombres libres” y “Democracia”, nadie que realmente crea
en esa Revolución Bolivariana del Samán de Güere puede aceptar la ocupación
cubana de nuestro territorio y mucho menos en los cuarteles, sitio de donde
nació ese juramento.
Ningún oficial que en realidad se diga verdaderamente
Bolivariano puede ser el soporte de la deformación de ese proceso. Podrán decir
lo que quieran desde el gobierno, podrán escribir lo que quieran en los textos
escolares de los niños de primaria desde el Ministerio de Educación Venezolano-Cubano,
podrán tergiversar la historia, pero esa es una contradicción insostenible. Ningún
militar puede decirse Bolivariano y Revolucionario en los términos de Chávez y
su juramento histórico en el Samán de Güere, de “Tierras y Hombres Libres”, y
al mismo tiempo ser el soporte de un gobierno que avala una invasión extranjera,
especialmente la cubana.
La traición de Chávez a su propio juramento está matando su
propia Revolución. Al ponerle una ideología que nunca tuvo y al hacer negocios
con los cubanos con la intención aviesa de perpetuarse en el poder, dinamitó la
base de sustentación de su propia creación. El régimen está sentado sobre una
contradicción insostenible.
Los cubanos podrán permanecer en nuestros cuarteles apoyando
a un gobierno ilegitimo, pero lo que no podrán hacer es mantenerse
indefinidamente allí porque su base de sustentación es tan débil como la
palabra de quien traicionó su juramento y tan frágil como la pretendida lealtad
de nuestros oficiales a un proyecto comunista. Y que lo digan los demás que
estuvieron allí y todavía son garantes de ese juramento…
Caracas, 16 de Diciembre de 2013
Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana