viernes, 26 de diciembre de 2014

Democracia en Red


Por Luis Manuel Aguana

Resulta interesante y a la vez refrescante ver como las nuevas generaciones hacen esfuerzos para tender puentes entre lo viejo y lo nuevo, tratando de renovar las viejas estructuras a los nuevos tiempos y a las nuevas herramientas. El enfoque novedoso de los muchachos del  Partido de la Red argentino (http://partidodelared.org/) es de una trascendencia inédita en el mundo, porque va al centro del problema de la representatividad de los elegidos a ocupar cargos de elección popular, en especial aquellos que se eligen para la elaboración de las leyes en un Parlamento. Sin embargo, es importante ampliar, de acuerdo a la información disponible, la idea y ver como se podrían extender esos conceptos a otros países de acuerdo con sus propias particularidades, muy en especial los latinoamericanos, a sabiendas del sesgo cultural que nos identifica.

De la conferencia dictada por Santiago Siri y Pía Mancini (El Partido de la Red en Argentina http://youtu.be/scCKzU2jQWc), explicando esta novedosa iniciativa de utilizar los nuevos medios masivos de comunicación, como el Internet, la telefonía celular y las redes sociales para remozar la manera de actuar de las estructuras obsoletas de representación popular, podemos extraer varias enseñanzas que pueden ser aplicadas a muchas realidades de nuestros países.

La primera es la juventud haciendo cosas nuevas, innovando, dándole la vuelta a los problemas que sabemos que existen en política, donde vemos día a día que se secuestra la voluntad popular después de haberle arrancado el voto a fuerza de dinero y engaño a la población, dejando la participación como un suceso aislado en la periodicidad de un mandato que se renueva cada X años. ¡Qué bueno es ver jóvenes intentando hacer cosas distintas, no lo mismo que hacían los viejos! Tratar de crear inteligencia colectiva y no proseguir en el seguimiento a un liderazgo mesiánico obsoleto.

Como sabemos, todos nuestros partidos políticos tienen la misma partida de nacimiento. Un líder que aglutina en base a un carisma, que deriva en una propuesta que presenta al país y luego de hacer una promesa básica que repite hasta el cansancio, se entroniza y es difícil que alguien le sustituya como “líder fundamental”. ¿Les suena conocido?

Pues bien, eso fue lo que paso antes con los partidos iniciales de la democracia en Venezuela, AD y COPEI y luego continuando en una generación posterior con los “nuevos” partidos, Primero Justicia y Voluntad Popular, y posiblemente algún otro en gestación. Las mismas estructuras verticales y estalinistas de “líneas de partido”, que aunque siendo los últimos fundados por jóvenes, se pusieron viejos inmediatamente, imitando lo que hacían los anteriores porque “esa es la manera en que se hace política en Venezuela”. ¡Basura! Cero creatividad, cero aplicar la propensión natural de los jóvenes hacia un cambio en la manera de hacer las cosas.

La juventud de estos partidos debería reinventarse, y aplicar nuevos métodos para llegarle a la participación de la gente. Deberían fabricarse sus propias versiones de esos “troyanos” políticos que se están inventando los muchachos de Buenos Aires para penetrar la claque de sus partidos, que se quedo atrasada en el tiempo, igual que aquí. El solo ver a un joven diputado de la “oposición” de las nuevas generaciones-y para colmo proveniente del movimiento estudiantil-, votando a favor del régimen, imitando una exudación maloliente de ese pasado político que nos ha hecho tanto daño, debería ponernos a pensar en qué clase de juventud política queremos para Venezuela.

Por eso me dio envidia positiva la iniciativa de esta joven agrupación argentina que todavía no se ha convertido en partido, para hacerle frente a los desafíos políticos de los nuevos tiempos. Bien haría la juventud de nuestros partidos de estudiar esa iniciativa para ver como la aplican en Venezuela, habida cuenta de la penetración de las redes sociales en nuestra cultura.

