miércoles, 27 de noviembre de 2013

Indefensión Aprendida


Por Luis Manuel Aguana

Como bien decía Charito Rojas en un reciente artículo (El Follón nacional http://www.noticierodigital.com/2013/11/el-follon-nacional/) estamos metidos en un follón de proporciones gigantescas. Pero luego de una impecable descripción de los responsables y sus nefastas prácticas Charito nos dice que “no hay peor diligencia que la que no se hace” invitándonos a votar masivamente como si lo electoral fuera un oasis de Walt Disney donde se pueden conservar espacios y funcionara en una Venezuela distinta, sin percatarse que todo eso que explicó extraordinariamente bien en el mismo artículo TAMBIEN se encuentra en el sistema electoral venezolano. Y entonces ¿en qué quedamos?

Eso es como seguirle poniendo la otra mejilla a los criminales que te montan en un tren como ganado para llevarte a los campos de concentración donde indefectiblemente sabes que terminarás en un horno a gas. ¿Qué nos pasa a los venezolanos? Nos matan en las calles, ya no podemos comprar comida porque no hay y nos encontramos envueltos en la inflación más gigantesca que este país haya vivido, de manos de los ladrones más grandes que jamás hayan administrado el erario público y aquí la respuesta es “hay que votar masivamente” como indica Charito Rojas y un sinfín de gente más.

Y no es que esa conducta sea equivocada en un contexto racional. El problema es que YA NO ESTAMOS EN UN CONTEXTO RACIONAL. Es como cuando uno ve en esas películas de la Segunda Guerra Mundial cuando paraban a los judíos cual muñecos con un militar alemán apuntándoles con una pistola en la sien y ni siquiera hacían el amague para tratar de quitársela al asesino que igualmente peleando les quitaría la vida. ¿Qué nos pasa a los venezolanos?

Pues bien, al parecer la respuesta han tratado de encontrarla los científicos desde esa época en que los judíos se dejaban matar como moscas sin hacer nada para evitarlo. Los analistas indican que si al menos esa gente se hubiera sublevado en los campos de concentración probablemente habrían matado a mucha gente pero no a 6 millones de personas que voluntariamente se metieron en las cámaras de gas.

Y la respuesta al parecer apunta a un concepto que recientemente me llegó del Profesor Carlos Lee de la UNIMET, en un video titulado “Respuesta a el porqué la gente no reacciona y acepta con pasividad perderlo todo” (verlo en http://www.youtube.com/watch?v=N9Zlfs9NUEs&feature=em-share_video_user). Los psicólogos lo denominan desamparo aprendido o “Indefensión Aprendida”.

La teoría y el concepto fueron desarrollados por Martin E. Seligman, psicólogo y escritor norteamericano a finales de los años 60`s. Seligman halló que la Indefensión Aprendida “es la condición psicológica en la cual un ser humano o un animal ha aprendido a actuar o comportarse sin defensa alguna en una situación particular –usualmente, después de experimentar alguna incapacidad para evitar una situación adversa–, aún cuando tiene el poder para cambiar esas circunstancias desagradables o incluso dañinas” (ver Seligman, La Indefensión Aprendida en http://mystikeepopteiapsicologia.blogspot.com/2013/02/seligman-la-indefension-aprendida.html).

Este científico realizó un experimento revelador: “Dentro de una caja de laboratorio, un perro era expuesto a shocks eléctricos que no podía evitar. En cambio, en otra caja, otro perro sí que podía interrumpir esos shocks pulsando una palanca. Más tarde, los perros eran situados sobre una superficie electrificada de la que podían escapar simplemente saltando una barrera. El perro que había podido controlar los shocks la saltaba, mientras que el otro perro, en lugar de buscar la salida exitosa a la situación adversa, permanecía aguantando las descargas de manera pasiva. Había, pues, “asimilado” su indefensión” (ver Martin Seligman en http://disenosocial.org/indefension-aprendida/).

Desde ese punto de vista los venezolanos hemos sido expuestos masivamente a shocks que no hemos podido evitar: violencia desatada de la delincuencia que nos mata a diario, bandas armadas del régimen, deterioro brutal de la calidad de vida, falta de vivienda, hiperinflación, corrupción del régimen, amenazas, desempleo, cierre de empresas, saqueos y violación de la propiedad privada, impunidad, corrupción judicial, presos políticos, narcotráfico, fraude electoral, colaboracionismo de la dirigencia opositora, invasión extranjera de la mano del régimen, militarismo, desabastecimiento y colas para comprar lo mas mínimo de la dieta diaria. Y la lista sigue interminable porque esta es muy corta.

Eso no solo equivale al experimento de Seligman con sus perros sino a un plan extraordinariamente bien concebido para lograr que los venezolanos no busquen una salida exitosa a esta situación adversa. Se quedan recibiendo y recibiendo shocks eléctricos porque han asimilado y aprendido un estado de indefensión. En lugar de buscar la manera correcta de deshacernos de quien nos electrocuta, somos llevados mansamente a las urnas electorales en la aspiración de que luego de esa nueva “elección”, conducida por un régimen corrupto y tramposo, las descargas sean al menos de menor intensidad.

