viernes, 15 de marzo de 2019

Alfredo Weil, técnico y humanista

Por Luis Manuel Aguana

Cuando un grupo de amigos selectos de nuestro inolvidable Eric Ekvall (ver Farewell Eric, en http://ticsddhh.blogspot.com/2013/11/farewell-eric.html), entre quienes se contaba Alfredo Weil, recibimos el mensaje donde nos informaba que le habían detectado un cáncer terminal, despidiéndose prácticamente de nosotros, Alfredo le contestó: Conmovido por la noticia, pero más por tu actitud. Soy un hombre de fe, y siento que actúas como si también lo eres. Tienes tranquilidad espiritual porque has sido un hombre puro. Esa es la mayor felicidad que se puede tener, incluso en la adversidad”.

Ni decirles tengo que Alfredo hizo lo imposible para la recolección de fondos para la enfermedad de Eric. No tenía idea Alfredo que eso que le dijo a Eric se aplicaba muchísimo a él mismo porque si alguna definición le puedo encontrar a este ser humano excepcional que fue Alfredo Weil es precisamente esa: un hombre puro. En esa penosa y larga enfermedad que acosó a Alfredo hasta el fin de su vida el 14 de Marzo de 2019, estoy seguro que pensaba lo mismo que le dijo a Eric, “esa es la mayor felicidad que se puede tener, incluso en la adversidad”. Y si alguien que como yo lo conoció de tan pocos años (2012-2019, aunque a veces pocos años pueden representar toda una vida), ni imagino que pudieran decir para confirmar esa afirmación sus más íntimos amigos y por supuesto sus familiares. Porque creo que eso era, un hombre puro e íntegro…

Para mi Alfredo Weil fue todo un descubrimiento. Tenía algo que siempre me llamó la atención porque es algo que compartí con él, mezclaba lo técnico con lo humanista. En su caso por su condición de Ingeniero y Abogado; y en el mío por computista con una mezcla de un poco de Economía, Derechos Humanos, Administración y Estudios del Desarrollo. Por eso tal vez tuve tanta afinidad con su pensamiento y sus posiciones ante el país. Pero más allá de eso, en lo personal sentía por Alfredo un afecto muy cercano pero no supe porqué hasta que en una conversación privada de muchas que sostuvimos, tuvimos una revelación mutua que lo explicó: ambos habíamos perdido trágicamente a una hija. Y eso mis queridos amigos es un dolor que solo un papá puede comprender. Y compartir ese dolor con alguien que sufrió la misma experiencia, te une de manera especial con esa persona.

Vi por primera vez a Alfredo Weil cuando me abordó en un evento de la Universidad Metropolitana en agosto de 2012, donde los técnicos de la oposición del Grupo La Colina expusieron el sistema electoral que habían aprobado con el CNE del régimen de Chávez, antes del proceso del 7Oct-2012. Alli Alfredo me felicitó efusivamente por una nota que había publicado el mes anterior (ver Unidad Técnica, en http://ticsddhh.blogspot.com/2012/07/unidad-tecnica.html) donde propuse una Unidad Técnica entre aquellos que adversábamos en las diferentes tribunas el sistema electoral venezolano y aquellos que consensuaban con el gobierno las condiciones técnicas de las elecciones.

Realmente me sentí no solo halagado porque viniendo de este personaje tan reconocido en el país, que sin conocerme reconocía con con humildad un aporte a la discusión, independientemente de donde viniera, para mejorar lo que ESDATA había realizado –que era muchísimo-, sino que se ponía a la orden para trabajar por ella. Me dijo con una alegría y firmeza que aun recuerdo: “Luis Manuel, quería conocerte y te felicito. Es una solución tan simple que nadie la vio. Estoy dispuesto con ESDATA a  acompañar tu propuesta”. Y me dije en esa ocasión “este es un técnico diferente”. Porque los técnicos no suelen ser generosos ni conceder nada a nadie. La razón del porqué Alfredo Weil era distinto era porque además de ser un técnico extraordinario, era porque esencialmente era un humanista. Y esas grandezas no son comunes.

