martes, 17 de septiembre de 2024

La papa caliente del reconocimiento

Por Luis Manuel Aguana

English versión 

¿Por cuánto tiempo más la Comunidad Internacional seguirá exigiendo al régimen de Nicolás Maduro Moros que “presente las Actas” del 28 de julio para reconocer o no su condición de “gobierno legítimo”? La pregunta es pertinente porque hasta que eso no pase, Venezuela seguirá estando en un limbo perjudicial para todos los que vivimos en el país y en el continente.

Para este escribidor esa cuestión es tan importante que no solo amerita una discusión abierta acerca de este tema de todos los factores políticos nacionales e internacionales, sino de la presión generalizada del mundo para tomar una posición definitiva en ese muy importante asunto, ya que en eso se está jugando el futuro político cercano de Venezuela y Latinoamérica, y en consecuencia, de los principales actores políticos de cada país.

La cuestión no es tan simple como se ve superficialmente. Para la mayoría de los venezolanos que votamos el 28 de julio, el régimen simplemente le dio una “patada a la mesa” electoral y decidió alzarse con el poder, desconociendo los verdaderos resultados de la elección. Pero para la Comunidad Internacional que no vota en Venezuela, los procedimientos y los datos probatorios son importantes para un reconocimiento cabal del resultado. Y esos solo pueden salir de la entidad oficial que rige los procesos electorales en los países. Y como todos sabemos, esa entidad oficial no es más que la oficina de elecciones del régimen, que no podía dar otro resultado diferente al que dio en la madrugada del 29 de julio.

Siendo así, el juego pareciera estar trancado. Por el lado opositor, pareciera que el haber publicado las Actas de los testigos de la oposición en la elección, único documento oficial entregado de acuerdo a la ley a los participantes oficiales de una elección para constatar los resultados, pareciera no ser suficiente al mundo para aceptar el verdadero resultado. Por el otro lado, ni siquiera la entidad oficial electoral de Venezuela, el CNE, ha publicado los resultados ofíciales en la Gaceta Electoral, después de haber proclamado a Nicolás Maduro Moros como “Presidente Electo”, en los 30 días siguientes, tal y como lo exige la Ley Orgánica de Procesos Electorales y su respectivo Reglamento:

Artículo 155 de la Ley Orgánica de Procesos electorales de Venezuela vigente:” El Consejo Nacional Electoral ordenará la publicación de los resultados de los procesos electorales en la Gaceta Electoral de la República Bolivariana de Venezuela, dentro de los treinta días siguientes a la proclamación de los candidatos electos y las candidatas electas”.

Artículo 395 del Reglamento de la Ley Orgánica de Procesos Electorales vigente: “Los resultados electorales serán publicados en la Gaceta Electoral de la República Bolivariana de Venezuela, dentro de los treinta (30) días siguientes a la proclamación de las candidatas electas y candidatos electos”.

Así pues, si no han publicado los resultados a los que les obliga la Ley y su Reglamento, mucho menos publicarán las Actas que respaldan esos resultados.

A esto último debemos agregar que el CNE nunca ha publicado las Actas de ninguna elección, solo pública los resultados de cada circuito electoral que es lo que la ley les exige. Y este es un punto muy importante ya que la Comunidad Internacional está exigiendo algo que el CNE no está obligado a dar de acuerdo a la ley venezolana. A ellos simplemente les bastaría con publicar unos resultados sin respaldo de Actas para seguir sosteniendo que Nicolás Maduro Moros es el ganador de las elecciones del 28 de julio.

Pero, – ¡allí el bendito “pero” de nuevo!- las Actas fueron publicadas por la oposición. Si estuviéramos en un país con vigencia del Estado de Derecho, se podría demandar en un tribunal los resultados alterados así publicados por el régimen y revertir el resultado final de la elección, haciendo la respectiva comparación con las Actas que tiene el CNE por ley, con las que tiene la oposición. Pero este lamentablemente no es el caso. El régimen monto un teatro en su TSJ y llegaron unilateralmente a la conclusión de que Nicolás Maduro Moros fue el ganador “indiscutible” de la elección del 28 de julio, desatando al mismo tiempo una persecución política que todavía no cesa en contra de la oposición.

Entonces la Comunidad Internacional que nos metió en este predicamento electoral con el Acuerdo de Barbados - acuerdo que el régimen también ignoró flagrantemente- tiene una papa caliente en las manos y no podrá seguir sosteniendo indefinidamente que “Maduro presente las Actas” porque entre otras cosas no tiene porqué hacerlo. Tendrán que obligatoriamente tomar una DECISIÓN POLÍTICA de aceptar o no cualquier resultado que presente el régimen, si es que los presenta, más allá del show lamentable del Presidente del CNE en la madrugada del 29 de julio, y darse una fecha límite muy breve para hacerlo.

