lunes, 3 de noviembre de 2014

Caballeros del Reino



Por Luis Manuel Aguana           

Las cifras de las personas que han abandonado el país de acuerdo con el estudio que está realizando mi estimado amigo Tomas Páez, es aterrorizante (ver Entrevista a Tomás Páez sobre la emigración de profesionales y técnicos venezolanos http://dossier33.com/nacional/entrevista-a-tomas-paez-sobre-la-emigracion-de-profesionales-y-tecnicos-venezolanos/ y  http://www.talcualdigital.com/Movil/visor.aspx?id=103919). Este estudio pasa desapercibido y por debajo de la mesa-no solo de esa Mesa-, de los venezolanos, porque no solo cuantifica el desastre humano al que hemos sido sometidos, que es el importante, sino porque nos aleja de una posible solución del grave problema que tenemos al no contar con una masa crítica que contraponer a la barbarie que nos domina.

Sin embargo, el mayor problema, a mi juicio, es el que significa que no solo nos abandonan aquellos profesionales jóvenes muy necesarios para una posible futura reconstrucción del país, sino aquellos que son referentes en todos los campos: empresariales, intelectuales, opinión, cultura, medios de comunicación, solo por nombrar unos pocos importantes. Y este abandono de parte de los referentes hace que se multiplique el fenómeno. Si quienes deben dar el ejemplo son los primeros que se van, ¿qué queda para los demás?

Y esta no es una crítica destructiva. Si una persona alcanza cierto nivel de éxito en su campo, automáticamente se convierte en un modelo a seguir, en un referente, aunque este ni siquiera lo perciba así. Apartando aquellos que se han visto en la necesidad de abandonar Venezuela por razones de persecución política, la estimación de entre 4% y 6% de la población, más de un millón de personas, de las cuales alrededor de un 90% de ellas son profesionales, es una cifra determinante para cualquier cálculo político que se desee realizar desde el campo opositor.

El hecho que más de un millón de personas hayan dado por perdidas las esperanzas y emigrar no es solo por la propia percepción que no hay nada más que hacer sino porque evalúan el comportamiento de aquellas personas a quienes se respeta y escucha. Una decisión de semejante envergadura se toma luego de evaluar todas las opiniones, en especial las de aquellas cuya opinión se considera importante.

Y no es porque los referentes sean determinantes para que alguien tome una decisión de marcharse, sino porque estos pueden inspirar a quienes lo hacen para tomar una decisión a favor o en contra. Si por ejemplo, una persona de cierto peso moral en la opinión pública decide que “ya esto no vale la pena” y lo comunica públicamente, ese peso será determinante para que la lucha no valga la pena y todo el mundo abandone. Y siento que algo de eso está pasando aquí.

En la extraordinaria producción de Ridley Scott, “El Reino de los Cielos” (“Kindom of Heaven”) el personaje encarnado por Orlando Bloom, Bailan de Ibelín, resulta el único noble en quedarse a defender la ciudad de Jerusalén del ejército musulmán del Rey Saladín. Al marcharse todo el mundo, incluyendo el ejército Cruzado, solo queda Bailan con campesinos sin ningún entrenamiento en combate. A la crítica del principal sacerdote cristiano que era imposible defender a la ciudad sin nobles caballeros, Bailan decide como único noble, arrodillar a todo el que pudiera sostener una espada y juramentarlo como Caballero del Reino. Ese gesto levantó la moral de los pocos hombres y los hizo tan invencibles al punto que pudo negociar una rendición honorable de la ciudad con Saladín a cambio de la vida de los habitantes de Jerusalén. Una situación imposible se tornó posible porque alguien levanto la moral de quienes podían luchar. Si Bailan no hubiera hecho eso, Saladín hubiera masacrado a la ciudad.

