domingo, 16 de febrero de 2025

Venezuela como ficha de cambio

Por Luis Manuel Aguana

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Las decepcionantes declaraciones del Secretario de Estado de los EEUU, Marco Rubio, en República Dominicana, indicando que según su criterio, no espera que pase nada en Venezuela que cambie la ruta política de los regímenes de Venezuela y Cuba en lo que resta del año 2025, es bien definitoria del verdadero lugar que le ha dado la nueva administración de Trump a las tiranías latinoamericanas en el inmenso tablero de la política mundial de los EEUU, así ellos estén plenamente conscientes de la cooperación de Venezuela con Irán, Hezbolá y Hamás, y de Cuba con China y Rusia:

“Y en el caso de Venezuela, que coopera con Irán, con Hezbolá, con Hamás, en el caso de Cuba, que le ha dado albergue a espionaje chino y presencia a Rusia. Así que esa sigue siendo mi opinión. Ojalá que haya un cambio en esos países. No lo espero que entre hoy y diciembre vaya a pasar, pero esa es la manera en que yo hablo de eso porque es la realidad de cómo se han comportado. Quisiera yo que no fuera así, pero así ha sido por mucho tiempo desafortunada y lamentablemente” (ver Departamento de Estado de EEUU, Declaraciones del Secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, en rueda de prensa conjunta con el presidente de la República Dominicana Luis Abinader, en https://www.state.gov/translations/spanish/declaraciones-del-secretario-de-estado-de-ee-uu-marco-rubio-en-rueda-de-prensa-conjunta-con-el-presidente-de-la-republica-dominicana-luis-abinader/) (resaltado nuestro).

Y es claro que no cambiará si los EEUU no mueven absolutamente nada en su política exterior para que eso ocurra, porque ni en Cuba ni en Venezuela, si las condiciones siguen iguales, los cambios no podrán darse sin ayuda externa, en especial la de los EEUU. Pero si la persona que conduce la política exterior de EEUU dice públicamente que él cree que no va a pasar nada, pueden tener la seguridad de que no pasará nada, salvo que cambie de manera sobrevenida lo que Trump tiene pensado para nuestros países. Y por lo que se ve a simple vista, la decepción tiene fundamento.

Siendo así, pareciera tener razón Moisés Naim cuando dice que lo que finalmente ocurrirá en Venezuela será la resultante de la combinación de tres direcciones diferentes: la línea dura de Marcos Rubio de no negociar con tiranías, la pragmática de Richard Grenell de tolerarlas mientras se encuentren en la órbita de los EEUU (cabe destacar que así se comportaron por muchos años con las dictaduras latinoamericanas en el pasado), y finalmente la beligerante que apoya una acción militar (ver Moisés Naim, ¿Qué significará Trump 2.0 para Venezuela?, en https://www.costadelsolfm.org/2025/02/10/moises-naim-que-significara-trump-2-0-para-venezuela/).

Pero extrañamente nadie aboga por una solución VENEZOLANA, cualquiera que esta sea, cuando resulta que todos dicen que el problema es nuestro. Hasta ahora lo que hemos visto desde el 9 de enero, y al parecer nadie lo ha desmentido, es el tradicional intento de convencer a los militares venezolanos que cumplan con la Constitución y restituyan su vigencia, y en especial ahora cuando todos ellos están plenamente conscientes de los resultados de la elección del 28 de julio de 2024, porque ellos igualmente votaron mayoritariamente por Edmundo González Urrutia (EGU), como se demostró en los centros donde sufragaron los uniformados.

Esa estrategia de presionar a los militares con gente en las calles, se ha aplicado una y otra vez desde el año 2002, cuando fue exitosamente aplicada por última vez, al menos para remover a Hugo Chávez por 48 horas. Y desde ese preciso instante, la tiranía comprendió que no le aplicarían de nuevo la misma estrategia, comenzando por desmontar las FFAA tal y como se conocían históricamente, convirtiéndolas en su guardia pretoriana al servicio de su permanencia en el poder. Y eso no ha retrocedido, sino más bien avanzado en 22 años.

