Por Luis Manuel Aguana
Ha sido muy difícil explicar la trascendencia de la expresión ciudadana ocurrida del 7 al 12 de Diciembre de 2020. Mas que el mero nombre al que quieren reducirla para apartarla del camino aquellos que tienen intereses diferentes a los del pueblo venezolano, la Consulta Popular representa el deseo y a la vez el mandato de un pueblo, dirigido a todos los venezolanos, pero en especial a quienes dicen ser sus representantes políticos. Decir despectivamente “la consulta no sirvió para nada” no solo desconoce el fondo mismo de la expresión democrática de un pueblo sino de las consecuencias que esa expresión tiene en una sociedad que desea vivir en democracia.
Cuando decimos que los poderes tienen su fuente principal en el voto de los ciudadanos, es porque cuando le ponemos un termómetro a la voluntad del pueblo y medimos su expresión, de los resultados de tal medición decidimos quienes conducirán el destino de todos al darles el poder para que tomen decisiones por nuestra cuenta. Es exactamente lo mismo cuando decidimos asuntos al consultárselos a los ciudadanos. El pueblo decide. Ese es el principio de la democracia.
Los venezolanos decidimos vivir en democracia a pesar que quienes conducen el país lo han sometido por encima de eso y por la fuerza de las armas. Pero aun cuando eso sea así por la fuerza de los hechos, la razón sigue asistiéndonos a quienes creemos que son las mayorías quienes deciden, Y esas decisiones no se borran porque alguien tenga un fusil para evitarlo. Los primeros que debemos estar convencidos de eso somos los demócratas, los que creemos en el principio democrático.
Si la voluntad de los venezolanos en su mayoría se manifestó en una Consulta Popular, convocada de acuerdo lo establecido en la Constitución, de exigir que Maduro y su régimen deben abandonar el poder para que se puedan producir elecciones libres, transparentes y verificables, mal podría nadie que se llame a si mismo demócrata llamar a algún proceso electoral antes de que esa misma voluntad sea satisfecha. Esa es una lógica irrefutable.
Sin embargo los enemigos de la Consulta Popular, que por cierto en su gran mayoría no se hallan en la acera del régimen sino de la “oposición”, siguen insistiendo en que la Consulta “no sirvió para nada” porque el régimen de Nicolás Maduro Moros no se derrumbó al día siguiente de producidos los resultados. Pues bien, los venezolanos deben entender que si seguimos la lógica detrás de estos resultados, NO ES POSIBLE para nadie convocar a ninguna elección después del 12 de Diciembre de 2020 antes de que el régimen abandone el poder, siendo este es el primer resultado de la Consulta Popular. Y quienes lo hagan son cómplices del régimen de Nicolás Maduro Moros.
Lo anterior hace ilegitima la convocatoria que los factores políticos del régimen y su oposición están haciéndole engañosamente a los venezolanos. Ya groseramente existen listas de candidatos a Gobernadores haciendo caso omiso a lo expresado por los venezolanos en Diciembre como si eso no hubiera pasado. ¡Cuidado con eso! Les puede pasar lo mismo que a Maduro el 20 de Mayo de 2018 y 6 de Diciembre de 2020. Desconoceremos cualquier proceso electoral que se produzca con Maduro en el poder, al margen del mandato de la Consulta Popular.
Este primer resultado (o más bien consecuencia) de la Consulta Popular inhabilita CUALQUIER negociación nacional e internacional que conduzca a elecciones con el régimen en funciones de gobierno, y que de realizarse tales negociaciones la primera condición para sentarse con nadie debe ser que Maduro y su régimen se aparten del poder, en obediencia estricta a la voluntad que el pueblo expresó del 7 al 12 de Diciembre de 2020. De esto DEBERÍA estar informada la Comunidad Internacional, y en especial la Unión Europea y su Grupo de Contacto, quienes están solicitando de nuevo otra ronda de conversaciones con miras a producir elecciones con el régimen de Nicolás Maduro Moros. Y como sabemos que los partidos políticos están en eso en el exterior desde ya estamos solicitando la presencia de una representación reconocida y calificada de la Sociedad Civil en cualquier posible negociación que se pueda iniciar, con intermediación de la Comunidad Internacional, al margen de ese mandato del pueblo venezolano.
