Por Luis Manuel Aguana
¿Por cuánto tiempo más la Comunidad Internacional seguirá exigiendo al régimen de Nicolás Maduro Moros que “presente las Actas” del 28 de julio para reconocer o no su condición de “gobierno legítimo”? La pregunta es pertinente porque hasta que eso no pase, Venezuela seguirá estando en un limbo perjudicial para todos los que vivimos en el país y en el continente.
Para este escribidor esa cuestión es tan importante que no solo amerita una discusión abierta acerca de este tema de todos los factores políticos nacionales e internacionales, sino de la presión generalizada del mundo para tomar una posición definitiva en ese muy importante asunto, ya que en eso se está jugando el futuro político cercano de Venezuela y Latinoamérica, y en consecuencia, de los principales actores políticos de cada país.
La cuestión no es tan simple como se ve superficialmente. Para la mayoría de los venezolanos que votamos el 28 de julio, el régimen simplemente le dio una “patada a la mesa” electoral y decidió alzarse con el poder, desconociendo los verdaderos resultados de la elección. Pero para la Comunidad Internacional que no vota en Venezuela, los procedimientos y los datos probatorios son importantes para un reconocimiento cabal del resultado. Y esos solo pueden salir de la entidad oficial que rige los procesos electorales en los países. Y como todos sabemos, esa entidad oficial no es más que la oficina de elecciones del régimen, que no podía dar otro resultado diferente al que dio en la madrugada del 29 de julio.
Siendo así, el juego pareciera estar trancado. Por el lado opositor, pareciera que el haber publicado las Actas de los testigos de la oposición en la elección, único documento oficial entregado de acuerdo a la ley a los participantes oficiales de una elección para constatar los resultados, pareciera no ser suficiente al mundo para aceptar el verdadero resultado. Por el otro lado, ni siquiera la entidad oficial electoral de Venezuela, el CNE, ha publicado los resultados ofíciales en la Gaceta Electoral, después de haber proclamado a Nicolás Maduro Moros como “Presidente Electo”, en los 30 días siguientes, tal y como lo exige la Ley Orgánica de Procesos Electorales y su respectivo Reglamento:
Artículo 155 de la Ley Orgánica de Procesos electorales de Venezuela vigente:” El Consejo Nacional Electoral ordenará la publicación de los resultados de los procesos electorales en la Gaceta Electoral de la República Bolivariana de Venezuela, dentro de los treinta días siguientes a la proclamación de los candidatos electos y las candidatas electas”.
Artículo 395 del Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales vigente: “Los resultados electorales serán publicados en la Gaceta Electoral de la República Bolivariana de Venezuela, dentro de los treinta (30) días siguientes a la proclamación de las candidatas electas y candidatos electos”.
Así pues, si no han publicado los resultados a los que les obliga la Ley y su Reglamento, mucho menos publicarán las Actas que respaldan esos resultados.
A esto último debemos agregar que el CNE nunca ha publicado las Actas de ninguna elección, solo pública los resultados de cada circuito electoral que es lo que la ley les exige. Y este es un punto muy importante ya que la Comunidad Internacional está exigiendo algo que el CNE no está obligado a dar de acuerdo a la ley venezolana. A ellos simplemente les bastaría con publicar unos resultados sin respaldo de Actas para seguir sosteniendo que Nicolás Maduro Moros es el ganador de las elecciones del 28 de julio.
Pero, – ¡allí el bendito “pero” de nuevo!- las Actas fueron publicadas por la oposición. Si estuviéramos en un país con vigencia del Estado de Derecho, se podría demandar en un tribunal los resultados alterados así publicados por el régimen y revertir el resultado final de la elección, haciendo la respectiva comparación con las Actas que tiene el CNE por ley, con las que tiene la oposición. Pero este lamentablemente no es el caso. El régimen monto un teatro en su TSJ y llegaron unilateralmente a la conclusión de que Nicolás Maduro Moros fue el ganador “indiscutible” de la elección del 28 de julio, desatando al mismo tiempo una persecución política que todavía no cesa en contra de la oposición.
Entonces la Comunidad Internacional que nos metió en este predicamento electoral con el Acuerdo de Barbados - acuerdo que el régimen también ignoró flagrantemente- tiene una papa caliente en las manos y no podrá seguir sosteniendo indefinidamente que “Maduro presente las Actas” porque entre otras cosas no tiene porqué hacerlo. Tendrán que obligatoriamente tomar una DECISIÓN POLÍTICA de aceptar o no cualquier resultado que presente el régimen, si es que los presenta, más allá del show lamentable del Presidente del CNE en la madrugada del 29 de julio, y darse una fecha límite muy breve para hacerlo.
A estas alturas, es muy difícil que exista unanimidad en todos los países de aceptar la legitimidad del régimen de Nicolás Maduro Moros. Pero lo que no puede seguir existiendo es el “hasta que Maduro presente las Actas”. Ya deben decidir, a la mayor brevedad, aceptar o no a Maduro como Presidente legítimo. Y lo más importante, el futuro de nuestro país y el de Latinoamérica dependerá de la decisión de los países que acepten o no a Maduro como tal.
¿Por qué digo esto? Porque todo se perfila a que los países que tomarán como legítimo a Maduro serán los de la órbita antioccidental, encabezada por China, Rusia, Irán y Cuba, seguidos por Nicaragua, y Bolivia, inscritos ya en ese eje, sin importar Actas o resultados. Colombia, Brasil, México, tendrán que tomar una decisión en breve. Incluso Pedro Sánchez en España, cuyo gobierno insiste en la cantaleta post 28 de julio “que Maduro presente las Actas”, tendrá que decidir pronto alinearse o no con su propio Parlamento. El trabajo de Edmundo González Urrutia (EGU) deberá estar enfocado ahora en la decisión del Parlamento Europeo de lograr que esa instancia de los 27 países de la Unión Europea lo reconozca como Presidente Electo legítimo de los venezolanos.
Esa papa caliente del mundo del reconocimiento a un gobierno en Venezuela se debe resolver a la brevedad. Si los EEUU y el Parlamento Europeo reconocen a EGU como Presidente Electo legítimo, estarán dando pruebas válidas de la promesa que nos hicieron de que la vía de resolver el problema político de Venezuela se lograba mediante elecciones. Pues bien, ya no nos pueden salir ahora con otra cosa. Pero eso, aunque difícil, es necesario pero no suficiente. Les falta el paso trascendental de lograr que el eje antioccidental que ha logrado avances importantísimos en Latinoamérica, a través de la Venezuela de 25 años de Chávez-Maduro, Cuba, Nicaragua y Bolivia, retroceda en nuestro país.
Si la fuerza fundamental que representan las democracias de occidente logran con nuestra activa presencia ese paso con Venezuela –y no hay ninguna razón, ni económica, ni política, ni militar, para no lograrlo- se podrá restaurar el equilibrio perdido en Latinoamérica cuando los EEUU abandonaron su propia área de influencia natural dándoles paso a los principales abanderados de la multipolaridad del mundo. La recuperación de Venezuela para la democracia y la libertad del continente le conviene a todo mundo, inclusive a aquellos que pretenden un estilo de vida antinatural para nosotros. Es tarea de los venezolanos en cualquier lugar del mundo, hacérselos entender, en especial a aquellos que se les olvidó que esta es la tierra de Bolívar…
Caracas, 17 de Septiembre de 2024
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