El problema es que al parecer la oposición insiste en aplicar la misma estrategia –como lo demostraron los sucesos del 9 y 10 de enero-, aun después de haber cambiado el sujeto y las condiciones del país desde el 2002 (8 millones de expatriados y una crisis de hambre e inflación), obteniéndose claramente los mismos resultados. No me corresponde cuestionar la insistencia de seguir por ese callejón sin salida aparente, pero como observador externo creo que ya es hora de cambiar la perspectiva.

Y uno de los pasos de ese cambio pasa por terminar de entender que este es un problema de todos. Que no es solo de María Corina Machado (MCM) y EGU, que si bien han hecho un esfuerzo extraordinario por ponernos en el lugar donde nos encontramos, deben comenzar por internalizar que todos en mayoría entregamos un MANDATO que está todavía pendiente por cumplir, y que tenemos todo el derecho de exigirles como dirigentes. Que si bien la ayuda para cumplir ese mandato puede estar en los despachos de Donald Trump y Marco Rubio en los EEUU, no deben ser ellos los que controlen el rumbo de los acontecimientos de nuestro país. Esa conducción se la dimos a EGU y MCM a través de un proceso electoral, no a Trump ni a Rubio, y es INELUDIBLE.

Y si EGU no se juramenta por alguna razón, está eludiendo ese mandato constitucional desde el 10 de enero, esperando que otro país –por ejemplo, los EEUU- lo pongan en Miraflores, a través de esa combinación resultante que menciona Naim en su nota.

Lamento la crudeza del comentario, pero siento que es algo que hay que decir. Si una vez juramentado EGU, MCM y todos aquellos que sean oficialmente nombrados para asumir las responsabilidades derivadas de ese mandato constitucional, se equivocan porque la estrategia que decidieron para liberar Venezuela es sentarse en un banco a esperar cualquier cosa que salga de la Casa Blanca, ¿quién soy yo o cualquiera para cuestionar esa decisión, derivada de un mandato popular? ¡Nadie! Y aunque piense que es un error, tendré que aceptarlo. Pero antes de eso es mero voluntarismo.

EGU sabe mejor que nadie por su carrera de vida, que en diplomacia la forma es el fondo. Que si no se juramenta, para todos los efectos y para todos los países, incluso para aquellos que lo reconocieron, seguirá en una condición neutra que no vale absolutamente nada en la toma de decisiones, por lo que seguirán aceptando al régimen como el único poder en Venezuela, hasta nuevo aviso.

¿Y mientras tanto qué? Seremos como una ficha de cambio que podrá negociarse en cualquiera de los tableros mundiales en los que juegan aquellos que tienen intereses en Venezuela. Seremos fichas de los EEUU, Rusia, Irán, China o de cualquiera. ¿Qué puede impedir eso? Que en Venezuela se genere una situación de magnitud tal, proveniente de un gobierno empoderado por el voto popular, que obligue a la participación de ese gobierno a cualquier cosa que se negocie con nuestro país. Esa situación y magnitud solo la puede decidir un gobierno con el respaldo formal del voto de la mayoría de los venezolanos.

Mientras tanto somos fichas de un juego de Monopolio mundial a la orden de las decisiones de los jugadores. Y dentro de esas decisiones puede estar perfectamente dejar a Maduro en el poder a conveniencia de ellos. El ejemplo más claro de eso es que Trump negocia con Putin el destino de Ucrania sin siquiera preguntarle a Zelensky ni a Europa, como bien señaló Alina Polyakova, presidenta y directora ejecutiva del Centro de Análisis de Políticas Europeas (CEPA), en respuesta a la noticia de la reciente llamada del presidente Trump a Vladimir Putin: Uno, vimos una llamada bilateral que los ucranianos no fueron informados o fueron informados con antelación y tampoco lo fueron los europeos. Y por supuesto, se puso en marcha. Ya hay mucho pánico aquí en Europa, que Europa está siendo excluida de las negociaciones sobre cómo será la seguridad y la paz en Europa en el futuro previsible” (ver Alina Polyakova, Global Stage, La llamada de Trump a Putin es una gran victoria para el Kremlin, en https://youtu.be/6ClkFYZyEwU?t=26). Si eso lo hace el Presidente de los EEUU con un país que ha puesto miles de muertos defendiéndose de una invasión, en aras de imponer su política en Europa, imagínense qué puede hacer con Venezuela.