Me hizo sonreír esa comparación que hacen estos jóvenes de la Constitución como el “Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas y los abogados como los hackers de un viejo sistema basado en la tinta y el papel, porque son los únicos que saben interpretar los códigos que solo se leen en los Parlamentos que hacen las leyes. Cuando alguien como esos muchachos se hace preguntas como “Si Internet es la nueva imprenta, ¿cuál es la nueva democracia?”, entonces hay algo denso y sumamente importante detrás de eso.

Cuando se dice que la imprenta fue la tecnología de la información que prevaleció cuando se inventaron las instituciones que nos rigen y que democratizó el simple hecho de saber leer y escribir, que era un coto cerrado de unos pocos, poniendo el conocimiento al alcance de la humanidad en el pasado, ¿porque nosotros no hemos hecho nada con esta nueva imprenta que genera inteligencia colectiva? ¿Eso lo puede poner en marcha una generación pasada que no entiende esta nueva manera de comprender al mundo? Muchas interesantes preguntas y pocas respuestas.

Estos jóvenes ven absurdo votar cada cierto tiempo. En eso difiero de ellos. Hay que votar cada cierto tiempo para renovar las caras y los compromisos. En lo que si concuerdo es que el mecanismo de comunicaciones entre el elector y su elegido debe ser obligante y tan fluido como sea posible, entregando con una herramienta como la que proponen, esa comunicación que haga que la participación ciudadana se incremente en grado superlativo, comprometiendo al elegido a votar en una línea que coincida permanentemente con los intereses de sus electores. En eso la tecnología puede ser de una ayuda inimaginable y hay que ahondar muchísimo en esa dirección en nuestros países.

Me gustó el concepto esbozado por los jóvenes que Internet es una red de personas NO de máquinas. Y es cierto, porque como bien afirman ellos, eso es lo que genera la inteligencia colectiva que cambia las sociedades. De la misma manera el concepto que los tweets (o “trinos” del Twitter) son unidades de pensamiento que cuando se comparten (“retuitean”) se está haciendo sinapsis con otras mentes. Esta idea es poderosa ya que genera una sinergia imposible de detener. Y eso es lo que ha venido pasando con la red en Venezuela. Poco a poco se han ido estableciendo ideas y conceptos que han venido calando en la población, como la idea de cambiar el modelo del Estado.

Por eso, siguiendo en la línea de la comparación donde la Constitución es el “Sistema Operativo” de los gobiernos y las Repúblicas, en Venezuela estamos proponiendo un cambio del Sistema Operativo del país. Significa cambiar todas las formas, los programas y los procedimientos. Cambiarle las correas a un motor en marcha. Eso, como con cualquier sistema operativo, es un cambio mayúsculo que implica cambiar la manera en que una máquina interactúa con sus usuarios, pero llevado a esa comparación, significa cambiar la manera en cómo el Estado interactúa con los ciudadanos.

Ojala que la juventud venezolana tome las riendas de ese proceso porque son ellos los que mejor entienden los cambios transformadores de la Democracia en Red que está naciendo en nuestros países. Nosotros trabajaremos para cambiar el modelo que ya no responde a resolver las necesidades de los venezolanos y genera más pobreza. Pero su desarrollo ulterior les corresponde a esos muchachos que están reinventando-como debe ser-, las relaciones políticas en el futuro. Yo no veré eso, pero haré todo lo posible para que si lo vean nuestras futuras generaciones…

Caracas, 26 de Diciembre de 2014

Twitter:@laguana

martes, 23 de diciembre de 2014

Un cuento para Navidad


Por Luis Manuel Aguana

Recibo de Jorge Bucay, “Cuentos para pensar” (1), el regalo de despedida del libro, quien a su vez lo recibió de sus hermanos. Asimismo se los obsequio a ustedes en este día de Navidad, al creerlo muy pertinente para estos tiempos aciagos:

“Un lugar en el bosque
Esta historia nos cuenta de un famoso rabino jasídico: Baal Shem Tov.

Baal Shem Tov era muy conocido dentro de su comunidad porque todo el mundo decía que él era un hombre tan piadoso, tan bondadoso, tan casto y tan puro que Dios escuchaba sus palabras cuando él hablaba.

Se había hecho una tradición en este pueblo: todos los que tenían un deseo insatisfecho o necesitaban algo que no habían podido conseguir iban a ver al rabino.