Si los referentes son los primeros que dicen que Venezuela no vale la pena y se van, créanme que no valdrá la pena. Léase arriba que no incluí como referentes a los dirigentes políticos. Dejaron de serlo hace mucho tiempo, con las obvias excepciones. Los lectores sabrán quienes son esas excepciones. Pero no son suficientes. Es necesario que muchas voces de autoridad desde sus respectivos campos digan que Venezuela vale el riesgo, incluso de la vida por la inseguridad, de quedarse para luchar por ella. Eso hicieron los recién nombrados Caballeros de Jerusalén.

Nadie aquí está reprochándole a nadie irse si así le dicta su conciencia. La vida de los hijos y el futuro pueden ser suficiente razón para que una persona se vaya protegiendo a su familia. Muchos abandonaron Jerusalén por la llegada de Saladín y nadie se los echó en cara. Pero hubo otros que se quedaron, aun sabiendo que morirían por algo que creyeron que valía la pena. Y en efecto algunos murieron. Pero hacía falta ese algo, ese aliento de quienes por las distintas circunstancias de la vida son referentes sociales, de juramentar a los que se quedan como Caballeros del Reino y quedarse para luchar por él. Esa puede ser la diferencia entre ganar o perder un país…

Caracas, 3 de Noviembre de 2014

Twitter:@laguana

miércoles, 29 de octubre de 2014

Pánico Constituyente



Por Luis Manuel Aguana

Así estarán las cosas por los lados de la oposición oficial que a falta de argumentos sustanciales que oponer al llamado a una Asamblea Nacional Constituyente, recurren al expediente del miedo para evitar que la gente comprenda el significado de ese llamado para reunificar al país. Muchos años de trabajar conjuntamente con el régimen hacen que sus métodos terminen siendo los mismos. Es por eso que hay que oponer, como al régimen, la misma “contra”, lo que prueba una vez más la tesis que siempre hemos sostenido de que son la misma cosa–o tal vez peor- de la que hay que salir para recuperar la democracia en Venezuela.

En efecto, en la última pieza “anti-constituyente” que nos brinda Carlos Raúl Hernández, defensor a ultranza de las elecciones con “este CNE” (ver La habitación del pánico en http://www.eluniversal.com/opinion/141026/la-habitacion-del-panico) en El Universal del domingo pasado, se indica: “A ningún político democrático que sepa lo que hace, se le ocurre entregar el poder absoluto, omnímodo, a 150 fulanos sometidos a pasiones e intereses, mayorías y aplanadoras, a un partido dominante y finalmente a la voluntad de un hombre..”.

De acuerdo a este particular criterio debemos suponer que Andrés Eloy Blanco en 1946, Presidente de la Asamblea Constituyente de ese año, era un “fulano” sometido a pasiones e intereses, cuyo partido dominante, Acción Democrática, usó su aplanadora para establecer por primera vez la elección libre directa y universal, estableciendo por primera vez en una constitución venezolana el voto femenino, el de los analfabetas y mayores de 18 años” (ver Constitución de Venezuela de 1947 http://es.wikipedia.org/wiki/Constituci%C3%B3n_de_Venezuela_de_1947).

Esta particular manera de atemorizar a los venezolanos para evitar el cambio estructural que debemos dar y que políticos de la talla de entonces si comprendieron a cabalidad, al parecer es un nuevo enfoque que están ensayando los enemigos del proceso constituyente. No es el argumento banal “hemos tenido 26 Constituciones” o “las constituyentes vienen luego que somos gobierno”. No, va más allá, porque resulta altamente engañoso y tóxico ya que intenta utilizar tácticas muy en sintonía con las que usa el régimen para disuadir a los venezolanos de movilizarse para producir un cambio.

Estadistas como Rómulo Betancourt si comprendieron que solo gracias a la convocatoria de un pueblo convencido de la necesidad de cambios trascendentales era posible un vuelco en positivo de nuestro desarrollo como pueblo. Gracias a Dios que este analista no escribía en aquel entonces en El Universal, porque si fuera por él Venezuela no contaría ahora con el voto universal directo y secreto, ni obviamente con el voto femenino.