No es la primera vez que menciono que estamos en una situación de guerra en contra de un régimen que nos la declaró por encima de nuestra decisión demostrada de rechazarlo. Muchos políticos de la oposición todavía creen que tratamos con políticos y no con criminales que por definición no creen en el modelo democrático. A estas alturas deberían estar convencidos. Sin embargo, muchos dirigentes todavía se encuentran rodeados de consejeros que aún no terminan de asimilar en que terreno pisamos y que insisten en seguir las reglas tradicionales para combatir la tiranía, como dejar que los EEUU decidan “lo mejor” para los venezolanos, trayendo como consecuencia la “parálisis por análisis” que estamos presenciando.

Para ilustrar mejor este punto, acudiré a una comparación simple que todos podrán entender, proveniente de un clásico del cine de todos los tiempos, “El Padrino” de Francis Ford Coppola. Podemos recordar la escena donde el nuevo Padrino, Michael Corleone, le dice a su “consiglieri” Tom Hagen: “Tom, tú no eres un consiglieri de guerra”, cuando se desató la lucha a muerte entre las cinco familias mafiosas de Nueva York. El nuevo consejero o “consiglieri” sería su propio padre, quien aun no había muerto, pero que había pasado toda su vida matándose con sus oponentes para sobrevivir con éxito.

Pues bien, la dirigencia opositora venezolana está abarrotada de “consiglieris” de paz, que aún no acaban de entender que se acabó la mal llamada “cuarta República” de Hugo Chávez para no volver jamás, y nos encontramos en una lucha sangrienta desigual que hay que emparejar, y que comienza por comprender que nos encontramos en una guerra con gente  torturada, presa y asesinada. Ya es hora de despedir a los “consiglieri” de paz y buscarse a unos buenos “consiglieri” de guerra que los ayuden a impedir que por parálisis usen a Venezuela como ficha de cambio en beneficio de intereses que no son los nuestros, si queremos recuperarla como se ha prometido.

Caracas, 16 de Febrero de 2025

Blog: TIC’s & Derechos Humanos, https://ticsddhh.blogspot.com/

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Twitter:@laguana

lunes, 10 de febrero de 2025

Quién pone los muertos

Por Luis Manuel Aguana

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Les parecerá duro el titulo de esta nota y lamento que sea así. Pero de eso se trata todo este asunto de la juramentación de Edmundo González Urrutia (EGU). Y es por eso que me siento obligado por convicción a seguir insistiendo en que el debate de la juramentación de no es de ninguna manera banal o protocolar, como lo está haciendo parecer una matriz de opinión originada lamentablemente desde la misma oposición.

Ha surgido ahora el argumento que indica que es intrascendente que lo haga y que aunque ocurriera, no haría diferencia porque los países no le prestarían igualmente su atención para lograr la liberación de Venezuela, privilegiando las acciones para salir del régimen que de una u otra manera están adelantando países como los EEUU, por lo que sería preferible, de acuerdo a su lógica, que EGU mantuviera su condición de Presidente Electo, haciendo lo que está haciendo, hasta que las circunstancias cambien, y que pueda entrar triunfante a Venezuela para juramentarse en el país y tomar posesión de su cargo.

Esa narrativa lamentable pasa por encima el cómo esas circunstancias cambiarán, cuánto tiempo tardarán y qué debería ocurrir para que todo eso suceda. En otras palabras, no indica cuál sería la sucesión de los eventos necesarios, ni las capacidades de los protagonistas de tales eventos, para que los venezolanos veamos resultados tangibles.

Mientras tanto, la realidad señala que la juramentación de EGU en Venezuela es un mero deseo que evade la verdadera situación: ni ahora ni después de la juramentación de EGU, donde quiera que esta sea, y en especial si es fuera de Venezuela, ningún país tiene la obligación de ayudarnos a resolver nuestros problemas por ninguna vía. Y sentarnos a esperar que eso ocurra, lo menos que provoca es la profundización de las acciones que régimen ha desatado para profundizar el modelo autoritario que mantiene al país en la miseria.

Una juramentación por lo menos haría oficial frente al mundo el respaldo de los 7,4 millones de venezolanos que votamos por EGU el 28 de julio de 2024, quien no necesita más que eso para que sea considerado oficialmente Presidente de la República frente a la Comunidad Internacional. Y esa es la única capacidad necesaria para comenzar a trabajar en función de la liberación de Venezuela. Es por esa razón que algunos creemos que debería tenerla para que comience a trazar la ruta de los eventos necesarios para el recorrido de la liberación del país.

