lunes, 10 de septiembre de 2018

Una Boleta de Excarcelación para Venezuela

Por Luis Manuel Aguana

El ejemplo no es mío, es del Dr. José Vicente Haro quien ha ocupado gran parte de su tiempo en lograr la libertad de decenas de presos políticos de las mazmorras del régimen. A la pregunta formulada al jurista por los medios de comunicación de como se hace para ejecutar las sentencias del TSJ legítimo, la respuesta siempre es la misma: son tan ejecutables como las boletas de excarcelación de los presos políticos. ¿Porque creen ustedes que hay personas en Venezuela que siguen presas teniendo ordenes de los tribunales para excarcelarlas? Porque existe un régimen que está al margen del Estado de Derecho, y que tiene presos con dueño: “Fulano de tal” es preso del ministro cual, o de tal figura del régimen, y en contra de eso no hay boleta de excarcelación que valga. El preso sigue preso “porque me da la gana”, al punto que sus familiares se cuelgan del cuello las boletas de excarcelación plastificadas al momento de visitar a sus presos para llevarles los alimentos, a modo de protesta cívica silenciosa ante un régimen abiertamente opresor.

Pero no por eso el Dr. Haro, y muchos de sus colegas abogados de Derechos Humanos van al dejar de hacer el trabajo que hay que hacer para lograr esa boleta de excarcelación que ordena al carcelero poner en la calle al prisionero, aunque después le nieguen la libertad.

Si esa primera parte de conseguir la boleta es dura, la segunda de hacerla efectiva es durísima y mucho más difícil. Pero es con tesón y constancia, presionando y denunciando sin temor es que poco a poco se ha logrado la libertad de muchos de esos presos políticos,  razón por la cual los venezolanos tenemos una deuda impagable con los defensores de los Derechos Humanos como el Dr. Haro. Es difícil e insuficiente lograr una boleta de excarcelación para un preso político en Venezuela pero absolutamente necesario. Y ese es precisamente el caso de Venezuela como país.

Al plantearse la circunstancia de un vacío de poder en Venezuela como consecuencia de una sentencia firme condenatoria de Nicolás Maduro por parte del TSJ Legítimo en el exilio, se hace urgente e indispensable la designación de un nuevo gobierno, aunque este no sea efectivo al momento de su nombramiento, precisamente por la misma razón por la cual las boletas de excarcelación son papeles sin valor en el país, pero no por eso se deja de hacer el trabajo que sea necesario para lograrlas, porque son indispensables para la libertad del preso.

Esa “boleta de excarcelación” la constituiría una sentencia del TSJ legítimo para la designación de un Gobierno de Emergencia Nacional.  Difícil de lograr pero absolutamente necesaria para el restablecimiento del Estado de Derecho. Sin embargo también es absolutamente inocua si no se trabaja para hacerla efectiva. De allí que vienen a nuestro auxilio los Artículos 333 y 350 constitucionales: todos los venezolanos investidos o no de autoridad estamos en el deber de colaborar para el restablecimiento de la vigencia efectiva de la Constitución, y desconocer cualquier régimen que contraríe los valores, principios y garantías democráticos o menoscabe los Derechos Humanos.

Aunque hemos reconocido la necesidad de ese nombramiento directo de un Gobierno por parte del TSJ legitimo,  también hemos dicho que esa designación sería la de un gobierno con un alcance absolutamente limitado a dos tareas fundamentales: a) coordinar la implementación de la ayuda humanitaria para los venezolanos con el respaldo de la Comunidad Internacional; y b) la implementación de una consulta popular, una vez desplazado el régimen de Nicolás Maduro, que le pregunte a los ciudadanos asuntos tan trascendentales como: declarar disuelta la ilegitima Asamblea Constituyente que está en funciones y no validas sus decisiones, la convocatoria por iniciativa popular a un Proceso Constituyente originario por iniciativa popular que reinstitucionalice el país a través de la discusión de un nuevo Pacto Social, proponiendo un nuevo texto constitucional, y que se ratifique al Gobierno designado por el TSJ legitimo o que la nueva constituyente designe a uno diferente a continuación de su instalaciónn, para que se ocupe de gobernar y resolver la crisis urgente de los venezolanos y estabilice el país en todos los ámbitos.

