viernes, 5 de julio de 2024

Rebelión cívico-electoral

Por Luis Manuel Aguana

English versión

No existe mejor manera de evaluar una situación, cualquiera que esta sea, que revisando lo que ha sucedido antes en Venezuela, tratando de encontrar un patrón que de manera sistemática ocurra dentro de un marco de eventos, para al menos decidir qué hacer ante otra que se presente completamente nueva e inédita. El único hilo referencial presente para este caso ha sido el comportamiento mismo del pueblo venezolano.

En ninguno de los años del siglo XX y los que han transcurrido del siglo XXI venezolano desde que existen elecciones en este país, ha ocurrido lo que está pasando en Venezuela. Una campaña presidencial opositora dirigida y realizada, no por el candidato oficial opositor, sino por quien debió serlo, porque el régimen en el poder lo impidió arbitrariamente, provocando un estado natural de exaltación del pueblo frente a quienes ejercen el poder.

El pueblo venezolano en toda la geografía nacional se ha volcado de manera inusitada a las calles del país a respaldar la salida pacífica y electoral de quienes gobiernan en Venezuela, encausada a través del liderazgo casi místico y único de María Corina Machado (MCM). Lo que hay en Venezuela no es una campaña electoral, es una cruzada que, aplicada de una manera pacífica, solo puede tener un resultado: el desplazamiento del poder de quienes han destruido nuestro país.

Pero eso no será así de simple ni está siendo comprendido a cabalidad por quienes todavía después de todo lo que ha pasado en Venezuela se niegan a admitir que nos encontramos en una tiranía. Sorprendentemente, se piensa que las fuerzas contrarias al cambio del poder solo se harán de lado porque tengamos, en la práctica, en la candidatura de Edmundo González Urrutia (EGU) y el liderazgo de MCM, más votos que el candidato del régimen, Nicolás Maduro Moros. Nada más lejano a la realidad. Eso reduciría este problema a un simplismo electoral incomprensible a estas alturas en Venezuela.

El régimen tiene 20 años refinando en cada elección un fraude multifactorial, no solo para evitar a discreción que la oposición gane elecciones en Venezuela, sino que se garantiza que las cuentas cuadren al final de cada elección a través de un sofisticado mecanismo tecnológico protegido por una legislación electoral inconstitucional. Aunque tengamos los testigos, el régimen deja solo contar, o “verificar” como lo llaman en su ley electoral, un máximo del 54% de los votos emitidos en cada elección para contrastarlos con el resultado de sus máquinas. El resultado del 46% restante queda cerrado y bajo el control electrónico del régimen. Ese 46% de votos puede y se ha  volteado electrónicamente a voluntad a favor de quien controla las máquinas y los resultados, al no poder verificarse por ley a la vista de todo el mundo, y siempre cuadrarán con la totalización.

Es por eso que se inventó esa trampa en el año 2004 al cambiar el sistema manual de contar todos votos de los venezolanos, entregando a las máquinas la capacidad de “escrutarlos” por ley, sin que la oposición jamás se opusiera a esa aberración. Las denuncias del Comisario Iván Simonovis y comentadas en mi pasada nota (ver Cómplices necesarios, en https://ticsddhh.blogspot.com/2024/06/complices-necesarios.html) corroboraron años de denuncias públicas hechas por calificados profesionales, que mostraban indicios técnicos y estadísticos que demostraban que habían ocurrido cambios en los resultados electorales del CNE, arrojados por las máquinas del “mejor sistema electoral del mundo”. ¿Y por qué cambiar el sistema con tanta tecnología? Para que precisamente nadie pueda poner en duda los resultados publicados de cada elección, evitando legalmente contar todos los votos de los venezolanos.

¿Cómo podemos evitar que el régimen nos aplique ahora lo mismo que ha venido haciendo desde hace 20 años? La respuesta es que ya no se puede evitar. La única manera es pasando por encima de esa legislación electoral ilegítima que atropella la Soberanía Popular, que le concede al CNE a través de su reglamento electoral, la potestad de prohibirle a los venezolanos contar todos los sufragios emitidos durante una elección. La manera de combatir eso es no aceptando ningún resultado que no se corresponda con lo que estamos viendo en las calles de toda Venezuela, conformando de esa manera una rebelión cívico-electoral para exigir que se cuenten todos y cada uno de los sufragios emitidos en todas las mesas electorales del país.

