miércoles, 25 de marzo de 2020

Una muerte honorable

Por Luis Manuel Aguana

A mi juicio creo que no hemos dado suficientemente el mensaje de que la mejor manera de luchar en contra del COVID-19 en Venezuela es salir de Maduro. Pero si ahora le añadimos que factores internacionales como la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, solicitando que se levanten las sanciones al régimen de Maduro (ver Bachelet pide que se atenúen las sanciones económicas a Cuba y Venezuela para poder enfrentar el coronavirus, en https://news.un.org/es/audio/2020/03/1471662), nos están aplicando a los venezolanos un chantaje inaceptable: que hay que dejar de lado las sanciones para abordar esta crisis. Y ESO ES INACEPTABLE.

¿Porque ese virus iba a ser distinto de la mortandad que ya ocurría y sigue ocurriendo todos los días en Venezuela como consecuencia de una tiranía que no ha aceptado la ayuda internacional humanitaria? ¿Qué hace diferente la muerte de un niño por septicemia porque no pueda ser operado en un hospital público de una simple apendicitis porque no hay anestesia ni anestesiologos y su muerte por ese nuevo virus? ¡Absolutamente nada! De hecho puedo decir que tal y como se encontraba Venezuela antes de aparecer esta pandemia, el COVID-19 es la menor de nuestras preocupaciones. Así de grave debe entenderse la pandemia de Maduro y sus delincuentes. Eso lo debería ya haber entendido la socialista Michelle Bachelet.

Entonces a los militares de Maduro y quienes lo sostienen en el poder les tocará lidiar con la cantidad de muertes que deberán comenzar a salir de un momento a otro, y donde estarán sus familiares también. Y deberán decidir entre ellos mismos y tener alguna oportunidad de luchar mejor en contra de la pandemia por ayuda internacional, o morir sosteniendo al régimen. Ese virus no hará ninguna diferencia para el resto de los que vivimos aquí. Si un venezolano se enferma DE CUALQUIER COSA tiene la muerte segura con y sin COVID-19 en cualquier hospital, porque nadie en Venezuela cuenta con un seguro medico para ir a una clínica privada. Los seguros privados para la salud desaparecieron de los presupuestos de la mayoría de los venezolanos. Simplemente no los podemos pagar.

Entonces, ¿que venga el coronavirus? ¿Que diferencia hay? Pero ahora Bachelet le pide al mundo que suspenda las sanciones para que Maduro siga haciendo lo que mejor sabe hacer: sojuzgar a la población para enriquecerse con lo que queda de Venezuela. No puedo hablar por el resto de los venezolanos, pero prefiero entonces que los sigan ahorcando, porque ninguna ayuda administrada por esos delincuentes se reflejará en cambios en los sistemas de salud.

Pero lo mas lamentable no es que Bachelet, redomada comunista infiltrada en los Derechos Humanos del mundo en la ONU, pida por el régimen, sino que lo haga un “opositor” como Henrique Capriles que ahora propone “algún tipo de acuerdo” “para lograr superar la pandemia con las fuerzas que ambas partes tienen para ofrecer” (ver Capriles también llama a un acuerdo nacional ante el COVID-19, en https://www.panorama.com.ve/politicayeconomia/Capriles-tambien-llama-a-un-acuerdo-nacional-ante-el-Covid-19-20200324-0065.html). De la misma manera lo hace Henry Falcon, otro pseudo opositor: “Es la hora de la unidad de la nación, porque es lo correcto. Hay que apartar: el odio, la división y los intereses grupales, para asumir los nacionales”. De verdad no se lo que es peor, si un comunista afuera tratando de aliviar las sanciones impuestas a estos delincuentes, o unos colaboracionistas dentro tratando de trabajar con el régimen para lograrlo.

