Por Luis Manuel Aguana
¿Qué mayor prueba necesita la Comunidad Internacional de que el Poder Electoral de Venezuela es una sucursal más del régimen de Nicolás Maduro Moros, que la renuncia masiva de los Rectores llamados oficialistas, por órdenes de la tiranía? ¿Qué más podríamos gritarle los venezolanos al mundo de que en este país está negada la posibilidad de solucionar el problema político que tenemos por la vía de los votos, si es la tiranía la que los cuenta a través de un Poder Electoral bajo su control?
Pero aun así, pareciera inexorable ese futuro, si las cosas siguen como van con una narco tiranía militarizada en el poder. Y una muestra de eso es la amenaza que se cierne sobre los dos que no firmaron esa “renuncia” en masa, que por lo demás no debían hacerlo si deseaban conservar su fachada “opositora” ante los venezolanos.
Efectivamente, el “diputado” Francisco Ameliach, encargado de presentar la renuncia de los Rectores del CNE ante la ilegítima Asamblea Nacional del régimen, amenazó a los no firmantes con una investigación. Y todos sabemos cómo concluyen las investigaciones de la tiranía, por lo que, con toda seguridad, también terminarán renunciando por cualquier trapo sucio verdadero o supuesto que les tengan guardado. El régimen requiere control absoluto del Poder Electoral en esta nueva fase (ver ¿Contra Roberto Picón y Enrique Márquez? Ameliach pidió a la AN revisar a todos los rectores del CNE tras renuncia del chavismo, en https://maduradas.com/roberto-picon-enrique-marquez-ameliach-pidio-la-an-2015-revisar-todos-los-rectores-del-cne-tras-renuncia-del-chavismo-video/).
Hay dos maneras de analizar este nuevo escenario planteado por el régimen al ordenar el cambio de los Rectores del CNE: 1) Concentrarse completamente en preservar el poder en las elecciones presidenciales, eliminando cualquier posibilidad de quiebre del Poder Electoral por presiones de la Comunidad Internacional, colocando figuras incondicionales del narco chavismo madurismo, como lo fuera Tibisay Lucena, independientemente de lo que pase con las Primarias opositoras; y b) Una maniobra abierta para obligar a la oposición oficial a tomar la decisión de excluir al CNE de sus Primarias, lo que daría pié a una acción del TSJ de la tiranía de intervenir en ellas.
En ambos casos, pareciera obvio que existe temor en las filas del alto castro chavismo madurismo, acerca del avance electoral de la oposición no alineada al régimen, lo que le obligaría a replegarse en una estrategia cerrada para evitar que esa oposición tenga algún chance en las elecciones de 2024.
Pero siempre he desconfiado de lo obvio. Lo obvio por su propia naturaleza es superficial. Y aquellos indicadores que dicen que ya el régimen perdió por la imparable precandidatura de la oposición dura, que ya tenemos una opción que arrasa en todo el país, y que lo único que falta para pasarle a Maduro por encima como un ferrocarril en el 2024 y ganarle las elecciones es que los opositores se cuenten en unas primarias sin el CNE. Pero si nosotros pensamos así, también lo hace el régimen. Es insoportable lo obvio que hace que la gente se descuide, y en especial aquellos que tienen la responsabilidad de dirigir, olvidando en esa simpleza que estamos enfrentando a un enemigo que juega sin reglas, que arma la trampa para la puñalada sucia.
Lo primero que hay que preguntarse es porque el régimen decidió sacar del juego al CNE y dejar fuera a quienes desde sus precandidaturas suplicaban por su participación en las primarias, como Rosales y Capriles, obvios precandidatos títeres de la “oposición” entregada. El régimen conoce del desprecio generalizado de la población opositora hacia esos precandidatos. Ninguno se iba a tragar que “ganaran” unas primarias por votos opositores. Ahora, sin el CNE en el medio, nadie de adentro o de afuera del país puede achacar al régimen la responsabilidad por el candidato que decida elegir o designar la “oposición”, por el método que decidan utilizar.
