sábado, 16 de agosto de 2025

Esperando un milagro

Imagen resumen de la nota cortesía de AI Google Gemini

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Primero, un pequeño retazo de la historia contemporánea de Venezuela contado por uno de sus principales protagonistas, Don Rómulo Betancourt, entrevistado por Sofía Imber y Carlos Rangel en 1978:

CR: Ahora, sin pretender que usted nos de avance de sus memorias, díganos un par de cosas, por ejemplo, cómo se explica usted que Venezuela haya podido atravesar esa época de desconcierto tan difícil que fue el año 58 después del 23 enero, culminando con las elecciones a la presidencia que usted ganó, y luego pues cuando usted asume el poder en el 59 ¿qué factores casi milagrosos hicieron que Venezuela atravesara ese período tan caótico?

RB: En la historia, Carlos y Sofía, no se producen milagros. Los milagros los hacen los vivos. Unos creen en ellos, otros no creen en ellos. Los hombres son los que actuando de acuerdo con las circunstancias, y fijándose metas claras, conducen la historia. El 58 yo le asigno una gran importancia al hecho de que nos hubiéramos dado cuenta, los dirigentes políticos, de que era necesario buscar un entendimiento para evitar que la barbarie recurrente se introdujera de nuevo al país, que pudiera volver una nueva dictadura. Yo le doy una gran importancia al Pacto de Punto Fijo, en que nos entendimos los copeyanos, los adecos y los urredistas sobre ciertas reglas mínimas del juego político” (ver Canal de Sofía Imber, Sofía Imber y Carlos Rangel entrevistan a Rómulo, Betancourt, 10-05-1978, min 8:20, en https://www.youtube.com/watch?v=_ZlZm5Uxg00&t=500s) (resaltado nuestro).

Quise reproducir para ustedes un extracto de las palabras del político venezolano que tal vez haya influido más en la construcción de la única democracia que hemos tenido, como solamente algunos llegamos a conocerla en vida.

Sí en vida. Porque Venezuela NUNCA conoció democracia  antes de 1958, salvo los pocos meses provenientes del voto popular ocurridos entre el 17 de febrero al 24 de noviembre de 1948, que coloco en la Presidencia de la República a Don Rómulo Gallegos, luego de la promulgación de la Constitución de 1947. Lo que conocieron nuestros ancestros antes de 1948 fueron dictaduras militares y montoneras que llegaron al poder por la vía del golpe, en un país altamente inestable políticamente.

Los venezolanos conocimos el voto popular con la Constitución promulgada por la Asamblea Nacional Constituyente de 1947, y luego de un  período de oscuridad, entre el 24 de noviembre de 1948 y 23 de enero de 1958, políticos del calibre de Rómulo Betancourt, lograron su restitución como mecanismo de asignación del poder político.

Lamentablemente, si el testigo no se pasa adecuadamente a las nuevas generaciones políticas, se pierde el sentido y la sustancia del logro realizado por esas generaciones. Y el logro fue mayúsculo. Lograron 40 años de estabilidad política. Más no se le podía pedir a esa generación.

Rómulo Betancourt relata específicamente el momento político de la necesidad de comprender que existían razones más allá de las diferencias políticas del momento para evitar que la experiencia dictatorial se repitiera en Venezuela a partir de 1958.

Pero la política es dinámica y sus actores cambian con el tiempo. La degeneración de la actividad política en Venezuela llegó al punto de elegir a un golpista como Presidente de la República, con las reglas de la democracia, establecidas por demócratas como Betancourt, y cuya principal preocupación al establecer un Pacto como el de Punto Fijo, fue precisamente  para evitar que la barbarie recurrente se introdujera de nuevo al país, que pudiera volver una nueva dictadura”.

De aquel quiebre de 1998, donde se destruyó la base política creadora de la democracia venezolana de 1958, hemos llegado al punto extremo donde la principal dirigencia política opositora espera un milagro desde el exterior para resolver lo que solo podemos resolver los venezolanos.

Y como bien indicó Betancourt: “En la historia…no se producen milagros…. Los hombres son los que actuando de acuerdo con las circunstancias, y fijándose metas claras, conducen la historia”. Y esta historia hay que conducirla. Las enseñanzas de esa generación de políticos se olvidaron con el tiempo por la mediocridad, el facilismo y la corrupción de quienes heredaron la responsabilidad de mantener la democracia.

Pero no todo es malo. Desde afuera nos envían el mensaje claro y directo de que el problema es nuestro. El Subsecretario de Estado de EEUU, Christopher Landau, señaló hace pocos días en una entrevista con Donald Trump Jr., que “El pueblo venezolano tiene que alzarse y reclamar su libertad. No podemos ir por el mundo cambiando gobiernos a nuestro antojo” (ver @Monitoreamos en X, en  https://x.com/monitoreamos/status/1955054753852908018).

¿Y por qué digo que no es malo? Porque es un recordatorio de lo que dijo Rómulo Betancourt en esa entrevista, donde señala que aquellos que actúan “de acuerdo a las circunstancias, y fijándose metas claras, conducen la historia”, no al revés. Si la dirigencia política opositora se deja conducir por lo que está pasando, la historia les pasará por encima, porque en ella no ocurren milagros. Los EEUU llegarán hasta donde deban llegar, pero no harán el milagro. Eso nos corresponde a nosotros, los que estamos vivos.

Ya es hora de que la dirigencia política opositora demuestre con hechos que tienen metas claras de corto y mediano plazo para conducir la historia que habrá que escribirse para las nuevas generaciones. Si son metas para seguir esperando un milagro, o construir las que hagan falta para erradicar la barbarie.

Caracas, 16 de Agosto de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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