Supongo que Capriles debe haber entendido a estas alturas que el costo de no haberse arriesgado el 15 Abril de 2013, cuando alegó de “las posibles muertes” que ocasionaría marchar al CNE a cobrar una victoria electoral, mandando a todos a “bailar salsa y tocar cacerolas”, resultó ser al hoy, luego de todas las muerte provocadas y por provocar por Maduro, infinitamente menor a no haberlo hecho. Ese fue el momento que no perdieron los dirigentes bolivianos con el fraude electoral de Evo Morales. Esos son los liderazgos tóxicos de los cuales los venezolanos debemos alejarnos mas allá que de la peste del coronavirus.

Algunos de ustedes a estas alturas estarán diciendo “este lo que quiere entonces que el virus nos mate”, dándoles la razón por desesperación a Bachelet y Capriles. A ellos les diré: mucho cuidado con confundir la gimnasia con la magnesia. La desesperación es la peor consejera. Desmontar unas sanciones que nunca estuvieron dirigidas a impedir la entrada de alimentos y medicinas al país, no solucionará la crisis sanitaria del país. La ayuda asistencial para ayudar a los hospitales públicos aun esta en pie y Maduro la ha impedido y todavía la impide en plena pandemia del COVID-19. Esa ayuda no la está pagando el régimen sino la Comunidad Internacional, y está plenamente disponible. ¿Porque no ha entrado aun? Pregúntenselo al régimen Maduro. ¿Quien está violando entonces los Derechos Humanos de los venezolanos? ¿A favor de quien habla Bachelet, a favor del régimen o a favor de los venezolanos?

Capriles presenta una situación de polarización política que no existe sino en su mente. AQUÍ NO HAY UNA DIRIGENCIA POLÍTICA GOBERNANDO EL PAÍS con quien agarrarse de las manos para trabajar juntos. Capriles no a acabado de entender (¿o no ha querido?) que del otro lado lo que hay es una mafia de peligrosos criminales, incursos en delitos de lesa humanidad, capaces de cualquier cosa para sostenerse en el poder, incluyendo el asesinato. No es que podamos hacer una “tregua” entre fuerzas iguales. NO. Aquí hay una mafia narcocriminal que está sojuzgando los derechos humanos de una población indefensa, con hambre y enferma. Esa es la situación. Y si todavía no lo ha comprendido como dirigente político, entonces que salga de una buena vez la escena política venezolana, porque quien no ayuda estorba. Ya hizo el suficiente daño para una generación en el 2013.

Los venezolanos no podemos caer en esa falsa disyuntiva de “o es el régimen o es la pandemia”. El régimen es una cosa y la pandemia es otra. No estamos en la mejor posición de combatirla porque el régimen acabó con la salud del venezolano. Pero no es fortaleciéndolo, “uniéndonos” con él o pedir quitarles lo único que los ha disminuido en todos estos años que lograremos vencerla. Las sanciones son una suerte de quimioterapia para un cuerpo con cáncer. No es quitando el tratamiento que lograremos eliminar las células cancerígenas. El régimen debe irse para que podamos tener mejores oportunidades para vencer el virus.

Pero si aun así el cuerpo no aguanta, prefiero tener una muerte honorable luchando hasta el final en contra del cáncer que permitir que por temor morir acepte convivir con él. Diré entonces como El Libertador en su carta al Gral. Urdaneta antes de morir en Santa Marta: “prefiero la muerte a las medicinas”. Y aun así nunca antes una muerte fue tan honorable como la suya...