En otras palabras, que inmediatamente luego de la salida del régimen, que sea el pueblo venezolano quien decida sobre el presente y futuro del país, y no los acostumbrados cogollos políticos que deciden nuestro futuro sin nuestra participación, como se ha hecho tantas veces en la historia venezolana.  No estamos pidiendo algo irracional. Estamos proponiendo una hoja de ruta clara que sea conocida por todo el mundo antes de que ocurra nada. Esa sería la “boleta de excarcelación para Venezuela” que le estamos solicitando al TSJ legítimo. Hacerla efectiva es la segunda parte de esta historia.

Por otro lado, existe el mito fundamentado en la falsa apreciación que porque realizamos una consulta el 16J-2017 “ya no es necesario consultar más” al pueblo de Venezuela. Nada más alejado de la realidad. El 16J-2017 el pueblo ejerció un derecho al tratar de parar el proceso constituyente inconstitucional del régimen y no se le atendió. Ese fue el principal motivo de esa consulta cuando la sociedad civil la formuló y que luego fue modificado por las fuerzas políticas en la Asamblea Nacional al incorporar las preguntas relativas a la renovación de los poderes públicos, con la exigencia de un nuevo gobierno.

El hecho de que quienes tenían la responsabilidad de acatar ese mandato surgido de las urnas no hayan dado los pasos necesarios para producir ese cambio, de ninguna manera inválida todas las consultas que sean necesarias para encausar la grave crisis política en la que se encuentra el país.  De hecho ahora es aun más obligante hacerlo que antes al agravarse la situación venezolana. Ya va siendo hora que los venezolanos nos quitemos el miedo de consultarle al pueblo sobre los asuntos que le conciernen,  de eso precisamente se trata la democracia. Y eso es justamente lo que intentamos rescatar a partir de una decisión del TSJ legítimo que de acuerdo al símil descrito, la hemos denominado aquí “una boleta de excarcelación para Venezuela”. El cómo termine saliendo esa boleta lo decidirán los Magistrados de ese Tribunal. Pero eso es lo que pedimos nosotros, que los venezolanos sean los que decidan, y voy a explicar porqué,

Esto que pedimos nunca ha sido del agrado de aquellos que dentro de nuestra clase dirigente pretenden regresar a lo mismo que se hacía en política hasta 1998 después que los delincuentes dejen el poder. Los vacíos de poder se llenan instantáneamente.  Sin una hoja de ruta clara que incluya al pueblo en las decisiones antes de un cambio político en Venezuela, una vez que alguien se monte por algún proceso sobrevenido que se desate después de que los castro-chavistas-maduristas-comunistas se vayan, vendría una etapa que nadie podrá controlar porque la Constitución de 1999 no tiene seguros.

No se puede convocar un nuevo proceso electoral en Venezuela, no solo porque el sistema electoral está viciado, sino porque primero se debe reinstitucionalizar al pais. Imagínense un gobierno de Henry Ramos Allup o de cualquiera de estos dinosaurios del pasado haciendo lo mismo que hacía Chávez sin el control de un Senado porque la Constitución se lo permite: nombrar a los Generales que le de la gana, regalar el dinero de los venezolanos porque el Presidente es el dueño de la Hacienda Pública, crear los Ministerios a su antojo en programas de televisión, o meter presos a sus opositores porque no hay un poder judicial independiente. Eso hay que arreglarlo antes que un Gobierno de Emergencia entregue por elecciones. Si eso no se hace con una consulta al pueblo que convoque al constituyente y debata una nueva institucionalidad para el país para las nuevas generaciones, que alguien me explique cómo se hace y con gusto hablaremos de otra cosa.

Es por eso que es indispensable un nuevo texto constitucional antes si quiera de pensar en nuevas elecciones. Por eso es necesario un proceso Constituyente. No son los delirios de unos locos obsesionados por una constituyente como se insiste en afirmar para descalificar la necesaria participación y presencia del pueblo de Venezuela en las decisiones críticas que le atañen a su futuro inmediato.