Y dentro de este estado de indefensión no termina de nacer la oposición correcta que comience a dar los primeros pasos para salirse de la caja de Seligman y decirle al régimen que nos desgobierna ¡YA BASTA!, rompiendo el cerco del campo de concentración y exigiendo un nuevo estado de cosas.

Sin embargo, afortunadamente están apareciendo manifestaciones que van en esa dirección y que el régimen y la oposición conchupante se han encargado de ocultar y banalizar respectivamente. Estas son las concentraciones “autoconvocadas” que se dieron el 9N y ahora el 30N. Esto no es más que el comienzo de algo que puede durar mucho o poco y que dependerá de que tanto los venezolanos estemos conscientes de lo que nos está pasando y al menos actuar de una manera coherente en relación a eso.

No es una conducta racional votar dentro de este estado de cosas aun sabiendo que todas las instituciones, en especial la electoral, están completamente podridas por un régimen que se quiere perpetuar a costillas de nuestra “indefensión aprendida”. Lo que cabe aquí es protestar, de ser posible TODOS LOS DIAS en todas las plazas. Inicialmente lo estaremos haciendo “autoconvocados” en los días que se vayan pautando pero en la medida que el régimen apriete su vocación comunista no tendremos otra alternativa que apretar nuestra protesta cívica en Lucha No Violenta para salirnos de la caja de Seligman, actuando como hombres y mujeres libres sin indefensión alguna.

Caracas, 27 de Noviembre de 2013

Twitter:@laguana

martes, 26 de noviembre de 2013

Rebelión Civil


Por Luis Manuel Aguana

Agradezco al Dr. Alfredo Coronil Hartmann por la publicación en su blog Para rescatar el porvenir, de un importante documento histórico, que no por tener casi 61 años, no está menos vigente. Su autor, Alberto Carnevali, dirigente político en la clandestinidad y Secretario General de su partido, fue el responsable de dar la respuesta política al fraude perpetrado por la dictadura de Perez Jiménez en el proceso para elegir la Asamblea Constituyente en 1952.

Les invito, como bien lo hace también el Dr. Coronil Hartmann, a leer el documento completo titulado “A la Rebelión Civil llama Acción Democrática” fechado el 24 de Diciembre de 1952 (ver http://pararescatarelporvenir.blogspot.com/2013/11/a-la-rebelion-civil-llama-accion.html).

Impresiona el parecido de la circunstancia histórica que se vivió en aquella época que relata con precisión Carnevali, con la realidad que estamos viviendo los venezolanos de estos tiempos. Una dictadura que se roba las elecciones, atropellando la voluntad de un pueblo que quiere un cambio y pretende esconderse detrás de las Fuerzas Armadas para perpetuarse en el poder.

Y ellas, aun sabiendo que se ha perpetrado un fraude electoral descarado, sostienen al dictador. El llamado es entonces al rescate civil de la institucionalidad, propiciando “de la manera más resuelta un permanente estado de rebelión civil, una indesmayable ofensiva de oposición popular, que mantenga agresivos y encrespados los ánimos de todos los venezolanos contra la humillación de que somos víctimas para impedir en todo momento que la dictadura de Pérez Jiménez se estabilice sin resistencia. Una rebelión de opinión que obligue a las fuerzas armadas –mediante la poderosa presión de todos- a libertarse también ellas del deshonroso  dominio personalista y sanguinario de Pérez Jiménez, o que logre abrir ancho cauce para el estallido de una vasta e incontenible insurrección popular, a fin de que sean las honestas manos del pueblo las que despedacen implacablemente el ya desquiciado aparato inmoral del absolutismo.” (Negritas y subrayado nuestro).

Si cambiamos del párrafo anterior el nombre de “Perez Jiménez” por el del Ilegitimo  que nos desgobierna ahora, el comunicado bien lo pudo escribir Alberto Carnevali para la sociedad venezolana de la actualidad.

Carnevali describe un gobierno que se roba las elecciones donde eran mayoría la suma de las fuerzas opositoras, que discrimina políticamente y mantiene presos políticos, que posee bandas policiales que atropellan hogares y vejan familias, que entrega nuestros recursos y asesina a dirigentes, modificando a su favor los resultados electorales. Y para rematar este panorama, la alta oficialidad de las Fuerzas Armadas está consciente que el gobierno ha perdido las elecciones pero lo sigue sosteniendo en el poder, ¿no les parece a ustedes que ese cuadro es idéntico al que estamos presenciando en la Venezuela del 2013 después del 14A?

La única diferencia aquí estriba en que Carnevali, en nombre de su partido, exhorta al resto de los factores políticos a trabajar conjuntamente para la recuperación de la soberanía y llama a hacer causa común con todos los hombres y mujeres de la nación, sean estos pertenecientes o no a partidos políticos. Un llamado de esta naturaleza es impensable en la Venezuela de hoy por parte de una dirigencia partidista que ha hecho causa común con el régimen para ser beneficiarios de las limosnas que este les dispense después de unas elecciones con resultados cantados.

