lunes, 19 de agosto de 2024

Misiles cubanos, lecciones para Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

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Lo mucho que se ha escrito y referido en Venezuela en torno a la larga duración de la tiranía castrista, que ya ronda los 65 años, y el porqué aún no ha caído después de tanto tiempo, le dice al mundo que si puede existir un régimen de esa naturaleza capaz de montarse sobre los deseos de libertad su propio pueblo. Y que pesar del bloqueo al país, sanciones económicas y políticas, y múltiples condenas de la Comunidad Internacional, su régimen continúa vivo luego de 65 años, sojuzgando la voluntad del pueblo cubano.

Sin embargo, nadie se pasea por el hecho que una vez el régimen cubano se coludió con la Unión Soviética, ancestros de la Rusia actual, para poner al mundo al borde de una guerra nuclear. ¿Y por qué pasó eso? Porque Fidel Castro y su revolución comunista se colocaron en la órbita de los países simpatizantes de la antigua URSS como el primer país del continente americano que lo hacía, razón por la cual fue utilizado por esa potencia para colocar misiles nucleares que amenazaran a los EEUU a pocos kilómetros de sus costas.

Y como es historia bien conocida y relatada en infinidad de libros y películas, el mundo no se autodestruyó en ese entonces por una negociación que a cambio de retirar los misiles de la isla, los norteamericanos debían hacer lo mismo en Turquía e Italia, con la condición que EEUU nunca invadiría Cuba ni apoyaría a ningún grupo con esa intención. Esa promesa se ha sostenido por 65 años. El resultado de esta negociación y la protección soviética derivada de allí, quizás sean los responsables de esos 65 años del régimen iniciado por Fidel Castro en su país.

Para aquellos jóvenes que no les guste leer mucho, les copio el extracto de ese momento histórico acerca de cómo se resolvió pacíficamente ese problema de los misiles cubanos, donde todos estuvimos a punto de morir en el planeta por culpa de un régimen minúsculo que permitió que su país fuera asiento de bombas nucleares de una potencia extracontinental:

Jrushchov (Nikita Jrushchov Presidente del Consejo de Ministros de la Unión Soviética) propuso a Kennedy (John F. Kennedy, Presidente de los EEUU) el desmantelamiento de las bases soviéticas de misiles nucleares preocupado por la posibilidad de una acción unilateral cubana y así lo expresa en la carta de respuesta el 28 de octubre en Cuba, a cambio de la garantía formal y pública de que Estados Unidos no realizaría ni apoyaría una invasión al territorio cubano. Además, la propuesta soviética establecía que los Estados Unidos también deberían a cambio ejecutar el desmantelamiento de las bases de misiles nucleares situadas en territorio de Turquía, país fronterizo con la Unión Soviética. También se pedía el retiro del Misil balístico de alcance medio PGM-19 Júpiter que los estadounidenses mantenían en el sur de Italia. Los diplomáticos soviéticos y estadounidenses realizaron urgentes y continuas negociaciones secretas en Washington y en Moscú, transmitiendo las propuestas de uno y otro bando para solucionar la crisis durante todo el día 27. No obstante, en las negociaciones secretas estuvo excluido Fidel Castro, en tanto el gobierno soviético se negó a realizar consultas sobre el tema con el régimen de La Habana….Tras las negociaciones secretas, Kennedy y su gabinete aceptaron la oferta soviética en la madrugada del domingo 28 de octubre a espaldas de Fidel Castro quien reprochó pública y en correspondencia a Jruschov los días 28, 30 y 31 de octubre. Este acuerdo se conoció más tarde, ya que Kennedy lo aceptó con la condición de no invadir Cuba ni apoyar grupo alguno con esa intención. El desmantelamiento del Misil balístico de alcance medio PGM-19 Júpiter de Turquía no fue hecho público hasta que se llevó a cabo seis meses después” (ver Wikipedia, Crisis de los misiles de Cuba, en https://es.wikipedia.org/wiki/Crisis_de_los_misiles_de_Cuba).

Y ustedes se preguntarán ¿Por qué evocar ese recuerdo tan amargo? Porque el caso venezolano, comparado con el de Cuba en 1962, quizás presente una complejidad muchas veces superior al de la crisis de ese año, pero sin la amenaza inmediata, pero segura, de unos misiles nucleares apuntando hacia los EEUU.