El cómo se hará efectiva esa boleta de excarcelación para Venezuela una vez emitida,  paradójicamente sería menos difícil que para el caso de un preso político encerrado en El Helicoide. ¿Y por qué?  Porque esa boleta se haría efectiva desde fuera de Venezuela, con el auxilio de los países dolientes del problema venezolano, comenzando por los Estados Unidos y Colombia, que han manifestado que harán lo que sea necesario para ayudar a recuperar la democracia y la libertad de Venezuela. Una vez que se emita esa boleta los acontecimientos se producirán solos, porque en ese momento esos países sabrán que es lo que pasará, como pasará y con quienes pasará. De allí la importancia de una decisión inmediata del TSJ legítimo y la formulación de la ruta que decidan definitivamente.  Nosotros ya propusimos una perfectamente identificada. Esperamos que en la que terminen decidiendo no dejen afuera al pueblo venezolano.

Caracas, 10 de Septiembre de 2018

Twitter:@laguana

sábado, 8 de septiembre de 2018

Venezuela en el Consejo de Seguridad

Por Luis Manuel Aguana

Ustedes dirán que no es muy elegante estar permanentemente referenciándome, citando cosas que ya he escrito en relación a los temas que nos atañen, ni estar diciendo “te lo dije” cuando nos pasa algo, pero creo que en nuestro caso se hace necesario en virtud de la extraordinaria capacidad que tenemos los venezolanos de olvidar las cosas. Hace 4 años me preguntaba porque el caso venezolano no había llegado al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, existiendo los mecanismos para que la sociedad civil se expresara en ese foro mundial, más aun cuando esos procedimientos habían sido la creación de un venezolano (ver La Formula Arria o cuando en la casa del herrero los cuchillos son de palo, en http://ticsddhh.blogspot.com/2014/03/la-formula-arria-o-cuando-en-la-casa.html)  .

Pero mientras el mundo sigue girando la oposición política venezolana se mira el ombligo. El caso venezolano profundizó su deterioro y sin la intervención opositora venezolana en las instancias correctas, el problema escaló al punto de gravedad extrema que conocemos hoy. Y tuvo que ser por iniciativa de los Estados Unidos en su Presidencia rotativa del Consejo de Seguridad, que se discutirá –¡por fin!- la gravedad de la crisis venezolana en el contexto de la llamada Formula Arria en las Naciones Unidas el próximo lunes 10 de septiembre de 2018 (ver memorando de convocatoria en inglés: “Arria-Formula Meeting of Security Council: Venezuela as case Study of Corruption, Peace, and Security”, Reunión de la Fórmula Arria del Consejo de Seguridad: Venezuela como un caso de estudio de Corrupción, Paz y Seguridad” en

En ese memorando se indica que bajo la Formula Arria se discutirá la corrupción del régimen de Nicolás Maduro y su involucramiento en actividades ilícitas como el narcotráfico, lo que afecta la seguridad del Hemisferio Occidental: “De continuar estas actividades depredadoras Venezuela permanecerá en riesgo de mayor violencia, y continuara deteriorando la estabilidad de la región por los millones de personas que escapan a través de sus fronteras” (traducción libre).

De acuerdo al protocolo de las reuniones de la Formula Arria, participantes de la sociedad civil, Estados miembros y prensa escucharan las intervenciones de los ponentes del tema seguidas por las intervenciones de miembros del Consejo de Seguridad. Es y a la vez no es una reunión formal del Consejo de Seguridad. Los ponentes principales serán Mercedes de Freitas, Directora Ejecutiva de Transparencia Venezuela y Marshall Billingslea, Asistente al Secretario para el Financiamiento del Terrorismo, del Departamento del Tesoro de los Estados Unidos.

Al escuchar las intervenciones fundamentadas de organizaciones y personalidades que tienen que ver con el problema, el Consejo de Seguridad tendrá entonces una perspectiva muy precisa de la situación para tomar decisiones. Esperamos allí la intervención del Dr. Diego Arria, ex Presidente del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, como uno de los mejores conocedores de la situación venezolana, y creador de la Fórmula que lleva su nombre, quien por su doble condición de venezolano insigne y profundo conocedor de esos canales diplomáticos, por haber manejado situaciones similares en otros países en el seno de ese mismo Consejo de Seguridad, se constituirá en ese momento y a favor de su propio país, como el mejor y más calificado representante para exponer nuestra tragedia ante esa importante instancia, a fin de que los países con mayor poderío del mundo tomen una decisión acerca de qué hacer con Venezuela. Si hay alguien puede expresar a las potencias del mundo la magnitud de nuestra crisis y sus implicaciones en la seguridad del continente, ese es el Embajador y Estadista Diego Arria.