Caracas, 25 de Marzo de 2020

Email: luismanuel.aguana@gmail.com
Twitter:@laguana

sábado, 21 de marzo de 2020

Estado de confusión

Por Luis Manuel Aguana

Como en cualquier tiranía que se precie de tal, el régimen de Nicolás Maduro Moros nos aplica a cuenta del COVID-19 un toque de queda y una suspensión de nuestras garantías constitucionales a través del Decreto 4.160 por Estado Excepción, en su modalidad de Estado de Alarma, publicado en la Gaceta Oficial 6.519 Extraordinario del 13 de Marzo de 2020 (ver Decreto 4.160, en https://pandectasdigital.blogspot.com/2020/03/decreto-n-4160-mediante-el-cual-se_17.html). Sin embargo, al juzgar por el comportamiento de los actores políticos del régimen y su oposición oficial, lo que hay en Venezuela no es un Estado de Excepción sino confusión. No necesita Maduro poner en blanco y negro en un Decreto que puede llevarse a la gente, mantenerla en toque de queda o reprimirla como y cuando le de la gana, ya lo está haciendo. De hecho nadie está en lo que le corresponde hacer, aun a pesar que en régimen ese comportamiento ha sido su estado natural por su condición autoritaria.

Para agravar las cosas, el régimen está utilizando la pandemia ocasionada por el COVID-19 para mantener contenida a la población por el agotamiento de los recursos de los que cada vez dispone menos para sostener la estabilidad de su gobierno. Los reportes de todo el país apuntan a una gravísima escasez de combustible, al punto de que lo que queda lo están utilizando para los cuerpos de seguridad dedicados a reprimir a un pueblo que lo que pide es agua y comida, sin decir de los servicios más elementales como electricidad, transporte público y salud. Ya el régimen no está en capacidad técnica de proveerlos.

Y cada vez habrá menos capacidad logística para transportar alimentos a los mercados populares de Caracas. La capital del país no produce nada. Toda la comida viene del interior, en particular de los Estados occidentales. A los proveedores las autoridades no les permiten el acceso al combustible para traer los alimentos que se requieren en la capital, a pesar que ese Decreto dice expresamente lo contrario en su Artículo 20: “Se establecerán las coordinaciones adecuadas para garantizar pleno abastecimiento esencial a la población de bienes y servicios”.

A esto se añade que estos proveedores cada vez más se nieguen a hacer viajes a la capital porque se ven obligados a dejar gran parte de su mercancía a la voracidad de los cuerpos de seguridad en las decenas de alcabalas que han puesto, donde martillan inclementemente a quienes traen los alimentos. Bajo ese panorama es muy difícil que el régimen mantenga a una población indigente encerrada bajo un toque de queda inhumano, sin los servicios más elementales, y de paso exigiendo que no salgan de sus casas mediante un Decreto que suprime las garantías constitucionales.

En otros países se puede sostener ese estado de cosas por la presencia del COVID-19 porque disponen de los recursos para mantener a la población en sus casas. En Venezuela eso es inaplicable en las condiciones que vive el país desde antes de la aparición de la pandemia. ¿Qué debería hacer el régimen si impone un Estado de Alarma como el descrito en el Decreto 4.160? En primer lugar garantizarle a toda la población que habrá agua y alimentos en la puerta de sus casas a todos los venezolanos, en particular a la población más desvalida. ¿Está en capacidad este régimen de hacer eso? Es claro que no, como no lo ha podido hacer hasta ahora sin COVID-19, lo que convierte ese Decreto en una bomba de tiempo de inestabilidad social, y conspira en contra de su estabilidad política. Si existieran políticos y no delincuentes manejando el país, hace rato que la situación sería otra. En consecuencia en esta crisis del COVID-19 el lado del régimen no está haciendo lo que debería estar haciendo, tal vez no porque no quieran sino porque no pueden al haber destruído a Venezuela.

Si bien es cierto que se puede entender ese comportamiento del régimen en esta crisis porque todo lo que hacen obedece a una conducta castradora de libertades, en el caso de la oposición oficial la confusión no es tolerable. El 10 de Enero de 2019 le correspondió constitucionalmente a Juan Guaidó Márquez convertirse en Presidente Encargado de la República, con UNA SOLA Y UNICA MISIÓN: lograr el cese de la usurpación de Nicolás Maduro Moros, constituir un gobierno de transición para realizar elecciones libres del castro-chavismo-madurismo. Todo cuanto haga o deje de hacer el Presidente Encargado debe tener solo que ver con eso. De allí que ver a Guaidó intentando “gobernar” no tiene ningún sentido. En primer lugar porque sus acciones no tienen absolutamente ningún efecto sobre el bienestar de los venezolanos, y cualquier cosa que haga tiene que estar relacionado con salir del régimen de Maduro porque ese es el trabajo que le toca hacer. Y la lucha en contra del COVID-19 no es parte de eso, aunque decirlo pueda resultar odioso para mucha gente.