De la misma manera como los EEUU negociaron con los soviéticos en 1962 el retiro de los misiles en Cuba sin la presencia de Fidel Castro, a cambio de sus propios misiles en Turquía e Italia y su no intervención futura para salir de ese régimen, los EEUU deben negociar el retiro de Rusia y su satélite cubano, Irán y China en los asuntos militares de Venezuela, sin la presencia del régimen de Nicolás Maduro Moros, a cambio de intereses que solo ellos pueden conocer.

¿Y por qué los EEUU harían eso? Porque la arremetida de estos 3 países en Venezuela, como consecuencia de una política exterior norteamericana que no priorizó a sus aliados naturales del continente, es la primera de muchas incursiones que probablemente se realizarían desde Venezuela al resto de los países de Latinoamérica. Y que si no es atajada de raíz, aislará a los EEUU del resto del continente americano, siendo esa situación mucho más peligrosa para ellos que la crisis originada por una simple isla caribeña con unos misiles apuntándolos, de rápida desinstalación. La crisis de los misiles cubanos de 1962 puede representar una lección para la Venezuela de hoy.

A una Venezuela en manos de estas potencias extracontinentales, como está planteado en este momento, le seguirá fácilmente Colombia, y el resto de los países latinoamericanos caerán como dominós en una secuencia predecible. Todo esto sin contar que igualmente esos países tendrían tiranías como la de Venezuela, que se alarguen como la cubana, por muchas generaciones. Esa negociación preventiva y pacífica le ahorrará a los EEUU, con mucha seguridad, una crisis semejante o peor a la de 1962, dada la tecnología militar que existe hoy, sin contar con la permanente y creciente amenaza del terrorismo y el narcotráfico. 

Las condiciones están dadas para esa negociación en este momento porque el pueblo venezolano se pronunció indiscutiblemente el 28J, y existe, a diferencia del pasado próximo, un liderazgo claro y competente para tomar las riendas del país, y un Presidente a quien el pueblo eligió con una mayoría que ya están envidiando los actuales presidentes del continente.

Sin embargo, aquí habría una diferencia fundamental que no existió en el caso cubano de 1962. Los venezolanos de hoy podemos, a diferencia de los cubanos de 1962, resolver nuestra crisis a lo interno, pero para que eso ocurra no debe existir el ruido del sostenimiento del régimen por parte de esas potencias, para que Venezuela tenga la oportunidad de volver a su cauce democrático de las manos de sus propios actores militares y políticos. No es posible pedirles a nuestros militares que resuelvan esa crisis sin antes resolver la mega crisis a lo externo, y que está fuera de nuestro alcance.

En anteriores situaciones históricas de Venezuela, donde las FFAA jugaron un papel protagónico para el regreso de la institucionalidad y la democracia, el mundo no tenía la complejidad política multipolar que presenta hoy, ni existían los tentáculos de los intereses geopolíticos para el sostenimiento interesado de una tiranía. Si ese sesgo se corrige en el lugar donde debe corregirse, el país volverá con toda seguridad, en el momento preciso y en su propia dinámica, a la senda de la democracia y la libertad.

Caracas, 19 de Agosto de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

viernes, 16 de agosto de 2024

Venezuela, la trampa de lo obvio

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Deseo relatarles una pequeña anécdota personal. Hace muchos años asistí a un taller de supervivencia en el marco de un programa gerencial de alto nivel que realicé. Hicimos un ejercicio muy interesante que me dejo una enseñanza que deseo compartirles hoy. Reunieron a todo el grupo en un galpón para dormir en camas de campaña. Nos despertaron a las 3 de la mañana y nos dividieron en grupos de 5. A todos los grupos nos señalaron una fogata que se veía a lo lejos en el medio de la más negra oscuridad en el tope de una montaña y nos dijeron que nos encontráramos allí en menos de una hora.

La mayoría de los grupos eligieron la vía corta: una línea recta entre el sitio donde nos encontrábamos y la fogata que se veía a muchos kilómetros en la montaña. Nadie se sentó a pensar, solo salieron corriendo hacia la montaña sin siquiera tener una linterna. Hubo un grupo que cayó por un barranco antes de llegar al lugar señalado, gracias a Dios, sin víctimas fatales que lamentar, pero con una persona herida al caer. Nadie pensó como habían prendido una fogata tan lejos y avisarnos en tan corto tiempo y menos aún pedirnos vernos luego allá en menos de una hora, en un sitio que estaría a no menos de 10 kilómetros de distancia. Era ilógico creer que se podría llegar en línea recta: ¡tenía que haber un camino!