Y no es la primera vez que ocurre en nuestra historia que un venezolano, teniendo la capacidad reconocida adentro y afuera de moverse por el mundo, se le entregó el poder para buscar ayuda por la libertad del país, porque se sabía que esa gran empresa nunca podríamos realizarla solos. Como podrán imaginarse, ese venezolano se llamó Simón Bolívar.

“Mucho se ha discutido sobre el apoyo de Gran Bretaña a las independencias de la América española. Los primeros líderes revolucionarios como Bolívar o San Martín tuvieron muy claro desde el principio que si querían triunfar sobre España, era imprescindible conseguir el apoyo británico”….”La alianza entre Inglaterra y España contra Napoleón desde 1808 puso al gobierno británico en una posición complicada, porque apoyar a los rebeldes sería no solo traicionar sino debilitar al que, por entonces, era el único aliado junto con Portugal que tenían en su guerra contra Francia”  (ver El Debate, En busca de la ayuda británica: los agentes de Bolívar y San Martín, en https://www.eldebate.com/historia/20240221/busca-ayuda-britanica-agentes-bolivar-san-martin-londres_175284.html).

“Desde el comienzo de la lucha por la independencia Simón Bolívar, así como otros dirigentes independentistas, se lanzó a una política tanto de endeudamiento interno —que evidentemente terminó beneficiando a las clases dominantes locales— como de endeudamiento externo ante Inglaterra y sus banqueros. Con el fin de poder pedir préstamos en el exterior puso como garantía una parte de las riquezas de la nación y tuvo que suscribir acuerdos de libre comercio con Gran Bretaña” ver Eric Toussaint, Simón Bolívar en el laberinto de la deuda y de las concesiones a los acreedores, en  https://www.cadtm.org/Simon-Bolivar-en-el-laberinto-de).

¿Qué hizo Bolívar? Endeudar al país hasta los tuétanos para pagar la guerra de Independencia. Y con el poco dinero que logró después de las comisiones, intereses abusivos de los banqueros ingleses, y robo por intermediación de corruptos, logró pagar mercenarios en Inglaterra: “Desde el año 1817, y en los cinco años siguientes, el número de contrataciones y enganches en los puertos de Inglaterra exceden de los seis mil hombres,​ sin embargo desde las 53 naves que formaron sus expediciones se afirma que combatieron unos cinco mil trescientos soldados. Muchos de ellos eran veteranos del Reino Unido, incluyendo a Irlanda, también se contaba con algunos veteranos alemanes al servicio de Inglaterra”... Las Legiones Británicas formaron una parte importante del ejército de Bolívar, quien las acreditó en la batalla de Boyacá proclamando "Esos soldados liberadores son los hombres que merecen estos laureles", y en la batalla de Carabobo donde los describió como "Los Salvadores de mi Nación””  (ver Wikipedia, Legión Británica, en  https://es.wikipedia.org/wiki/Legi%C3%B3n_Brit%C3%A1nica).

La Comunidad Internacional en la que vivió El Libertador no dejaba muchas opciones: o alinearse con alguno de los dos bloques de dominación del mundo o buscar una opción propia. Al no poderse alinear inicialmente con Inglaterra por su acuerdo con España en contra de Napoleón, decidió la opción independiente de los mercenarios, cuyos oficiales experimentados en las guerras europeas, utilizaría para la guerra y la formación del muy incipiente ejército en nuestro país.

Pero lo más importante: la estrategia, y por supuesto el dinero que suponía esa guerra,  no estaban en manos de Inglaterra, por muy enemigo de España que fuera, ni de ningún oficial de las legiones contratadas, por más experimentado que estuvieran por encima del Libertador. La manejó el propio Bolívar, con un ejército reclutado en Venezuela. Las Legiones Británicas ACOMPAÑARON al ejército libertador, como bien lo señala la historia, y la sangre que derramaron en suelo grancolombiano, más allá del asunto netamente contractual que tenían con Venezuela, les fue reconocida con los honores debidos para la posteridad por El Libertador. Como bien se indica en la historia, ese dinero prestado marcó gran parte de lo que sucedió en el país posterior a la Guerra de Independencia, y tuvo consecuencias.