A partir de allí se tomaran decisiones sin nosotros. En esa reunión de la Formula Arria se escuchará acerca de la necesidad de actuar a la brevedad posible para evitar males mayores a la región, pero en la decisión final no estaremos los venezolanos. Sin embargo podríamos estar, no en las decisiones del Consejo de Seguridad, sino como actores principales en la decisión que finalmente se tome, en la forma de un Gobierno que represente oficial y constitucionalmente a los venezolanos desde el exilio. Sin embargo ese gobierno no existe porque quienes tienen la responsabilidad de que se materialice, simplemente dejaron por omisión esa decisión en manos de las circunstancias, permitiendo indirectamente que Venezuela se profundice como un riesgo de seguridad para el mundo, al seguir tolerando a unos delincuentes manejando al país.

Pues el mundo no funciona a la velocidad de las decisiones de los venezolanos. Las decisiones en relación a nuestro problema y al problema que estamos causando en el hemisferio las tomaran otros con o sin nosotros. Por un lado los jefes de los partidos en la Asamblea Nacional creen que el mundo se detendrá a que ellos hagan sus primarias opositoras el año que viene para “elegir” quien de los bates quebrados de los partidos conducirá la oposición oficialista de la MUD/Frente Amplio, mientras el TSJ en el exilio sigue paralizado defendiéndose de los ataques inclementes desde todas partes del mundo, porque Capriles apareció en una lista de corruptos en la sentencia de Maduro. Mayor imbecilidad imposible.

Y yo me pregunto: ¿así será de grande la olla de la corrupción opositora para que todo el mundo la haya emprendido en contra del TSJ legítimo y no se tome ni una decisión que favorezca al pobre pueblo de Venezuela? ¿Será posible que detrás de esos ataques al TSJ legitimo se esconda el pánico a que se descubra quienes encubren al régimen de Maduro desde la oposición oficialista, y el ovillo de ese hilo sea esa investigación que ordena el TSJ legítimo al Ministerio Público para Henrique Capriles, en la sentencia de Maduro?  Esa es la triste realidad de los venezolanos mientras todos nos morimos de hambre y mengua al no poder comprar los alimentos y medicinas que necesitamos por una hiperinflación asesina que escala minuto a minuto, con un régimen que no se detiene en la destrucción del país.

De allí que si existe o no un Gobierno de Emergencia Nacional en el exilio pronto dejara de ser una diferencia a medida que los acontecimientos se desarrollen fuera de nuestro control y a una velocidad inusitada, sin la intervención de nadie a quien se pueda llamar desde la Comunidad Internacional a la hora de la verdad, para que represente los intereses legítimos de los venezolanos. A menos que existan venezolanos que nos representen de manera constitucional fuera del país, y que puedan meter las manos en todo eso que se desatará en las próximas semanas para ponerle orden al desastre que está ocasionando el régimen de Nicolás Maduro y sus sopotocientos ladrones en la región latinoamericana, las decisiones las tomarán sin nosotros esos señores que se sientan en el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y el resto de la Comunidad Internacional doliente de nuestro problema. Entonces, que Dios nos agarre confesados y proteja a esta Tierra de Gracia…

Caracas, 8 de Septiembre de 2018

Twitter:@laguana

sábado, 1 de septiembre de 2018

¿En dónde está el debate?