Asimismo el analista pone al país en la circunstancia de tener pánico por anticipado a la voluntad popular, indicando que la Constituyente no es más que una suerte de “monstruosidad jurídica”, que “consagra que unas decenas de galfaros están por encima de la ley, libres de controles institucionales y con facultades para cambiarlo todo: la vía pacífica al totalitarismo.”

Esos a quien el Sr. Hernández califica de “galfaros” son nada más y nada menos que los constituyentistas electos por el pueblo para representarlos en una ANC, ¿qué tal? Y aunque esta expresión no está en el DRAE (no es extraño, tampoco estaba “frauduleros” del mismo autor) denota en buen venezolano a una persona capaz de realizar las peores acciones al margen de la ley. Además del insulto por adelantado a esos representantes populares, sentencia de una manera aviesa que todas las Constituyentes serán como la que estableció Hugo Chávez en 1999, sin explicar porqué esa Constituyente resultó de esa manera y las circunstancias que precisamente condujeron a ese totalitarismo por la vía pacífica que aduce.

Tampoco se pasea por las Bases Comiciales que impuso el vencedor de 1998, que reventaron el principio de Representación Proporcional, y que nadie dijo nada, incluyéndolo a él, notable vocero de la vieja oposición de entonces, dejando  escapar irresponsablemente este detalle que distorsionó el balance de esa Asamblea.

Resulta que ahora, de acuerdo a este análisis, el CNE es bueno para ganar unas Parlamentarias y es malo para ir a una Constituyente: El exorcismo real es en 2015, y lo otro es la necia propuesta de embarcarse en trifulcas durante dos años si al CNE le da la gana, recolección válida de firmas -¿quién las conseguirá?- elección de los constituyentes y referéndum aprobatorio”. Por eso es que hay que decirle claramente al pueblo de Venezuela que EL CNE ES MALO PARA LAS DOS COSAS y es por eso que estamos invocando al Poder Originario del Pueblo Depositario de la Soberanía (Art. 5 y 347 de la CRBV) mediante un mecanismo que no incluye a los poderes constituidos penetrados por cubanos y que dudo mucho que el autor de esta nota comprenda a cabalidad.

Insultar a quienes proponemos la vía Constituyente con el calificativo de “burros” no es más que una debilidad chavista de quien se le acabaron los argumentos y recurren al expediente del miedo. Eso es lo que hacen en los portales del régimen y en cientos de mensajes de Twitter sin aportar ni un solo justificativo válido y discutible en contra de la convocatoria del Soberano para la reconstrucción y reconciliación del país, más allá de difundir pánico para llevar de nuevo al país a otro matadero electoral y atemorizar a la población indicando que repetiremos la historia Constituyente de 1999. Algo debe haber aprendido este noble pueblo venezolano en estos años, comenzando por identificar a quienes verdaderamente lo estafaron, tanto en el gobierno como en la oposición.

Notas como la del Sr. Hernández el domingo pasado en El Universal, no hacen más que confirmar la labor conjunta que realiza el régimen con la oposición oficial electoralista que lo mantiene. El problema de fondo no es evitar que ocurra la convocatoria a una Asamblea Nacional Constituyente-cosa que tarde o temprano ocurrirá inevitablemente-, sino usar ese ataque para justificar la existencia misma de una oposición oficial que ya no convoca a nadie y que desea seguir mamando de la teta electoral, prometiendo que esta vez si van a trabajar. Ojalá que en esta oportunidad los Diputados recién electos a la Asamblea Nacional del 2015 no salgan corriendo a la búsqueda de nominaciones para Alcaldías y Gobernaciones.