Baal Shem Tov se reunía con ellos una vez por año, en un día especial que él elegía. Los llevaba a todos juntos a un lugar único, que él conocía, en el medio del bosque. Y una vez allí, cuanta la leyenda, que Baal Shem Tov armaba con ramas y hojas un fuego de una manera muy particular y muy hermosa, y entonaba después  una oración en voz muy baja…como si fuera para él mismo.

Y dicen…

Que Dios le gustaban tanto esas palabras que Baal Shem Tov decía, se fascinaba tanto con el fuego armado de esa manera, quería tanto a esa reunión de gente en ese lugar del bosque…que no podía resistir el pedido de Baal Shem Tov y concedía los deseos de todas las personas que allí estaban.

Cuando el rabino murió, la gente se dio cuenta que nadie sabía las palabras que Baal Shem Tov decía cuando iban todos juntos a pedir algo…
Pero conocían el lugar del bosque. Sabían cómo armar el fuego.
Una vez por año, siguiendo la tradición que Baal Shem Tov había instituido, todos los que tenían necesidades y deseos insatisfechos se reunían en ese mismo lugar en el bosque, prendían el fuego de la manera que habían aprendido del viejo rabino, y como no conocían las palabras cantaban cualquier canción o recitaban un salmo, o solo se miraban y hablaban de cualquier cosa en ese mismo lugar alrededor del fuego.

Y dicen…

Que Dios gustaba tanto del fuego encendido, gustaba tanto de ese lugar en el bosque y de esa gente reunida…que aunque nadie decía las palabras adecuadas, de cualquier manera concedía los deseos a todos los que estaban ahí.

El tiempo ha pasado y de generación en generación la sabiduría se ha ido perdiendo…
Y aquí estamos nosotros.
Nosotros no sabemos cuál es el lugar en el bosque
No sabemos cuáles son las palabras…
Ni siquiera sabemos cómo encender el fuego a la manera que lo hacía el Baal Shem Tov…

Sin embargo hay algo que si sabemos:

Sabemos esta historia,
Sabemos este cuento…

Y dicen…

que Dios adora tanto este cuento…
que le gusta tanto esta historia…
que basta que alguien la cuente…
y que alguien la escuche…
para que El, complacido,
satisfaga cualquier necesidad
y conceda cualquier deseo
a todos los que están compartiendo este momento…

Así sea…”

Los venezolanos olvidamos en el transcurrir del tiempo, en lo profundo de nuestra historia, de generación en generación, que somos Libertadores. Un 17 de Diciembre murió quien sabía cómo hacerlo al punto de habernos llevado por todo un Continente a libertar 5 naciones. Al principio, los que quedaron, copiaron sin saber las maneras y las formas sin conocer el fondo, y ahora nosotros, los herederos de esa gesta “ni siquiera sabemos cómo encender el fuego” y hasta olvidamos donde está el punto en el bosque. Pero la raíz sana está allí. Lo prueban los 43 jóvenes asesinados este año protestando en contra del régimen, los torturados, los estudiantes, los presos políticos, la sociedad civil, y sin duda alguna una parte importante de la oficialidad de nuestras Fuerzas Armadas, que estamos seguros que tienen presente esa memoria.

Pero como dice el relato, sabemos esta historia, sabemos este cuento. Sabemos que somos Libertadores. Sabemos cómo expulsar invasores extranjeros, ya lo hemos hecho. Hallar el punto del bosque donde realizar el rito no será complicado, si como dice el cuento, basta con que alguien lo cuente y que alguien lo escuche para que Dios satisfaga la plegaria de un pueblo sufrido, y nos conceda  como regalo de Navidad, la Libertad, la Paz y la Democracia para todos los venezolanos. Así sea…

Caracas, 23 de Diciembre de 2014

Twitter:@laguana

(1)     Jorge Bucay, “Cuentos para pensar”, Editorial Océano de México, S.A. de C.V. 2da. Edición. ISBN 970-651-999-8. Ver también “Un lugar en el Bosque” de Jorge Bucay en http://www.mantra.com.ar/contreconociendonos/lugarenelbosque.html)