Pero esa fue la decisión de Bolívar, y eso es lo que deseo destacar aquí. Si decidió endeudar a la República, traer a los británicos, declarar una guerra a muerte a los españoles y todo lo demás que hizo, mal o bien, fueron las decisiones del conductor designado por el Congreso de la República de Venezuela, que sellaron la independencia de España del territorio de lo que ahora son 5 naciones. Ese fue el curso correcto de los acontecimientos.

Nadie nos ayudará ni pondrá su sangre por nosotros en Venezuela, si nosotros mismos no estamos dispuestos a arriesgarla, conduciendo con firmeza el volante de la liberación, y asumiendo la responsabilidad de lo que haya que hacer de ahora en adelante, comenzando por empoderar oficialmente a quienes fueron designados por el voto popular para disponer de lo que haya que disponer, para hacer la tarea de liberar de nuevo a Venezuela, porque fue para eso que los elegimos. Y ESE ES EL VERDADERO FONDO DE TODA ESTA TRAMA DE LA JURAMENTACIÓN DE EDMUNDO GONZÁLEZ URRUTIA. El resto es cuido bastardo de intereses.

Algunos dirán que aquí los venezolanos ya hemos puesto la sangre y los muertos en las calles y en las mazmorras del régimen por más de dos décadas. Y es precisamente por y en respeto a eso que la conducción del cierre de esta tragedia no puede venir de otras manos que no sean las que oficialmente los venezolanos decidimos en una elección que no se ha concluido todavía, hasta la juramentación y pase de responsabilidades a quienes elegimos legítimamente. Dejar eso en el aire, suelto e inconcluso, es un irrespeto y una burla a quienes hasta ahora votaron y pusieron los muertos para que eso se diera. Y sí, esta es una guerra que todavía no acaba y que nos declararon a los venezolanos para imponernos un modelo que nunca aceptaremos.

Si ya se tienen los mejores “equipos de trabajo” como lo mencionó María Corina Machado (MCM) –y no tenemos por qué dudarlo- en su reciente entrevista, entonces que tales equipos sean oficialmente designados por quien elegimos como Presidente o por quien este designe. No que salgan de algún laboratorio desconocido, de quienes no tienen la legitimidad oficial para designarlos. Eso es lo legítimo y lo que procede. Y si a alguien no les gusta a quienes pusieron, que lo digan y lo sustenten. Esa es la democracia.

Y esa es la angustia que tenemos. No que nos digan lo que están decidiendo por razones obvias, porque eso lo sabremos finalmente por los resultados, sino que veamos quienes se están ocupando de esta crisis más allá de MCM porque este problema es multidisciplinario y se resuelve con mucha gente de manera estructurada. De esa manera, los venezolanos sabremos si efectivamente estarán a la altura de ese compromiso, porque aquí todo el mundo se conoce y nadie nació ayer.

Y si la solución termina siendo militar o de fuerza, que salga de los mejores venezolanos de armas de que podamos disponer –que bastantes tenemos y muy bien formados en la democracia-, y se pongan al frente de esa tarea, designados por quien elegimos a través del voto popular. De esa manera, sus compañeros de armas que decidan darle la espalda al régimen en Venezuela sabrán quiénes serán sus oficiales superiores y a qué cadena de mando se insertarán en el momento que corresponda. ¡DE ESO SE TRATA! Mientras nos digan que esperemos por Trump o cualquier otro que nos viene a salvar, mientras a quien elegimos precisamente para eso da vueltas por el mundo, vemos comprometida nuestra soberanía y cada vez más lejos ese final prometido.

Nadie liberará a Venezuela ni pondrá los muertos por nosotros. A lo más que llegarán será a acompañarnos, como lo hicieron los británicos durante la Guerra de  Independencia, pero solo lo harán si nos ven a nosotros al frente. Si alguien se cree lo contrario que simplemente se remita al clásico de la cultura norteamericana: “no hay almuerzo gratis”. Y hasta aquí lo expreso de manera figurativa. Literalmente, la historia nos enseñó con el Libertador, que quien pone los muertos cuando la situación tiene como premio resultante la libertad, es el que se lleva la gloria. No alarguemos innecesariamente ese momento.

Caracas, 10 de Febrero de 2025

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