El otro resultado de la Consulta Popular, aun sin que nadie haga absolutamente nada después de expresada la voluntad popular del 7 al 12 de Diciembre de 2020, es la decisión del pueblo de que CUALQUIER venezolano tiene la suprema autorización (y digo SUPREMA porque viene de la autoridad más alta en cualquier democracia) de gestionar lo que sea necesario para proteger a los venezolanos de los crímenes de Lesa Humanidad y detener los desafueros del régimen.
Y esto es perfectamente lógico. No solo los políticos tienen esa responsabilidad sino cualquier venezolano consciente, investido o no de autoridad, como lo dice el Artículo 333 Constitucional. Si alguien tiene por cualquier circunstancia el poder para mover lo que sea necesario afuera para socorrer a los millones de venezolanos que están pasando necesidad en nuestro país, el pueblo decidió darle el poder para gestionar lo necesario para hacerlo. Desde una pequeña protesta cívica hasta una invasión militar si así lo creen conveniente. De allí que aquellos que creen que esta última puede ser una solución al problema tienen desde el 12 de Diciembre la autorización constitucional del pueblo venezolano. Basta de pedírselo por las redes sociales a Guaidó o a cualquiera; ya pueden moverse ustedes mismos concretamente para lograrlo porque ya cuentan con el mandato del único que puede autorizar semejante cosa. Y esto no es retórico.
Y para aquellos que apunten que estoy convocando a desatar la violencia en Venezuela, desde ya les digo que se equivocan. Sólo les ilumino acerca de las posibles implicaciones y repercusiones de lo que determinó el pueblo venezolano con la Consulta Popular e ilustrarlos de que lo resuelto del 7 al 12 de Diciembre de 2020 no es una mera declaración sin implicaciones. Es la determinación del pueblo venezolano de llegar hasta las últimas consecuencias solo por ese mandato.
Alguien siempre saldrá argumentando: “pero esa Consulta Popular no es vinculante”, como ya lo esgrimió la misma Asamblea Nacional de 2017 cuando destempladamente decidió no acatar el mandato del pueblo el 16 de julio de ese año. A esos les digo que terminen de entender el carácter participativo de la Constitución de 1999, donde se modificó la esencia del Articulo 5 (Articulo 4 de la anterior de 1961) que explica como se ejerce la Soberanía a partir de 1999: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo, quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta Constitución y en la ley...”, y la forma prevista en la constitución, específicamente en el Artículo 70, es el siguiente: “Son medios de participación y protagonismo del pueblo en ejercicio de su soberanía, en lo político: la elección de cargos públicos, el referendo, la consulta popular...”. Entonces los venezolanos ejerciendo nuestra Soberanía decidimos lo expresado en las 3 preguntas de la Consulta Popular realizada del 7 al 12 de Diciembre de 2020.
Todo lo arriba señalado va en el sentido de ilustrarle a mis estimados lectores que desde ya esa Consulta Popular está operando sin que hayamos todavía movido un dedo en hacer efectivo en la práctica el mandato que de ella emana, mas allá de exigir su respeto y cumplimiento e informar de ella a todo el mundo. Eso vendrá en algún momento que no tengo porque explicar. Solo aquellos que si estamos dispuestos a hacerlo cumplir debemos ahora estar pensando en los diferentes mecanismos concretos para el desplazamiento del régimen en concordancia con el mandato emanado por la Consulta Popular. Algunos lo estamos pensando de manera pacífica y constitucional. Otros tal vez no tanto. Pero lo importante es que ya existe el instrumento constitucional y el mandato supremo del pueblo venezolano, con todas sus implicaciones. Quedará de parte de cada uno de nosotros hacer que se cumpla…
Caracas, 15 de Febrero de 2021
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