Es claro que debemos ubicarnos en el tiempo donde organizaciones políticas de la talla moral de la Acción Democrática de 1952 tenían ascendencia cierta para hacer un llamado de esa naturaleza. Alberto Carnevalli, sucesor en el puesto de Leonardo Ruiz Pineda, asesinado por los esbirros de la dictadura, desde la resistencia convocaba a lo que podría llamarse la sociedad civil de entonces a rebelarse contra ese estado de cosas.

Y tenía moral suficiente con que hacerlo. No solo estaba arriesgando su vida, sino que había trazado una raya entre lo que era y no era aceptable para un país. No me imagino a Alberto Carnevali llamando a participar de nuevo en otro juego electoral de la dictadura luego de ese fraude en descampado de un régimen perfectamente caracterizado. Por eso es que hay que aprender de la historia y de la moral política de los verdaderos liderazgos.

Venezuela se encuentra en una encrucijada muy grave en donde quienes deben asumir su responsabilidad han desmerecido la herencia histórica de hombres como Alberto Carnevali y Leonardo Ruiz Pineda. Dirigentes como ellos construyeron nuestra institucionalidad política y condujeron el proceso que terminó con la dictadura de Marcos Perez Jiménez.

El día de hoy nos toca a todos seguir ese ejemplo pero solitarios porque lamentablemente ya no contamos  con esa dirigencia política que sabia diferenciar entre lo correcto y lo incorrecto. De tenerla, desde hace tiempo hubieran desempolvado este comunicado, dando un paso al frente para conducir de nuevo una gesta de emancipación de un régimen que ha hecho tanto daño a los venezolanos. De esa herencia solo nos queda entonces la Rebelión Civil.

Sin embargo, si bien es cierto que los partidos políticos han sido secuestrados por su dirigencia, como en el caso del partido de Carnevali,  pactando y negociando con el régimen su permanencia, ese no es el caso de su militancia, ni de los hombres y mujeres del pueblo venezolano que fueron convocados una vez en 1952 para salirle al paso a una dictadura que le niega hoy una medida humanitaria a un preso político que se muere de mengua en sus cárceles.

Si en 1952 existió una organización de la población que fue capaz de luchar cívicamente contra ese régimen, sin contar con Internet, ni SMSs, ni Twitter, ni videos digitales, ni correos electrónicos ni globalización de la información, no veo porque nosotros no podamos hacerlo aun mejor. Se requiere entonces de esa conciencia ciudadana de aquellos tiempos, que invocó Alberto Carnevali:

“…debemos iniciar con audacia una implacable ofensiva de rebelión civil en todos los campos de la vida nacional. Todos los partidos, todos los hombres y mujeres, todos los venezolanos dignos debemos desatar una coordinada y certera acción multitudinaria hasta lograr oponer a la tiranía en la mortal disyuntiva de reconocer la soberanía nacional o aniquilar sangrientamente a todo el pueblo venezolano. Actuaremos realistamente. Con clara conciencia de que nuestro poder no es otro que el gran poder de un pueblo enardecido porque se le ha vejado y se le ha humillado brutalmente. Actuaremos sin la menor vacilación. Sabedores de que el pueblo no tiene armas de guerra porque siempre confió ingenuamente en que las armas de los cuarteles eran para defenderlo y ahora están siendo utilizadas en su contra. Pero convencidos de que la gran tragedia política que entristece a la nación por permitir plantearse el dilema simplista de combatir con armas o no combatir…”

Este llamado a la Rebelión Civil abierta de la sociedad en contra de la dictadura, así como el llamado a “una rebelión de opinión que obligue a las fuerzas armadas –mediante la poderosa presión de todos- a libertarse también ellas del deshonroso  dominio personalista y sanguinario”, tiene plena vigencia en Venezuela y debemos reivindicarla todos en honor del legado de venezolanos íntegros como Alberto Carnevali. Esa vigencia es lo asombroso de quienes entienden su momento histórico.

Gracias a los medios de difusión con los que ahora contamos es posible hacerles llegar a miles de ciudadanos un mensaje como este, así como otros muchos de igual tenor. Imagínense las limitaciones de comunicación que tenían en 1952, que compensaban con papeles escritos con estas ideas, y con mucha gente dispuesta a distribuirlo a riesgo de su seguridad personal. Ese es el espíritu y la memoria histórica que debemos rescatar aquí.

Esa “coordinada y certera acción multitudinaria” ya se está manifestando en las calles. La vimos el 9N, la veremos de nuevo el 30N y la seguiremos viendo hasta que nos liberemos de esta nueva dictadura, ya no por la acción de los partidos sino porque el venezolano no se ha dejado someter nunca por autoritarismos, y además porque, como concluía Carnevalli, “Contamos en resumen, con preciosos factores humanos y morales suficientes para dotar nuestra capacidad de combate de un poderío mil veces más fuerte que las mas aceradas corazas del despotismo.”. Entonces, ¿Qué estamos esperando?

Caracas, 26 de Noviembre de 2013

Twitter:@laguana