De esa reunión coincidimos varios personajes que nunca nos habíamos visto antes hasta ese día y  solo nos conocíamos por nuestras opiniones en las redes sociales: Alfredo Weil (y otros amigos de ESDATA), Iñaki Gaizaraín, Eric Ekvall, Guillermo Salas, Marisol Sarría, Adriana Vigilanza, Kika Bisogno, Ludwig Moreno, Pablo Brito Altamira, por solo nombrar algunos que me vienen a la memoria de ese día. Y decidimos a partir de allí reunirnos de manera permanente en algo que denominamos Grupo Electoral, plataforma sin otro propósito que luchar en contra del fraude técnico aceptado por la oposición oficial y por conseguir mejores condiciones para los procesos electorales en Venezuela. De ese grupo salieron propuestas, comunicados, cartas públicas, acciones ante los tribunales impugnando procesos electorales, de los que Alfredo Weil fue factor técnico fundamental. De allí también nació una amistad que duró a pesar del tiempo y las diferencias. Y ahora con la pérdida de Alfredo también trasciende aún mas allá porque compromete a los que aun quedamos.

¿Y porque digo compromete? Esta lucha contra el régimen que tiene innumerables frentes, encontró en ESDATA, Alfredo Weil y todos aquellos que de una u otra manera hemos colaborado con nuestro pequeño grano de arena al adecentamiento de los procesos electorales de Venezuela, una pared que en lo personal no estoy dispuesto a ceder y creo que tampoco ninguno de los que acompañaron hasta hoy a Alfredo Weil en esa lucha por ese adecentamiento electoral. Todavía Alfredo estaba enfermo (y ahora sabemos que  muriéndose) cuando publicó ahora su última propuesta que mencioné en mi nota de hace apenas una semana (ver No son los Rectores, es el Sistema, en http://ticsddhh.blogspot.com/2019/03/no-son-los-rectores-es-el-sistema.html): “@AlfredoWeil “Por primera vez voy a hacer un "hilo"para exponer mi punto de vista sobre las posibilidades de futuras elecciones, luego del cese de la USURPACIÓN” https://twitter.com/AlfredoWeil/status/1096939253974683648)”. Los que le acompañamos tenemos que seguir en honor a eso.

Y eso es porque en lo personal me siento como venezolano obligado a continuar con esa obra así sea para hacer un centésimo de lo que Alfredo Weil era capaz de hacer. Intento poner en palabras la impotencia que me da que personas del calibre personal e intelectual de Alfredo Weil se vayan de este mundo cuando mas necesitamos de su ayuda para resolver el problema mayúsculo que tiene Venezuela para resolver su problema electoral. Y ustedes dirán que tal vez pudiera parecer una postura egoísta y utilitaria pero es que se nos está escapando con eso lo que es más valioso y lo que más necesitamos para que este atribulado país funcione en el futuro: gente honesta, pura, decente y con valores ciudadanos, todo eso combinado con una brillantez intelectual y ganas de trabajar por Venezuela demasiado difícil de encontrar en estos tiempos.

Quienes lo conocimos, siempre acompañado de su inseparable “Wilson”, que así era como le decía a su “tablet”, donde poseía todos los análisis electorales posibles, reconocemos que lo que era como ser humano, como técnico y humanista será insustituible.

Comparto con ustedes este deseo de Alfredo Weil para varios de sus amigos a partir del 2014 y que puede servir como recuerdo imperecedero de este venezolano ejemplar:

“Que contribuyamos a rescatar a nuestro país de la noche oscura en que se encuentra, y que podamos culminarlo con una patria libre, soberana, unida y justa…”

Y así lo haremos como compromiso contigo y con Venezuela mí querido amigo, cuenta con eso…