Por Luis Manuel Aguana

 “Lamentablemente cuando todos deberíamos estar trabajando juntos por la unidad para el cambio político de verdad hay muchos especialistas en crear falsas expectativas que han sumado muchas frustraciones en el pueblo de Venezuela. Hay incluso, varios candidatos a ser presidentes en el exilio designados por ese Tribunal. Hay una lucha feroz por quien va a administrar las cosas….Y si luchamos porque tenga vigencia en Venezuela el Estado de Derecho, no podemos promover llegar al Poder violándolo, porque no queremos cambiar, o no debemos cambiar un poder autocrático y dictatorial como el actual por otro al servicio de algunos intereses. Hay algunos que se ufanan en el exterior de ser financistas y que controlan a los Magistrados que nosotros designamos y los ponen al servicio de intereses muy particulares. Pues nosotros no estamos al servicio de esos intereses…” (ver Asamblea Nacional sesiona en rechazo a las medidas económicas, intervención del Diputado Omar Barboza, Presidente de la Asamblea Nacional, cierre de las intervenciones, 21 de agosto de 2018, en https://youtu.be/GsTrD9xDZkI, min 1:14:35)

La controversia que hizo pública -sin que nadie se lo preguntara- el Presidente de la Asamblea Nacional, Omar Barboza, en su alocución de cierre de la sesión de los Diputados del 21 de agosto de 2018, entre la Asamblea Nacional y el TSJ legitimo en el exilio, por la designación de un Gobierno de Transición que comience a poner fin a la tragedia que viven los venezolanos, me hizo recordar una máxima de mercadeo que es muy conocida desde hace mucho tiempo en las escuelas de negocios alrededor del mundo, cuando se trata de ubicar la estrategia de sus empresas cuando pierden la brújula: ¿En qué negocio está usted?

Efectivamente, cuando los especialistas dicen que McDonald’s no está en el negocio de las hamburguesas, sino en el de la comida rápida, o Ford no está en el negocio de los automóviles sino en el del transporte, se empieza a entender un poco a lo que me estoy refiriendo. Barboza nos está diciendo que la Asamblea Nacional está en “el negocio” de poner gobiernos, y nosotros, por el contrario, estamos diciendo que la Asamblea Nacional y el resto de los Poderes Públicos están en “el negocio” de darles solución a los problemas de quienes los eligieron. Entonces todo está en dilucidar quienes están comprendiendo mejor su rol en toda esta tragedia.

Si bien es cierto la Asamblea Nacional tiene constitucionalmente la responsabilidad de llenar de forma inmediata el vacío de poder ocasionado por la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro Moros, no menos cierto es que al no ejercerlo con la oportunidad debida, nos está causando un daño a los venezolanos. Esto traería como consecuencia que exijamos que la Asamblea Nacional cumpla ese mandato de forma inmediata por porque es su responsabilidad; o que el TSJ legitimo lo asuma por solicitud de los interesados por la vía jurisdiccional. Esto es, los venezolanos les ponemos un juicio a esos irresponsables que le dan largas a un problema que requiere de atención inmediata.

Algunos hemos cerrado filas alrededor de los Magistrados que se constituyeron como Tribunal Supremo de Justicia legítimo en el exilio, quienes fueron objeto de una descomunal persecución política por parte del régimen, y para colmo están siendo maltratados por quienes deben ser sus principales protectores, los Diputados de la Asamblea Nacional. Las palabras de Barboza reseñadas al comienzo de esta nota así lo corroboran. Los llama vendidos y negociadores de un posible gobierno en el exilio, centrando la discusión en que están socavando la legitimidad de la Asamblea Nacional para designar ese gobierno, afirmando directamente que los Magistrados están “al servicio de intereses particulares”.

En otras palabras centra el debate en el quien nombra ese gobierno cuando lo verdaderamente importante ES QUE SE NOMBRE ESE GOBIERNO INMEDIATAMENTE. Si ellos estuvieran interesados ya lo hubieran hecho porque tienen la facultad constitucional para hacerlo, y que nadie les está discutiendo, más aun al declararse la falta absoluta por la condena del corrupto Nicolás Maduro Moros. Pero no lo han hecho por intereses que distan de ser los del pueblo de Venezuela. Entonces allí se pierde el debate que verdaderamente importa.