En efecto, el Artículo 439 del Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales establece que “El Consejo Nacional Electoral determinará mediante resolución, el número de Mesas Electorales que serán objeto de Verificación Ciudadana para cada proceso electoral”. Y yo me pregunto, ¿está el CNE por encima del pueblo venezolano, dueño legítimo de la Soberanía Popular y propietario de esos votos? El Artículo 5 Constitucional establece: “La soberanía reside intransferiblemente en el pueblo quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución y en la ley…”. Y no le hemos cedido esa soberanía al CNE a través de una reglamentación de tercer nivel.

Lo anterior es corroborado por el Magistrado Rommel Gil, ex Presidente de la Sala Electoral del TSJ en el exilio, quien en el Capítulo 8 de la serie "Venezuela Elecciones y Apartheid", de la periodista Maibort Petit, sugirió a los venezolanos aplicar lo siguiente el 28J:

“Sáquenle copia al Artículo 5 de la Constitución. Si usted ve que en alguna de las mesas donde inevitablemente gana una tendencia y están dándole la ganancia a otra, pidan que abran todas las cajas. El Artículo 5 le ampara sobre cualquier ley, además, amañada por ellos. Pidan esa contraloría directa de todos esos votos con la autoridad que le da el Artículo 5 Constitucional donde la soberanía reside en el pueblo venezolano…” (ver declaraciones del Magistrado Rommel Gil, El Gran Acuerdo, Maduro vs. los venezolanos, en https://youtu.be/CRelEZQdf28?t=1123, min 18:44).

Si el régimen decide cambiar los resultados que percibimos desde ya en toda Venezuela, a favor de la opción que representa a MCM y el candidato EGU, nos encontraremos  muy probablemente frente a una rebelión popular. Pero esta no sería la primera vez que los venezolanos nos rebelamos pacíficamente ante una situación que consideramos lesiva a nuestros intereses y la Constitución.

Sin desmedro a que lo sucedido el 11 de abril de 2002 fuera considerado por algunos posteriormente como un golpe de Estado, en palabras del desaparecido historiador Jorge Olavarría, lo que ocurrió inicialmente ese día fue una rebelión popular:

“En primer lugar yo creo que eso fue una rebelión popular, que se fue creando con una gran presión, que se inició básicamente con la huelga de la gerencia de PDVSA, que fue creciendo, que se fue radicalizando, que las posiciones se fueron radicalizando hasta que la huelga general que había anunciado la CTV, como una especie medida de presión para el gobierno, ¿para qué? ¡Para que renunciara Chávez! No nos vamos a engañar, eso era lo que la gente pedía: ¡Se va! ¡Se va! ¡Se va! ¡Renuncia, Renuncia¡¡Renuncia! Para que renunciara Chávez. ¡Eso no es un golpe de Estado! ¡Eso no es una sublevación! Eso no es una instigación para la sublevación. Eso es el ejercicio de un derecho constitucionalmente protegido. Y la renuncia es una de las maneras de ausencia definitiva del Presidente de la República, de acuerdo a la Constitución vigente…” (ver Olavarría y el 11 de abril, Pastillas de Memoria, Entrevista de José Israel González a Jorge Olavarría, Historia Viva, en https://youtu.be/68JadxKJMzQ?t=268).

Mi interpretación de esta tesis, en este caso, es que una rebelión cívico-electoral, como la planteada ante un robo por fraude de las elecciones del 28J, ejercería un derecho constitucionalmente protegido establecido en el Artículo 5 Constitucional, como ocurrió el 11 de abril de 2002. Y por supuesto no estaría exenta a cualquier pronunciamiento que posteriormente hagan las FFAA, protegiendo precisamente esos derechos, y acompañando al pueblo venezolano a constatar si efectivamente el resultado que dictamine el CNE se corresponde con todos los sufragios emitidos por los venezolanos. Eso sería proteger el derecho del dueño de la Soberanía a unas Elecciones Auténticas, evitando la pérdida de vidas y preservando la paz y la tranquilidad de la Nación.

Pero además de todo lo anterior, existe históricamente el derecho a la rebelión: “El derecho a la rebelión, al igual que el derecho a la legítima defensa, puede ejercerse cuando un cúmulo de hechos graves, plenamente comprobados, conforman un estado de necesidad de inminente y extrema peligrosidad para la preservación de la libertad, la vida y los bienes de los ciudadanos. Esto se hace una vía inevitable cuando la ciudadanía se encuentra en estado de indefensión por cuanto las agresiones a sus derechos más sagrados -vida, libertad y propiedad- vienen por omisión de cumplir su función constitucional, de quienes deben ampararlos y se convierten por ello en cómplices o coautores de la agresión…” (ver Jorge Olavarría, El derecho a la rebelión, Jorge Olavarría, 19 de febrero de 2002, en https://goo.su/CUV7).

