Por Luis Manuel Aguana
Lo mucho que se ha escrito y referido en Venezuela en torno a la larga duración de la tiranía castrista, que ya ronda los 65 años, y el porqué aún no ha caído después de tanto tiempo, le dice al mundo que si puede existir un régimen de esa naturaleza capaz de montarse sobre los deseos de libertad su propio pueblo. Y que pesar del bloqueo al país, sanciones económicas y políticas, y múltiples condenas de la Comunidad Internacional, su régimen continúa vivo luego de 65 años, sojuzgando la voluntad del pueblo cubano.
Sin embargo, nadie se pasea por el hecho que una vez el régimen cubano se coludió con la Unión Soviética, ancestros de la Rusia actual, para poner al mundo al borde de una guerra nuclear. ¿Y por qué pasó eso? Porque Fidel Castro y su revolución comunista se colocaron en la órbita de los países simpatizantes de la antigua URSS como el primer país del continente americano que lo hacía, razón por la cual fue utilizado por esa potencia para colocar misiles nucleares que amenazaran a los EEUU a pocos kilómetros de sus costas.
Y como es historia bien conocida y relatada en infinidad de libros y películas, el mundo no se autodestruyó en ese entonces por una negociación que a cambio de retirar los misiles de la isla, los norteamericanos debían hacer lo mismo en Turquía e Italia, con la condición que EEUU nunca invadiría Cuba ni apoyaría a ningún grupo con esa intención. Esa promesa se ha sostenido por 65 años. El resultado de esta negociación y la protección soviética derivada de allí, quizás sean los responsables de esos 65 años del régimen iniciado por Fidel Castro en su país.
Para aquellos jóvenes que no les guste leer mucho, les copio el extracto de ese momento histórico acerca de cómo se resolvió pacíficamente ese problema de los misiles cubanos, donde todos estuvimos a punto de morir en el planeta por culpa de un régimen minúsculo que permitió que su país fuera asiento de bombas nucleares de una potencia extracontinental:
“Jrushchov (Nikita Jrushchov Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética) propuso a Kennedy (John F. Kennedy, Presidente de los EEUU) el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares preocupado por la posibilidad de una acción unilateral cubana y así lo expresa en la carta de respuesta el 28 de octubre en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano. Además, la propuesta soviética establecía que los Estados Unidos también deberían a cambio ejecutar el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares situadas en territorio de Turquía, país fronterizo con la Unión Soviética. También se pedía el retiro del Misil balístico de alcance medio PGM-19 Júpiter que los estadounidenses mantenían en el sur de Italia. Los diplomáticos soviéticos y estadounidenses realizaron urgentes y continuas negociaciones secretas en Washington y en Moscú, transmitiendo las propuestas de uno y otro bando para solucionar la crisis durante todo el día 27. No obstante, en las negociaciones secretas estuvo excluido Fidel Castro, en tanto el gobierno soviético se negó a realizar consultas sobre el tema con el régimen de La Habana….Tras las negociaciones secretas, Kennedy y su gabinete aceptaron la oferta soviética en la madrugada del domingo 28 de octubre a espaldas de Fidel Castro quien reprochó pública y en correspondencia a Jruschov los días 28, 30 y 31 de octubre. Este acuerdo se conoció más tarde, ya que Kennedy lo aceptó con la condición de no invadir Cuba ni apoyar grupo alguno con esa intención. El desmantelamiento del Misil balístico de alcance medio PGM-19 Júpiter de Turquía no fue hecho público hasta que se llevó a cabo seis meses después” (ver Wikipedia, Crisis de los misiles de Cuba, en https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_los_misiles_de_Cuba).
Y ustedes se preguntarán ¿Por qué evocar ese recuerdo tan amargo? Porque el caso venezolano, comparado con el de Cuba en 1962, quizás presente una complejidad muchas veces superior al de la crisis de ese año, pero sin la amenaza inmediata, pero segura, de unos misiles nucleares apuntando hacia los EEUU.
De la misma manera como los EEUU negociaron con los soviéticos en 1962 el retiro de los misiles en Cuba sin la presencia de Fidel Castro, a cambio de sus propios misiles en Turquía e Italia y su no intervención futura para salir de ese régimen, los EEUU deben negociar el retiro de Rusia y su satélite cubano, Irán y China en los asuntos militares de Venezuela, sin la presencia del régimen de Nicolás Maduro Moros, a cambio de intereses que solo ellos pueden conocer.
¿Y por qué los EEUU harían eso? Porque la arremetida de estos 3 países en Venezuela, como consecuencia de una política exterior norteamericana que no priorizó a sus aliados naturales del continente, es la primera de muchas incursiones que probablemente se realizarían desde Venezuela al resto de los países de Latinoamérica. Y que si no es atajada de raíz, aislará a los EEUU del resto del continente americano, siendo esa situación mucho más peligrosa para ellos que la crisis originada por una simple isla caribeña con unos misiles apuntándolos, de rápida desinstalación. La crisis de los misiles cubanos de 1962 puede representar una lección para la Venezuela de hoy.
A una Venezuela en manos de estas potencias extracontinentales, como está planteado en este momento, le seguirá fácilmente Colombia, y el resto de los países latinoamericanos caerán como dominós en una secuencia predecible. Todo esto sin contar que igualmente esos países tendrían tiranías como la de Venezuela, que se alarguen como la cubana, por muchas generaciones. Esa negociación preventiva y pacífica le ahorrará a los EEUU, con mucha seguridad, una crisis semejante o peor a la de 1962, dada la tecnología militar que existe hoy, sin contar con la permanente y creciente amenaza del terrorismo y el narcotráfico.
Las condiciones están dadas para esa negociación en este momento porque el pueblo venezolano se pronunció indiscutiblemente el 28J, y existe, a diferencia del pasado próximo, un liderazgo claro y competente para tomar las riendas del país, y un Presidente a quien el pueblo eligió con una mayoría que ya están envidiando los actuales presidentes del continente.
Sin embargo, aquí habría una diferencia fundamental que no existió en el caso cubano de 1962. Los venezolanos de hoy podemos, a diferencia de los cubanos de 1962, resolver nuestra crisis a lo interno, pero para que eso ocurra no debe existir el ruido del sostenimiento del régimen por parte de esas potencias, para que Venezuela tenga la oportunidad de volver a su cauce democrático de las manos de sus propios actores militares y políticos. No es posible pedirles a nuestros militares que resuelvan esa crisis sin antes resolver la mega crisis a lo externo, y que está fuera de nuestro alcance.
En anteriores situaciones históricas de Venezuela, donde las FFAA jugaron un papel protagónico para el regreso de la institucionalidad y la democracia, el mundo no tenía la complejidad política multipolar que presenta hoy, ni existían los tentáculos de los intereses geopolíticos para el sostenimiento interesado de una tiranía. Si ese sesgo se corrige en el lugar donde debe corregirse, el país volverá con toda seguridad, en el momento preciso y en su propia dinámica, a la senda de la democracia y la libertad.
Caracas, 19 de Agosto de 2024
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