A estas alturas, es muy difícil que exista unanimidad en todos los países de aceptar la legitimidad del régimen de Nicolás Maduro Moros. Pero lo que no puede seguir existiendo es el “hasta que Maduro presente las Actas”. Ya deben decidir, a la mayor brevedad, aceptar o no a Maduro como Presidente legítimo. Y lo más importante, el futuro de nuestro país y el de Latinoamérica dependerá de la decisión de los países que  acepten o no a Maduro como tal.

¿Por qué digo esto? Porque todo se perfila a que los países que tomarán como legítimo a Maduro serán los de la órbita antioccidental, encabezada por China, Rusia, Irán y Cuba, seguidos por Nicaragua, y Bolivia, inscritos ya en ese eje, sin importar Actas o resultados. Colombia, Brasil, México, tendrán que tomar una decisión en breve. Incluso Pedro Sánchez en España, cuyo gobierno insiste en la cantaleta post 28 de julio “que Maduro presente las Actas”, tendrá que decidir pronto alinearse o no con su propio Parlamento. El trabajo de Edmundo González Urrutia (EGU) deberá estar enfocado ahora en la decisión del Parlamento Europeo de lograr que esa instancia de los 27 países de la Unión Europea lo reconozca como Presidente Electo legítimo de los venezolanos.

Esa papa caliente del mundo del reconocimiento a un gobierno en Venezuela se debe  resolver a la brevedad. Si los EEUU y el Parlamento Europeo reconocen a EGU como Presidente Electo legítimo, estarán dando pruebas válidas de la promesa que nos hicieron de que la vía de resolver el problema político de Venezuela se lograba mediante elecciones. Pues bien, ya no nos pueden salir ahora con otra cosa. Pero eso, aunque difícil, es necesario pero no suficiente. Les falta el paso trascendental de lograr que el eje antioccidental que ha logrado avances importantísimos en Latinoamérica, a través de la Venezuela de 25 años de Chávez-Maduro, Cuba, Nicaragua y Bolivia, retroceda en nuestro país.

Si la fuerza fundamental que representan las democracias de occidente logran con nuestra activa presencia ese paso con Venezuela –y no hay ninguna razón, ni económica, ni política, ni militar, para no lograrlo- se podrá restaurar el equilibrio perdido en Latinoamérica cuando los EEUU abandonaron su propia área de influencia natural dándoles paso a los principales abanderados de la multipolaridad del mundo. La recuperación de Venezuela para la democracia y la libertad del continente le conviene a todo mundo, inclusive a aquellos que pretenden un estilo de vida antinatural para nosotros. Es tarea de los venezolanos en cualquier lugar del mundo, hacérselos entender, en especial a aquellos que se les olvidó que esta es la tierra de Bolívar…

Caracas, 17 de Septiembre de 2024

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

Email: luismanuel.aguana@gmail.com

Twitter:@laguana

martes, 10 de septiembre de 2024

Un ciclo infinito de tiranía

Por Luis Manuel Aguana

English versión

Con gran sorpresa me encuentro en las redes sociales el “ratón espiritual” que supuso para la gran opinión nacional el exilio de Edmundo González Urrutia (EGU), cuando este escribidor pensaba en contrario que más bien había sido el primer paso serio –en este caso, lamentablemente provocado por el régimen- en la dirección correcta, en respuesta al golpe de Estado perpetrado el 28J. ¿Y por qué lo llamo así? Los de mi generación llamábamos “ratón” al malestar que seguía después de haber pasado una borrachera, bien sea de alcohol o de algo apreciado, que resultó en una decepción porque los eventos no salieron como esperábamos. Una depresión, pues.

Y es que los venezolanos hemos sido sometidos desde hace muchos años a un bombardeo paralizante de parte y parte de mensajes como “la revolución vino para quedarse” o el mismísimo “hasta el final” de María Corina Machado (MCM). ¿Cómo no esperar entonces actitudes y conductas masivas en la gente cuando las cosas no salen como esperamos? En especial, llegando a la conclusión de que EGU “huyó” dejándonos con el paquete, después de una campaña brutal que indicaba que todos –y en especial EGU- moriríamos en Venezuela con las “botas puestas” hasta el final.

Pienso que la oposición, a pesar de hacernos ver todo lo contrario, no calibró en su justa medida hasta donde eran capaces de llegar los que hoy detentan el poder en Venezuela, aun después de haber visto todo lo que hemos visto en 25 años. Nunca esperaron que el régimen le diera una patada a la mesa y se quedara con las elecciones a lo Juan Charrasqueado. Pensaron de verdad que el régimen entregaría después de todos los fraudes cometidos desde el año 2004 porque ellos mismos querían creer en el sistema de contar votos del CNE. Pero la verdad les golpeo la cara y pareciera que aún no reaccionan, creyendo igualmente que incluso respetarían a EGU.