Cualquier parecido a la realidad actual NO es pura coincidencia. El 28J el pueblo se encontrará al frente de los peligros mencionados allí y con lo único que cuenta para defenderse de un poder que lo sobrepasa, es una rebelión cívico-electoral ante cualquier resultado que no se corresponda con la realidad que todos hemos percibido en las calles de Venezuela. Y si quienes deben amparar los derechos electorales de los ciudadanos, los violan y se convierten en cómplices y coautores de esa agresión, los venezolanos deberán cerrar filas pacíficamente, como el 11 de abril de 2002, para exigir que se cuente la Soberanía Popular, ejerciendo nuestro derecho constitucional a la participación política. Nadie nos puede negar el derecho a rebelarnos que nació de nuestros fundadores, un día como hoy, el 5 de julio de 1811. Esa es la esencia de nuestra nacionalidad…

Caracas, 5 de Julio de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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viernes, 28 de junio de 2024

Cómplices necesarios

Por Luis Manuel Aguana

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Sería imposible para cualquiera que haya tocado el tema del fraude electoral en Venezuela, dejar pasar las recientes declaraciones del Comisario Iván Simonovis en sus redes sociales, donde señala con nombres y apellidos, los cómplices necesarios del fraude técnico ejecutado en sucesivos procesos electorales, para darle la victoria al régimen.

Simonovis apunta específicamente a técnicos de PDVSA y CANTV como responsables de la “construcción de una plataforma integrada que manipula la información que se transmite desde los centros de votación hasta el CNE. Y para eso se apoyan en tres instituciones, en PDVSA, en CANTV y CNE. Durante todos estos años la dictadura ha fortalecido un equipo multidisciplinario, de alto desempeño, con la finalidad de tomar el control informático que maneja toda la megadata electoral. Se utilizó el proyecto de fibra óptica CANTV-PDVSA, que integraba las zonas pobladas con las zonas interurbanas para así controlar toda la información que viajaba desde los centros de votación hasta el CNE. Todos con una red homologada. Adicionalmente a todo lo que les acabo de comentar, estos criminales, porque realmente no tienen otro nombre, han tenido la responsabilidad de crear salas situacionales, que no son más que laboratorios donde se manipula información que luego se postea en las redes sociales. Estas mismas salas situacionales también se encargan en cada elección de procesar información que luego es utilizada para alterar resultados electorales a favor del régimen” (ver Tengan presentes estos nombres y estos rostros, @Simonovis, en  https://x.com/simonovis/status/1805539319886614885).

Después de tantos años de escribir con relación a este tema y denunciar los peligros que conlleva la automatización del voto para el Derecho Humano de Elecciones Auténticas en Venezuela, consagrado en la Declaración Universal de los Derechos Humanos y otros instrumentos internacionales, esta es la primera vez que son señaladas directamente a personas responsables de esa manipulación técnica fraudulenta de la cual solamente hemos visto sus indicios en los estudios estadísticos e instrumentos de detección matemática, como la Ley de Newcomb-Benford (ver La naturaleza delató al CNE, en https://ticsddhh.blogspot.com/2012/12/la-naturaleza-delato-al-cne.html).

Vistos estos indicios claros de fraude sobre los resultados en varias elecciones, arrojados en estudios realizados por técnicos independientes, muchos pedíamos que se investigara a fondo la situación, cosa imposible de realizar, existiendo una tiranía en funciones. Al margen de los nombres y sus posiciones en las empresas señaladas, la declaración del Comisario Simonovis exponiendo que ya se conocen quienes, cómo y dónde han realizado la trampa, corrobora años de denuncias sobre el sistema automatizado de votación venezolano, y asesta un golpe certero sobre uno de los pilares fundamentales sobre los que el régimen se sostiene.

Y no es que minimice de manera alguna la responsabilidad directa de las personas señaladas como cómplices necesarios en este grave delito, y que son mencionadas por el Comisario Simonovis, que suponemos sale como producto de una impecable  investigación policial, que sin duda sabe realizar muy bien este exfuncionario reconocido por su larga y exitosa trayectoria de servicio, dedicada a la seguridad del país.

Mi exposición se centra en que la modificación de los resultados técnicos en puntos intermedios de la red informática del CNE para unas elecciones, coincide con nuestra denuncia del cambio del concepto de escrutinio impuesto por el régimen desde que se estableció el voto electrónico en Venezuela. En otras palabras, que solo escrutan las máquinas y no los testigos y solo son “verificadas” manualmente una parte de las urnas electorales, que de acuerdo a lo estipulado por el  régimen es del 54%, en el mejor de los casos, dejando el 46% restante cerrado por ley, permitiendo de esta manera que las máquinas dictaminen el resultado total sin que se cuente o “verifique” ese importante porcentaje, porque se cambió legalmente el sistema de votar en Venezuela y el voto pasó a ser electrónico.