Caracas, 15 de Marzo de 2019

Twitter:@laguana

lunes, 11 de marzo de 2019

Entre la tiranía, la anarquía, el despotismo y la guerra

Por Luis Manuel Aguana

Si para algo han servido estos días sin electricidad, cortesía del régimen por acción, omisión, corrupción y caos deliberado, han sido para dejar de leer un buen rato en electrónico (Twitter, WhatsApp, sitios de noticias y artículos en la web) obligándome a regresar al método tradicional de lectura en libros de papel. Y como “no hay mal que por bien no venga”, como reza el dicho popular, releyendo la obra del maestro Manuel Caballero “Rómulo Betancourt, político de nación”, me encontré con esta perla que antes había pasado por alto porque no estábamos en la situación en la que ahora estamos:

“Pero sobre todo hay una lección que de una manera u otra tiene que impresionarlo (refiriéndose a Betancourt), tanto ella es evidente: el pueblo venezolano puede detestar al régimen gomecista, pero antes y por sobre todo detesta la guerra civil. Junto con sus lecturas marxistas, al llegar a Costa Rica, lo dijo muchas veces, Betancourt dedicará su escaso tiempo libre a leerse la aburridísima y gigantesca Historia contemporánea de Venezuela de Francisco González Guinán. Recorrer estas páginas es darse cuenta de por qué el pueblo venezolano prefiere la tiranía a la anarquía, el despotismo a la guerra. Y se acentúa la relevancia para la historia del país del movimiento del 28 del grupo de jóvenes que se rebeló en la calle y no en los campamentos…” (1) (resaltado nuestro)

Esa cita me dio como un martillo en la cabeza.  Y fui volando a la Historia Contemporánea de Venezuela de González Guinán –que a mi juicio no tiene nada de aburrida- y rescaté la siguiente cita que corresponde a la descripción del periodo de José Tadeo y José Gregorio Monagas en el siglo XIX, que bien puede aplicarse a toda la sangrienta historia de ese siglo, incluida la Guerra Federal:

“…fue de agitaciones políticas, de guerras civiles, de conmociones sociales, de faltas, de conquistas liberales, de reformas de instituciones, de nepotismo, y de usurpación del poder público. En su principio, la exaltación de las pasiones de los partidos comunicó a la política un extraordinario calor: los hombres se olvidaron de la patria; los partidos se combatieron con encarnizamiento; el odio animó los corazones; la calumnia se introdujo airada en las filas de los adversarios; las represalias fueron crueles, y habiéndose tomado el estrado de los legisladores como triste arena de gladiadores para comenzar la lucha armada, el templo de la ley quedó profanado y abierto el sombrío palenque de las guerras intestinas” (2)

Ese texto es una descripción precisa de lo que sucede hoy en Venezuela. La historia se repite y la diferencia es que aun no comienza la guerra. Demasiada sangre se ha derramado en nuestro país y de acuerdo a la cita de la vida de Betancourt descrita por Manuel Caballero, esa violencia quedó grabada en los genes de los venezolanos al punto de preferir “la tiranía a la anarquía, el despotismo a la guerra”, y de allí que, de acuerdo al historiador, para luchar en contra de la tiranía, Betancourt escogiera un partido leninista forjado para las luchas civiles que irse a la confrontación armada. Pero ¿es esto lo que aplicaría hoy? Me atrevería a afirmar que esa apreciación no es aplicable como lo fue en esa época. No estamos enfrentando una tiranía común. Estamos enfrentando un cartel internacional de delincuentes.

Entonces pensar en herramientas políticas para enfrentar una situación que es de naturaleza criminal pone las cosas en una perspectiva diferente; y donde definitivamente se requiere del uso de la violencia legítima del Estado, solo que en este caso esta violencia se encuentra secuestrada por los delincuentes.

Pero queda la cita pendiente para la historia y pareciera que efectivamente estamos dispuestos a calarnos una tiranía prefiriendo el despotismo a la guerra. Es duro decirlo pero hasta este momento eso es lo que ha ocurrido. Pero ha ocurrido porque los factores políticos que conducen el proceso no se han atrevido a establecer las condiciones para que esa decisión la enfrente el mismo pueblo. De allí que una conducción política timorata haga que el carro de la historia no avance porque ella ha decidido manejar con un pie en el acelerador y el otro en el freno al mismo tiempo, debido a los más abyectos intereses que favorecen la politiquería interna de los partidos opositores al bienestar de la población.