Entonces, sin el CNE en la ecuación, la oposición colaboracionista convocante de esas primarias, debe ahora resolver sola el problema de una candidatura potable a la tiranía. Y si ellos no logran resolverlo, entonces el régimen tendrá que hacerlo por sus propios métodos. Lo que nunca podrá ser posible desde la perspectiva de un régimen narco delincuente, será aceptar una candidatura opositora capaz de derribarlos de su posición de poder, así sea tomando las decisiones que tengan que tomar que los acerquen más aún a Nicaragua o a Cuba, sin importar lo que digan en el mundo. Está en juego la supervivencia de los delincuentes que controlan el poder. Eso sin contar que son más que capaces de repetir lo que hicieron claques políticas menos desesperadas que ellos por mantenerse en el poder, en México, con Luis Donaldo Colosio, o en Colombia con Luis Carlos Galán, quienes igualmente lucían imbatibles.
La primera aproximación de tratar de resolver el problema dentro de la misma “oposición”, la acaba de dar Rafael Arraiz Lucca, renunciando a la Comisión Nacional de Primarias, manifestando en su cuenta de Twitter que: “sin el CNE, y los centros electorales, es imposible hacer la elección primaria de manera extendida” sugiriendo que la CNP “podría optar otro método para escoger el candidato presidencial de este sector de la oposición” (ver La Patilla, Arraiz Lucca abandona la Comisión de Primaria y sugiere utilizar “otro método” para elegir candidato opositor, en https://gitx.awsccs2.com/2023/06/16/arraiz-lucca-abandona-la-comision-de-primaria-y-sugiere-usar-otro-metodo-para-elegir-candidato-opositor/).
La renuncia de Arraiz Lucca no es más que un indicador de que no está dicha la última palabra con relación a como se elegirá el candidato de la oposición, porque no solamente él es de la creencia que la oposición debe realizar esa selección por una vía distinta, y eso es precisamente lo que desea el régimen.
Sin embargo, a pesar de esa opinión, la CNP comunicó su decisión de realizar unas “Primarias autogestionadas”, que es el nombre utilizado para contar por su cuenta los votos opositores (ver Comunicado de la CNP, 16-06-2023, en https://twitter.com/cnprimariave/status/1669876641768546305/photo/1). El régimen por supuesto hará lo propio para obstaculizar ese proceso como se espera, pero la decisión de iniciar ese esfuerzo no implica que a última hora la CNP decida que Arraiz Lucca tenía razón. ¿Quién sabe? Con la inestabilidad política del país, cualquier cosa puede pasar.
¿Será que lo obvio que todo el mundo opositor desea -unas elecciones contadas por los mismos opositores- traiga como consecuencia una candidatura capaz de acabar con el régimen? La mayoría siempre se decanta por lo obvio. Pero como ya anoté, desconfío de lo obvio, y más aún cuando el régimen lo facilita. Como decía “Yogy” Berra, “la pelota es redonda y viene en cajas cuadradas, y el juego no se acaba hasta que se acaba”. Y el proceso de primarias no se ha acabado para decir que ya tenemos un candidato para presentarle al régimen y al mundo, capaz de reventarlo, porque el diablo todavía está suelto y es lo suficientemente malo para sorprendernos.
Y todo lo anterior pasa sin contar que ya de por sí unas primarias opositoras en una tiranía son en sí mismas una contradicción. Parafraseando a Milán Kundera al titular a una novela “La insoportable levedad de ser” (1), creo en lo insoportable de lo obvio por lo superficial. En ese caso me pregunto al igual que el autor en su novela: “¿qué hemos de elegir? ¿El peso o la levedad?”. Prefiero decantarme por el peso que me pega a la tierra, aunque me duela, porque me salva de sufrir otra nueva decepción…
Caracas, 18 de Junio de 2023
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(1) La insoportable levedad del ser, Milán Kundera,
Colección Andanzas, Tuskets Editores, 1985.