Ese detalle trascendental hace que el régimen pueda manipular a su antojo al menos el 46% de los resultados a través de medios electrónicos, y por supuesto a través de especialistas que prestan su avanzado conocimiento para que el régimen modifique los resultados que no son sujetos a “verificación” manual, SIN QUE LA OPOSICIÓN LO DETECTE, porque hacen coincidir en el proceso las actas y los votos de las máquinas con el resultado total en el centro de totalización del CNE.

Sin conocer lo que hoy revela Simonovis, en el año 2013, esgrimí una teoría en un Foro en un El Nacional titulado “¿Habrá Fraude Electoral el 14A?”, con una ponencia que llamé  “Construcción de un Fraude Técnico en 10 Pasos” (ver ponencia en https://tinyurl.com/msms4b9). Allí expuse una teoría posible de cómo se puede hacer un fraude técnico a los ojos de todos y sin darnos cuenta, y que pasa precisamente porque los técnicos del CNE que manejan las máquinas de los centros pueden cambiar los resultados dentro de ellas sin que nadie lo advierta porque los testigos no tienen idea de lo que estos técnicos pueden hacer.

Pero si efectivamente se interviene la red y técnicamente se toma el control de lo que pasa entre el centro de totalización y las maquinas durante el momento de la transmisión de los resultados, como lo precisa el Comisario Simonovis, es perfectamente posible  que se coloquen en las máquinas de votación resultados diferentes a los que reposan físicamente en las urnas NO AUDITADAS por la oposición, y que los resultados que arrojan las máquinas y el centro de totalización, coincidan perfectamente al final del proceso. Pero el truco fundamental aquí es que la máquina no sea susceptible de “verificación ciudadana” por parte de la oposición.

La manera en que esto pueda ocurrir es que el CNE permita ese acceso a sus servidores y máquinas de votación. Y no es que las máquinas sean “hackeadas” por parte de una entidad exterior, es que la participación del CNE es indispensable para que eso ocurra al darle puerta abierta al sistema y las redes asociadas, de allí que sean cómplices de esa operación. Eso explicaría la razón por la cual en varios procesos electorales se comenzaran a “voltear” los resultados a favor del régimen a partir de las 6pm, hora donde comienzan a cerrarse las máquinas de votación en todo el país, y la razón por la cual maquinas en un mismo centro muestran  históricamente resultados muy diferentes entre ellas a favor del régimen, contrariando las leyes de la estadística.

Esto ya se reflejaba en el año 2012 en  el informe “Elección Presidencial en Venezuela 2012” de María Mercedes Febres-Cordero, Bernardo Márquez y Alfredo Weil de ESDATA de Noviembre de 2012 donde se reveló que La magnitud de las inconsistencias detectadas en votos válidos se estiman en el orden del 12% para los centros con más de una mesa y de 92% para centros con una sola mesa” (ver Informe Elección Presidencial en Venezuela 2012 – Una evaluación Integral, María Mercedes Febres-Cordero, Bernardo Márquez, y Alfredo Weil en https://tinyurl.com/5n7d2x6v).

La única manera de asegurarse que eso no ocurra ante una nueva tentativa de fraude electoral, es que se imponga la soberanía popular, establecida en el Artículo 5 de la Constitución, por encima de toda ley y reglamentación que vulnere los derechos de los ciudadanos. Esto es, que los ciudadanos conscientes y testigos del proceso por derecho, al detectar una irregularidad, procedan en cada centro a la verificación ciudadana de todas las máquinas de votación y no solamente un porcentaje de ellas. Si el régimen no tiene nada que ocultar no debería ser un problema.

Estas modificaciones en el sistema de contar votos en Venezuela a partir del año 2004, lo que en realidad esconde es un fraude técnico masivo, más allá de todas las trampas para impedir la presencia de los testigos de la oposición por una normativa sobrevenida del CNE. Esta apreciación tendría que ser acompañada por el respaldo de las FFAA del Plan República en todo el país, en defensa de la soberanía popular. Si los militares se niegan a que el dueño de la soberanía cuente todos sus votos, entonces ellos si serán los verdaderos cómplices necesarios para que prevalezca la tiranía.

Caracas, 28 de Junio de 2024

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