Y en ese sentido el dedo en esa llaga lo pone el Director del Interamerican Institute for Democracy, Carlos Sánchez Berzaín, al indicar en un reciente artículo: “Hoy en Venezuela hay solo dos entidades que no reconocen a Juan Guaidó como Presidente Encargado y son la dictadura de Maduro y la Asamblea Nacional que se supone quiere terminar la dictadura.  Guaidó es preso de la suma de minorías que hacen la mayoría opositora, que impide que el Presidente forme gobierno pues ha impuesto en los artículos 7, 25 y 26 del Estatuto, que habrá gobierno de transición solo “una vez cesada la usurpación de la Presidencia de la Republica de Venezuela por Nicolás Maduro Moros”. Y más abajo remata: “El tiempo corre a favor de la dictadura que aplica la estrategia de asfixiar a Guaidó, desgastando su elevadísimo respaldo popular  y usándolo como su mayor debilidad política. Tan grande respaldo popular es usado por la dictadura para que Guaidó no tenga el respaldo  real de los líderes de los partidos políticos que se dicen de oposición, porque si logra retirar a la dictadura y convocar a elecciones, Guaidó podría ser fácilmente elegido y estaría superando tres generaciones de candidatos que hoy están en control de la Asamblea Nacional” (recomiendo leer Carlos Sánchez Berzaín, Gobierno de transición para terminar la dictadura en Venezuela, en  http://www.carlossanchezberzain.com/2019/03/11/gobierno-de-transicion-para-terminar-la-dictadura-en-venezuela/).

Hemos repetido en reiteradas oportunidades de la inconstitucionalidad del mencionado Estatuto para la Transición, que secuestra las atribuciones constitucionales del Presidente a favor de una coalición de partidos. Si Guaidó sigue prisionero de ese Estatuto difícilmente tendrá las manos libres para realizar lo que tenga que hacer para salir definitivamente de Maduro, siendo que ya ha sido declarado Presidente legítimo como primer paso fundamental, con todo el apoyo que la Comunidad Internacional y los venezolanos le hemos dado.

Si la misma Asamblea Nacional no reconoce a Juan Guaidó con todos los símbolos del poder correspondientes y se le impide formar gobierno inmediatamente, la Comunidad Internacional se verá atada de manos para actuar a favor de los venezolanos, evitando que el pueblo de Venezuela decida entre tiranía y anarquía, o entre despotismo y guerra si es necesario. Esa es la razón por la cual la Asamblea Nacional se niega a aprobar la autorización del Artículo 187.11 para la custodia militar internacional de la Ayuda Humanitaria. La mezquindad y la ambición de la dirigencia política de los partidos del G4 es tal que sus líderes y candidatos permitirán primero que se pierda la oportunidad de éxito de este nuevo ciclo opositor con Juan Guaidó y los venezolanos a la cabeza antes que ceder a sus ambiciones de poder. ¡Eso es criminal y hay que denunciarlo!

Los venezolanos debemos exigir que Guaidó termine de ser reconocido formalmente por los diputados de la Asamblea Nacional como Presidente Constitucional Encargado de la República, como nuestros mandantes que son, para que este proceda a formar gobierno e inmediatamente convoque a los venezolanos a cerrar filas detrás de su liderazgo. Estoy que seguro que con esa oportunidad abierta, y ante la gravísima y excepcional situación de Venezuela, los venezolanos demostrarán que no tienen ningún problema en decidir en contra de la tiranía y el despotismo, así tengamos que pelear una guerra para salir de la anarquía.

Caracas, 11 de Marzo de 2018

Twitter:@laguana

(1)   Manuel Caballero, “Rómulo Betancourt, político de nación, ISBN: 978-980-354-246-7, Pág. 352-353, Caracas-Venezuela, Editorial Alfa, 2008.
(2)   Francisco González Guinán, Historia Contemporánea de Venezuela, Tomo I, Prólogo, Págs. XIII-XIV, Ediciones de la Presidencia de la República, 1954.