La consecuencia inmediata de ese fraude-golpe de Estado fue la feroz persecución de todos quienes pudieran haber tenido contacto con las actas del proceso electoral, para encontrarlas y quemarlas. Desde el mismo momento del manotazo EGU como Presidente Electo legítimo debió estar fuera de Venezuela, no un mes después cuando era perfectamente previsible que lo amenazaran y chantajearan con su familia. Nadie se paseó que con EGU muerto volvemos al principio de todo esto, sin una legitimidad comprobable, porque esas actas no valdrían ni el papel donde están impresas en algún lugar -que espero sea fuera del país- porque todas señalan a EGU como el legítimo vencedor del 28J. ¡EGU es en persona el depositario de la voluntad popular del 28J!  Mis disculpas por la crudeza y que Dios resguarde y cuide la vida del Presidente Electo.

Sin embargo, todavía existe una oposición mezquina, que siguiéndole la narrativa al régimen es capaz de expresar que salió huyendo, sin acabar de entender el sacrificio de dejar atrás a su hija mayor con su respectiva familia, en resguardo de lo que tiene plena conciencia, como depositario que es del altísimo costo que han significado esas actas en muertos, detenidos y torturados. EGU sabe que si caía en poder del régimen todo eso se hubiera perdido en un segundo. Con ese peso a cuestas, EGU deja a su hija, yerno y nietos como rehenes en Venezuela. Difícilmente alguien quisiera estar en esa posición.

Pero no, a juicio de mucha gente, EGU tenía que quedarse en el país por la repetida consigna citada millones de veces, donde su papel político es insignificante frente al de MCM, más allá de decir que el Presidente está en el país luchando contra a un golpe de Estado, del que poco o nada podemos hacer desde Venezuela.

En otras palabras, la persona más valiosa que resultó de este proceso electoral y que más puede hacer fuera de Venezuela para convencer a la Comunidad Internacional de su propia legitimidad, se dejó expuesta a lo que el régimen le diera la gana de hacer. Sin embargo, ahora, gracias a esos héroes caídos y apresados, y muchísima gente esperanzada en Venezuela que colaboró el 28J, no solo tiene el respaldo de unas Actas que lo legitiman como Presidente frente al mundo, sino que puede  lograr una estrategia diplomática clara y firme que determine acciones en contra de lo que pasa en el país.

Sin importar lo que el régimen diga de ahora en adelante, lo mejor que nos pudo haber pasado fue que el legítimo Presidente de Venezuela haya salido del país, sin importar las circunstancias que rodearon a ese episodio.

He insistido en repetidas oportunidades acerca de la importancia que EGU, como diplomático de carrera, experimentado en el lenguaje que maneja la Comunidad Internacional, se ponga al frente de una ofensiva diplomática, que no puede esperar de ninguna manera, para comenzar a abordar temas como su propio reconocimiento como Presidente legítimo de Venezuela y las acciones que la Comunidad Internacional puede y debe adelantar para remover al régimen ilegítimo del país, y comenzar a preparar conjuntamente con las potencias occidentales, una estrategia que nos pueda librar de la injerencia de China, Rusia, Irán y Cuba en nuestro país.

De ninguna manera ese es un trabajo fácil de realizar, y necesitará contar con toda la ayuda que la diáspora preparada pueda facilitarle. Pero no han pasado ni 24 horas luego de la partida de EGU a España, donde con la pequeña ayuda de la propaganda oficial, un sector de la oposición está desprestigiando este importantísimo paso, que si bien debió haber sido previsto y previamente programado por la oposición, a fin de que EGU no tuviera que temer por su familia, era y es definitivamente fundamental para que el proceso de recuperación del país avance aceleradamente desde el exterior.

Yo no sé si la solución del problema venezolano esté a la vuelta de la esquina, como piensan muchos anclas mediáticos de la oposición que ruedan todos los días en las redes sociales. Ojalá sea así. Lamentablemente, más de 20 años de esperar ese “tren rápido” o ese “fast track” muy propio del venezolano, son más que suficientes para no seguir creyendo que sin un trabajo arduo y sostenido de una oposición cuya única preocupación sea liberar a Venezuela, se logrará algo concreto en la dirección correcta.

Pues bien, MCM y EGU lograron con ese indiscutible trabajo sostenido llegar adonde hemos llegado. ¡Nunca se había llegado tan lejos! ¡Por Dios! ¡Démosle chance a tanto sacrificio! A que se termine el esfuerzo hacia el 10 de enero de 2025 y se complete una etapa que comenzó el 22 de octubre de 2023, con unas primarias que reflejaron un masivo rechazo al “status quo” político del régimen y su oposición. De otra manera, estaremos condenados a nunca terminar lo que comenzamos, viviendo en un ciclo infinito de tiranía. Si no lo hacemos así, verdaderamente nos lo mereceremos.

Caracas, 10 de Septiembre de 2024

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