Debo indicarle al articulista que no es preciso “incinerar el artículo” que permite convocar al Soberano. Chávez lo hizo sin que existiera esa previsión en la Constitución de 1961. La convocatoria de un pueblo para cambiar su historia no tiene por qué estar escrita en ningún lado, es un Derecho Humano inherente a todas las personas conscientes de sus derechos. Y si algo tiene esta “Carta abominablemente escrita” de 1999 y herencia del Eterno, es el reconocimiento de ese Derecho Humano, el cual usaremos en toda su extensión a pesar del miedo que nos quieran infundir el gobierno y su oposición oficial desde una habitación; y que como todas las cosas del régimen, pretenden que lo tengamos nosotros cuando en realidad es todo lo contrario: ese pánico a una Constituyente como que lo tienen ellos…

Caracas, 29 de Octubre de 2014

Twitter:@laguana

lunes, 27 de octubre de 2014

Diferencias Constituyentes

Por Luis Manuel Aguana

Las primeras preguntas que hace la gente en nuestros foros, así como los entrevistadores de los medios cuando nos ponen un micrófono por delante, es siempre la misma: ¿En qué se diferencia su planteamiento de Constituyente con el que hace Voluntad Popular? ¿Por qué no están trabajando juntos? Muchas preguntas se han suscitado porque al observar el planteamiento del Proyecto País Venezuela, inmediatamente perciben que lo que ha salido hasta ahora a la calle es diferente. Y lo es...

En primer lugar, lo que VP llama el cambio del modelo político, no es lo mismo que nosotros llamamos de la misma forma. El tema no está en cambiar a los comunistas por demócratas -aunque eso sea una consecuencia-, sino el cambio de las estructuras políticas anquilosadas que hicieron crisis y provocaron, en primer lugar, la aparición de Chávez en 1992 y que terminaron de colapsar en 1998 con su elección como Presidente de la República. Estas estructuras políticas siguen presentes, lo que hace que cambiar un Presidente de la República por otro no haga ninguna diferencia para la solución de nuestros problemas como país. Eso responde de pasada por qué una renuncia o un revocatorio del Presidente no resuelven el problema.

Chávez no fue más que la consecuencia de un modelo de gobernar que se agotó en Venezuela a finales de los años 90 y que no era capaz de resolver los cada vez mayores problemas de una población que buscaba desesperadamente una solución. La respuesta del electorado fue votar por una tercera opción al bipartidismo existente que empeoró exponencialmente los problemas, al punto que el sistema fue víctima del cáncer del comunismo castrista. Y la gente todavía espera una solución que no ha llegado.

Cuando decimos que hay que cambiar el modelo político, no es solo para sacarnos de encima el cáncer del comunismo cubano, sino para establecer un modelo ajustado a nuestra realidad y que nos ayude a solucionar los graves problemas de los venezolanos, poniéndonos en la vía correcta del desarrollo. Y es que ese modelo político que contemplamos ahora no es más que la deformación grotesca de lo que había en 1998, que lamentablemente nunca llegó a evolucionar, debido a las torpezas y la corrupción de nuestra vieja clase política. Como resultado, el modelo devino en un caos que es lo que sufrimos ahora. Eso fue lo que produjo a Chávez, ni más ni menos.

Ahora nos encontramos en una confusión tal, que si no hacemos las cosas de manera correcta, vamos a empeorar significativamente nuestros males. Necesitamos gente con visión política -con P grande- y gran inclinación hacia el beneficio de la comunidad ante el beneficio propio, no oportunistas que busquen el poder porque ven en esta crisis una oportunidad de oro para conseguirlo. Pero lamentablemente, la política venezolana está llena de malandros encubiertos. Nadie sabe quién es quién y no hay nadie en quien confiar. No en vano una gran parte del electorado desconfía de una oposición que está llena de la gente que creó al engendro chavista-comunista y ahora pretenden regresar a responsabilidades de gobierno disfrazados de "demócratas". Un mar de confusión pues.

A la primera pregunta, contestamos que en el Proyecto País Venezuela buscamos un proceso constituyente para Reconstituir al Estado, estableciendo un nuevo sistema que corrija no solo las desviaciones producidas por los comunistas, sino que evolucione hacia mecanismos constitucionales que eviten que vuelva a aparecer un "salvador de la patria", como ocurrió en 1992. Y nuestra propuesta es el Estado Federal Descentralizado.