¿En dónde está el debate? ¿El debate está en si Capriles es o no es un corrupto por haber recibido un dinero de Odebrecht; o el debate está en las implicaciones políticas de una sentencia condenatoria de Nicolás Maduro Moros por corrupto? Alguien está muy interesado en que no se hable de la condena de Maduro sino que el debate principal se pierda y solo se hable que el TSJ legitimo “mencionó a Capriles” en unos documentos que no fueron generados ni por el TSJ legitimo, ni por la Fiscal General de la República, sino por las pruebas que enviaron en paquete cerrado desde Brasil, indicando que Maduro había solicitado 50 millones de dólares y solo le entregaron 35 para la campaña donde fue “electo”, y en donde se encuentran mencionados un grupo de personajes del régimen con Henrique Capriles, que al decir de Euzenando Acevedo, encargado de los negocios de Odebrecht en Venezuela, este último también recibió dinero para asegurar la presencia de su empresa en Venezuela después de las elecciones, porque fue Capriles, y no otro, el principal contendor de Maduro en esas elecciones.

No se podía mencionar otro opositor porque el único que compitió en esa campaña con opción de triunfo fue Henrique Capriles en ese caso de corrupción de Maduro, y eso hay que investigarlo. El TSJ no se pronuncia en esa sentencia por la inocencia o culpabilidad de ninguno de los mencionados allí, sino solamente por la culpabilidad de Nicolás Maduro Moros. Entonces, ¿cuál es el escándalo de Henrique Capriles y sus defensores? La única respuesta posible: desarticular la sentencia de culpabilidad de Nicolás Maduro Moros y el reflotamiento de la imagen de un muerto político.

Ahora bien, hay que recetar “Ubicatex” al Presidente de la Asamblea Nacional. ¿El debate está en que sea el TSJ legítimo o la Asamblea Nacional quien designe el gobierno de transición? ¿O el debate está en sustituir a Nicolás Maduro por una sentencia firme de corrupción, para resolver inmediatamente los gravísimos problemas que sufrimos los venezolanos?

El Presidente de la Asamblea Nacional despotrica del Secretario General de la OEA en esa sesión de la Asamblea Nacional para confundir a los venezolanos diciendo que Almagro “fue utilizado” por factores que pretenden desconocer la legitimidad de la Asamblea Nacional para designar un gobierno. Pero, Luis Almagro lo que hizo fue defender la legitimidad de las decisiones del TSJ legitimo, (cosa que al final terminaron admitiendo los diputados) y que de no hacerlo la Asamblea Nacional se haría cómplice del régimen. Esa verdad le molestó muchísimo a quienes ya tenían el paredón listo para fusilar al TSJ legítimo en la Asamblea Nacional.

Gracias al Secretario General de la OEA los diputados no desmantelaron al TSJ legítimo, que era lo que pretendían hacer, si nos atenemos a esas tenebrosas palabras de su Presidente. Esa torpeza le hubiera ahorrado al régimen la sentencia condenatoria de Nicolás Maduro Moros, y hubiese desplomado el argumento de vacío de poder invocado por el TSJ legítimo para el nombramiento de un nuevo gobierno, porque la preocupación de los diputados no era resolvernos la crisis, sino quien se haría cargo del próximo gobierno de transición. Pero al desviar el debate, el problema queda sin tratamiento, como efectivamente pasó, dejándole a la Asamblea Nacional el camino abierto para resolver ese “enojoso asunto” del gobierno de transición para abordarlo cuando a ellos les de la gana. Pero lamentablemente las cosas en Venezuela no están pasando a la velocidad que desean los ciudadanos Diputados que encabeza Omar Barboza.

El regreso a clases y a las actividades generales que comienzan después de agosto le subirá inusitadamente la temperatura a la protesta social, haciendo indispensable que se tomen medidas urgentes en relación a la situación venezolana. Solo un Gobierno de Emergencia Nacional en el exilio podría hacerlo con el auxilio de la comunidad internacional. El sentido de urgencia de la dirigencia política opositora dista mucho de ser el de la población venezolana. Pareciera que no se montan en el Metro ni en carritos por puesto, o no compran pan, o no les cortan la luz, o no van a los supermercados donde ya el nuevo salario está multiplicando exponencialmente los precios para dejar muy atrás ese nuevo salario mínimo. Si creen que no decidiendo el problema se acaba, la situación misma decidirá por ellos.

Caracas, 1 de Septiembre de 2018

Twitter:@laguana