Guaidó aparte de estar fustigando a Maduro por tener el país en ruinas y en las peores condiciones para sobrellevar la crisis del COVID-19, debería estar realizando acciones concretas para lograr que Maduro salga del poder, entre otras que la Comunidad Internacional nos preste la ayuda de fuerza necesaria, PRECISAMENTE porque la única manera de resolver la crisis del COVID-19 y evitar que se expanda ocasionando una mortandad que se riegue por toda la región. Si eso no los convence, nada los convencerá. Y si no nos ayudan, entonces deberá estar tomando decisiones drásticas y visibles para lograr de inmediato su única misión porque la vida de los venezolanos está en juego en cuestión de días.

El trabajo de Guaidó no es asumir labores ni dar recomendaciones para detener la expansión de COVID-19 en el país. Ese es un trabajo que le corresponde a quien ejerza el poder en Venezuela, no a él que aun no lo ha asumido. Su trabajo es convertirse A LA BREVEDAD en quien ejerza ese poder para resolver esta crisis, entre otras razones porque lo hará en muchísimas mejores condiciones que el régimen porque contará de manera inmediata con toda la ayuda que el mundo pueda brindarle. Mientras eso no ocurra deberá exigírselo al usurpador, aun a sabiendas de que no resolverá absolutamente nada.

Debemos repetirnos como un mantra: La solución del COVID-19 es que Maduro y su régimen se vayan. Ya en ANCO le sugerimos una manera pero si el y su gobierno interino están en desacuerdo su deber es conseguir otra y aplicarla de forma inmediata. Aun estamos esperando. Si Guaidó si no llega a tomar las decisiones que corresponden ante la gravedad de la crisis, la misma situación que se presente en el país cono consecuencia de no tomar esas decisiones, encontrará en su camino el liderazgo necesario para hacerle frente a lo que suceda.

Es sorprendente como la crisis nos ha llevado a no darnos cuenta de esta gigantesca confusión de roles, creando en la población un estado de indefensión y confusión generalizado donde las personas amanecen apoyando las acciones de quienes no saben lo que se debe hacer ni cómo hacerlo. Es frustrante ver a Guaidó intentando hacer en vano el trabajo de Maduro, porque es Maduro quien ejerce el poder, y a Maduro intentando hacer un trabajo que no puede hacer porque destruyó el país. Esa locura ocasiona en la gente incertidumbre y sensación de estar perdidos en el medio de una pavorosa oscuridad. ¡Por eso es que precisamente se requiere de un liderazgo responsable y comprometido! Fue por eso mismo que un liderazgo como el de Winston Churchill pudo sacar a los ingleses del terror de una invasión alemana, creando confianza y fe en el futuro, sacando de ellos mismos la suficiente fuerza para oponerse.

Cada día que pasa la pandemia se expande por el mundo, y no sabemos hasta donde ha llegado en Venezuela a esta fecha porque han destruido todo el sistema de salud. A nuestro país no llegará ayuda alguna si NOSOTROS no resolvemos antes el problema de Maduro y su régimen. Estoy por pensar que Dios nos mando esa plaga adicional del COVID-19 para forzarnos a tomar las decisiones que tenemos que tomar. El tiempo se agota y Maduro y sus ladrones prefieren aferrarse al poder, permitiendo que el pueblo se muera de mengua por un virus chino. Espero que sus acompañantes no estén dispuestos a “autosuicidarse” con él, haciendo que ese virus chino sea el detonante definitivo…

Caracas, 21 de Marzo de 2020

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