Esto hay que explicarlo muchísimas veces. A la pregunta del por qué no estamos trabajando junto a VP, la respuesta es que sí lo estamos haciendo, demostrado en el hecho mismo que ambos estamos impulsando esa solución para el país. Los militantes de ese partido en el interior, son los primeros que quieren entender qué significa ese proceso y debaten activamente con nosotros esa solución. Creemos que la Constituyente no es un coto cerrado de ninguna parcialidad política, porque ese esfuerzo que están haciendo no tendrá éxito si no estamos unidos todos, AÚN CUANDO LOGREN RECOLECTAR TODAS LAS FIRMAS!. ¿Y por qué es así?

Porque el tema de fondo no es que hagamos una nueva Constitución. ESO ES LO DE MENOS. La Constitución no es más que la resultante, el papel escrito del acuerdo de convivencia política entre todos los factores de un país, donde se resuelvan las diferencias pacíficamente. Y mientras en el acuerdo estén representados la mayor cantidad posible de protagonistas, incluyendo a la representación chavista electa en comicios transparentes, más durará. Esta es, y tiene que ser, una propuesta que apunta a despolarizar al país.

Si lo hace una sola parte de la sociedad - un partido político, como ocurrió en 1999-, no será más que un papel inservible y el país será tan estable como un volcán en actividad: nunca se sabe cuándo hará erupción. Eso nos pasó en 1999 y no podemos caer de nuevo en el mismo error (aún cuando lo de 1999 fue deliberado, no un error). Chávez hizo SU Constitución con un ardid tramposo y la inestabilidad nos llevó a la crisis del 2002. Al no resolverse un pacto de convivencia social real entre todos los venezolanos, aún continuamos con un país dividido e inestable. Necesitamos RECONSTITUIRNOS  como nación ante el derrumbe institucional, político y moral de Venezuela, de allí el llamado del Proyecto País Venezuela Reconciliada y el llamado de otros como Leopoldo López y su partido para un nuevo proceso Constituyente.

Vale decir que si predicamos la solución Constituyente como el mecanismo idóneo e incluyente para reconciliarnos, mal podremos dejar de lado a todo el mundo y recoger firmas mientras no se ha convencido al país nacional en su totalidad, y al ciudadano común en un esfuerzo previo, por más que estemos apurados de que no terminen de destruir al país.

Nuestra postura antes de recoger la primera firma era, y sigue siendo, incluir a la mayor cantidad de factores en toda Venezuela, CONVENCIENDO  a la gente de esa solución y por qué se necesita. Teniendo CONTENIDO que discutir con la gente. Debatiendo el Poder Originario y el Proyecto en foros, charlas, encuentros, Asambleas de Ciudadanos, con los vecinos y sus dirigentes en los barrios populares en todas las regiones. El equipo del Proyecto País Venezuela se ha estado moviendo en todo el país para esos encuentros, distribuyendo los libros del Proyecto País Venezuela Reconciliada Vía Constituyente (que pueden bajarse gratis de nuestro blog http://proyectopaisviaconstituyente.blogspot.com/). No es una tarea fácil, sin embargo es indispensable. Tenemos tiempo pero a la vez no lo tenemos.

Pero tal vez lo más importante y una diferencia fundamental de nuestro planteamiento es que el Proyecto País es la respuesta al por qué si cambiamos el sistema y la organización del Estado establecido en la Constitución de 1999, en concordancia con un proyecto de un profundo sentido descentralizador, estaremos llegándole a la solución de los problemas de la gente, provocando el cambio esperado de abajo hacia arriba. Mientras más avanzamos, más se convence la gente. Después de eso ya no será un problema de recoger firmas sino del ejercicio de nuestra soberanía.

Caracas, 27 de Octubre de 2014

Twitter:@laguana

Nota: Mi agradecimiento al Sr. Oswaldo Aguirre quien generosamente realizó correcciones ortográficas al texto original publicado, muy pertinentes para un escribidor en permanente aprendizaje del idioma castellano...