Y efectivamente sí lo había. Nos costó unos 30 minutos encontrarlo y bordear la montaña, y otros 30 para llegar corriendo al sitio siguiendo la senda. El camino era una pica escondida para rústicos que los organizadores usaron para prender la fogata. La ruta al principio parecía ir en la dirección contraria, cosa que originó discusiones en el grupo acerca de si era o no una opción. Al final todos acordamos seguirla porque el tiempo nos alcanzaba. De esa experiencia aprendí que para llegar hay primero que estudiar las opciones y eso toma tiempo. Pero una vez que lo haces y tomas una decisión, ya sabes que hacer, y lo emprendes hasta que consigues tener éxito. Sin embargo, así no lo pensó la mayoría de los grupos del ejercicio. Gracias a Dios, en mi grupo nos encontrábamos  gente con una mínima capacidad de razonamiento que nos preguntamos primero de que se trataba el problema y acordar entre todos una solución para resolverlo.

Pues eso mismo nos está pasando ahora. Venezuela se encuentra en la más completa oscuridad. Y en esa oscuridad vemos una luz a lo lejos y nos dicen que debemos llegar a ella para alcanzar la libertad. Queremos llegar allí desesperadamente y, en la gran mayoría de los casos, no nos detenemos a razonar que aunque pareciera que la línea recta a esa luz es el camino obvio para alcanzarla, la experiencia de 25 años debiera dictarnos que no lo es, y que se requiere sentarse a pensar cuál es la mejor ruta con serenidad, aunque eso nos tome tiempo y la desesperación nos consuma. En la medida que la pensemos mejor, tardaremos menos tiempo en llegar.

Otra vez se nos ha planteado un problema similar que pareciera tener una solución obvia: que las FFAA intervengan y resuelvan el problema. Pero, como veremos, el terreno donde se decidirá esta situación está en un contexto más amplio que el de Venezuela y sus FFAA, aunque desde aquí también tengamos un papel que cumplir. Y pensamos lo obvio porque las FFAA debieron hacer respetar la decisión de la Soberanía Popular el 28J, no solo porque era su obligación constitucional sino porque estuvieron presentes en el proceso electoral y saben muy bien cuál fue el resultado en todos los centros electorales, y se abstuvieron de hacerlo. Pero, ¿por qué paso eso? Debemos llegar más al fondo entonces y examinar con mayor precisión lo que ocurre. Para empezar, que las FFAA no hayan tomado la decisión en el momento que pensamos obvio no significa que no la tomen después. Solo significa que algo más grande que ellos está presente, metiéndole ruido a lo que suponemos obvio. Veamos:

En una entrevista realizada por American Thought Leaders en español, a Joseph Humire, Director Ejecutivo del Centro para una Sociedad Libre y Segura (Center for a Secure Free Society) de la Fundación Heritage, publicada el 12 de agosto (ver Análisis exhaustivo de las elecciones venezolanas y las fuerzas ocultas: Perspectiva de Joseph Humire, en https://es.theepochtimes.com/videos/analisis-exhaustivo-de-las-elecciones-venezolanas-y-las-fuerzas-ocultas-perspectiva-de-joseph-humire-1301530.html), el experto en geopolítica indica que el sostenimiento en el poder del régimen venezolano no solo depende de las FFAA, como pareciera ser el convencimiento general:

 “Entre 2002 y 2004, Chávez usó los ingresos petroleros de Venezuela para financiar candidatos socialistas en Bolivia, Nicaragua, Argentina y Brasil, impulsando lo que se conoce como la marea rosa o la ola socialista en América Latina. Durante este periodo, Hugo Chávez financió campañas políticas y ayudó a colocar en el poder a Evo Morales en Bolivia, Daniel Ortega en Nicaragua, Cristina Kirchner en Argentina y el primer mandato de Lula da Silva en Brasil. Este esfuerzo, conocido como petro diplomacia, utilizó los petro dólares de Venezuela para apoyar a estos candidatos. Chávez también creó la Alianza Bolivariana para los pueblos de nuestra América. Alba, que llegó a abarcar unos 13 países, aunque hoy en día se ha reducido a unos 9 o 10, incluyendo a los más autoritarios como Cuba, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y anteriormente Ecuador. A través de esta red, Chávez promovió una visión geopolítica que alejaba a América Latina de Estados Unidos y acercaba a la región a China, Rusia e Irán. Venezuela se convirtió en el país más endeudado con China, solicitando préstamos por 60 mil millones de dólares, lo que permitió a China apoyar a Chávez y al régimen de Maduro. Rusia vio una oportunidad para vender su armamento, convirtiéndose en el mayor proveedor de armas de Venezuela, con más de 12 mil millones de dólares en equipos militares. Por su parte, Irán, aunque no suministró armas o dinero directamente, proporcionó la red y el conocimiento necesario. Su embajada en Venezuela se fortaleció, y estos tres actores comenzaron a utilizar a Venezuela como una plataforma para desafiar a Estados Unidos desde América Latina” (Entrevista J. Humire, min 21:11) (resaltado nuestro).

“…Entre 2007 y 2008, Chávez reestructuró Venezuela, dividiendo el país en ocho regiones en lugar de provincias y municipios, designó a sus militares para que dirigieran cada una de estas regiones. Las regiones, llamadas Zonas Integradas de Defensa Regional, cada región está impulsada por una economía ilícita específica. En el oeste puede ser el contrabando de petróleo, en el este la minería ilegal o el contrabando, en el norte del narcotráfico, y en el sur también el narcotráfico. Este esquema ha creado una intrincada red de crimen organizado transnacional, que está profundamente integrada con el Estado venezolano. Esta red no respeta fronteras y se extiende más allá de Venezuela, abarcando Colombia, Brasil, Panamá y sus territorios circundantes. La complejidad de Venezuela es tal que incluso si se logra una transformación política, la red criminal seguiría existiendo. Por lo tanto, si Maduro renuncia o es removido, eso sería un primer paso positivo, pero no suficiente por si solo para resolver la crisis. El problema subyacente es la red criminal que sigue operando y no se puede abordar completamente sin una intervención externa. El nivel de interés de Rusia, China e Irán, en mantener esa estructura de poder en Venezuela es demasiado grande para que el pueblo venezolano lo resuelva por sí mismo (Entrevista J. Humire, min 23:33) (resaltado nuestro).

Aquí el término “intervención externa” no necesariamente implica tropas de invasión armada, sino movimientos específicos de nuestra parte para solicitar ayuda exterior porque el problema va más allá de nuestras capacidades, incluso de NUESTROS VOTOS. Y en esto juega un papel fundamental los EEUU quien tendrá, quiéralo o no, que renovar su política hacia Latinoamérica en virtud de este problema que ha escalado proporciones nunca antes vistas: “Por lo tanto, Venezuela es un problema hemisférico que requerirá una respuesta a nivel regional. Estados Unidos necesita desarrollar una estrategia regional robusta, quizás una versión renovada de la Doctrina Monroe para enfrentar adecuadamente este desafío (Entrevista J. Humire, min 26:31) (resaltado nuestro).

En este sentido, EEUU puede y debe negociar directamente -a sus propias expensas- y ahora mismo, con estos 3 actores, Rusia, Irán y China, el costo de que saquen sus manos de nuestro país, por haber olvidado durante muchos años, no solo la Doctrina de Monroe, sino por haber ignorado que los venezolanos en libertad y democracia somos la mejor garantía de su propia seguridad hemisférica. Es por esto que será mucho más efectiva una ruta para recuperar nuestro país, que pase primero por un cambio forzado en la actitud de esos actores hacia Venezuela, con la ayuda de los EEUU, que seguir rogándoles a los militares venezolanos que cumplan con su deber constitucional, ya que resuelto lo primero, lo segundo sale como consecuencia, obteniendo de obsequio colateral la solución de la abierta invasión cubana porque los militares venezolanos se harían cargo de eso como les corresponde.

Les recomiendo ver completa la entrevista de Humire, que incluye otros aspectos muy relevantes de la actual situación geopolítica y postelectoral venezolana. Simplemente quise resaltar un aspecto extremadamente importante, que da una muestra de como el simple ejemplo inicial de llegar a una fogata en línea recta en la total oscuridad, sin pensar el problema, es un completo suicidio, cayendo en la trampa de lo obvio. Mientras tanto el tiempo corre para todos. Más vale que lo aprovechen…

Caracas, 16 de Agosto de 2024

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